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Las cifras no mienten

El enorme déficit no es culpa de Obama

Fuentes: Progreso Semanal

El presupuesto del presidente Barack Obama tiene tantas posibilidades de ser aprobado por una Cámara de Representantes dominada por los republicanos como una proclama que aplauda a J.C. Penney por apoyar a Ellen. Desde que la Casa Blanca reveló el presupuesto la semana pasada, los opositores políticos de Obama han estado haciendo fila para denunciar […]

El presupuesto del presidente Barack Obama tiene tantas posibilidades de ser aprobado por una Cámara de Representantes dominada por los republicanos como una proclama que aplauda a J.C. Penney por apoyar a Ellen. Desde que la Casa Blanca reveló el presupuesto la semana pasada, los opositores políticos de Obama han estado haciendo fila para denunciar el plan que proyecta un déficit de $901 mil millones de dólares para el año fiscal de 2013.

Paul Ryan, presidente del Comité Presupuestario de la Cámara, declaró que «en vez de un Estados Unidos construido para que dure, este es un plan para un EE.UU. que se ahogue en deuda.» El aspirante presidencial Mitt Romney lo calificó de «un insulto al contribuyente norteamericano». Romney estaba defendiendo sus intereses, ya que Obama propone la «Regla de Buffet» que duplicaría la tasa tributaria de Romney -del injusto 15 por ciento que paga ahora a 30 por ciento. Uno puede comprender sus sentimientos heridos.

Todo este lodo lo están lanzado contra la responsabilidad fiscal del presidente y, sin embargo, fue el presidente republicano anterior quien inició el actual desafío. Desde el día en que el presidente George W. Bush tomó posesión en 2001, hasta que terminó su mandato en 2009, aceptó el presupuesto federal pleno de superávit que le entregó el presidente Bill Clinton y lo convirtió en un monstruo hinchado de deudas, y agregó $5 billones a la deuda nacional, aumentando la deuda casi al doble.

Cuando Obama llegó a la presidencia, Bush le entregó una economía arruinada que estaba destruyendo 500 000 empleos al mes, así como un gobierno que no podía vivir de acuerdo con sus ingresos. Al examinar el déficit presupuestario de este año de poco más de $1 billón, se hace evidente de inmediato que muy poco se puede culpar a Obama de «gastar como un loco». Las cifras reflejan mucho más las cartas que le han dado.

Michael Linden, director de política impositiva y presupuestaria del Centro para el Progreso de Estados Unidos, hizo del análisis numérico. Recordó cinco años atrás en enero de 2007. Por esa época, la Oficina Congresional del Presupuesto (CBO) pronosticó que el gobierno federal tendría un «superávit» de $170 mil millones en 2012. Pero luego algo sucedió. Para cuando el presidente Obama tomó posesión en enero de 2009, la CBO había cambiado de opinión y estaba pronosticando un déficit de $264 millones en 2012. Lo que sucedió fue la Gran Recesión, provocada por la irresponsabilidad de Wall Street y los años en que los «reguladores» defensores del libre mercado se hicieron de la vista gorda.

El gasto también aumentó en 2007 y 2008, fundamentalmente por las guerras en Afganistán e Iraq, por las cuales Bush se negó a pagar. En total, Linden encontró que 35 por ciento de la diferencia entre los estimados de la CBO y la realidad de 2012 fue provocada por hechos que antecedieron al mandato de Obama.

El resto de la historia -48 por ciento de la diferencia- sucedió por ingresos reducidos drásticamente. Cuando Obama llegó a la Casa Blanca en enero de 2009, la CBO proyectaba los ingresos para 2012 en $3,1 billones. Ahora la CBO dice que los ingresos de este año serán de solo $2,5 billones, una pérdida de casi $600 mil millones. Sí, los prolongados problemas económicos son parte de la ecuación, pero aproximadamente $335 millones se deben a la prórroga de las reducciones de impuestos de la era de Bush.

De lo que queda, solo 9 por ciento es atribuible a gastos de defensa más altos de lo previsto. Linden dice que la mayor de eso está relacionado con la recesión, incluyendo los últimos dólares del estímulo y las exigencias extras a los beneficios federales de desempleo.

Lo que esto demuestra es que los nuevos gastos internos de Obama no han hecho aumentar el déficit del país. Culpen a las guerras y a la falta de ingresos, determinados antes de que Obama tomara posesión. Si las reducciones de impuestos por Bush no hubieran entrado en vigor, la deuda nacional sería ahora de unos $3 billones menos que los $15 billones que son ahora.

Los críticos de Obama lo atacan porque no cumplió su promesa anterior de reducir el déficit a la mitad para cuando terminara su primer mandato. Estos son los mismos que atan de pies y manos al presidente al negarse a incrementar los ingresos, incluso eliminando las lagunas en la ley, favorables a las compañías petroleras. Y no olvidemos esas palabras inmortales de Bush en una sesión conjunta del Congreso en febrero de 2001: «Espero que ustedes me apoyen para pagar los $2 billones de deuda durante los próximos 10 años… Eso es un pago más rápido de la deuda de lo que ha pagado jamás ninguna nación en la historia».

Vaya.

Fuente: http://progreso-semanal.com/4/index.php?option=com_content&view=article&id=4393:las-cifras-no-mienten-el-enorme-deficit-no-es-culpa-de-obama&catid=3:en-los-estados-unidos&Itemid=4