Traducido para Rebelión por J.M. y revisado por Caty R.
Benjamin Netanyahu prometió que nos iba a alimentar con verdades y no con otro discurso de campaña. Un análisis del discurso para ver si cumplió su promesa.
Bertolt Brecht escribió en su poema La necesidad de la Propaganda: «incluso los que tienen hambre tiene que reconocer que el Ministro de Nutrición hace un buen discurso» (Traducción del alemán de Jon Swan). Hay que reconocer que, Benjamin Netanyahu hizo un buen discurso en la Asamblea General de la ONU. Su inglés pulido, los gestos de las manos precisos y perfecto su lenguaje corporal. Su propaganda era dulce como miel goteando de sus labios. Mejora de discurso en discurso. Pero el primer ministro prometió que esta vez se nos alimentará con la verdad, no con otro discurso de campaña. Es apropiado analizar si cumplió con su promesa.
El verdadero mensaje principal que Netanyahu llevó a Nueva York fue que la paz se logra a través de negociaciones directas entre las partes, no con medidas unilaterales como el pedido a las Naciones Unidas. (Según su verdad, la expansión de los asentamientos en los territorios, cuyo futuro se supone que estará determinado por las negociaciones, es probablemente una medida bilateral). Como gesto de buena voluntad hacia sus vecinos árabes, Netanyahu citó «un viejo dicho árabe de que no se puede aplaudir con una sola mano». La verdad es que el «dicho» es en realidad una distorsión de un koan zen muy conocido. Un error inocente, nos pasa a todos. La mentira está en la «moral» de la frase, según la cual el problema es la negativa de los palestinos a aplaudir la paz y hablar de seguridad.
Como un iluminado, alimentando su propia verdad, Netanyahu afirmó que en el año 2000 Israel «hizo una arrolladora oferta de paz que comprendía casi todas las demandas palestinas». Sería interesante escuchar la opinión del primer ministro israelí de entonces, Ehud Barak, sobre esta «verdad», hablando, por ejemplo, de las demandas palestinas sobre el Monte del Templo y el problema de los refugiados. Netanyahu también invocó a su inmediato predecesor, Ehud Olmert, para que ayude a corroborar su afirmación de que no hay nadie con quien hablar. Según Netanyahu, «Olmert después hizo una oferta aún más radical, en 2008. El presidente Abbas ni siquiera respondió a ella». Este es uno de los casos en que una verdad a medias es peor que una mentira.
Netanyahu evidentemente no leyó el artículo de opinión en The New York Times de la semana pasada, donde Olmert afirmaba que el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas nunca rechazó su oferta: «Los parámetros de un acuerdo de paz son bien conocidos y ya se pusieron sobre la mesa en septiembre de 2008 cuando presenté una oferta de gran alcance a Abbas «, escribió Olmert.
Netanyahu, que está tan preocupado por nuestra seguridad que incluso está exigiendo la creación de bases militares en Cisjordania, afirmó que los palestinos se niegan a hablar sobre las medidas de seguridad. ¿En serio? Permítanle negar que los palestinos presentaron una propuesta detallada de seguridad, a través del enviado de EE.UU., George Mitchell. ¿Cuántas veces debe repetir Abbas, en discursos y entrevistas, que está dispuesto a desmilitarizar los territorios e incluso permitir que una fuerza internacional como la Fuerza Multinacional, los Observadores del Sinaí, o incluso tropas de EE.UU., desplegándose en el estado palestino?
También es necesario revelar la verdad sobre «la negativa de los palestinos a reconocer un Estado judío en cualquier frontera», como dijo Netanyahu el viernes en la Asamblea General. Hizo su declaración poco después de que Abbas presentase al secretario general Ban Ki-monn una solicitud oficial para que la ONU reconozca el Estado palestino dentro de las fronteras de 1967, un estado que va a vivir en paz con el Estado de Israel.
Al parecer, Netanyahu no logró ver la aplicación y no sabía que estaba basada en la Resolución 181, que prevé la creación de un Estado árabe junto al de Israel, así como en la declaración de independencia palestina de1988, que reconoció la Resolución 242 y se refirió a Israel como Estado judío.
En su discurso, Netanyahu exageró el peligro de la amenaza planteada por los extremistas musulmanes, que ilustró con el precedente de la retirada unilateral de Israel de la Franja de Gaza cuando entregó «las llaves de Gaza al presidente Abbas» y después recibieron cohetes Qassam a cambio. ¿Cómo se relaciona una retirada unilateral con la entrega de las llaves al enemigo? Netanyahu evitó livianamente la Iniciativa de Paz de la Liga Árabe, que se está quedando amarillenta después de reposar durante casi una década en el cajón. Allí, todos los miembros de la Liga Árabe, entre ellos la Organización para la Liberación de Palestina, ofrecieron a Israel no solamente la paz y la seguridad en las fronteras de 1967 y una solución consensuada al problema de los refugiados, sino también la normalización de relaciones.
La propuesta del Cuarteto, emitida tras el discurso de Netanyahu, se refiere directamente a la oferta de la Liga Árabe y la hoja de ruta para Oriente Medio -que exige el final de la construcción en los asentamientos y el desmantelamiento de los puestos de avanzada ilegales- como fuente de autoridad para las negociaciones. El Cuarteto espera que ambas partes dejen de lado la propaganda y comiencen a mostrar sus cartas. Si los palestinos no le sacan las castañas del fuego tal vez, finalmente, Netanyahu revele su verdad.
Fuente: http://www.haaretz.com/print-