Recomiendo:
0

El curioso incidente del perro en la noche

Fuentes: Haaretz

Traducido del inglés para Rebelión por Carlos Sanchis

Usted va a dormir seguro en su casa. A la 1 de la madrugada se despierta con el horror del sonido de una voz por el altavoz que le ordena salir a la calle inmediatamente. Después los soldados le dicen que vuelva a casa, de repente un perro aterrador entra en su apartamento, agarra a su hijo, que está sentado en su cama, asustado; le muerde fuertemente en la pierna y lo arrastra abajo, los 20 escalones que separan el apartamento en la segunda planta de la calle.

¿Puede imaginarse usted la pesadilla con la qué se encontró la familia Kassam la semana pasada en el campo de refugiados de Jenin Es muy dudoso. Los miembros de la familia tampoco lo creían. Su hijo Mahoma, de 12 años de edad, y que padece epilepsia gritó de miedo, hasta que se desmayó. Su madre lo agarró por la cabeza, para que no se golpeara con los escalones. Su padre corrió al piso inferior, desvalido, suplicando a los soldados. Todos los niños de la casa estaban gritando de miedo. Imagínenselo.

Al parecer era «una desgracia operativa». Quizá el perro, luchador en la unidad especializada de entrenamiento de perros, Oketz del ejército israelí, sobrepasó los límites. Quizá era una dirección equivocada. Ciertamente era un » caso excepcional,» no un » error humano,» sino un «error canino». El perro entró en el apartamento equivocado y agarró a la persona equivocada. Le puede pasar al mejor de los perros. Pero cualquiera que, en plena noche, azuza un perro en un pácifico apartamento donde los niños están dormidos, no puede alegar inocencia después.

En el campo de refugiados de Jenin, recuerdan que no era la primera vez. Aproximadamente hace dos años, un perro de las IDF agarró a otro niño aquí, un paciente de cáncer, y lo arrastró con sus mandíbulas afuera, dejándole también, heridas y hemorragias. El perro estaba buscando a un hombre , Bassam al-Saadi.

Mahoma Kassam permanece en el hospital y se retuerce de dolor. La enfermera quita la venda de su pierna. Su muslo izquierdo está cubierto de heridas. Una en la parte interna del muslo, cerca de la entrepierna, es particularmente profunda. Aquí es donde los dientes del perro se le clavaron.

Anoche, Mahoma durmió por primera vez desde el incidente. Durante las cuatro noches anteriores no había pegado ojo; tenía pesadillas sobre el perro.

Esto sucedió la noche del pasado martes. Los miembros de la familia de Kassam – la madre, Fatma, el padre, Fadel, y sus seis niños, se acostaron a aproximadamente a las 10:30. Primero cenaron, los niños hicieron sus deberes y miraron una película de acción que era proyectada en el canal satélite de la ciudad. Ese fue el comienzo de la noche de horror para esta familia cuyo apodo en el campo, por alguna razón, es la familia Jidon. Fadel trabaja para la agencia de la ONU de ayuda a los refugiados, UNRWA, como obrero de saneamiento en el campo. Fatma es ama de casa. Mahoma es su tercer niño, n estudiante de séptimo grado en la escuela de la UNRWA del campo.

A la 1de la madrugada fueron despertados por el sonido del altavoz ordenando a los residentes de la casa que salieran a la calle. Fadel salió fuera inmediatamente, y los soldados le dijeron que llamará a las puertas de los vecinos y que salieran, también. Les decían a los inquilinos que encendieran todas las luces de la casa y abrieran las puertas. Los soldados estaban buscando a un hombre , Mahmoud Abed, en la casa de su abuelo, el vecino de los Kassam. Ordenaron al abuelo que saliera y que trajera a todo el mundo de su apartamento. A Fadel se le permitió volver a su apartamento. Cuando él fue arriba, oyó algo parecido a un trueno de la calle, al parecer una granada aturdidora lanzada por los soldados. Los niños en la casa, incluyendo a su hija de 4 años, ya estaban totalmente aterrados.

Fadel dice que los soldados le ordenaron que dejara la puerta del apartamento abierta. De repente vio un perro terrorífico entrar en la casa. Cuando se le pregunta ahora por el tamaño del perro, casi describe con sus movimientos de la mano un animal tan alto como un ser humano; así es como estaba de asustado. Dice que el perro tenía equipo electrónico, al parecer una video cámara atada a su cuello y cabeza.

El perro empezó a olfatear los objetos en la casa, y después a sus habitantes. Olfateó a Fadel que que se asustó tanto que no podía respirar, después continúo para seguir olfateando a Mahoma que estaba sentado en su cama con el susto de haberlo despertado en medio de la noche. De repente el perro apresó la pierna del niño entre sus mandíbulas y empezó a sacarlo de la cama. Los padres intentaron soltar al muchacho de las mandíbulas del perro y tirar del niño, pero el perro era mucho más fuerte que ellos. Fatma corrió al piso inferior y les gritó a los soldados que el perro estaba arrastrando a Mahoma. «Mi niño, mi niño»! gritó. ¡»Calla, calla»!, le riñeron los soldados, según su testimonio. Fadel también se apresuró al piso inferior y gritó: «Mi niño, él no ha hecho nada, es inocente, en el nombre de Dios, en el nombre de Islam, en el nombre del Judaísmo, suéltenlo»! Pero los soldados no reaccionaron.

Fatma retrocedió rápidamente y vio el perro que arrastraba a Mahoma escalera abajo tirando de su pierna que apresaba entre las mandíbulas. Fatma dice que ella cogió la cabeza de su hijo para que no de golpeará en los escalones. De esa manera descendieron a la calle, el perro arrastrando a Mahoma por la pierna y su madre intentando protegerle cabeza. Mahoma gritó pidiendo hasta que, dicen sus padres, se quedó callado y perdió la conciencia.

Cuando el perro, la aterrada madre y el niño llegaron al piso inferior, los soldados apuntaron sus armas a Mahoma, hasta que comprendieran que era un niño. Ordenaron al perro que le soltara la pierna al niño, y el animal, bien adiestrado hizo lo que le ordenaron. Mahoma cayó al suelo, la sangre fluía de su pierna cubierta por los jirones de su pijama. Un paramédico del ejército le administró los primeros auxilios. Minutos después, llegó una ambulancia del Creciente Rojo llamada por los soldados, y evacuó a Mahoma al hospital gubernamental en el límite de este campo de refugiados. El informe de admisión del hospital dice: «Una herida 5 cm de longitud y 2 de profundidad en su pierna izquierda.»

El abuelo de Mahoma, Hamed Salem, estaba como paciente del mismo hospital en el momento. Se levantó de la cama a la de emergencias para ver a su nieto herido. Eran casi las tres de la madrugada. » Vi al niño y me volví loco», dice el viejo tocado con su kaffiyeh, en un fluido hebreo, sentado cerca de la cama de su nieto en el ajado y deteriorado pabellón de niños del hospital.

El hombre buscado, Mahmoud Abed, no estaba en la casa de su abuelo y esa noche no fue aprehendido.

El portavoz de IDF explicó esta semana:

«Durante una operación para aprehender a individuos buscados en Jenin la noche del 3 de noviembre del 2005, fuerzas del ejército israelí a una estructura en la ciudad donde se sospechaba que el hombre en búsqueda se ocultaba. Después de haber mandado salir a todos los residentes del edificio, un perro fue enviado a buscar al hombre. El perro pasó por el edificio y al salir, encontró una puerta entreabierta. El perro entró a través de la puerta de una estructura adyacente en la que estaba el muchacho palestino. El muchacho fue herido levemente en su cadera y recibió de las tropas los primeros auxilios. Al mismo tiempo, una ambulancia de la Media Luna Roja fue llamada, la cual evacuó al niño, como su familia exigió, para tratamiento médico continuado en Jenin. Las IDF lamentan la lesión del muchacho. Debe advertirse que los perros de la unidad especializada del ejército israelí ha tomado parte en miles de operaciones y este es sólo el tercer caso en el que una persona inocente es mordida.»

Mahoma es un niño con hoyuelos cautivadores. Rodeado por parientes y amigos de la escuela, está ocupado en la cama jugando a un juego de Atari que alguien le ha traído. En su cabecera hay dos páginas de periódicos palestinos que ofrecen su fotografía, yaciendo herido. Su madre no se mueve del lado de su cama, se queda con él incluso por la noche. Mahoma sufrió varios ataques epilépticos este año; no hace mucho sus padres lo llevaron a un examen neurológico en el hospital en Nablus. En enero tuvo un ataque por vez primera, y desde entonces ha tenido otro tres. Incluso fue hospitalizado durante dos semanas debido a los mismos. Dice que después de oír hablar de un muchacho que fue atacado hace dos años por perros de las IDF en el campamento, empezó a tener miedo a los perros.

¿Qué harás si ves un perro en la calle? «Querré matarlo. Pero no los perros árabes, sólo los perros judíos.»

http://www.haaretz.com/hasen/spages/655552.html