Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Tenemos que enfrentar la realidad. Estamos presenciando el florecimiento de un movimiento Ku Klux Klan judío. Todo permitido por el fiscal general Avichai Mendelblit, que consiente robar la tierra de Musa para dársela a Moshe.
En un período de un mes, desde el 9 de noviembre hasta el Día Internacional de los Derechos Humanos el 10 de diciembre, los investigadores de la organización de derechos humanos Yesh Din, de la que soy asesor legal, recibieron testimonios y fotos de ataques de odio nocturnos perpetrados por colonos contra ocho aldeas en toda la Ribera Occidental.
Los residentes de las aldeas de A-Dik, Urif, Burqa, Hawara, Asira al-Qibliya, Jab’a, Beitin y Al-Mughayyir (en dos ocasiones) se despertaron por la mañana ante la visión aterradora de grafitis que contenían consignas de odio, muerte y venganza, además de autos quemados y neumáticos pinchados.
En puertas y muros de las aldeas, los terroristas judíos pintaron con sprays el símbolo de que millones de víctimas judías se vieron obligadas a llevar sobre sus ropas como signo de su inferioridad antes de su exterminio, y que para nuestra vergüenza se ha convertido recientemente en símbolo racista del movimiento de la supremacía judía: la estrella de David. Ningún judío alborotador ha sido arrestado. Rutina.
Hace dos semanas, después de los dos ataques fatales contra israelíes en los puestos de avanzada de Ofra y Givat Asaf, bandas de colonos emprendieron campañas de venganza. Los investigadores de Yesh Din recibieron informes de 25 ataques violentos al azar contra palestinos en menos de 24 horas (entre el jueves y el viernes por la tarde). Los ataques incluyeron armas de fuego reales contra los hogares (en las aldeas de Ein Yabrud y Beitin, entre otras), lanzamiento de piedras contra automóviles (incluidos incidentes en las uniones de Yitzhar y Kedumim), y la tala de árboles (en Turmus Ayya y Tawana).
Varios civiles palestinos resultaron heridos y hospitalizados y decenas de coches y casas dañados por el lanzamiento masivo de piedras en mitad de la noche. Las familias palestinas se vieron obligadas a esconderse en sus hogares mientras las bandas judías disparaban armas, lanzaban piedras, rompían las ventanas de los coches y pintaban lemas con aerosol en las paredes de las casas. Los pocos atacantes judíos que fueron arrestados se liberaron.
Tenemos que enfrentar la realidad. Estamos presenciando el florecimiento de un Ku Klux Klan judío. Al igual que su contraparte estadounidense, la versión judía también bebe de los manantiales contaminados del fanatismo religioso y el separatismo, reemplazando solo la iconografía cristiana con su equivalente judío. Al igual que el modus operandi del racismo blanco, este racismo judío también se basa en el alarmismo y la violencia contra su equivalente de los negros, los palestinos.
Al igual que los miembros del KKK, los alborotadores judíos lanzan piedras, disparan y prenden fuego a las casas y, en un caso, incluso incendiaron una casa con sus residentes adentro. Y como el Klan estadounidense en su apogeo, el Klan judío también disfruta de la vista gorda de las autoridades policiales.
Varios de los que han cultivado este KKK israelí se sientan en la sede fortificada del Ministerio de Justicia en la calle Saladin en Jerusalén. Ellos no iniciaron el fenómeno. Les gusta explicar que se oponen y al parecer realmente se sienten avergonzados por ello. Pero no han dejado de alimentar el fenómeno. No pretendían cultivar un Klan judío, pero desmalezan, riegan y fertilizan el jardín israelí del colonialismo en el que florece. Alimentan el ambiente de incumplimiento de la ley. Fertilizan la discriminación y legalizan el robo.
Lo hacen voluntariamente, sin elección, para servir a sus amos. Fomentan la legalización de puestos de avanzada ilegales, confiscación de tierras y legislación de anexión. Luchan con uñas y dientes contra las principales plagas que pueden dañar los brotes del apartheid: el Estado de derecho, los derechos humanos y el derecho internacional. E ignoran el hecho de que las raíces que alimentan a estas plantas depredadoras son exactamente las mismas que inspiran a los proveedores de odio e incendiarios que queman autos y casas.
Los nuevos retoños de los pogromos, que si no son arrancados producirán frutos muy pronto, son parte integral de la huerta de anexión de jardineros del Ministerio de Justicia. Tomemos, por ejemplo, al diputado jardinero jefe, Erez Kaminitz (quien heredó el tema de la tierra en los territorios ocupados de la diputada jardinera Dina Zilber). Recientemente se movilizó para luchar contra el problema de la tierra privada palestina -sobre la cual se construye un porcentaje considerable de los puestos de avanzada y las colonias- por medio de un proceso de expropiación de facto, que él coordina.
O considérese a la fiscal adjunta del estado, Nurit Litman, a quien se dirige toda demanda de investigación de construcción ilegal por parte de los colonos en Cisjordania. Si se tratan con seriedad, tales quejas socavarían la estabilidad de los retoños de los puestos de avanzada e incluso serían responsables, por desgracia, de debilitar la invasión agrícola. De manera que Litman preside un pequeño vertedero de quejas contra los colonos. Contiene una gran cantidad de quejas, algunas de las cuales se remontan a años, pero, ¿decisiones para abrir investigaciones? Ninguna.
Y tampoco olvidemos a Gil Limon, el leal (y principal) asesor del jardinero jefe, que trabaja día y noche escribiendo opiniones y resúmenes de reuniones que están diseñadas para matar el derecho de propiedad de los palestinos mediante pesticidas que ocultan el veneno con nombres como «propiedades abandonadas», «Párrafo 5», «manifestación de mercado» y «expropiación para las necesidades públicas».
Y a cargo de todos los ayudantes de jardinería y jardineros está el jefe de jardineros, el superjardinero, el General de División Avichai Mendelblit, el único procurador general que aprobó la expropiación de Ibrahim para donar a Avraham, quien aboga por desheredar a Musa Dale a favor de Moshe. Él puede oponerse a la ley de regularización que expropia las tierras de avanzada de propiedad privada de los palestinos y las asigna a los colonos, y esta semana se opuso a un proyecto de ley que legalizaría puestos de avanzada adicionales, pero esta oposición es un engaño ya que simplemente hace que los puestos de avanzada sean kosher (legales) sin una ley (Es un giro similar a su oposición a la expulsión de familias palestinas de sospechosos de terrorismo al tiempo que defiende la demolición de sus hogares).
Este es el fiscal general bajo el cual el miembro de la Knesset Bezalel Smotrich de Habayit Hayehudi y sus amigos pueden invadir Silwad, donde una vez estuvo el puesto de avanzada de Amona, sin que la policía muestre su rostro, Dios no lo permita.
También es Mendelblit quien está detrás del enfoque innovador que sostiene que la función del fiscal general es servir más como asistente del Gobierno en la implementación de su política, y mucho menos como responsable legal, incluso cuando la política afecta a millones de personas que carecen de derechos civiles.
El huerto de la anexión y el apartheid del Ministerio de Justicia está creciendo en tierra y agua radiactivas y como resultado terminará produciendo frutos envenenados. Los jardineros del Ministerio de Justicia nos están envenenando a todos.
Michael Sfard es un abogado especializado en derechos humanos y es asesor legal de Yesh Din Volunteers for Human Rights.
Fuente: https://www.haaretz.com/opinion/.premium-the-flourishing-of-the-jewish-kkk-1.6781988
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar s integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.