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El 27 M ganó el bipartidismo

Fuentes: Rebelión

Las elecciones municipales y autonómicas del 27 de mayo muestran claros resultados: el PP ha salido ligeramente reforzado, al ganar en conjunto 38.000 votos más que en el 2003, mientras que el PSOE perdió 241 mil votos, IU 179 mil y su marca catalana, IC-EV, casi 77 mil. Esta pérdida de votos de las principales […]

Las elecciones municipales y autonómicas del 27 de mayo muestran claros resultados: el PP ha salido ligeramente reforzado, al ganar en conjunto 38.000 votos más que en el 2003, mientras que el PSOE perdió 241 mil votos, IU 179 mil y su marca catalana, IC-EV, casi 77 mil. Esta pérdida de votos de las principales opciones progresistas coincide con un incremento de la abstención hasta el 36 % y su mayor incidencia en las zonas de tradicional arraigo obrero, como Cataluña (46%), País Vasco (40%), Asturias (39,5%) o incluso Andalucía (38%) (1). Estos números indican por si mismos que sectores importantes de trabajadores y jóvenes no acudieron a votar esta vez, a diferencia de las pasadas elecciones generales del 2004 que si lo hicieron y por eso se pudo descabalgar al PP del Gobierno.
Con respecto a la presencia conseguida en las instituciones locales y autonómicas, que depende en primer término del sistema empleado para repartirse los escaños y no de los partidos concurrentes (aunque algunos se quieren arrogar ese mérito), es importante resaltar de estos comicios que junto al ligero avance en votos de la derecha se ha producido un aumento en escaños del PSOE (805 concejales más que en el 2003), por lo que en definitiva ha salido reforzado el bipartidismo institucional de ambos partidos, un bipartidismo que es a la vez causa y consecuencia de las graves restricciones democráticas impuestas en estas elecciones a determinados colectivos poblacionales, sectores y territorios (respectivamente, la inmigración extracomunitaria, la izquierda abertzale y el Pais Vasco) y de la consecuente pérdida de legitimidad y de representación de las corporaciones surgidas. La única excepción al control de los dos grandes partidos se ha dado en el voto nacionalista y periférico en algunos territorios, mientras que en el País Vasco logró un gran éxito la movilización electoral conseguida por la izquierda abertzale a pesar de todos los impedimentos.
Ante estos hechos, la primera consecuencia general que cabe sacar es que las políticas neoliberales del actual gobierno socialista y las cortapisas a la democracia y a las libertades impuestas han pasado factura a la izquierda reformista y en particular a IU. La mayor abstención producida y la desmovilización del electorado progresista tienen que ver, precisamente, en primer lugar, con el creciente desencanto y desconfianza existentes hacia unos partidos e incluso hacia unas instituciones públicas cada vez más alejadas de los intereses y necesidades de la gente, además de antidemocráticos/as.
La segunda consecuencia que también hay que extraer de estos resultados es que, ante este avance del bipartidismo a costa de la legitimidad democrática de las instituciones y del resto de partidos reformistas, resulta cada vez más necesario vertebrar un referente político de la izquierda que sea realmente alternativo, amplio y plural, dirigido en primer término a luchar contra las políticas neoliberales y derechistas impulsadas bajo unas siglas u otras. Porque, sin duda, la gran perdedora de estos comicios ha vuelto a ser la ciudadanía mayoritaria. Y la única salida a esta situación pasa por organizar un frente unitario de lucha y de representación política en el que tengan cabida las organizaciones políticas y sociales de izquierdas, pero construido no mediante cambalaches de siglas y de intereses electoralistas sino en base a un programa claro de transformación social y a la movilización continuada de los sectores más conscientes de la clase trabajadora y la juventud, para la defensa de sus derechos y para la regeneración democrática de la vida política. Lo que a su vez implica avanzar hacia un estado y un régimen político con una democracia y libertades no restringidas o conculcadas como ahora ocurre. Es decir, avanzar hacia un estado y régimen republicanos.
(1) Ver en «Abstención y resultados en las municipales de 2007»