Recomiendo:
0

El liderazgo de Francisco J. Alcaraz puesto en cuestión en la Asociación Víctimas del Terrorismo

El cortijo de Alcaraz

Fuentes: Interviú

Detrás de las banderas y de las pancartas no todo es unión. A Francisco José Alcaraz Martos (Torredonjimeno, Jaén, 1968) le están surgiendo alrededor las primeras voces discrepantes en el seno de la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), que él preside desde junio de 2004. Son voces descontentas con su manera de gestionar la mayor […]

Detrás de las banderas y de las pancartas no todo es unión. A Francisco José Alcaraz Martos (Torredonjimeno, Jaén, 1968) le están surgiendo alrededor las primeras voces discrepantes en el seno de la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), que él preside desde junio de 2004. Son voces descontentas con su manera de gestionar la mayor asociación de víctimas de España, creada en 1981 y que hoy cuenta con 3.500 socios. Parece que esta entidad está entrando de nuevo en crisis, después de que en el periodo 1999-2003 las cuentas de la AVT se fueran vaciando por despilfarros injustificados y presuntas malversaciones hasta llegar a la quiebra. «Llevan la AVT como si fuera su cortijo», se queja un señalado socio.

La asociación ya se ha recuperado económicamente -aunque pocos socios saben el estado exacto de las cuentas porque no se difunden-, pero ahora aparece otro problema: el estilo de gestión que ha impuesto Francisco José Alcaraz, que sus críticos califican de «dictadura» apoyada en la figura de su esposa, María del Carmen Álvarez (Úbeda, Jaén, 1964), que se ha convertido en el principal lugarteniente del presidente sin ser directiva de la entidad. «Llevan la AVT como si fuera su cortijo», se queja un señalado socio.

La más reciente disidencia se ha reflejado en la propia plantilla de la entidad. En los últimos siete meses se ha producido una deserción de trabajadores. Ocho empleados de la AVT -la mitad de la plantilla- han salido en los últimos meses «porque no soportaban las formas despóticas de Alcaraz y de sus colaboradores más cercanos», según fuentes del colectivo de víctimas. Una trabajadora ha preferido incluso irse al paro antes que continuar en la entidad. Entre los empleados que han decidido dejar sus trabajos hay un administrativo, dos trabajadores sociales, un psicólogo, el jefe de prensa y un abogado. También Manuel, el escolta más antiguo de Alcaraz, ha pedido al Ministerio de Interior cambio de destino después de una discusión con el presidente.

Pero hay otras disensiones que no son laborales ni las motivan las formas. Una cara tan emblemática de la AVT como Irene Villa -quizá la víctima más famosa de España-, se ha mostrado harta de la utilización de su imagen en las campañas de Alcaraz, según apuntan fuentes cercanas a la joven.

«A Alcaraz se le ve últimamente impregnado de un espíritu mesiánico -dice un ex empleado de la AVT-. Hace comentarios del estilo: «Yo muevo a miles de personas» o «Estoy moviendo a España»». Según esta fuente, todo aquel que discrepa con su manera de gestionar la asociación, «tarde o temprano es cesado». Precisamente, una abogada y una asistente social han sido despedidas recientemente por no comulgar con los planteamientos del presidente de la AVT, y un delegado provincial ha sido destituido, sin que de momento se sepan las razones.

Una de las confrontaciones que vive la AVT tiene que ver con la esposa de Alcaraz y el poder que ha asumido en la asociación. María del Carmen Álvarez, que no es víctima del terrorismo, es socia de la entidad desde julio de 2003, cuando la Asamblea General, de forma extraordinaria, tuvo que votar a mano alzada si la admitían como miembro. Sólo 24 de 148 asistentes osaron negarse. Un año después, los estatutos de la AVT fueron modificados a instancia de Alcaraz, entonces secretario de la Junta de Gobierno -el presidente era Luis Portero, hijo del fiscal asesinado por ETA-, para que la directiva pueda otorgar la condición de asociado a personas no relacionadas en primer grado con las víctimas. Desde entonces, el censo de la AVT se ha incrementado en más de mil asociados. Inmediatamente después de la modificación estatutaria, dos hermanos de Alcaraz ingresaron como socios con derecho a las prestaciones sociales.

En mayo de 2004, Alcaraz salió elegido presidente, y una de sus primeras medidas fue nombrar a su mujer coordinadora de las áreas jurídica y de atención social de la AVT -los dos departamentos clave de la entidad-, lo cual le granjeó severas críticas en la asociación: para la primera labor, María del Carmen Álvarez no tiene la cualificación de abogado. Mamen, como es conocida en su entorno, niega haber cobrado nada por esos trabajos y asegura que los realizó «como voluntaria». El caso es que cualquier voluntario de la AVT puede recibir dietas para viajes y manutención sufragadas por el Ministerio del Interior: 103 euros diarios. Mamen Álvarez ha desempeñado el puesto y repartido tarjetas en las que se presentaba con ese cargo hasta hace sólo unos meses, cuando empezaron a cundir las críticas. No obstante, en el juicio del 11-M los abogados de la AVT han sido vistos chateando con ella para cambiar impresiones.

Soledad en los tribunales

Tras sufrir un atentado, quizá el momento más duro para la víctima es el de acudir a juicio, rememorar la tragedia y verse cara a cara con su agresor. Y en torno a esta cuestión clave se han producido quejas de socios de la AVT que se han visto solos en el tribunal, pese a que una de las funciones principales de las asociaciones de víctimas es el acompañamiento en los juicios. Es el caso de Fernando Sanmartín, hijo de un guardia civil asesinado por Juan Carlos Iglesias Chouzas, alias Gadaf . El asesino fue juzgado en la Audiencia Nacional con familiares y personas del entorno aberzale como apoyo, mientras la víctima estaba sólo con unos amigos.

Mientras para algunos socios la AVT está abandonando sus cometidos más importantes para con las víctimas a cambio de volcarse en manifestaciones y campañas políticas, las arcas de la entidad se llenan con jugosas donaciones. Pero no sin polémica: en 2005, la cadena COPE hizo una cuestación popular cuyo resultado, 660.000 euros, fue entregado a la AVT. La Junta de Gobierno que preside Alcaraz aún no ha dado a conocer a los socios en qué se ha empleado ese dinero, una cantidad que está libre de justificaciones ante la Administración. No ocurre lo mismo con el dinero que la entidad recibe de los ministerios. Este año, Interior ha concedido 217.611,87 euros a la AVT. La buena situación económica ha permitido que la asociación alquile otro piso, aparte de la sede, en una de las zonas más caras de Madrid. El matrimonio Alcaraz dispone allí de un dormitorio, decorado con muebles de Ikea, con baño incorporado.

Conferencias y premios
 

El oscurantismo en la gestión ha propiciado que en torno a la figura de Alcaraz se difundan en internet noticias sin confirmar acerca de sus ingresos, y de si estos proceden de la AVT. Juan Antonio Rubio, gerente de la asociación, no ha contestado a esta revista por orden de su presidente. El propio José Alcaraz no ha querido contrastar ninguno de los extremos de este reportaje al ser preguntado por interviú, si bien ha negado a las personas cercanas a él que esté cobrando de la entidad, proclamando que su única fuente de ingresos es un centro de tratamiento capilar que posee en Jaén. En varias ocasiones se ha quejado Alcaraz con sus íntimos de que el negocio no le va bien.

Pero hay otras vías de ingresos para el emergente presidente de la AVT. El Premio Foro Ermua que recibió en 2004 es nominal y está dotado con 6.000 euros. Además, la agenda del presidente está muy ocupada, pues le requieren para numerosas conferencias y mesas redondas. Una de ellas, el ciclo 11-M. Queremos saber la verdad, que ha organizado el Ayuntamiento de Fuengirola (Málaga) -gobernado por Esperanza Oña, del PP-, contó con la presencia de Alcaraz, quien pronunció en noviembre de 2006 una charla con el título Rendición, en mi nombre no. El ayuntamiento malagueño dispuso de 1.800 euros para cada conferenciante. En otra localidad andaluza, Almuñécar (Granada), también ha sonado el nombre de Alcaraz, pues el Partido Popular de la ciudad, que gobierna el Ayuntamiento, le ha concedido la Chirimoya de Oro, premio que reparte anualmente y que han recibido también líderes populares como Francisco Álvarez Cascos y Cela Villalobos.

El carisma del matrimonio Alcaraz en Andalucía crece. Poco antes de la marcha que el pasado mes de octubre convocó la AVT en Sevilla, Mamen y Francisco José mantuvieron varias reuniones con el líder popular andaluz, Javier Arenas. En Jaén capital, mientras se configura la lista del PP para las elecciones generales de 2008, en las filas del PSOE se habla de una posible oferta que podría haber recibido Carmen Álvarez para presentarse a concejala por el PP. La Asociación Víctimas del Terrorismo ha cobrado un gran protagonismo en la agenda informativa española con las numerosas movilizaciones que ha convcado desde 2005. Pero eso cuesta dinero. Uno de los últimos gastos ha sido la adquisición de 20.000 banderas de España para repartir entre los manifestantes de una marcha convocada en Madrid por el PP. En otras manifestaciones se entrega a los participantes un kit compuesto de camiseta con eslogan y bocadillo o bebida, y, a veces, globos y pegatinas. Además hay que correr con los gastos de la escenografía, cada vez más compleja. Los autobuses fletados, sin embargo, no suponen un gran gasto: los socios y todos aquellos que acuden a las concentraciones pagan entre 15 y 20 euros por el viaje.

Tanto esfuerzo está suponiendo la desatención de otras áreas de actividad de la AVT, según fuentes del colectivo de víctimas. Entre ellas, la ayuda psicológica que ofrece la asociación. La entidad cuenta sólo con dos psicólogos para los 3.500 socios. Son numerosas las víctimas que han tenido que pagarse de su bolsillo la terapia. El Estado, en aplicación de la Ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo, sufraga parte de la atención psicológica. Y aun así, un socio del norte de España se ha gastado 3.000 euros el pasado año en psicólogos para su hijo. Otro socio tiene que ver cada mañana cómo su hijo, de edad adulta, sigue mojando la cama por el estrés postraumático que padece sin que haya un psicólogo de la asociación que le atienda.