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Ejecución del clérigo Nimr al Nimr

Fuentes: Rebelión

Tenía que ser en Arabia Saudita, reino de leyes draconianas y autoridades que se oponen a toda reforma, donde se ejecutara – leerse asesinara- al clérigo musulmán Nimr al Nimr. Esta ejecución, realizada para mantener las caducas estructuras en esa conflictiva región del planeta, no salvará a la monarquía sino que la hundirá para siempre […]

Tenía que ser en Arabia Saudita, reino de leyes draconianas y autoridades que se oponen a toda reforma, donde se ejecutara – leerse asesinara- al clérigo musulmán Nimr al Nimr. Esta ejecución, realizada para mantener las caducas estructuras en esa conflictiva región del planeta, no salvará a la monarquía sino que la hundirá para siempre en el muladar de sus propias inmundicias.

La casta allí gobernante basa su poder en el wahabismo, una doctrina sectaria y fanática que predica la obligación de convertir al islam por la fuerza a los descreídos, así como a los malos creyentes, y manipula cada frase del Corán para consolidar el gobierno terrenal de la familia Saud, reinante en Arabia Saudita. De las arcas de este reino ha salido el financiamiento de casi todos los crímenes cometidos por el stado Islámico, EI; de allí, no de los creyentes del Islam, salen los que decapitan a los » infieles» que capturan; de allí salen los fanáticos que cometen actos de terror en Francia, España, Rusia, EE.UU. y demás lugares del mundo.

El 2 de enero, el Ministerio del Interior de la Arabia Saudita anunció que 47 personas habían sido ejecutadas. Entre ellas se encontraba el prominente clérigo chiita, jeque Nimr Baqir al-Nimr, un disidente que fue partidario de que las manifestaciones fueran pacíficas y pedía que se evitara la violencia contra el gobierno. En 2011, el religioso dijo a la BBC que apoyaba «el rugido de la palabra contra las autoridades y no la armas… El arma de la palabra es más fuerte que las balas porque las autoridades se beneficiarán de una batalla de armas».

Amnistía Internacional criticó el arresto de Nimr al Nimr por ser parte de una campaña de las autoridades sauditas para aplastar toda disidencia y grupos de defensa de los derechos humanos habían expresado su preocupación de que no recibiera un juicio justo; su ejecución ha sido condenada ampliamente por toda la comunidad internacional. Sarah Leah, directora para el Medio Oriente de la organización Human Rights Watch, dijo que Nimr al Nimr había sido condenado en un «juicio injusto» y que su ejecución «solo le suma a la discordia y al malestar sectario existente».

El ayatolá Ahmad Khatami, uno de los clérigos más importantes de Irán, vaticinó la caída del régimen saudí: «No tengo ninguna duda de que esta sangre pura manchará el cuello de la Casa de Saud y la borrará de las páginas de la historia». Previamente, el gobierno iraní había convocado al embajador saudí para condenar la ejecución de Nimr al Nimr. El líder supremo de Irán, ayatolá Ali Jamenei, dijo: «Este erudito oprimido ni invitó a nadie a un movimiento armado ni estuvo involucrado en conspiraciones encubiertas», lo describió como un clérigo pacífico y escribió: «La sangre injustamente derramada de este mártir oprimido afectará rápidamente y el castigo divino caerá sobre los políticos sauditas». El ayatolá tachó la ejecución del clérigo de «error político» y subrayó que todo el mundo debe actuar de forma responsable ante los crímenes cometidos por el régimen saudí en Yemen y Baréin.

El Líbano e Irak se unieron a la posición de Irán y convocaron a protestar, en particular, en la ciudad sagrada de Kerbala. Los Emiratos Árabes Unidos y Baréin, aliado de Arabia Saudita puesto que en 2011 con su ayuda controló y terminó con las movilizaciones populares de su población mayoritariamente chiita, expresaron su solidaridad con el reino Saudita; en cambio, sus pobladores salieron a protestar portando imágenes de Nimr al Nimr en varios suburbios de la capital Manama.

Robert Fisk, experto en el Medio Oriente y corresponsal de ‘The Independent’, considera que las acciones del gobierno Saudí son comparables a las atrocidades del EI. Escribe: «El sheij Nimr al Nimr habría recibido el mismo trato de los delincuentes del Estado Islámico que el que recibió de los saudíes, aunque sin la necesidad de la burla de un juicio pseudo legal… Lo único que faltó fue el video de las decapitaciones, pues las 158 decapitaciones de la monarquía árabe el año pasado estaban en perfecta sintonía con las enseñanzas wahabíes del EI».

Y no importa lo que por el momento pase, como la monarquía saudí, igual que todas las dictaduras, comete siempre los mismos errores, los habitantes de Arabia Saudita alcanzarán pronto la hoy tan escasa y ansiada libertad.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.