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El epitafio de la Palestina ocupada

Fuentes: Rebelión

La historia del conflicto arabé-israelí no está escrita en un papel sino grabada en una losa de granito a golpe de plomo y de metralla. Estoy en el monte Nebo, en la rivera oriental del río Jordán, en la lejanía se observa con claridad la cúpula dorada de la mezquita de Al-Aksar, en la ciudad […]

La historia del conflicto arabé-israelí no está escrita en un papel sino grabada en una losa de granito a golpe de plomo y de metralla.

Estoy en el monte Nebo, en la rivera oriental del río Jordán, en la lejanía se observa con claridad la cúpula dorada de la mezquita de Al-Aksar, en la ciudad tres veces santa de Jerusalem. Cuenta la Biblia que desde aquí Moisés junto al pueblo elegido, después de haber vagado 40 años por el desierto, divisó Canaán, la tierra prometida.

Tenemos que partir de la premisa que el mesianismo es una de las más profundas convicciones condensadas en el pensamiento religioso. De hecho, la creencia en la llegada del Mesías -un descendiente de la casa de David que redimirá a la humanidad y establecerá el Reino de Dios en la Tierra- es una tradición que pervive desde la época de profeta Isaías. Los libros sagrados nos revelan la leyes éticas y morales emanadas por la voluntad de Dios padre todopoderoso y a las que debemos obligado cumplimiento. Los Hebreos, por un lado, afirman que el rey David fue el fundador del estado judío, que el rey Salomón, sabio entre los sabios, construyó el templo de Jerusalem, que el patriarca Jacob, hijo predilecto de Yhavé, es el padre de los israelitas; los musulmanes sostienen que desde la mezquita de Al- Aksar, la mezquita lejana que se describe en el Corán, Mohamed, en su viaje nocturno, ascendió a los cielos a platicar con Alha y los profetas; y, como no, para los cristianos Tierra Santa es el lugar donde se desarrollaron los pasajes más relevantes de la historia de Jesucristo, el hijo de Dios

«Todos los pueblos del mundo deben saber lo fuerte que es la mano del señor. Toda esta tierra es nuestra, definitivamente nos pertenece. Es una herencia sagrada de nuestros antepasados, de nuestro padre Abraham, de nuestro padre Isaac, de nuestro padre Jacob. Por eso debemos dejar claro que no hay territorios árabes, que no hay ningún país árabe, que solo hay un país de Israel» -Palabras del rabino Tzi Iacohen Kook personalidad de reconocido prestigio en Israel.

En la tierra de la beatitud y la espiritualidad, en la cuna de los dioses monoteístas el odio y la violencia campean a sus anchas. A partir de 1948 cuando «Eretz Israel» apoyado por la ONU, declara su independencia, se inicia uno de los conflictos más sanguinarios de todo el orbe. Los judíos se proclaman «el pueblo elegido por Dios» y los legítimos herederos de la tierra prometida. Desde entonces el único lenguaje que prevalece es el de las armas, la destrucción y la muerte.

«La biblia nos manda conquistar la tierra de Israel, a exterminar a sus habitantes y a repoblarlo. En este país no hay sitio para otra gente que el pueblo de Israel» -rabino Moshe Ben Zion Ushpizay.

En estos montes yermos y estériles hace miles de años germinó la semilla del pensamiento judeo-cristiano que cimentó las bases de la cultura occidental. Cualquier crítica a los dógmas teológicos significaría una herejía imperdonable.

Tal vez en otras latitudes no se comprenda el exhacerbado misticismo y la defensa de las tradiciones milenarias que marca a hierro candente la psicología de masas. Tu identidad es la religión y el conjunto de las relaciones sociales giran alrededor de esta.

Palestina o la ANP el pasado fin de semana presentó su adhesión como estado de pleno derecho en la ONU. El » rais » Mahmoud Abbas en un largo discurso explicó las razones por las que Palestina merece ser una nación libre e independiente. Aunque cuenta con el voto favorable de aproximadamente 125 países del mundo en su camino se atraviesa un escollo insalvable: EE.UU, fiel aliado de Israel, aplicará su veto en el Consejo de Seguridad. Por lo tanto no hay ninguna posibilidad de que se materialicen sus legítimas aspiraciones.

Los defensores de la causa sionista han iniciado una meticulosa campaña de desprestigio contra los árabes. Los muros de Jerusalem están empapelados con carteles en los que se observa al antiguo al Mufti de Jerusalem, Amin al Husseini, sentado junto a Hitler. Los árabes, en la segunda guerra mundial, se aliaron al Tercer Reich, ya que el fuhrer les prometió expulsar a las fuerzas coloniales de Francia e Inglaterra y otorgarles la independencia. El mismo Mufti fue el encargado de reclutar a miles de bosnios y albaneses musulmanes para las SS, responsables de la represión y las masacres contra los partizanos yugoeslavos. Al Mufti se le acusa de crímenes contra la humanidad pues se le considera uno de los artífices de «la Solución Final». La táctica de Israel y su servicio de propaganda es ligar a los palestinos con el nazismo y, por consiguiente, con el holocausto. Ellos tienen que convencer al mundo que son las víctimas y no los victimarios.

Quien recientemente haya visitado los territorios ocupados se dará cuenta del cerco ignominioso al a que se ve sometida la población civil. Es desesperante, el tiempo se agota, los traumas psicológicos son irreversibles, pasan los años, los lustros sin que se vislumbre una pronta solución a esta tragedia. La Hoja de Ruta que preveía la creación de un estado palestino para el 2005 es un ejemplo más de la intransigencia sionista.

En la actualidad Palestina no es más que es un grotesco garabato trazado en los mapas del «gran Israel», un territorio difuso, sin homogenidad, cercado por un laberinto de barreras, alambradas check-points, trincheras, campos minados, alambradas electrificadas, torretas o garitas de vigilancia computarizadas y un muro de hormigón de 8 metros de altura que sobrepasa los 300 kilómetros de longitud. El fiel retrato de un gigantesco campo de concentración cuya finalidad es la separación física de las dos comunidades. Una obra concebida al mejor estilo del apartheid sudafricano con carreteras exclusivas para israelíes, aceras para israelíes, barrios para israelíes. En el fondo lo que se busca es la pacificación y rendición incondicional del «enemigo» (con la complicidad de la comunidad internacional, claro)

Aquella Cisjordania de 1946 que bajo mandato británico acumulaba un total 27.000 kilómetros cuadrados, no es ni sombra de lo que fue pues en el presente ha quedado reducida a tan sólo 6.000 kilómetros cuadrados. Los habitantes de Palestina ocupada (Gaza y Cisjordania) suman un total de 3. 900.000 habitantes, refugiados en Siria, Líbano y Jordania hay más de 4.000.000 millones, en la diaspora repartidos por los cinco continentes otros 3.000.000 millones. Sin olvidarnos del millón largo que ostentan ciudadanía israelita. El índice demográfico de Palestina es uno de los más elevados del mundo con un 70% de la población menor de 30 años. Las ciudades palestinas, aunque gozan de autonomía propia, permanecen bajo la tutela israelí que se reserva el derecho a instaurar el toque de queda o invadirlas según su conveniencia. En los territorios ocupados el papel moneda de uso corriente es el shekel israelí, la ANP no puede expedir cédulas de identidad o pasaportes, los productos de importación o exportación deben pasar necesariamente por la aduana israelí, la única frontera que controla con el mundo exterior es la de Rafha con Egipto (que Mubarak cerró a cal y canto) el desarrollo industrial es muy precario y los recursos de energía y agua son insuficientes para satisfacer la demanda de la población. Además carece de un ejército que haga valer su soberanía,- «Israel no puede aceptar un estado palestino a no ser que se le den garantías que es desmilitarizado»- Palestina tiene las manos atadas pues depende por completo de la ayuda humanitaria o las donaciones que administra la ONU a través de la UNRWA. El gobierno hebreo tiene planes a corto plazo de prohibir la entrada de obreros y obreras palestinos en su territorio(más de 50.000 laboran en Israel) reemplazándolos por trabajadores suramericanos, asiáticos o de Europa del este. La asfixia económica es parte también de la estrategia de guerra. En fin, un estado palestino débil y dividido tiene muy pocas posibilidades de supervivencia.

No se han cumplido los compromisos que se habían establecido en Oslo ni en la Hoja de Ruta firmada en Annapolis. Los puntos más polémicos como el fin de los asentamientos ilegales, una solución de dos estados con capital en Jerusalem, el regreso de los refugiados, la liberación de los presos y la restitución de la tierras obstaculizan la firma de un tratado de paz integro y definitivo. No tiene ningún sentido continuar los diálogos con la potencia ocupante que no respeta el derecho internacional ni las resoluciones dela ONU.

El discurso sionista afirma que Jordania es la verdadera patria de los palestinos, que todos deberían marcharse al otro lado del río Jordán pues «Judea y Samaria»- término bíblico con el que nombran a Palestina- pertenece a las tribus de Israel por derecho divino. Humanamente es imposible abrir vías de entendimiento. Sólo un hecho sobrenatural, tal vez la venida del mesías o salvador podría cambiar el curso de la historia. Por ahora es utópico que ambas comunidades vivan en paz y seguridad. Tendrían que pasar generaciones para aplacar el odio atávico, el rencor y la venganza. Israel ejerce su papel de carcelero y cuenta con la tecnología y el armamento suficiente para llevar a cabo dicho cometido. «Las fronteras están donde hay colonos judíos. No son líneas en un mapa» Ariel Sharon.

Los compromisos de Annapolis y la hoja de ruta establecían plazos a las distintas fases del proceso de paz entre árabes e israelíes pero todo a quedado en agua de borrajas. Desde hace diez años apenas se han logrado avances significativos pues Israel no tiene ninguna voluntad de negociar. Los políticos hebreos son unos zorros, ellos saben que el tiempo juega a su favor y lo dilatan a su capricho pues al fin y al cabo EE.UU les cubre las espaldas.

Todos los esfuerzos para llegar a un acuerdo de paz han sido inútiles, por más cuartetos de la ONU, Rusia, La Unión Europea y EEUU, por más cumbres y encuentros propiciados por los mediadores, los secretarios de estado, presidentes, primeros ministros, lo cierto es que los avances son muy precarios. Las Naciones Unidas han emitido innumerables resoluciones para que se vuelva a las fronteras del año 1967 y en el colmo de la desfachatez la cifra de colonos en los territorios ocupados superan los 500.000 cuando hace una década no llegaban a los 200. 000. ¿quién se atreve a desalojar a estos ultraortodoxos, a estos extranjeros la mayoría inmigrantes procedentes de Europa del Este y Rusia que viven atrincherados en sus asentamientos bajo la protección del Tzahal o el ejército hebreo?

La conquista continúa, el castigo colectivo, las demoliciones de casas, la destrucción de infraestructuras básicas. los árboles arrancados, los cultivos quemados, los terrenos confiscados, los asesinatos selectivos, las ejecuciones sumarísimas. Ni que decir tiene las masacres cometidas contra la población civil en Gaza, -bloqueada desde el 2006 por tierra, mar y aire- donde la campaña militar «Plomo Fundido» a finales del 2008 y principios del 2009, dejó más de 1.500 muertos. Se ha elegido la represión y el terrorismo de estado como el método más efectivo para eliminar los focos de resistencia. Sin el más mínimo respeto a los derechos humanos en las cárceles sionistas se hacinan más de 8.000 presos palestinos, el Shabak no perdona ni a los menores de edad que van a cumplir sus penas en el correccional de Kfar Etsion. Este es un genocidio inmisericorde que sentencia al pie de la letra el armagedón bíblico. La comunidad internacional horrorizada emite comunicados de condena, se lamentan de «los actos desproporcionados contra la población civil» y en un intento por tranquilizar sus conciencias «llama a las partes al diálogo». Parece que los palestinos se tendrán que conformar con disfrutar en el «yenna» o paraíso lo que les ha sido negado en la tierra.

Las dos intifadas palestinas son el fiel reflejo de la angustia y la impotencia que cunde entre la población. Parece que queda más alternativa que batirse a palazos y a pedradas contra los tanques Merkava o los helicópteros Apache. Los voluntarios dispuestos a convertirse en mártires suicidas proliferan deseosos por aplicar la famosa ley del Talión, ojo por ojo, diente por diente.

«El mandamiento No Matarás sólo es válido entre judíos. Los no judíos carecen por naturaleza de compasión y se les puede atacar para someter sus inclinaciones malvadas. También se puede matar de forma lícita a los niños de los enemigos de Israel, porque está claro que crecerán para dañarnos» -Rabino Yitzak Shapira, celebridad entre los colonos ultraortodoxos

Si de hecho la situación en los territorios ocupados es masacrante la guerra civil desatada entre las facciones de Hamas y Al Fatha la hace aún más tenebrosa. Tras la victoria de Hamas en las elecciones democráticas del año 2006. La carta fundacional de Hamas propugna la destrucción total de Israel; por el contrario, Al -Fatha se ha sentado a negociar con el enemigo reconociendo al estado judío. De ahí que Hamas les acuse de colaboracionismo con las fuerzas de ocupación. Los países del golfo e Irán auxilian a los islamistas radicales para contrarestar el izquierdismo laicista que predica Al-Fatha.

El próposito de Israel y sus aliados (EEUU y Europa) es amansar la resistencia, aplacar la rebeldía, que bajen los brazos y se entreguen, que cese la violencia y el fundamentalismo religioso. El ideal supremo es cimentar una democracia al estilo occidental con dirigentes ímprobos capaces de negociar la paz de tú a tú con Israel.

«Si yo fuera un líder árabe, nunca firmaría un acuerdo con Israel. Es normal, hemos tomado su país. Ellos solo ven una cosa, que hemos llegado y hemos robado sus tierras. ¿por qué ellos deberían aceptar esto?» «Tenéis que trabajar fuerte y sin cesar -con invasión o con diplomacia- para construir el Imperio israelita que abarque los territorios entre el Nilo y el Éufrates» -David Ben Gurión (fundador del estado de Israel en 1948)

¿Es posible establecer dos estados uno palestino y el otro hebreo compartiendo a Jerusalem como capital? Tal posibilidad está absolutamente descartada pues el proyecto de colonización sionista es su única prioridad. Sólo la fuerza de la armas podrá hacerlos retroceder.

Palestina, es un país virtual, una mera ilusión, una bandera, un himno, las fotos de Arafat, de Marwan Bargohuti o el jeque Ahmed Yassin colgadas en las plazas de las principales ciudades, las pintadas en las paredes con mensajes revolucionarios en recuerdo de los miles de héroes y mártires caídos, la música religiosa que suena por los altoparlantes amaenizando el ambiente. La resistencia palestina le debe buena parte de su éxito a la solidaridad internacional y la ayuda desinteresada que le brindan los miles de voluntarios del mundo entero. Incluso hay quienes, aún a riesgo de sus vidas, llevan su compromiso hasta las últimas consecuencias conviertiéndose en escudos humanos. Como es el caso bien conocido de Rachel Corrie, una activista norteamericana miembra del ISM aplastada por un bulldozer cuando intentaba detener las demoliciones del ejército judío en la franja de Gaza.

Tenemos que reconocer la actual estatus Palestino es el fruto de las derrotas infligidas por Israel a los los países árabes durante las guerras de 1948,1967 y 1973. Es obvio que el vencedor imponga sus leyes y principios a los vencidos como ha sucedido tantas veces a lo largo de la historia. La población civil es la que ha pagado el más alto tributo de los errores militares cometidos por los ejercitos árabes que han desembocado en la Nakba y a la Naksa. Los países árabes con el paso del tiempo han terminado por aceptar la ocupación de Palestina y algunos han firmando tratados de paz y acuerdos económicos con el estado hebreo.

Por ambos bandos no cesan los discursos retóricos: «Al -Quds es la ciudad que conecta la tierra al cielo y no podemos rendirnos los deseos del sionismo de usurparlo» Jaled Mechal, líder de Hamas. «Palestina será propiedad e los musulmanes hasta el día del juicio» -Jeque Ahmed Yassin. «Jerusalem para los judíos es la capital eterna e indivisible. El pueblo judío construyó Jerusalem hace 3000 años y seguirá haciéndolo hoy. Jerusalem no es un asentamiento. Es nuestra capital» -Benjamin Netanyahu «el mundo está enfermo moral y éticamente y el causante de la enfermedad es el shaitán (diablo) Israel. Si extirpamos ese tumor maligno la tierra recobrará su esplendor» De acuerdo con la Sharia todo territorio que un día fue conquistado por la espada del Islam pertenece la Islam. «lo que no se puede hacer con la fuerza se puede hacer con más fuerza» el credo de Ariel Sharon. «¡Creyentes! No toméis como amigos a los judíos y a los cristianos. Son amigos unos de otros. Quien de vosotros trabe amistad con ellos, se hace uno de ellos. Alha no guía al pueblo impío» Corán 5:51

Enfrentar a uno de los ejércitos más poderosos del mundo a pecho descubierto es una verdadera locura. Israel posee una maquinaria de guerra demoledora, una tecnología militar impresionante: aviones, tanques, cañones, helicópteros, satélites, misiles de alta precisión, y como si fuera poco en sus arsenales descansa la bomba atómica. La ANP apenas tiene unas «fuerzas de seguridad» dotadas con armas cortas y fusiles de asalto, una milicia adiestrada en el Centro Internacional de Entrenamiento Policial en Jordania, bajo los auspicios del coordinador de seguridad de Estados Unidos, general Keith Dayton. Todo el trabajo cuenta con el visto bueno del Ministerio de Defensa israelí, la CIA y el Mosad. A la ANP se le ha confiado la misión de aniquilar a los miembros de Hamas y reestablecer el orden en las zonas bajo su control. De los aproximadamente 2.000 cuadros de la resistencia y simples simpatizantes detenidos desde mediados de junio de 2007, más de 800 fueron secuestrados por los policías de Fatah. Como premio a los servicios prestados reciben más de 1.800 millones de dólares de asistencia internacional respaldada por los Estados Unidos. En tanto que la franja de Gaza gobernada por Ismail Haniya de Hamas sufre un bloqueo agobiante por su actitud hostil y belicista.

Los islamistas radicales adquieren armamento de contrabando a través de los túneles localizados en la frontera con Egipto. También han desarrollado misiles artesanales de corto alcance «Kazam» que disparan frecuentemente sobre el sur de Israel. Las milicias de Hamas y otros grupos de resistencia como la Yihad Islámica, las Brigadas de Abú Alí Mustafá o las brigadas de Naser Salaj a Din organizados en comandos suicidas se infiltran en las líneas enemigas golpeando las posiciones del ejército hebreo. Las aleyas del Corán y la fe en Alha son armas secretas que suplen con creces las carencias logísticas. No hay más que remitirnos a lo que sucedió en la guerra del Líbano en el 2006 cuando el ejército del norte de Israel (Pikúd Ha Tzafon) tuvo que replegarse a las líneas defensivas de su frontera sur tras librar encarnizados combates contra Hezbollah, el partido de Dios chiita. El invencible ejército hebreo sufrió la primera derrota en toda su historia conjurarando ese malhado de fatalidad tan habitual entre los árabes. La república islámica de Irán está muy interesada en expandir la revolución jomeinista y patrocina las milicias de Hezbollah y Hamas. Los iraníes con el desarrollo de su programa atómico amenzan con echarle más leña al fuego a una de las zonas más inestables del planeta.

Desafortunadamente los palestinos se encuentran divididos, no hay unidad de acción por culpa de las rencillas internas que enfrentan a Hamas y Al Fatha.(en teoría signaron la reconciliación el pasado mes de abril en el Cairo, pero, según los observadores, se trata tan sólo de un mero formalismo) Por supuesto el único beneficiado de esta guerra fratricida es Israel. Por el contrario, el Likoud, la derecha conservadora y liberal sionista, ha pactado con los ultranacionalistas del Kadima para garantizar la fortaleza de sus instituciones. Al pueblo palestino lo han traicionado los especuladores, lo han estafado los traficantes, los burócratas, las sanguijuelas delos servicios sociales, todos quieren sacar partido de su desgracias; las ONGs, la ANP, las fundaciones. En realidad les conviene eternizar el asistencialismo y dependencia para seguir explotando el filón inagotable de la ayuda humanitaria.

Otro drama es el de los millones de refugiados que desde el año 1947 han tenido que escapar a los países vecinos como Líbano, Siria o Jordania. Un gran porcentaje de los desplazados todavía no se les ha integrado, no se les ha absorbido se les excluye, se les niega sus derechos civiles confinándolos en unos guetos donde no se les permite trabajar y se les restrige la libertad de movimientos. Son «ciudadanos» de segunda y de tercera a los que se trata con desprecio. Con razón la gran mayoría tramitan el asilo político en Europa, EEUU, Canadá o Australia cansados de soportar esta maldita maldición.

De la manera más artera y ruin la burocracia de la OLP y Al Fatha, «los gloriosos fedayines de antaño», se ha enriquecido a costa del sufrimiento de su pueblo. Estos infelices han desviado los fondos del FMI y la Unión Europea a sus cuentas particulares. Apropiarse de la ayuda humanitaria y las donaciones económicas procedentes de los países amigos es un delito infame que no admite ninguna justificación. Tan deleznable proceder trajo como consecuencia la victoria de Hamas en las elecciones legislativas del 2006. Los islamistas con una propuesta de cambio y depuración obtuvieron la mayoría absoluta. Aunque tales resultados no fueron reconocidos por la por la Unión Europea y EE.UU ya que consideran a Hamas una organización terrorista. Israel se jacta de ser el muro de contención que proteje a la civilización occidental del fundamentalismo islámico.

Por paradójico que parezca en Gaza y Cisjordania se está experimentando un auge económico sin precedentes. En Ramallah el boom de construcción ha cambiado por completo el paisaje de la ciudad, se han levantado rascacielos y hasta un hotel de cinco estrellas de la cadena Suiza Movenpick. Los banqueros, empresarios e inversionistas, especialmente del Golfo Pérsico, tienen carta blanca para hacer y deshacer a su antojo. Dentro de unos meses se comenzará a edificar el centro comercial ERSAL «will be the largest commercial real estate develompment in Palestine» Sin duda el shopping o el consumo desaforado es el método elegido para amansar la resistencia palestina. Igualmente en Gaza se ha inagurado el ArcMed Hotels gestionado por la Fundación Internacional «Olof Palme» además, el Gaza Mall -un centro comercial al estilo americano- es todo un éxito entre la población gazatí ansiosa por admirar los lujosos escaparates donde se exhiben las marcas más prestigiosas del mundo. «más de 3500 casas han sido destruidas y otras 50.000 averiadas durante la operación israelí » plomo fundido » Gaza no tiene capacidad económica alguna para afrontar la reconstrucción de tal envergadura» -informe de Amnistía internacional.

La estratagema es mejorar la situación económica de la gente confiados en que la fórmula mágica de «barriga llena corazón contento» prevenga la aparición de una nueva intifada. Hay que elegir entre vivir en paz con una tarjeta Visa en el bolsillo o sufrir los espantosos bombardeos de los F-15 israelíes. Es una forma de chantajear al pueblo para que comprenda que la prosperidad está directamente relacionada a la ausencia de atentados y acciones violentas. Hay que convencerlos que el fundamentalismo religioso y las tradiciones arcaícas les impide integrase en una sociedad moderna. ¿por qué aumenta el papeleo para pedir ciudadanía hebrea entre los palestinos de Jerusalem oriental? Todo apunta a que buscan las subvenciones y los beneficios sociales que ofrece el gobierno judío.

El capitalismo enfila sus baterías para enajenarlos con los parabienes de la sociedad de consumo. Sobre el techo de las casas y edificios reesplandecen los enjambres de antenas parabólicas. Porque son los canales de televisión los encargados de infiltarse y manipular las conciencias. En pocas palabras, si se portan bien, recibirán como premio las grandes ofertas del lleve dos por el precio de uno en los supermercados. En Ramallah, en Hebrón o en Yenín o en la misma Gaza el sueño dorado es comprarse un Mercedes Benz, un BlackBerry o una pantalla gigante de televisión. Castrar la rebeldía es una de la máximas prioridades.

A pesar de que el alcohol es un pecado capital entre los musulmanes el whisky, el vodka, la cerveza o el arak, son tentaciones irresistibles que acaban por imponerse. Una prueba clara del rechazo a tales «prácticas impías» ha sido el asesinato el pasado mes de abril del cooperante Italiano Vitorio Arrigoni acusado por los salafistas de «corromper a los jóvenes de Gaza con los vicios de la decadente civilización occidental» Unos días antes en Yenín el actor teatral y cineasta árabe-israelí e impulsor del Teatro de la Libertad Juliano Mer-Khamis fue asesinado de varios disparos por un encapuchado. Juliano predicaba la libertad, no sólo frente a Israel, sino frente a la tradición islámica. Se propuso impulsar la igualdad de sexos, el feminismo y el pensamiento crítico sin medir las consecuencias.

La llamada «primavera árabe» que tumbó dictaduras sanguinarias y corruptas es uno de los acontecimientos más relevantes de la historia contemporánea. La juventud harta de soportar tantas mentiras e hipocresía se echó a la calle a exigir justicia y libertad. La respuesta no se hizo esperar pues los militares y policías acatando órdenes gubernativas no tuvieron ningún reparo en disolver las manifestaciones y masacrarlos. ¡Qué casualidad! Estos cobardes han copiado los mismos métodos utilizados por el sionismo en la Palestina ocupada. Así Se cumple al pie de la letra esa célebre frase que pronunció el destacado historiador sirio Sami Moubayed: «Los países árabes han perdido todas las guerras contra Israel y han ganado todas las batallas contra su propio pueblo». El proceso de democratización en Medio Oriente forjará un nuevo orden en la zona. Algo que traerá graves consecuencias para la seguridad de Israel que cada día va a quedar más aislado y sin argumentos para continuar con su política de «hechos consumados»

Cae la tarde en el monte Nebo y allá en la distancia se diluye la silueta de la mezquita de Al-Aqsar en Jerusalem. Todo ha sido un espejismo. Muchos nostálgicos vienen a observar desde este promontorio la tierra prometida- seguramente algunos son hijos o nietos de los palestinos desterrados- se sientan, beben un café y se dedican a fumar la arguila; pasan y pasan las horas muertas echando bocanadas de humo en un desquiciado ceremonial. Son los perdedores, han sido derrotados y vienen aquí a mascullar su amargura.

Los territorios ocupados se parecen cada vez más a una reserva india norteamericana donde el marshall o sheriff Israel a balazos mantiene a raya a los indios rebeldes. La historia nos revela una larga lista de pueblos y de etnias que han sido devoradas por el colonialismo y el imperialismo. El tiempo teje la mortaja de Palestina, pasan los años y lo van reduciendo a la mínima expresión. Un pueblo sin tierra es como un árbol sin raíces y su supervivencia está en peligro.

Los dioses monoteistas no responden ¿serán sordomudos? sólo una brisa cálida barre las áridas montañas de tierar santa. El padre Abraham ha abandonado a su hijos y el futuro de su estirpe se ve amenazado por negros nubarrones.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.