Al mismo tiempo que el presidente George W. Bush mantenía su primera reunión con el presidente palestino Mahmoud Abbas -un encuentro que le daba a Bush un pretexto para anunciar a bombo y platillo sus famosos 200 millones de dólares en «ayudas»-, nuevas y devastadoras realidades son construídas en Palestina. El muro del apartheid y […]
Al mismo tiempo que el presidente George W. Bush mantenía su primera reunión con el presidente palestino Mahmoud Abbas -un encuentro que le daba a Bush un pretexto para anunciar a bombo y platillo sus famosos 200 millones de dólares en «ayudas»-, nuevas y devastadoras realidades son construídas en Palestina. El muro del apartheid y su infraestructura adjunta de carreteras sólo para judíos, de zonas militares y asentamientos, construyen rápidamente la «guetización» del pueblo palestino. La «ayuda» de Bush no pretende detener estos crímenes, ni ayudará a los palestinos: la mayoría de esos 200 millones serán destinados a proyectos integrados en la ocupación, como nuevos puestos de control. Como parte de las «ayudas» internacionales que gestiona y coordina el Banco Muncial, sólo sirven para la bantustanización de Palestina, no para su liberación.
El último informe publicado por el Banco Mundial, «¿Estancamiento o redinamización?», no deja duda alguna al respecto, al definir meticulosamente una visión de desarrollo económico «para» Palestina que servirá para asegurar un apoyo financiero al régimen israelí del Apartheid. El informe comienza repitiendo que la «retirada» (de Gaza, N. de la Tr.) de Israel otorgará a los palestinos una «cantidad significativa de tierra» y de un entorno ideal para el desarrollo. En realidad, Gaza se verá totalmente encarcelada, rodeada de un segundo muro de ocho metros de altura, y todas sus fronteras, costas y espacio aéreo estarán totalmente controlados por Israel.
En Cisjordania, tan sólo cuatro diminutos asentamientos se verán desmantelados. Al mismo tiempo, el 46% de Cisjordania se verá anexionado por medio del Muro e infraestructuras del Apartheid, para así expandir las colonias, como los bloques de Maale Adumim y Gush Etzion. Contra toda la legislación internacional, el Banco contempla las fronteras económicas de Palestina tal y como las dicta el Muro de Apartheid y el plan de «retirada» ; todo ello se traduce al compromiso activo en la colonización del resto de tierras de Palestina.
A pesar de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) declarase ilegal el Muro y pidiese a todas las naciones «no dar ningún tipo de ayuda o asistencia que mantuviera la situación creada por el», el BM entra en escena con una fórmular que sostiene e impulsa este sistema de expropiación, desposesión y ocupación permanente.
Estos planes se pueden considerar en dos vertientes: la explotación del trabajo palestino y la consecución de un control total sobre el movimiento de los palestinos.
En la tierra palestina anexionada al Muro se construirán grandes zonas industriales, donde trabajen los palestinos de los guetos en las industrias mas insanas y tóxicas. El llamado polígono industrial de La Paz en Tulkarem, arquetipo de este proyecto, se construirá en tierras de cultivo robadas al pueblo de Irtah; éstas eran tierras que dieron sustento a cincuenta familias durante generaciones, formando parte integrada de la vida de la comunidad y la familia.
Aún mas, el BM solicita que el Muro actúe como método de control de los palestinos, usándolo como incentivo para que Israel mantega el actual sistema de permisos, y así lograr que los palestinos sigan acudiendo en masa a desarrollar los empleos más humillantes y peor pagados.
De hecho, lo principal es que si este sistema de Apartheid de acta tecnología ha de seguir funcionando, se consolide el sistema de check-points en tanto componente de la vida cotidiana de los palestinos, faciltando el movimiento de mercancías, pero no de personas. Esto permitirá la transferencia de palestinos desde sus guetos a sus lugares de trabajo. Se necesitarán fondos que los EEUU ya han prometido- para instalar puertas de seguridad en el Muro, para mantener el humillante y degradante sistema de check-points impuesto sobre el pueblo palestino.
La agricultura, tradicionalmente el sector principal de la economía (palestina), apenas se ve mencionada en el informe, presumiblemente porque el BM sea consciente de que a los palestinos no se les va a dejar tierra para cultivar. La visión sobre «co-existencia» que tiene en mente el Banco incluye los recursos acuíferos naturales palestinos, sistemáticamente robados por la ocupación (hasta un 80% del flujo anual), y que se ven vendidos luego por la ocupación a los propios palestinos según «tasas comerciales israelíes».
No requiere mucho esfuerzo darse cuenta de que la coordinación entre el Banco Mundial y la ocupación va en detrimento de la liberación palestina y de la legislación internacional.
El Banco Mundial y la comunidad de donantes, sin embargo, siguen sus propias leyes y lógicas: buscan imponer, sobre la propia ocupación, la economía neoliberal de mercado «libre» – mercado poseído por el capital israelí y extranjero- y la restricción del pueblo palestino emplazado en guetos aislados. El BM, junto con los EEUU y signifcativos sectores de la comunidad internacional, está usando a la Autoridad Palestina (AP) como institución por la que implementar estas políticas y poder crear «un entorno atractivo para los inversores».
La AP disfrutará del papel de guardia de prisiones, impidiendo al pueblo palestino defender su tierra y derechos. La responsabilidad de la Autoridad respecto a los palestinos es la de resistir a estos proyectos, no la de «modificarlos» o «respaldarlos sólo parcialmente», sino oponerse a ellos y rechazarlos por completo.
Las zonas industriales y los bantustanes no son nada nuevo; representan el mismo tipo de «desarrollo» económico que impulsó el régimen racista de Sudáfrica. Como los negros sudafricanos, los palestinos no tolerarán ningún modelo económico de supervivencia. Ni tampoco se limitarán a buscar formas por las que el Muro y la Ocupación sean más soportables, sino que los destruirán.
La sociedad entre Israel y el Banco Mundia describe el punto hasta que llega el apoyo internacional a la ocupación. Sin los 5.000 millones de dólares de ayuda anual estadounidense, las inversiones del Banco Mundial y las contribuciones de numerosos gobiernos, corporaciones y organizaciones, el proyecto sionista simplemente no sería sostenible.
Los palestinos no piden la ridícula ayuda que los EEUU imponen, sino auténtico apoyo político por el que se pueda poner freno al masivo apoyo económico que recibe Israel. Tanto los individuos como la sociedad civil en todo el mundo tienen tanto las capacidades como la responsabilidad de fortaleces el movimiento de presión para aislar el Apartheid israelíe, apoyando a la lucha palestina por la justicia y la liberación.
Yamal Yuma es coordinador de la Campaña Palestina contra el Muro del Apartheid: www.stopthewall.org
Traducción para CSCAweb de Natlia Litvina