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El delta del Orinoco, extremidad y pulmón enfermos de Venezuela

Fuentes: Ecoportal.net

La observación de los registros de temperaturas, realizados a finales del año 2006, en ciudades muy frías como: Lyón, Moscú, Nueva York, Berlín, Londres, Roma y Bruselas; además del aumento de unos 35cm (promedio), del nivel de las aguas en los océanos, son señales inequívocas de que algo está sucediendo con la temperatura y el […]

La observación de los registros de temperaturas, realizados a finales del año 2006, en ciudades muy frías como: Lyón, Moscú, Nueva York, Berlín, Londres, Roma y Bruselas; además del aumento de unos 35cm (promedio), del nivel de las aguas en los océanos, son señales inequívocas de que algo está sucediendo con la temperatura y el clima global en general. El promedio de temperatura ha estado en el orden de 1,78°C, por encima del promedio mundial en los últimos treinta (30) años.

La naturaleza, afortunadamente, tiene sus sistemas de alarmas y nos ha estado enviando sus mensajes periódica y sistemáticamente. Devastadores huracanes, tempestades extemporáneas, deshielo de glaciares, elevación en el nivel de los mares y otros hechos menos notorios, parecen ser el preludio de futuras catástrofes, posiblemente de magnitudes no imaginables.

Calentamiento global, cierre del Caño Mánamo e indiferencia de todos

Lamentablemente no todos tenemos la facultad y disposición de interpretar los mensajes de la madre naturaleza y tomar acciones para atenuar los problemas que están por venir, seguramente mas pronto de lo que quisiéramos. Aún los que pensamos conocer mejor el problema, nos hemos visto impotentes al querer resaltar la magnitud de un problema que nos afecta a todos, como venezolanos y terráqueos que somos.

El río Orinoco, recibe continuamente aporte de cantidades importantes de sedimentos, provenientes de la erosión del escudo de Guayana, que se van depositando hacia la desembocadura. Esto permite que el cuerpo del Delta se vaya internando hacia el mar, lo que se conoce como la tasa de crecimiento del Delta. En el momento que se redujo el caudal del caño Mánamo, con la construcción del dique de contención, el mismo perdió la fuerza para contrarrestar el empuje de las aguas marinas, así como para llevar ese excedente de sedimentos hasta el mar y por ello, se han ido depositando de forma irregular, en el norte por pérdida de fuerza y al sur del cierre, por exceso de sedimentos en el lecho de los caños y el propio río grande

Debido al cierre del caño Mánamo en el Delta del Orinoco, la situación es tan, o más crítica que en otras regiones del planeta. Esta enorme obra de ingeniería, fue diseñada bajo la bandera de recuperar tierras para la agricultura y la cría, al norte del dique de contención o cierre (aproximadamente 20 mil kilómetros cuadrados de tierras anegadizas) y en consecuencia, al sur del dique, también mejorarían las condiciones de navegación en el río grande, o canal de navegación de los buques de alto calado que llegaban hasta Puerto Ordaz y Matanzas.

Al cabo de una decena de años de finalizado el proyecto, debido a los bajos niveles de las aguas del Mánamo y sus afluentes, la región ubicada al norte del dique de contención (cierre), se ha visto afectada por la salinización de las aguas y la acidificación de los suelos continente adentro. Los caños, islas, islotes, tierras de agricultura o ganadería, los centros poblados y la capital «Tucupita», han sufrido, en mayor o menor grado, las consecuencias, del cierre del caño. No fue difícil descubrir que las tres grandes empresas mineras extranacionales, tenían sus intereses en esta obra y de hecho, habían colaborado con una modesta suma para la ejecución de la obra. El objetivo real era elevar el nivel de aguas en el río grande, para facilitar la entrada a los buques de gran calado.

Sin embargo, al sur del dique, también se fueron manifestando los efectos del cierre, mediante depósitos irregulares de arenas en algunos caños, otrora navegables, así como en el mismo centro del canal principal de navegación del río grande, que contrariamente a lo planeado, le restó navegabilidad al mismo.

Las consecuencias se pueden resumir en un mega-ecocidio de dimensiones sin comparación, si consideramos que se trata de un ecosistema único, con características propias en el espacio y en el tiempo. Los cambios poco perceptibles en la flora y la fauna, la desaparición de la fauna acuática, el empobrecimiento de los suelos y cambio de vegetación, así como la aparición de aves de ambiente litoral en zonas de influencia continental, son indicativos de trastornos, sufridos por la naturaleza en esta región. Además de las epidemias que diezmaron y provocaron el éxodo de la población warao.

Hacemos este recuento, para que tengamos una mejor noción de lo que pudiera estar sucediendo en algunas decenas de años, si no tomamos las medidas adecuadas desde ahora. Con la elevación continua de su nivel, los mares seguirán avanzando y las tierras bajas del Delta (cerca del 40% del territorio), estarán cada vez mas, bajo los efectos del salitre, lo que convertiría nuestro delta en un área parcialmente sumergida y con tierras semidesérticas no aptas para el cultivo, en las zonas del territorio emergido. A diferencia de las ocurridas en épocas geológicas pasadas, será una transgresión marina antinatural y rápida.

Adicionalmente, debemos mencionar que el muro de contención, que circunda las zonas aledañas de Tucupita, ya ha sufrido algunas averías, como una suerte de aviso, por la falta de mantenimiento del mismo. El riesgo de que este muro ceda, en una arremetida de lluvias o crecientes, que tienen ocurrencia periódica, es muy alto, debido a la erosión diferencial que puede ocurrir en una mezcla de rellenos, conformada por rocas de composición y origen diferentes, si no se realiza el debido mantenimiento.

Todas estas situaciones de problemática y riesgo, tuviesen un menor impacto, si la población y los principales afectados conociesen con mejor detalle, el que como y porqué del problema, de los datos obtenidos del seguimiento al problema, si es que se hace, y sobre todo, si recibiesen una orientación adecuada de cómo atenuar esa carga. No obstante, toda información parece ser confidencial y los pobladores y productores que aún permanecen en la región, siguen criando y cultivando a ciegas, a pesar de las pérdidas y éxodos conocidos, como consecuencia de los problemas, generados por el cierre del caño Mánamo.

Estamos seguros que nuestro Presidente y Vicepresidente, no están al tanto de los pormenores de esta situación, porque no se publica ni libera mucha información. De hecho, hace dos años, cuando intenté profundizar un poco en esta investigación, buscando valores de salinidad y puntos geográficos para la ubicación del frente de agua salada, se me negó la información en las oficinas de la CVG (Pto. Ordaz y Tucupita). Eso, para mí constituye una falta; Pudiéramos estar matando el presente y el futuro de un pueblo por omisión. Esta información no debe ser clasificada, confidencial o secreta.

Peor aún, ninguna de las autoridades regionales, de antes ni de ahora, han hecho algo por mejorar o remediar la situación. No ha habido planes de educación, ni la información suficiente y necesaria al respecto.

Nota:
Este es un tema de muchos capítulos y solicito, por favor, en nombre del pueblo Warao y su cultura, de más de 16.000 años de convivencia con ríos y caños, la atención y ayuda, para que podamos hacer un trabajo de conciencia, abrir los ojos del colectivo y de las autoridades.
Amigos… ¡ALERTA!… «ESTA SONANDO UNA ALARMA

* Luís Ramírez es Geólogo – Venezuela, 24/02/07