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Entrevista con Atheel al-Nujaifi, Gobernador de Mosul en el exilio

«El Estado Islámico puede unir a los iraquíes»

Fuentes: Gara

Mientras se suceden los ataques aéreos contra la segunda ciduad del país, GARA recoge en exclusiva la visión de Atheel al-Nujaifi, la principal autoridad en la provincia de Nínive hasta que ésta fuera tomada por islamistas el pasado mes de junio.

Cuando GARA entrevistó al señor Nujaifi (Mosul, 1958) por primera vez, en abril de 2013, éste recibía en el edificio de la gobernación de Nínive, en el centro de Mosul, y al clamor de una manifestaciones masivas a escaso cien metros de allí. Nujaifi visitaba la plaza donde se desarrollaban las protestas que ponían en jaque al Gobierno de Bagdad mostrando abiertamente su apoyo, y lanzando declaraciones incendiarias en discursos y entrevistas («El Gobierno de Bagdad debe caer», fue el titular que nos dio entonces). Difícilmente podía imaginar este hijo de una próspera tribu mosulí la sorpresa que le depararía el destino más cercano: hoy su antiguo despacho lo ocupan los mismos yihadistas que destruyeron su casa el pasado junio, y las malas lenguas aseguran que sus caballos fueron vistos por última vez en Raqqa (Siria). Lejos de tirar la toalla, Nujaifi dirige hoy una suerte de «Gobierno en la sombra» desde un barrio residencial a las afueras de Erbil (capital de Kurdistán Sur). 

Nujaifi asegura que su agenda es aún más apurada que durante la visita anterior. A altas horas de la noche, el gobernador en el exilio consigue finalmente hacernos un hueco.

«Nos robaron la revolución», lamenta Nujaifi en un perfecto inglés, justo antes de realizar la entrevista a la que responderá sin traductor.

-Apenas bastaron tres días para que Mosul, la segunda ciudad de Iraq, cayera en manos de los islamistas. ¿Cómo lo explica?

-La razón principal es que aquellos responsables de defenderla, el Ejército iraquí, no tenían un interés real de hacerlo. Nuri al Maliki -ex Primer Ministro de Iraq- pensó que contaba con un poderoso Ejército que podría recuperar Mosul de nuevo en cualquier momento. Ya era demasiado tarde cuando se dio cuenta de que no era posible. Sin embargo, no olvidemos que fue el mismo el que ordenó al Ejército a retirarse de la zona oeste de la ciudad. Del 6 al 9 de junio sólo una brigada local de Policía luchó contra eI ISIS sin ayuda de ningún tipo, hasta que fueron finalmente masacrados.

-Usted apoyó abiertamente las manifestaciones masivas contra Bagdad que se reprodujeron en todas las provincias de mayoría sunita en 2013. Varios de los actores tras las mismas tildaron la caída de Mosul como una «victoria de la revolución» tras una «acción conjunta» de grupos islamistas, también de milicias locales y otras organizaciones cercanas al partido Baath.

-Desde el principio intenté convencer a esos grupos de que no tenían nada que ver con el ISIS pero muchos querían sentirse parte de una especie de revolución. El ISIS los utilizó durante los primeros días de euforia tras la retirada del Ejército de Maliki de la ciudad, pero una semana más tarde les obligó a entregar sus armas y a unirse al ISIS. Y lo mismo ocurrió entre la población civil: confiaron en el ISIS al principio pero les bastó unos días para entender la gravedad de la nueva coyuntura. Hoy Mosul se ha convertido en una cárcel al aire libre con dos horas de electricidad cada tres días. Y ese es el menor de sus castigos.

-Uno de los presuntos actores clave el pasado junio fue Ibrahim al Douri, vicepresidente con Saddam Hussein, hoy en la clandestinidad como líder del Ejército de los Hombres de la Orden Naqshbandi (JRTN). ¿Cuál es, en su opinión, el peso específico de dicho grupo?

-El Baath es, sin ningún género de duda, activo y eficaz con la propaganda y a la hora de dirigirse a la opinión pública, pero carece de poder militar. Por otra parte, el JRTN de al Douri sólo cuenta con un pequeño número de combatientes en sus filas. No tienen capacidad alguna para enfrentarse al ISIS.

-Algunos agentes sunitas locales establecen diferencias entre el ISIS en Siria y el iraquí. ¿Coincide usted?

-En absoluto. Hablamos de exactamente la misma gente a ambos lados de la frontera.

-«Insurgentes sunitas iraquíes aliándose con yihadistas extranjeros». ¿No le parece un patrón demasiado recurrente en Iraq desde 2003?

-La principal diferencia es que, después de 2003, sufrimos un régimen iraquí respaldado por Irán y los estadounidenses en nuestras áreas, mientras que hoy no hay régimen, sólo ISIS. Por otra parte, durante los últimos años la resistencia sunita ha combatido sin descanso, pero ha carecido de líderes políticos.

-¿Se puede recuperar Mosul?

-La única manera de hacerlo es que sean los residentes de Mosul los que luchen contra el ISIS, y están dispuestos a ello. Sin embargo, la desconfianza generada entre ellos en los últimos años constituye un obstáculo que hemos de superar, tenemos que convencerlos de que han de ser parte de la solución. De hecho, ya están luchando dentro de la ciudad a través de las llamadas «Brigadas de Mosul». Conducen actividades de sabotaje y asesinatos selectivos, pero su campo de acción aumentará a medida que lo haga la ayuda del exterior. Nosotros queremos transmitir el mensaje de que los que han de liberar a Mosul serán sus residentes mientras que el ISIS está diciendo lo contrario, que alguien va a venir de fuera a destruir la ciudad y matar a sus ciudadanos.

-Habla usted de «ayuda del exterior». ¿Cómo evalúa la recientes ataques aéreos llevados a cabo por las fuerzas de la coalición internacional?

-Son de gran ayuda. Los objetivos están siendo elegidos escrupulosamente para evitar daño colateral a los civiles. No obstante, los bombardeos no bastan para echar a los islamistas de nuestras casas. A la catástrofe humanitaria hay que añadirle la destrucción sistemática de todo nuestro patrimonio histórico. Y no olvidemos que la mayor parte de los templos destruidos son lugares de culto para musulmanes sunitas. Digo esto porque quiero subrayar que, a pesar de intentos por parte de ciertos sectores de criminalizar a la sociedad iraquí sunita en su conjunto vinculándola con el ISIS, como ya ocurrió con Al Qaeda durante la ocupación, somos precisamente las primeras víctimas de este monstruo.

-¿Apoyaría usted la presencia de tropas extranjeras en su provincia para contener el avance del ISIS?

-A día de hoy, la mayoría de los sunitas iraquíes creen que necesitan unirse para luchar contra el ISIS por lo que no necesitamos tropas extranjeras. Estamos creando nuestra propia fuerza de Policía y ya tenemos 4.500 solicitudes. En coordinación con el Ministerio de Interior kurdo hemos abierto dos oficinas de reclutamiento, en Dohuk y Erbil, en las que refugiados de toda Nínive están dando su nombre, pero no admitimos a nadie que venga directamente de Mosul para evitar infiltraciones. Esta misma semana hemos levantado un campamento donde formaremos a la Policía de Nínive. Quiero subrayar que no será una fuerza exclusivamente suní sino un cuerpo armado que incluye a cristianos, yezidíes y el resto de los pueblos de Nínive, una de las provincias más diversas de Iraq. El siguiente paso será la formación de una Guardia Nacional formada por voluntarios.

-¿No constituye la formación de un nuevo grupo armado un obstáculo más en sus históricamente complicadas relaciones con Bagdad?

-La nominación de Hayder al Abadi como nuevo Primer Ministro ha sido un acierto y, por primera vez desde 2003, hemos encontrado un apoyo real en Bagdad. La colaboración es estrecha y nos están apoyan con financiación y armas, porque ahora son conscientes de que el enemigo está casi a sus puertas, muy cerca de las zonas chiíes del país. Paradójicamente, podemos decir que el Estado Islámico puede unir a los iraquíes.

-Por el momento, sus vecinos kurdos no están sólo recibiendo apoyo desde el exterior, y de todo tipo, sino que también se han hecho con el control total de Kirkuk tras la estampida del Ejército iraquí. ¿Es este el final de la histórica disputa territorial entre árabes y kurdos? ¿Es el comienzo de un Estado kurdo?

-No es el momento adecuado para hablar de los territorios en disputa, o de nuevas entidades políticas en la región. Tenemos una necesidad apremiante común que es detener el avance del ISIS y expulsarlo de nuestra tierra, y ello será imposible sin coordinación entre nosotros. Una vez que hayamos conseguido este objetivo se puede abordar cualquier otro asunto de forma democrática. En cualquier caso, los kurdos son conscientes de que resulta imposible mantener el control sobre una ciudad si sus ciudadanos no están de acuerdo con el nuevo statu quo. Y lo saben porque la violencia ha sido incesante en Kirkuk durante la última década. Sea Kurdistán una región o un Estado en el futuro, Erbil sabe que si las regiones suníes del país son inestables ellos también sufrirán. Insisto, tenemos un problema de seguridad común que no debemos olvidar, ni ahora ni el futuro.

-Volviendo a las áreas en disputa, algunas de ellas como Tuz Khormato -a 170 kilómetros al norte de Bagdad-, con una población chií significativa han caído en manos de las milicias chiíes tras ser recuperadas al ISIS. ¿Teme que pueda suceder algo parecido en enclaves turcomanos chiíes en Nínive como el de Tal Afar, a 50 km al oeste de Mosul?

-Es verdad que la presencia de estos grupos a sueldo de Irán es abrumadora en ciertas áreas, pero dudo que puedan acceder a Tal Afar. Tuz Khormato está muy cerca de la principal zona chií iraquí, pero para llegar a Tal Afar -han de cruzar un gran franja de territorio sunitas. En el improbable caso de que eso suceda, sería una guerra sangrienta y brutal.

-Ustedes han denunciado la «constante injerencia de Irán en Iraq», incluso añadiendo que Teherán habría financiado a células de Al Qaeda en el oeste sunita de Iraq para alejarlos de los órganos de poder. ¿Beneficia hoy a Teherán la presencia del ISIS en su territorio?

-Lo que dice es cierto. Irán ha hecho lo imposible por hacer todo lo que esté en su mano para marginarnos en el Iraq post-2003. Sea como fuere, creo sinceramente que Teherán ve con preocupación cómo la amenaza integrista se acerca irremisiblemente hacia su frontera, de ahí el creciente despliegue de milicias leales por la región. Piense usted que su línea de seguridad se ha desplazado desde Beirut hasta Mandalawy (Kurdistán Sur). 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.