Las cifras de muertos aumentan cada día en Yemen mientras el presidente Ali Abdallah Saleh se aferra al poder y su rechazo ha paralizado el plan de las monarquías del golfo. La crisis amenaza con hacer romper definitivamente el país, un polvorín abonado por el intento de secesión en el sur, la revuelta chií en […]
Las cifras de muertos aumentan cada día en Yemen mientras el presidente Ali Abdallah Saleh se aferra al poder y su rechazo ha paralizado el plan de las monarquías del golfo. La crisis amenaza con hacer romper definitivamente el país, un polvorín abonado por el intento de secesión en el sur, la revuelta chií en el norte y continuas acciones de Al Qaeda, que en Yemen cuenta con uno de sus principales grupos. Además, militares y algunos líderes religiosos han cambiado de bando y respaldan la rebelión.
Las fuerzas de seguridad yemeníes han matado en un espacio de 24 horas al menos a 19 manifestantes opositores al presidente Saleh mientras la oposición apela a la comunidad internacional para que «pare la masacre».
Los enfrentamientos más violentos se produjeron el miércoles en Sana’a, donde las fuerzas de seguridad y partidarios del Gobierno vestidos de civil abrieron fuego el miércoles sobre miles de manifestantes, matando a doce de ellos e hiriendo a unos 230, según fuentes médicas.
Los manifestantes partieron de la Plaza del Cambio, donde acampan desde el pasado 21 de febrero, en dirección a la sede de la presidencia del Gobierno. Las fuerzas dispararon sobre ellos cuando se encontraban a 200 metros del edificio, colindante con los locales de la radio estatal, según relataron varios testigos. Un testigo afirmó que «tiradores emboscados habían participado en el ataque contra los manifestantes» durante la tarde. Los enfrentamientos se sucedieron lugar hasta bien entrada la noche.
El Ministerio del Interior afirmó que los opositores intentaron «tomar al asalto las sedes de la radio y el gobierno», y acusó a hombres armados de la oposición de haber abierto fuego. El pasado 18 de marzo, los disparos sobre una manifestación en la misma plaza causaron 52 muertos y provocaron el abandono de oficiales de la armada y diplomáticos de las filas de Saleh.
La situación ayer era extremadamente tensa en torno a la plaza del Cambio. Y aún la agrava más el hecho de la división en las fuerzas armadas. El general Ali Mohsen al-Ahmar, comandante de la región nordeste y hermanastro del presidente, que se pasó a la oposición, ha desplegado refuerzos y vehículos blindados en torno a la plaza. Al-Ahmar controla el norte y el oeste de la capital, mientras las fuerzas leales a Saleh mantienen el centro de la ciudad.
En Baida, (a 210 kilómetros al sur de Sana’a), tiradores apostados en la sede del Congreso Popular General, el partido en el poder, mataron a otros tres manifestantes que rompían retratos del presidente Saleh, según miembros de la oposición. En Taiz, (250 kilómetros al sur de la capital), las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra los manifestantes y causaron decenas de heridos, según fuentes médicas.
La represión ha dejado al menos 176 muertos desde que comenzó la revuelta a finales de enero, según las cifras que han ofrecido fuentes médicas y oficiales yemeníes recopiladas por France Press.
La oposición parlamentaria ha hecho un llamamiento a «los países del Golfo, la Liga Árabe, y nuestros amigos en Europa y América a intervenir para parar las masacres cometidas por las fuerzas de Saleh contra los manifestantes pacíficos en Sana’a, Taiz y Hodeida».
Saleh se prepara para concentrar hoy, como cada viernes desde el principio de la crisis, a sus partidarios en Sana’a para un «Día de la Unidad» mientras que la oposición llamó a movilizarse en un «Día de la Determinación».
El Ministerio de Defensa anunció ayer en su página web que pretende desplegar a los estudiantes de la academia militar del país para que apoyen a las fuerzas de seguridad en su intento por detener las protestas.
Amnistía Internacional (AI) ha denunciado la detención de miles de personas, la tortura, la constante discriminación y violencia sobre mujeres y el fuerte control que sufren los medios de comunicación en Yemen.
Pese a ello todo ello, la reacción internacional sigue siendo muy débil, frente a la intervención en Libia o a las sanciones a líderes sirios. Estados Unidos «condenó firmemente» el derramamiento de sangre y pidió que se acometa la transición «inmediatamente». «Apelamos a las fuerzas yemeníes a que se abstengan de recurrir a la violencia y respeten los derechos de los yemeníes a manifestarse de forma libre y pacífica», afirmó el portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, en un comunicado. El ministerio francés de Asuntos Exteriores «deploró y condenó el uso excesivo de la fuerza contra los manifestantes y pidió a las autoridades del país a que cumpla «los compromisos muchas veces reiterados al más alto nivel de proteger los manifestantes».
Resucitar el plan
Representantes de los países del Golfo Pérsico están intentando poner de acuerdo a la oposición y al régimen de Saleh para que haya una transferencia pacífica del poder y nuevos comicios parlamentarios y presidenciales. Un líder opositor aseguró que el secretario del CCG, Abdullatif al Zayani, viajará mañana a Sana’a para intentar resucitar el acuerdo que acabe con la crisis después de que el mes pasado el presidente yemení, Alí Abdulá Salé, rechazase firmar dicho pacto. Tampoco la oposición en la calle lo respalda, ya que no admite la inmunidad de Saleh. Al Zayani emitió un comunicado en el pide que «todas las partes vuelvan a la iniciativa del Golfo para resolver la crisis, ya que es la mejor salida para la trágica situación».
Sin embargo, una fuente gubernamental descartó que se vaya a firmar el acuerdo de forma inminente y aseguró que Al Zayani viajará al país la semana que viene para escuchar las diferencias que existen sobre el pacto, por el que Saleh abandonaría el poder en un mes con inmunidad ante la justicia tras 33 años como presidente.
AL-Qaeda más fuerte
Entre los temores de occidente a la caída de Saleh se encuentra la posibilidad de que Al-Qaeda en la Península Arábiga (Aqpa) vea aumentar aún más su capacidad de acción.
«Las amenazas de Aqpa son para tener muy en cuenta. Es el grupo de Al-Qaeda con mayor capacidad de acción» explica Mustafa Al-Ani, director del Centro de Investigación del Golfo para cuestiones de seguridad. A su juicio, Aqpa, nacida de una fusión entre las ramas yemení y saudí de Al-Qaeda, «aprovechará una caída del régimen para reforzar su logística y aumentar sus efectivos. Está implantada sobre todo en el sur y el este del país y se le atribuyen ataques regulares contra las fuerzas de seguridad. Su líder, Nasser al-Wahishi, prometió intensificar la jihad para vengar la muerte de Osama Bin Laden.
Pero el agravamiento de la crisis también le otorga ventaja. Con más de un millar de combatientes experimentados, Aqpa «ha aprovechado la situación en Yemen, que ha facilitado su arraigo en la sociedad » según el experto en grupos islamistas Dominique Thomas, de la Escuela de altos estudios en ciencias sociales de París. Asegura que el grupo ha podido «tejer alianzas con las tribus», influyentes, dotarse de una jerarquía bien organizada, y dispone de un importante arsenal militar.
http://www.gara.net/paperezkoa/20110513/265947/es/El-deterioro-crisis-Yemen-amenaza-romper-pais