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El 15M, la criatura de movimiento líquido (I)

Fuentes: Rebelión

La criatura se ha levantado, se ha subido a la mesa, ha pisado las servilletas y ha metido los pies en la sopa. La criatura es nuestra criatura, pensaban todos, aunque con diferente estilo gramatical cada uno, los miembros de la familia sentados alrededor de la mesa. Alguno optó por seguir comiendo como si nada, […]


La criatura se ha levantado, se ha subido a la mesa, ha pisado las servilletas y ha metido los pies en la sopa.

La criatura es nuestra criatura, pensaban todos, aunque con diferente estilo gramatical cada uno, los miembros de la familia sentados alrededor de la mesa.

Alguno optó por seguir comiendo como si nada, «no le hagáis caso, ya se cansará». Fue la postura de los grandes dinosaurios, disfrazados de tolerantes por imposición de la modernidad pero reprimiendo en su interior a duras penas el impulso del bofetón (que merece la criatura). Otros echaron a reír nerviosamente como mujeres educadas en el discreto encanto de la burguesía, ese que les impide tener ninguna autoridad que no sea la decorativa u organizativa de la decoración: «Ji, ji, ji». Otros, los de mediana edad y pujante formación, ésos que quisieran también subirse a la mesa pero se contienen estratégicamente porque esperan llegar al estrellato por vías menos bohemias, ésos desplegaron su sabiduría profunda de todo lo que circunda al mundo del Hombre, y racionalizaron la situación exhibiendo no estar afectados por ninguna inquietud: «Es normal, la criatura muestra así los impulsos propios de su edad y el poso de un semidigerido complejo de Edipo de la Transición que le conduce a manifestarnos un mensaje cifrado en forma de escándalo por pura incapacidad de manejo eficiente de los códigos socialmente sancionados, pero en fin… creo que debemos reconocer la dosis de creatividad de su conducta y aceptar y traducir su mensaje de la manera inteligente y serena en que la propia criatura no es capaz de hacerlo».

Y todos empezaron a salpicar sus discursos con retoques 15M: el PSOE retoca las hipotecas y anuncia que él mismo vuelve a nacer (de la misma masilla germinal); Equo aparece más que nace y al poco retoca lo que dice porque va y se lía, con más miedo de espantar a los posibles adeptos por decir algo que de ganarlos por defender algo; IU, retoca porque vuelve a tocar el mismo botón, olvidada de si misma y de su historia una vez más, propone otra vez lo de siempre sin darse, otra vez, cuenta de que ya todos saben que nunca lo cumple; la nueva escisión de IU vía star system de Llamazares, IA -de Izquierda Abierta, no IA de Izquierda Anticapitalista- anuncia la buena nueva de la llegada de la redención final: un partido participativo que se va a registrar en septiembre con la participación de todos y todas abierta a que acepten unos estatutos (participativos) que ya están escritos a finales de julio.

Todos inventan nacimientos estratégicos con tal de no reconocer lo que realmente ha nacido: la criatura.

El 15M germina por la simiente dispersa que todos esos ahora renacidos de urgencia han contribuido a espolvorear y han consentido: el poder económico ha suplantado la soberanía de los pueblos con la colaboración de la clase política institucional. Colaboracionismo bien pagado, cada uno sabe con qué.

El 15M no pide cuentas. Impulsa cambios. Las propuestas que hoy se discuten en las plazas, en las calles, en El Parque del Retiro, se harán. Como siempre ha ocurrido en la Historia. Tardarán más o menos, nos costará más o menos dolor, pero un día van a ser cotidianas. Como lo es hoy la democracia, tan defendida ahora por algunos que se opusieron a ella con violencia, personal, policial, gubernamental y militar. Mañana las propuestas del 15M serán realidades practicadas de modo general. ¿Recuerdan la biografía de Fraga, la de los Arias, la oposición de Aznar a la Constitución del 78 publicada en el diario La Rioja?

Esta democracia y esta constitución vigentes la trajeron a la Historia gentes en las calles de las ciudades españolas gritando de modo similar al que ha alzado la noche del 2 de agosto en la Gran Vía de Madrid.

Las calles madrileñas no habían visto un río de energía popular espontánea como ése desde aquella que se vertió contra la dictadura. No por casualidad esa voz de ahora decía a veces: «Esta democracia es una basura, no la diferencio de la dictadura». Sí, ya sé que hay diferencias, todos lo sabemos. Pero también es verdad que cada vez hay más semejanzas. Enarbolando una cruz o una orden de deshaucio, da igual en nombre de qué catecismo y de qué dios, -religioso o económico- lo llaman policía y sirve para proteger operaciones de injusticia, de abuso, de opresión contra la razón, de expropiación de la soberanía, de robo de la dignidad.

Y ahí está a la cabeza el ala derecha de la mesa, a la que aún no hemos atendido en este texto.

El 15M se ha subido a la mesa sin que estuviera previsto y ahora la familia no sabe cómo recomponer la ceremonia. El ala izquierda de la mesa familiar se ha extraviado buscando una estrategia que no le perjudique y los primos sindicalistas, que participaban en segundo plano del banquete, acomodados en la mesa supletoria en la que se sirven los platos de los restos de la mesa grande, ay los primos, no han llegado siquiera a dilucidar si la cosa va con ellos o no.

Sí, pero ¿y el ala derecha de la mesa? Cuando la criatura se subió a la mesa, este ala escondió las manos para frotárselas por debajo del mantel: el camino del enemigo para llegar victorioso al 22 de mayo se fragmentaba en senderos inciertos gracias al «alboroto» del 15M, mientras el camino de la derecha se quedaba despejado y fácil, recto y diáfano hacia la implantación de una quasi hegemonía en el escaparate municipal: «Vamos a ganar, vamos a ganar, pasemos al postre cuanto antes ahora que todos están despistados con los destrozos de la criatura».

Salivando ya por las mieles de un triunfo en las elecciones legislativas que estaban al caer, la derecha optó por descalificar discretamente a la criatura pero sin llegar nunca a reconocer su entidad. Creyeron que les sirvió para despejar el camino en las elecciones municipales, pero ahora, que creen oler la victoria final, sólo quieren eliminar ya a la criatura.

La criatura para el ala derecha carece de naturaleza política, como el pus, sólo requiere deinfección.

Pero el 15M es político. Esto es algo que niega solamente quien lo teme.

El 15M practica un uso político del espacio público. Y la represión policial aplastante de este uso político de la calle que el día 2 de agosto ejecutó la policía por orden política, es, no sólo un error, sino la prueba del pánico que les está subiendo al cerebro a los que sienten ya en la nuca el aliento fresco de la Historia pisándoles los talones y a punto de rebasarles.

La criatura es líquida. Tiempos líquidos traen movimientos líquidos. Vive en las asambleas de barrios y pueblos, en Twitter, en artículos especializados escritos por ingenieros y vigilantes jurados, publicados sin copyright y en formatos mutantes. Líquida. De forma variable. La criatura llovió en Sol el 15M, hirvió el 19 de junio en más de 250.000 burbujas individuales en todo el país, confluyó en marchas el fin se semana del 23 y 24 de julio, se condensó en el I Foro Social del 15M del lunes 25 de julio, se volvió a condensar en una corriente que va hacia Bruselas, y se sigue condensando en múltiples talleres y grupos de trabajo que riegan cada día la construcción de un sujeto colectivo con voluntad de transformación social. La criatura vive en la universidad de verano que cada domingo se da cita junto al Palacio de Cristal en Los Veranos de Economía del 15M, en frases que vuelan en papeles de servilletas y en cartones de deshecho. Sólo tiene dos meses y un poder de convocatoria que este país no conocía desde hace más de 35 años. Una convocatoria que no tiene patrocinadores, como las de la iglesia católica y los partidos adinerados. La gente se mueve sin que le prometan un bocadillo, un autobús o un bono regalo para un centro comercial.

Y algunos, tan ingenuos, siguen pensando que todo esto ocurre por nada y que se cortará de raíz con cuarenta furgonetas de policía bloqueando una plaza. Pero no, el líquido encuentra siempre cauce.

(Nunca escribiré la parte (II) de este artículo. Esa parte ocurrirá y será otra voz quien la cuente. Una voz líquida que corra de cuerpo en cuerpo.)

Concha Mateos. Asamblea Popular de Paseo de Extremadura (Madrid)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.