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El extremismo israelí alentará el boicot global

Fuentes: The New York Times

Traducido del inglés para Rebelión por Sara Plaza.

Israel ha elegido el Gobierno más fanático de su historia. Pero muchos activistas de los derechos humanos y políticos palestinos esperan que este Gobierno, un desagradable cóctel de partidos judíos de derecha, extrema derecha y fundamentalistas, sea la madre de todas las esperanzas.

El dramático giro hacia la derecha no puede, a corto plazo, augurar nada bueno para los palestinos, que languidecen bajo el régimen de opresión israelí. El sitio de Gaza, la construcción ilegal de los asentamientos, sobre todo en Jerusalén, y la destrucción de las comunidades palestinas en el valle del Jordán y el Naqab (Negev) empeorarán, cobrándose un elevado precio en vidas humanas.

Pero el hecho de que Israel se despoje de pretensiones democráticas y adopte políticas coloniales sin tapujos también mejorará el ya impresionante crecimiento del movimiento no violento de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) liderado por los palestinos.

Lanzado en 2005 por la mayor coalición de la sociedad civil palestina, el BDS pide el fin de la ocupación israelí de 1967, el fin de la discriminación racial institucionalizada, que se ajusta a la definición de apartheid de la Naciones Unidas, y defiende el derecho de retorno de los refugiados palestinos desarraigados y desposeídos en 1948.

Un Gobierno dirigido por un primer ministro que rechaza un Estado palestino, que convierte a los ciudadanos palestinos de Israel en el objetivo de sus comentarios racistas y cuyo socio principal, el partido Hogar Judío, defiende la creación de bantustanes palestinos, hará muy difícil la defensa de Israel ante el tribunal de la opinión pública mundial.

La cancelación de un concierto cerca de Tel Aviv por parte de la estrella estadounidense Laury Hill fue solo el último indicador del impacto del BDS en la corriente dominante. Unas semanas antes, casi 1.000 artistas del Reino Unido se comprometieron a boicotear culturalmente a Israel.

En 2014 importantes fondos de pensiones, uno holandés y otro noruego, retiraron sus inversiones de bancos y empresas israelíes que operan ilegalmente en el territorio ocupado palestino.

Varias asociaciones académicas estadounidenses se han sumado al boicot académico de Israel haciendo añicos un tabú, mientras que las desinversiones se han extendido entre los gobiernos estudiantiles electos de los campus de Estados Unidos.

El apoyo judío al BDS también ha aumentado de manera significativa. Una encuesta reciente revela que casi uno de cada seis judíos estadounidenses apoya el boicot a los productos procedentes de Israel, y el 25% apoya el boicot de los asentamientos.

El ex jefe del Mossad Shabtai Shavit está convencido de que el BDS se ha vuelto un desafío «crítico» para Israel, mientras que el ex primer ministro Ehud Barak admite que está alcanzando un «punto de inflexión«. La advertencia de Barak en 2011 de que el desafiante liderazgo de derechas israelí podría provocar un «tsunami» de sanciones resulta bastante sensata y pertinente en estos momentos.

Israel podría enfrentarse pronto a su momento Sudáfrica.

Omar Barghouti es un analista político independiente palestino y cofundador del movimiento BDS y la campaña palestina por el boicot académico y cultural a Israel. Es autor de » Boycott, Divestment, Sanctions : The Global Struggle for Palestinian Rights». 

Fuente: http://www.nytimes.com/roomfordebate/2015/05/08/can-the-us-make-peace-with-netanyahus-new-government/israeli-extremism-will-encourage-global-boycott