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El Escuadrón 17 de la dictadura en Baracoa entre la resistencia, la rendición o la fuga

Fuentes: Rebelión

El triunfo de la Revolución es una verdad de la que nadie duda.

Raúl Castro Ruz, 5 de diciembre, 1958

A principios de diciembre de 1958 todo indicaba que el desplome de la tiranía batistiana ocurriría inexorablemente más pronto que tarde. Después del combate del Guamá, a unos kilómetros apenas de la ciudad de Baracoa, ocurrido el 4 de noviembre, inmediatamente después de las fraudulentas elecciones celebradas el 3 de noviembre, las tropas del ejército de la tiranía quedaron prácticamente sitiadas por todas partes por el Ejército Rebelde. Sobre este momento histórico recomiendo la lectura del artículo “¡Ahora sí se acaba Imalia! y el combate en Guamá de Baracoa entre el ejército rebelde y el de la tiranía en Cuba”.

Fue en esas circunstancias que el entonces Comandante Raúl Castro Ruz envió este mensaje:

Territorio libre de Cuba, diciembre 5 de 1958. Al teniente Isidro Blanco, Jefe de la plaza de Baracoa

Distinguido jefe militar:

Conociendo de sus contactos con el capitán Zapata, jefe de una de las compañías de la Columna 18 “Antonio López Fernández”, que manda el comandante Félix Pena, aprovecho la oportunidad de esa vía para enviarle adjuntas las bases de la rendición que hemos establecido sobre los objetivos militares sitiados por nuestro Ejército Revolucionario, así como las instrucciones emitidas por nuestro máximo líder, Fidel Castro Ruz.

Esperamos que su conciencia de cubano y adversario leal, le permita considerar las bases y determinar su conducta futura, la que ha de ser correcta al rendir su plaza a las armas rebeldes, le ahorraría mucha sangre y dolor a la patria, sangre que seguramente ha de derramarse tanto de soldados de la dictadura como de combatientes revolucionarios si su decisión es la de resistir y seguir combatiendo por una causa injusta y que además está siendo arrolladoramente vencida por fuerzas de nuestro Ejército Revolucionario.

Que su conciencia de adversario leal le ilumine en estos momentos en que el triunfo de la Revolución es una verdad de la que nadie duda.

Saludos de Raúl Castro Ruz, Comandante jefe Segundo Frente Oriental “Frank País”. Libertad o Muerte.

Desde el día 20 de diciembre las fuerzas de la dictadura habían sido sometidas a un hostigamiento constante. Intentaron salidas hacia Duaba y Cabacú, pero fueron rechazadas. En fin, prácticamente estaban prisioneras dentro de los límites estrechos de la ciudad de Baracoa y sometidas a un estado de desgaste físico y psicológico que a la larga haría insostenible la resistencia. La rendición planteada por Raúl era la opción más rápida y razonable, pero el mando del Escuadrón y el alto mando del Ejército batistiano escogieron desesperadamente la fuga. Así en una desbandada precipitada fueron evacuadas las tropas sitiadas y trasladadas a Santiago de Cuba por mar el 26 de diciembre. Al día siguiente la ciudad fue ocupada por ejército rebelde. Un grupo de soldados, que conspiraban contra el régimen, el 27 de diciembre se unieron a los rebeldes. Fueron liberados los revolucionarios presos en la cárcel y el pueblo baracoense se volcó a las calles para festejar la entrada del Ejército Rebelde. La Ciudad Primada de Cuba al fin era territorio libre.

Las calles angostas y vetustas de Baracoa eran un mar humano que saludaba y abrazaba a los miembros del Ejército Rebelde y a los miembros de las milicias clandestinas revolucionarias, que en conjunto empezaron a adoptar las medidas organizativas, de dirección y orientación a la población. Nunca se había visto una fiesta tan sui génesis en medio de un conflicto armado. La libertad, tanto tiempo perdida por la usurpación de un régimen tiránico, era recobrada a un precio alto de lucha, de sacrificio y de muerte.

Ese día, en el local del Ayuntamiento, se reunieron los principales factores revolucionarios, presididos por el Comandante Pena y los Capitanes José Durán Bravet (Zapata) y Carlos Lahite Lahera. Una vez concluida dicha reunión se conoció que se habían designado las autoridades militares y civiles de la ciudad.

Poco tiempo después el Comandante Pena, sus capitanes y demás tropas, en medio del gentío multitudinario, montaron en sus transportes para dirigirse hacia la ciudad de Guantánamo, lugar donde se concentrarían varias columnas para el cerco y la liberación de aquella región.

Fue en esas circunstancias, recién terminada la reunión en el Ayuntamiento, que recibí la orientación de presentarme en la radioemisora local CMDX Radio Baracoa para que a partir de entonces pusieran a la disposición del Movimiento 26 de Julio los espacios radiales a fin de transmitir las orientaciones revolucionarias que se consideraran pertinentes, de lo cual sería responsable.

El primer mensaje fue reiterado en varios días y fueron ampliados con noticias e informaciones improvisadas, de hechos ocurridos en Baracoa y en el resto del país, haciéndonos eco de las informaciones recibidas por Radio Rebelde y de las autoridades que dirigían a la ciudad.

“Se pide al pueblo de Baracoa que proceda con cordura. Se pide que no se cometan hechos que pugnen con la ejecutoria y la moral de la Revolución”.

De Fidel Castro se dio lectura a ideas aparecidas en uno de sus artículos publicados en Bohemia:

“La lucha no es solamente contra los gobernantes de hoy, sino contra los que ayer también habían hecho sufrir a la patria.”

“Reuniremos a nuestros compatriotas detrás de una idea de dignidad plena para el pueblo de Cuba y de justicia para los hambrientos y olvidados y de castigo para los grandes culpables. A las puertas de los malversadores tocaremos después de la Revolución.”

“El pueblo cubano desea algo más que un simple cambio de mandos. Cuba ansía un cambio radical en todos los campos de la vida pública y social. Hay que darle al pueblo algo más que libertad y democracia en términos abstractos, hay que proporcionarle una existencia decorosa.”

Por la radio continuamos orientando con mensajes dirigidos al Ejército Rebelde y a los campesinos:

“Un saludo de gratitud y admiración damos al esforzado Ejército Rebelde. Ustedes han sufrido los mayores dolores, ustedes han pasado por los mayores sacrificios. Por eso merecen que este pueblo testimonie con tanta sinceridad su agradecimiento eterno.”

“Baracoa envió a muchos de sus hijos a las montañas. Cientos de ellos regresaron de nuevo, pero otros no volvieron. Fueron los muertos. Los amados muertos de la patria, para quienes debe tener nuestro pueblo un recuerdo eterno. Honor para Rodney Coutín, Roberto Reyes, Cecilio Gómez, Rúber López, Benito Suárez Abella y los otros mártires de la patria que murieron por Cuba.”

“Mensaje a los campesinos: “Campesino cubano, tú has dado albergue y protección al Ejército Rebelde. Tú has sufrido los zarpazos de la tiranía. Por todo eso, la patria tiene una deuda de gratitud contigo. La Reforma Agraria y mejoras del estado social y económico, serán realidad cuando triunfe la Revolución.”

La sede del Escuadrón 17 era una antigua fortificación que el capitán general español Güemes de Horcasitas, decidió construir sobre una cumbre de más de 100 metros sobre el nivel del mar y que fue denominado «Seboruco de Santa Bárbara». A lo largo del tiempo sus finalidades variaron en dependencia de los distintos gobiernos y circunstancias históricas: acogió en 1898 a las tropas norteamericanas y en 1915 su nombre fue cambiado por el de castillo Sanguily, en memoria del general del ejército mambí Julio Sanguily. En la etapa batistiana fue lugar de tortura y represión.

Tuve la oportunidad de recorrer el interior y el exterior del Cuartel Sanguily y pude comprobar el desorden que dejaron las tropas en su urgente y desesperada huida, las huellas de las celdas de prisión y tortura, y la cantidad de documentos rotos, regados y quemados dentro y alrededor de la fortaleza, que el mando militar en su precipitado plan de fuga trataba de destruir como evidencias.

La rendición local de las tropas no aceptada por el Jefe del Escuadrón 17 de Baracoa, escogiendo la fuga hacia Santiago de Cuba, en apenas 6 días tuvieron que aceptarla del alto mando del Ejército de Santiago al Ejército Rebelde bajo el mando de Fidel y correspondió a Raúl, con su presencia en el cuartel Moncada, materializar la rendición de toda la tropa allí reunida a tales efectos. Terminaba así la historia de un ejército que mantuvo en el poder a la dictadura hasta la fuga del dictador y su cuadrilla gobernante. El acontecimiento ocurrió el 1 de enero de 1959.

Pronto los militares y colaboradores batistianos con expedientes de asesinatos y tropelías en Baracoa fueron detenidos y retornados para sus enjuiciamientos por los tribunales revolucionarios.

Durante los juicios en desarrollo, y ante la campaña enemiga, se efectuó un acto con la presencia masiva de los baracoenses, en el parque central y con tribuna frente a la iglesia y el teatro Encanto. En el mismo intervinieron varios oradores y se respaldó la celebración de los juicios contra los asesinos y torturadores, ya que, como expresé en aquel momento, “era la hora de poner la justicia tan alto como las palmas”.

Wilkie Delgado Correa. Doctor en Ciencias Médicas. Doctor Honoris Causa. Profesor Titular y Consultante. Profesor Emérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Premio al Mérito Científico por la obra de toda la vida.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.