Recomiendo:
0

Entrevista a Abdelfattah Abusrour, coordinador del Centro Cultural y Artístico palestino de Al-Rowwad, en Belén

«El arte y la cultura son grandes armas para la resistencia»

Fuentes: Rebelión

Aida es el nombre de uno de los tres campos de refugiados palestinos de Belén. Allí se halla la sede del Centro Cultural y Artístico Al-Rowwad y nació su director, Abdelfattah Abusrour, una persona bien conocida entre los vecinos por su trabajo para el fomento del arte y la cultura, sobre todo entre los jóvenes. […]

Aida es el nombre de uno de los tres campos de refugiados palestinos de Belén. Allí se halla la sede del Centro Cultural y Artístico Al-Rowwad y nació su director, Abdelfattah Abusrour, una persona bien conocida entre los vecinos por su trabajo para el fomento del arte y la cultura, sobre todo entre los jóvenes. «Son dos grandes armas para la resistencia popular, más aún en un contexto como el de la ocupación, donde resulta imposible una vida normal», explica. Abdelfattah, quien regresó a su tierra tras estudiar en Francia y hacer un doctorado en medicina, es en buena medida responsable de que entre tres mil y cinco mil jóvenes palestinos hayan participado en los cursos que organiza Al-Rowwad.

El Centro Al-Rowwad impulsa la faceta creativa de los jóvenes. ¿Qué función otorga al arte y la cultura en un contexto tan duro como el de la ocupación?

Las consideramos una herramienta de resistencia, un medio de defender la causa y los derechos del pueblo palestino. Es además una manera de decirle al mundo que la imagen de violentos que se nos adjudica es falsa. Aspiramos a divulgar nuestra cultura, tradiciones y costumbres, casi siempre desconocidas, y que continúan vigentes pese a la brutalidad de la ocupación israelí. Y hacerlo siempre desde nuestro punto de vista. Los extranjeros nunca ven esta cara de Palestina en las noticias.

-¿Cómo definiría el tipo de resistencia por la que abogan?

Una resistencia pacífica, sin duda. Pero además nos gusta hablar de una «resistencia bella», porque consideramos a los jóvenes agentes del cambio y creadores del futuro. Además, hay que hacerse la siguiente pregunta: ¿Qué es la vida sin arte? A partir de este principio, hemos logrado que entre tres mil y cinco mil jóvenes y 450 adultos participen en los cursos que organizamos en el centro de Aida.

-Han impulsado también el programa de Resistencia Ambulante…

Esta es una de las iniciativas más importantes. Recorríamos en coche las calles de diferentes pueblos palestinos y realizábamos representaciones de teatro, musicales o juegos. Existía en estas giras un trasfondo político: qué significa vivir bajo la ocupación, entendida como algo inaceptable y a lo que no debemos acostumbrarnos. Hay que tener en cuenta que mucha gente ha acabado por asumir y considerar como normal vivir en los territorios ocupados. Unos 25.000 palestinos han podido disfrutar de estos espectáculos en calles y escenarios de Hebrón, Jericó o Jenín.

-Su trabajo incluye asimismo giras por otros países para difundir la realidad de la ocupación

Hemos hecho varias giras por Europa, por países como Suecia, Francia y Austria. Intentamos explicar cómo es la vida cotidiana sometida a la ocupación militar y exponer nuestro derecho a la legítima resistencia.

-¿Cuáles son las actividades culturales en las que trabajan con los jóvenes?

Promovemos cursos y actividades muy variados. Teatro, bailes tradicionales, músicos, juegos, vídeos, proyectos formativos, entre otros. Me gustaría destacar tres iniciativas por su interés y repercusión. La primera feria del cine Palestino, en la que proyectamos películas sobre el muro de Belén para los niños de los campos de refugiados; el certamen de cuentos populares palestinos y el primer programa de educación deportiva para mujeres. De hecho, la perspectiva de género tratamos de incorporarla plenamente.

-¿Y en cuanto a las vías de financiación?

Nosotros trabajamos tanto con recursos económicos como sin ellos. Eso sí, es muy importante que la gente que pretende ayudarnos no piense que pedimos limosna. De hecho, también se puede colaborar con nuestro trabajo desde una posición política o mediante la defensa de unos valores. El centro de Al-Rowwad es independiente de cualquier opción política y hasta el año 2002 funcionó sin apoyo económico. Fue a partir de entonces cuando empezaron a colaborar socios particulares y ONG de otros países. Pero insisto en que lo fundamental no es el apoyo económico.

-Por último, mediante esta prolífica actividad cultural, ¿Cuál es el mensaje que pretenden trasladar a la opinión pública?

Fundamentalmente, tratamos de ser constructores de esperanza. A pesar de que la situación es actualmente muy negativa, no somos pesimistas. Mediante la resistencia y la esperanza, utilizando el arte y la cultura como canales, uno acaba encontrando la paz interna que le permite trabajar con los demás. Este sosiego interior es muy importante en un contexto, como el de la ocupación, donde llevar una vida normal resulta muy complicado.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.