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El cementerio de los números

Fuentes: Rebelión

Ni los muertos estarán seguros ante el enemigo. Palabras del filósofo Walter Benjamin.

… Con bosques cubren el territorio que ocupaba una ciudad, un pueblo, una aldea que han hecho desaparecer, y en las que invadidas usan, demuelen, destruyen todo vestigio Palestino, nombres de calles, lugares centrales, construcciones,…

… Con muros y rejas quitan de la vista a quienes capturan, resistentes siempre, pero también a familiares y simples habitantes que conocen de alguna forma a los prisioneros, los últimos han sido unos niños de 8 años que cogían cardos en el campo para comer, los han llevado tras los muros,…

… Con muros rodean pueblos enteros para separarlos y robarles el horizonte, y que en el exterior no se sepa lo que les pasa,… 

… Con el muro de su propaganda los ojos de las gentes del mundo son nublados, no pueden ver lo que ocurre,…

… Con el agua que roban en ríos y subsuelo del territorio que han invadido, lavan su imagen avariciosa y racista, vendiéndola a los regímenes que les apoyan…

… Con componentes tecnológicos producidos en territorios ocupados, entran en el comercio capitalista en puesto de dominio para la venta, ocultando su robo y la explotación sin medida de la mano de obra Palestina,…

Pero la ocultación no se queda ahí, el BDS reclama el Boicot, la Desinversión y las Sanciones, y pone ante los ojos del mundo la ocultación general de las raíces de sus actividades de enriquecimiento con que el ente israelí opera.

Rumbo a Gaza intenta desde hace años romper el bloqueo ilegal y terrorista con que el régimen sionazi trata de matar a la población de Gaza.

La organización B´Teselen, creada por judíos defensores de los Derechos Humanos, denuncia asesinatos y otras agresiones del ejército colonial y sus protegidos los colonos contra la población Palestina.

Naciones Unidas emite Resoluciones de condena de la instalación de asentamientos en territorios ocupados Palestinos y Resoluciones de condena del etnocídio que comete el ejército de ocupación, y otras muchas, mostrando al ente israelí como el que más condenas tiene de todo el mundo por sus constantes ilegalidades.

La Corte Penal Internacional se propone juzgar al ente israelí por los crímenes cometidos con las sucesivas guerras que lleva a cabo contra el Pueblo de Gaza y Palestina en general. 

Son numerosísimas las organizaciones de defensa de la Palestina Prisionera que levantan su voz. Las Prisioneras y los Prisioneros, miles, desde 1967 han sido ya más de 1 millón, son los capturados por defender su país y defenderse: el Derecho Internacional, las Convenciones y Acuerdos Internacionales les dan la razón. 

Aquí, vamos a levantar la voz en esta ocasión por los mártires Palestinos cuyos cuerpos quedan en manos del sionazismo invasor:

¿Dónde están? 

Bosques, muros, propaganda, agua, componentes tecnológicos, robos de tierras, demoliciones, expulsiones, asesinatos, Resoluciones internacionales, denuncias de organizaciones defensoras del Derecho, juicios pendientes,… ¿y dónde están los Palestinos muertos?, ¿dónde están los que se sabe que se los han llevado tras asesinarlos, o, llevándoselos con vida no vuelve a saberse de ellos?

Ni las ciudades demolidas desaparecen, pues el lugar habla siempre de ellas en la memoria y en la Historia, ni los mártires dejan de existir porque no pongan sus nombres allí donde esconden sus cuerpos. ¿Qué manifiesta semejante negación de su existencia? ¿Qué intención proyectan los conocidos como cementerios de números?

Los cementerios de números son como son conocidos los campos en que el régimen racista de Israel entierra sin ningún dato a la vista a Palestina Prisionera, a las y los palestinos que han matado en los progromos de sus milicias y sus colonos y en sus razias, saqueos y destrucciones. Una vez muerto los verdugos roban el cuerpo del Resistente y, en burla siniestra sólo propia de mentes extremadamente sádicas, forman lo que consideran un tribunal y lo juzgan: terminan emitiendo una condena. ¿Qué hacen después?: lo retienen durante el tiempo que dura el castigo impuesto en uno de esos conocidos cementerios de números. Pero no todos, algunos ni siquiera eso, los hacen desaparecer, ¿qué les hacen? La negación en que colocan a los asesinados que juzgan, condenan y esconden hasta que cumplen la sentencia que les han dictado, significa la ocultación a los familiares, manifiesta una crueldad infinita, un gran deseo de hacer daño, torturar, herir al colectivo familiar y social, aterrorizar socialmente, incrustarlo en la mente del pueblo que les cuestiona. Todo eso y más representan los cementerios de números. No se olvide que ese ejercicio de deshumanización manifiesta la misma voluntad de ocultación ante el mundo.

El periodista sueco Donald Bostrum afirma que estos cuerpos seguro sufrieron robo de órganos y fueron sometidos a ensayos clínicos. Llama a la comunidad internacional a que investigue los restos de palestinos y árabes secuestrados y que retienen en esos 4 cementerios conocidos. En ellos hay enterrados gente desaparecida o que los tienen cumpliendo condena. Lo que se ve en ellos es que solo hay estacas con una pequeña placa que tiene un número, del número no podemos saber si se refiere a la cantidad que representa o sirve para ocultar un nombre.

Mientras no aparezca el Prisionero vivo o muerto, en la familia se mantiene, como una herida abierta, la esperanza de verlo un día o recuperar sus restos mortales para darle una sepultura digna al ser querido que además ha sacrificado su vida por su Pueblo y su Patria.

Quiero preguntar a la ONU, a los miembros del Convenio de Ginebra, a quienes conforman organismos internacionales de justicia y paz, a los gobiernos que quieren aparecer como pulcros demócratas y mantienen relaciones políticas, comerciales, económicas, financieras, militares, … con ese ente capaz de sostenerse en la más absoluta ilegalidad incumpliendo todo lo que corresponde a quien puede titularse civilizado, ¿por qué no investigan los delitos de éstos torturadores?, torturadores porque someten a suplicio, a martirio, a la memoria de los familiares, que se mantienen en el pensamiento de que están secuestrados; torturadores porque atormentan a las gentes en general rompiendo en nuestras cabezas hasta los conceptos de justicia más elementales, esos con los que los seres humanos, el mundo entero ha crecido y  se debate para hacerlos avanzar.

En estos cementerios de números, que se encuentran esparcidos en los límites de Palestina ocupada con Jordania, Líbano y Siria, nadie sabe cuántos Palestinos y Árabes hay. ¿Por qué los tienen allí? ¿Qué sentido tiene que secuestren durante años los restos? El único sentido lo encontramos en el sadomasoquismo de la cultura sionazi, es ella encontramos esa forma de chantaje, ese propósito de humillar a la población, esa intención de aterrorizar para que no haya resistencia a su invasión y robo.

Un ejemplo que lo dice todo: hablando con el hermano de Anis Dolah, palestino desaparecido, Hassam Dolah, que vive en Kalkilea, nos dice que fue su hermano fue condenado a 4 cadenas perpetuas y… 1 más, queriendo indicar que es para toda la vida, así es el sionazismo en su odio. Hassam manifiesta que su hermano Anis fue hecho prisionero en 1980, y que con sus compañeros de prisión se declaró en huelga de hambre. La noticia que le llegó es que 1 mes más tarde fallecieron él y otros dos prisioneros. Él y toda su familia acudieron a la Cruz Roja para reclamar el cadáver de Anis. La Cruz Roja les contestó que las autoridades israelíes le negaron la petición. En su insistencia ante todos los organismos a los que se puede acudir el régimen de ocupación se vio forzado a entregar un documento en el que declaraban que le habían puesto en libertad.

¿Y dónde estaba Anis?

El cuestionamiento de semejante declaración en todos los ámbitos a los que se pudo llegar hizo que el organismo encargado de resolverlo, de manera extraña, les entregase otro informe en el que se sostenía que el anterior emitido era falso. ¿Entonces? El calvario continuó para la familia de Anis y 2 años después consigue un documento que atiende a la autopsia, y, aún más, se comprueba que Anis murió, pero no fue por la huelga de hambre sino bajo tortura en la prisión: le habían asesinado.

Mientras la familia llama a todas las puertas de dentro y fuera de la entidad sionista y recoge informes, a cada cual más engañoso, dañino, atentatorio y provocador, va reclamando el cuerpo. Por último las autoridades de ocupación niegan haberle hecho preso. El abogado recoge las declaraciones de los compañeros de prisión de Anis que manifiestan que estaba con ellos y cuentan la huelga de hambre y la desaparición de Anis. La investigación que lleva a cabo la defensa y los que solidariamente rodean a la familia, junto con el periodista de investigación sueco Donal Bostrum y un perito judicial, investigador forense del centro Yahu da Haas, obtienen informes en los que se asevera que Anis murió bajo tortura, le robaron diversos órganos de su cuerpo, y parece que fueron vendidos para ensayos clínicos.

A estas alturas con los datos referidos sobre la mesa nos encontramos con que la Cruz Roja no quiere implicarse. Hassam Dolah nos declara por último: Queremos saber, recuperar sus restos, enterrarlos como uno de nuestros mártires, pues han defendido a su pueblo contra la ocupación.

Hassam Dolah con el retrato de su hermano Anis

¿Dónde se encuentra Anis? ¿Por qué los gobiernos que mantienen relación con el ocupante neocolonial no denuncian y presionan para que se levanten los cementerios de números? ¿Dónde tienen los cuerpos de los Anis?

Una última crueldad del régimen sionazi: tras asesinar a un resistente palestino se llevaron su cuerpo, las reclamaciones de sus restos por parte de la familia no dieron resultado. Habían juzgado su cadáver y lo habían condenado. Tras 20 años el ejército invasor consideró que el prisionero había cumplido la condena, y el organismo correspondiente dijo a la familia para que fuese a recoger los restos. En ese tiempo había muerto parte de la familia y fueron hermanos, jóvenes y niños a encontrarlo y recibirlo para ser honrado como un héroe.

Les dejo el informe de la organización Interfaith Peace-Builders La búsqueda de la libertad por Nadya Raja Tannous

Caminando por cualquier ciudad principalmente palestina, los carteles en las paredes son difíciles de pasar por alto. Mientras caminábamos por la ciudad vieja de Nablus, todos sus ojos impresos nos miraban con caras serias. Son los rostros de los «mártires», los que han sido asesinados por el ejército israelí durante redadas nocturnas, ataques de francotiradores y episodios de presencia militar o de colonos intensamente visuales y violentos. Junto a sus imágenes están sus nombres, sus fechas de muerte y algunas palabras sobre sus vidas y fallecimiento prematuro.

En una esquina, nos detuvimos junto a uno con un joven que lucía un peine rizado anticuado, una camisa de vestir a cuadros y una fecha de muerte que decía el 18 de mayo de 1976. Me desconcertó ver que le habían dejado un tratado de recuerdo a alguien. Que había muerto casi 40 años antes. El grupo lo miró fijamente a la cara, momento en el que el guía nos preguntó «¿quién ha oído hablar del Cementerio de los Números»?

Las vidas del pueblo palestino bajo ocupación militar están llenas de injusticia y engaño, pero nada ejemplifica el control total y la crueldad de la ocupación israelí como lo que les sucede después de la muerte si califican para entrar en el «Cementerio de los Números». Si un palestino de Cisjordania es considerado culpable de un crimen por parte del Estado de Israel después de su muerte, el ejército israelí puede recoger los restos de esa persona y colocar al individuo en un juicio post-mortem. Después del proceso de juicio, se asigna una sentencia y el cuerpo es llevado a una instalación de almacenamiento dentro de Israel y se mantiene detenido hasta que se cumpla la sentencia.

Este hombre que nos miraba desde arriba se llamaba Hafith Muhammad Wahid Abu Zanat y su cadáver fue condenado a 20 años de prisión. Durante este tiempo, los derechos de su familia a la inhumación y / o visualización de sus restos fueron revocados hasta que se cumplió el período de prisión de 20 años. En 1996, Hafith fue devuelto a su familia en Nablus, lo que marcó la primera vez que pudieron verlo y llorar sus restos desde el día en que recibió un disparo y su cuerpo fue retirado inicialmente por los militares.

Nuestro guía nos dijo que estaba presente cuando la familia Abu Zanat recibió a su hijo. Su anciano padre se inclinó sobre el ataúd y abrió la tapa solo para encontrar, por supuesto, los huesos desnudos de su hijo, su reconocimiento desapareció con el paso del tiempo. Además, no había ninguna garantía de que estos restos pertenecieran siquiera a Hafith.

Este no es el tipo de regreso a casa que le desearía a cualquiera. Veo esta política como una forma de prolongar intencionalmente el duelo familiar y comunitario para cultivar una mayor desesperación, desesperanza y derrota en otros aspectos de la vida palestina. Porque, mientras los restos no hayan sido devueltos a su familia para el entierro y la ceremonia, es esencialmente como si esa persona aún estuviera viva, aún encarcelada, sin control de su vida incluso en la muerte.

Además, el centro de detención de la «cárcel» no cataloga a propósito los restos que procesan por su nombre. En cambio, aleja a los individuos de su identidad asignándoles números después del proceso judicial y despojándolos inmediatamente de su nombre tanto en el papel como en las referencias para el futuro regreso a sus familias, de ahí el coloquialismo del «Cementerio de los Números». Por lo tanto, cuando finalmente se devuelve el cuerpo a la familia, el nombre de los restos no se da a conocer junto con ellos. Esto a menudo requiere una prueba de ADN muy costosa, pagada de su bolsillo por los miembros de la familia, para verificar si los huesos coinciden con la identidad de sus seres queridos.

Esta forma de burocracia arbitraria es, en última instancia, un método de deshumanización y privación de derechos que tiene como objetivo sacar a las familias de los mártires de cualquier tipo de proceso de curación cohesivo.

El encarcelamiento de palestinos, tanto vivos como muertos, contribuye a la obstrucción diaria del movimiento civil general y al control de sus medios de vida básicos. Tales objetivos son todos parte de la misma red de políticas desmoralizadoras que implementa el Estado de Israel para recordar al pueblo palestino, Zonas A, B y C, que no son libres y que no lo serán pronto.

Incluso en la muerte, escapar requiere permiso.

Un informe que puede ayudar a entender:

Su difusión es un acto de denuncia y solidaridad con Palestina.

Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: Gaza 51 días; Palestina. Crónicas de vida y Resistencia; Dietario de Crisis;  Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero; y, Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios. Presidente de la Asociación Europea de Cooperación Internacional y Estudios Sociales AMANE.  Miembro de la Comisión Europea de Apoyo a los Prisioneros Palestinos. Miembro del Frente Antiimperialista Internacionalista.