No es novedad que el Estado español obtenga notas muy pobres en la investigación anual que realiza la ONG Transparencia Internacional, que mide las herramientas de cada Estado para hacer frente a la corrupción. Pero sí lo es que empeore incluso sus cifras anteriores.
En el estudio actualizado presentado este martes suma 60 puntos sobre 100, uno menos que el pasado año y dos menos que en 2021. Y lo que puede resultar aún más elocuente: en el ranking a escala mundial se sitúa por debajo de Botswana, Cabo Verde y San Vicente y las Granadinas, y por encima de Letonia y Qatar.
A la cabeza de esta clasificación se sitúan Dinamarca, Finlandia, Nueva Zelanda, Noruega y Singapur (países del norte de Europa acreditan muy buenas puntuaciones). Y las últimas son Sudán del Sur, Siria y Somalia. El Estado francés se sitúa en el puesto 21, con 72 puntos de nota frente a los 60 del español (puesto 35).
La ONG Transparencia Internacional, organización dedicada a medir e investigar la corrupción global en el sector público, advierte en su informe de la «incapacidad» del Estado español para impulsar «órganos independientes de control» del poder.
La presidenta de Transparencia Internacional, Silvina Bacigalupo, ha hecho hincapié en que faltan reformas estructurales e institucionales al respecto.
El profesor Manuel Villoria, que forma parte también del comité de dirección de esta organización, se ha referido a que «los propios partidos se matan por controlar las instituciones», en alusión a la «pelea» que han mantenido por el CGPJ y el TC.
Bajada a nivel mundial
A nivel planetario, Transparencia Internacional ha apuntado a «un estancamiento de los esfuerzos anticorrupción» y ha dicho que la incapacidad de los países a la hora de abordarlo está acentuando la «nueva ola de incertidumbre» internacional a causa de la pandemia de coronavirus, la crisis climática y el aumento de las amenazas de seguridad.
El Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de este año revela que 124 estados han mantenido unos niveles estancados respecto al año anterior, mientras que 31 han empeorado y solo 24 han mejorado, al tiempo que ha subrayado que «la paz mundial se está deteriorando y la corrupción es causa y resultado de ello». «La corrupción y el conflicto se alimentan y amenazan una paz duradera», ha explicado.
Así, ha argumentado que «el conflicto crea un terreno fértil para la corrupción, con inestabilidad política, aumento de la presión sobre los recursos y una debilitación de los organismos de supervisión, lo que genera oportunidades para crímenes como el soborno y la malversación», al tiempo que ha reseñado que «de forma poco sorprendente, la mayoría de los países en la parte baja del IPC experimentan o han experimentado hace poco un conflicto armado».
Transparencia Internacional ha apuntado que «los acontecimientos en 2022 han mostrado de nuevo que los países en los que se perciben bajos niveles de corrupción en el sector público son muy vulnerables a la influencia indebida de intereses privados, tanto nacionales como internacionales» y ha puesto como ejemplo la caída de países como Australia, Austria, Canadá, Luxemburgo y Reino Unido.