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Los comunistas libaneses y Hezbolá: entrevista con Nahla Chahal, ex-dirigente de Acción Comunista del Líbano e investigadora en París

El declive de Israel

Fuentes: Rouge

Coordinadora de las Campañas civiles internacionales para la protección del pueblo palestino (CCIPPP), Nahla Chahal trabaja actualmente como investigadora en París. En la década de los 70, fue una de las dirigentes de la Organización de acción comunista del Líbano (OACL). Recién llegada desde su país, donde ha permanecido más de un mes durante la […]

Coordinadora de las Campañas civiles internacionales para la protección del pueblo palestino (CCIPPP), Nahla Chahal trabaja actualmente como investigadora en París. En la década de los 70, fue una de las dirigentes de la Organización de acción comunista del Líbano (OACL). Recién llegada desde su país, donde ha permanecido más de un mes durante la ofensiva israelí, nos cuenta y analiza los acontecimientos que ha presenciado.

¿Cuál ha sido el efecto de la guerra sobre el pueblo libanés?

Nahla Chahal – En el Líbano hemos vivido un momento extremadamente intenso. ¿Por qué? A mí se me han abierto los ojos. Personalmente, desarrollé mi conciencia política a partir de la derrota árabe de 1967. En aquella ocasión, pude ver a mi padre, militante comunista libanés, y a mi madre, militante comunista iraquí, desmoronarse. Mi padre sufrió incluso un infarto a causa de aquella derrota. Los regímenes árabes, por aquel entonces, trataron de minimizar las cosas diciendo que sólo se trataba de una pequeña derrota. Pero, para nosotros, aquello significaba el final de toda una época, de un período de emergencia de toda la región. En nuestra conciencia de nacionalistas árabes o de comunistas, considerábamos que Israel estaba allí para impedir que el mundo árabe pudiese constituirse como entidad política, como fuerza regional o, simplemente, como sociedad. A partir de aquel desastre militar, se produjo un declive del mundo árabe. La gente decía: «No podemos oponernos a Israel. Es inútil resistir». Eso dura desde hace 40 años. Pero, hoy me considero afortunada por haber visto la prueba fehaciente de que Israel, su hegemonía y su supremacía no representan un destino insoslayable. Israel ha entrado ahora en la lógica del «nosotros o ellos». Soy consciente de que lo que hemos visto durante estas semanas no es más que un rayo de esperanza; pero se ha demostrado que es posible, con la fuerza de una pequeña milicia como la de Hezbolá, un ratoncillo apenas, plantar cara a un elefante. Durante los diez primeros días, cundió el pánico en el país. Pero, de pronto, cuando se vio que los israelíes eran incapaces de avanzar, la gente aceptó pagar el preció de la resistencia. He aquí lo que constituye un hecho histórico.

El objetivo israelí y americano era dividir a la población libanesa. ¿Por qué fracasó esa tentativa?

N. Chahal – La población libanesa ya está dividida. Una gran parte del pueblo siente estima por la resistencia, pero no está dispuesta a arrostrar las consecuencias que implicaría brindarle su apoyo. Esa gente ha hecho una opción, uniéndose a lo que yo llamaría «el campo neoliberal». El plan israelí-americano consistía en empujar a una fracción de la población libanesa contra Hezbolá. Eso hubiera podido pasar si Hezbolá y los partidos que han estado a su lado – Hezbolá no ha sido ni mucho menos la única fuerza activa de la resistencia – no hubiesen sido capaces de enfrentarse a la agresión.

¿Qué opinión te merece la resistencia militar de Hezbolá?

N. Chahal – Se produjo algo que no habíamos visto desde hace mucho tiempo en esta parte del mundo. Los combatientes de Hezbolá pelearon con convicción. Nunca habíamos visto 34 Merkavas (los carros de combate israelíes) destruidos en un solo día. ¡Nunca! Ningún ejército árabe llegó a realizar jamás semejante proeza. Hezbolá está realmente muy bien organizado. Pero lo más importante es que, muy rápidamente, la población, la base social de Hezbolá, se alineó tras sus combatientes. El pueblo cuidó de ellos. Luego, hubo los discursos de Hassan Nasralá, el líder de Hezbolá. Nasralá intervino en cuatro ocasiones, y creo que sus discursos constituyen auténticas obras maestras, dignas de estudio por parte de la ciencia política.

¿Cuáles son las repercusiones generales de todo ello en la región?

N. Chahal – Los pueblos árabes esperaban el desenlace de los acontecimientos con el corazón encogido de angustia. Recibimos muchas delegaciones en el Líbano, muchas delegaciones árabes. Nos contaban que la gente estaba realmente atemorizada durante los cuatro primeros días de la ofensiva israelí, que todo el mundo temía una nueva derrota. Pero, a partir del décimo día, los árabes no podían dar crédito a sus ojos. Un sentimiento empezó a extenderse por toda la región como una mancha de aceite. Había un malestar enorme en Egipto y en las filas del ejército egipcio. Lo mismo pasaba en el ejército sirio. La gente se preguntaba en voz alta: «¿Cómo es posible que Hezbolá sea capaz de hacer esto? Pero, ¿y nosotros? ¿Qué hacemos nosotros?» Históricamente, la batalla librada por Hezbolá marca el inicio del declive de Israel, el final de un Israel capaz de aterrorizar al conjunto de la región. Creo que muchos israelíes son conscientes de ello, en particular nuestros amigos israelíes anticolonialistas.

¿Cuál es tu apreciación política acerca de Hezbolá?

N. Chahal – Yo parto de la posición del Partido comunista libanés (PCL), que trabaja codo a codo con Hezbolá. Se trata de una alianza crítica. Cuando lo cree necesario, el PCL dice abiertamente a Hezbolá: «Ahí te estás equivocando.» A partir del año 2000, tras la retirada del ejército sionista del sur del Líbano, el PCL consideró que Hezbolá estaba desperdiciando su propia victoria, al aliarse, en el terreno de la política interna libanesa, a sus enemigos, a las fuerzas contrarias a la liberación, a la burguesía neoliberal. Creo que conviene hacer una clara distinción entre los diversos movimientos islamistas. No existe ningún parentesco entre Bin Laden y Hezbolá. ¡Ninguno! Ocurre como en los movimientos de izquierdas. ¿Qué tenemos nosotros que ver, por ejemplo, con los khmers rojos? A mi entender, esa gente son fascistas. Hay elementos fascistas entre las corrientes islamistas, como también los hay entre la gente de izquierdas; pero también hay mucha gente libre y progresista. No pretendo hacer un elogio de Hezbolá. Conozco bien sus puntos débiles. Hezbolá no es todavía lo bastante consciente de que es un movimiento de teología de la liberación. Pero se trata del único movimiento islámico que acude a los foros sociales mundiales y europeos. Desde el año 2003, envía regularmente gente suya a participar en esos eventos. Hay una alianza práctica y política entre Hezbolá, el Partido comunista libanés y el Partido del pueblo – que es un partido nacionalista de izquierdas. Se reúnen regularmente y no disimulan sus divergencias. El PCL, por ejemplo, reprocha a Hezbolá que no haya participado nunca en manifestaciones a favor de reivindicaciones sociales, cuando su base la compone gente pobre, campesinos, obreros y los sectores más desfavorecidos de la pequeña burguesía libanesa. Hezbolá responde a veces: «Tenéis razón, no éramos lo bastante conscientes de ello.» Hay que entender a Hezbolá como un fenómeno todavía joven, que está evolucionando mucho. Eso es algo muy importante. Se trata también de un movimiento que se ha ido emancipando de los dogmas heredados del pasado. Su capacidad para trabajar con los comunistas constituye, a mi parecer, un dato revelador.