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Resistencias a los planes de Gallardón

El centro de Madrid se desmarca

Fuentes: Diagonal

Alberto Ruiz Gallardón importó al Ayuntamiento una actualizada visión mercantil de la ciudad. Sus faraónicos proyectos buscan prosperar en el mercado global de grandes ciudades, pero en el centro la Marca parece que no triunfa. Con la Revitalización del Centro, uno de los ejes vertebradores de la nueva ciudad, Gallardón persigue un centro urbano limpio, […]

Alberto Ruiz Gallardón importó al Ayuntamiento una actualizada visión mercantil de la ciudad. Sus faraónicos proyectos buscan prosperar en el mercado global de grandes ciudades, pero en el centro la Marca parece que no triunfa.

Con la Revitalización del Centro, uno de los ejes vertebradores de la nueva ciudad, Gallardón persigue un centro urbano limpio, rentable y atractivo para el turismo y la inversión. Parecería lógico que una propuesta así fuese bien acogida, sin embargo hoy la sensación general es cuanto menos de fracaso de las políticas municipales, cuando no de claro rechazo al proyecto. A este sentimiento de oposición a la Marca han contribuido algunas resistencias ciudadanas que han perdurado en el tiempo y que han logrado sobrevivir, mal que bien, a las apisonadoras regenerativas.

La Muy Disputada Cornisa

Desde hace diez años sucesivos planes de reforma, siempre ligados a intereses arzobispales, acosan el entorno de la Basílica de San Francisco El Grande y el Seminario Conciliar. Hablamos de un ámbito en el que se suceden zonas verdes con alto valor histórico y ambiental, que van desde el parque de la Cornisa hasta el Palacio Real. Planes de construcción de cientos de viviendas, apertura de calles y miles de metros cuadrados de edificios de la Iglesia han sido paralizados por la movilización vecinal.

Pero algo ha dado un valor especial a esta lucha. En el año 1999 y tras un convenio por el que el Ayuntamiento le regaló al Arzobispado un solar municipal junto a la Basílica para la construcción de oficinas de la Curia, algunos vecinos decidieron crear aquello que reivindicaban. Okuparon el solar, cerrado y abandonado, lo limpiaron y lo inauguraron bautizándolo como Parke de la Muy Disputada Cornisa. La autoconstrucción de ese espacio se convirtió en la mejor forma de reivindicarlo, pusieron bancos, papeleras, juegos para niños, plantaron árboles, hicieron una huerta ecológica, organizaron cine, teatro, fiestas, carnavales y todo ello a pesar del acoso constante de la autoridad municipal.

Al final, Ayuntamiento y Arzobispado cedieron, renunciaron a construir en el solar y propusieron su desarrollo como zona verde, eso sí, a cambio de que los vecinos admitan nada más y nada menos que la construcción de 26.000 m2 de edificios de la Curia en el jardín del Seminario, 600 plazas de aparcamiento, la apertura de dos calles y la creación de un par de equipamientos en la peor ubicación posible, el actual Parque de la Cornisa, y que no son más que una coartada para camuflar una operación de lucro privado evidente.

El Sacro Expolio continúa y con él la resistencia vecinal. Quizás el próximo verano la Virgen de la Paloma oiga otra gloriosa saeta reivindicativa en su procesión.

Lavapiés

Lavapiés sufre de rehabilitación desde 1997. El más ambicioso proyecto de intervención que ha existido nunca en el centro supuso una breve sensación de triunfo, pero enseguida se percibieron carencias y peligros: falta de participación, ausencia de equipamientos esenciales, degeneradores urbanos, subida de precios, carencia de plan para la infravivienda y un largo etcétera que hizo que muchos colectivos se organizasen para enfrentar el proyecto.

Dos han sido fundamentalmente las formas en las que se ha respondido al plan, la denuncia y la autoorganización. En la denuncia cabe destacar una novedosa forma de movilización que mezcla lo político ora con lo lúdico, ora con lo artístico: derivas; revistas caminadas; semanas de lucha social y arte público; intervenciones en el mobiliario urbano, concurso de ruinas, plantilladas, proyecciones y más, han hecho que los problemas sean conocidos hasta la misma cocina, que los museos del conflicto no quedaran ocultos bajo la propaganda oficial.

Junto a esto, la autoorganización en proyectos generados desde la base ha permitido encontrar espacios de convivencia y resistencia, lugares sin los que hubiese sido imposible responder al avance de la regeneración limpiadora. Hablamos de los centros sociales okupados, el Laboratorio 03 fue el más conocido y potente, pero también de proyectos de vídeo, culturales, de vivienda, hacklab, contrainformación, etc.

Quizás lo más significativo haya sido una forma de organización que ha evolucionado de la estructura de los colectivos hacia entramados en red más complejos, donde los nodos se activan y desactivan en función de intereses, de afectos, de agresiones y donde los proyectos nacen y se desarrollan de forma espontánea y muchas veces inesperada. A modo de ejemplo, quizás anecdótico, estas redes han permitido que ninguna inauguración oficial, por muy secreta que fuese, quedase sin respuesta, o que ante el sorpresivo desalojo de un edificio okupado un domingo de San Isidro a las tres de la tarde acudiesen un centenar de personas en menos de media hora.

No podemos olvidar otra resistencia más cotidiana. En Lavapiés sigue viviendo gente de bajos recursos no deseable para los intereses del mercado, muchos de ellos inmigrantes que han sabido encontrar espacios físicos y vitales de refugio, eso sí, a menudo de una precariedad dolorosa.

En cualquier caso, si algún logro está teniendo la revitalización es la creciente desestructuración social que está produciendo. Pírrica victoria si es que esta se produce, porque Madrid competirá en el mercado de ciudades sin una sociedad que sustente la contienda.

Tan solo nos hemos detenido en dos resistencias, pero hay más: las de Malasaña o Huertas, la de Tirso de Molina y las talas, la de la Muralla, la de la plaza de la Cebada, incluso El Matadero busca su hueco, por no hablar de parquímetros y M-30. Algunas con años de lucha, otras incipientes. Si se crean espacios de coordinación entre ellas, la Marca tendrá serios problemas. Ojalá.