Recomiendo:
0

En contestación a las entrevistas a José Antonio Moreno y Javier Ruiz publicadas por Mundo Obrero

El Foro por la Memoria y la política

Fuentes: Rebelión

En primer lugar, aclarar que, sin ánimo de polemizar, José Antonio Moreno -por mucho que desee airearlo «Mundo Obrero»- no es presidente del Foro por la Memoria. Cualquiera puede visitar el Registro de Asociaciones del Ministerio del Interior, solicitar una certificación y, en la misma, quien figura como presidente de la asociación, hoy por hoy, […]

En primer lugar, aclarar que, sin ánimo de polemizar, José Antonio Moreno -por mucho que desee airearlo «Mundo Obrero»- no es presidente del Foro por la Memoria. Cualquiera puede visitar el Registro de Asociaciones del Ministerio del Interior, solicitar una certificación y, en la misma, quien figura como presidente de la asociación, hoy por hoy, sigue siendo la persona que suscribe este documento. No voy utilizar estas letras para polemizar respecto a este asunto, ya que es en otros ámbitos en los que habrá que solucionar este problema, suscitado por un incomprensible giro de 180 grados en las políticas de memoria histórica de la Dirección Federal del PCE que, parece ser, quiere impulsar un proyecto distinto al defendido hasta ahora por el Foro por la Memoria y que nada -o muy poco- tiene que ver con los planteamientos que hasta ahora hemos defendido, y mantenido, la mayor parte de los compañeros y compañeras vinculados al Foro a través del trabajo diario.

Si bien, podemos estar de acuerdo en algunos de los objetivos institucionales (que son los que parecen prevalecer, en exclusiva, para la actual Dirección Federal del PCE y los que, apoyados en el aparato orgánico del Partido, pretenden usurpar el trabajo realizado por otras personas a lo largo de los últimos años en el Foro por la Memoria), el resto de objetivos iniciales del Foro han sido eliminados de un plumazo en los planteamientos que mantiene este grupo de camaradas que, amparados por una innumerable y tupida trama de manipulaciones, calumnias, conspiraciones y engaños, apoyados por algunos miembros de la Dirección Federal del PCE, han decidido sustituir un movimiento popular en plena expansión por el Partido. Ya advertía Gramsci del peligro que entrañaba la sustitución del «bloque histórico» por la «vanguardia», del movimiento popular por el Partido. Sin embargo, esa tendencia prevalece en la actual Dirección Federal del PCE, empeñado en sustituir los movimientos populares por el Partido, sin entender que esa es una de las causas que se encuentran en la base de la derrota sufrida por el movimiento obrero en el siglo XX y en la crisis permanente del PCE. En el artículo «Lucha por el poder o creación de contrapoder» (http://www.rebelion.org/izquierda/jmpedreno170502.htm) planteaba estas situaciones. Errores endémicos de la izquierda que parece que no quieren ser recuperados para su análisis y evitar su repetición, sino que existe un empecinado empeño en ocultarlos para repetirlos constantemente.

En segundo lugar, aclarar que el Foro por la Memoria no lo creó el PCE, sino cuatro militantes del PCE, y fue el trabajo de muchas personas sin militancia, junto al de muchos militantes del Partido el que hizo de la asociación la organización con la gran proyección social y política que tiene en la actualidad. Es más, sin la participación de todas esas personas, mayoritarias en la organización, el Foro por la Memoria nunca hubiera sido lo que es. Arqueólogos, historiadores, abogados, psicólogos, antropólogos, sindicalistas, arquitectos, ingenieros, médicos, militantes de otras organizaciones políticas, activistas sociales, amas de casa, jóvenes, familiares… eso es el Foro por la Memoria y el trabajo de todas estas personas es el que ha posibilitado su extensión. En «Un ejército contra el olvido» (http://www.rebelion.org/spain/031013pedreno.htm) y (http://www.nodo50.org/foroporlamemoria/documentos/ejercito_contra_olvido.htm) se hablaba de la necesidad de construir un movimiento popular que recuperase la memoria confrontándose a los poderes públicos si era necesario, pero desde la pluralidad y la igualdad entre los hombres y mujeres que se acercasen a él.

En ningún lugar de los estatutos originales del Foro por la Memoria se indica que sea una organización creada por el PCE, ni perteneciente al PCE, ni que sea un instrumento del PCE, aunque sí hay que reconocer el apoyo que algunas direcciones provinciales y algunos miembros del Comité Federal del PCE dieron -y todavía dan, en algunos casos- al mismo. Tampoco fue creado hace 6 años como se afirma en Mundo Obrero, sino que se gestionó su constitución a finales del año 2002, recibiéndose la correspondiente certificación de inscripción en enero de 2003. Primero se constituyó ARMH y el Foro nació posteriormente al querer ir más allá en los objetivos políticos planteados por aquella asociación.

Es curioso leer en las páginas de Mundo Obrero como otros se apropian de palabras y hechos, como si la llegada de José Antonio Moreno supusiese la politización del Foro por la Memoria, o el trabajo desarrollado por el Foro por la Memoria hasta ahora no hubiera servido de nada. A lo largo de estos últimos años el Foro por la Memoria ha desarrollado la filosofía de la praxis en el terreno de la memoria histórica de forma infatigable. A cada acción desarrollada ha seguido un análisis y una elaboración teórica y a cada elaboración teórica una nueva acción. Basta seguir la trayectoria del Foro por la Memoria y los escritos publicados estos últimos años para darse cuenta que la instrumentalización política de la memoria (no en un sentido exclusivamente institucional o partidista) era una de las señas de identidad de la asociación. Desde el primer artículo que escribí específicamente sobre la memoria «La recuperación de la memoria histórica y las señas de identidad de la izquierda» (http://www.rebelion.org/izquierda/pedreno080402.htm) y (http://www.nodo50.org/foroporlamemoria/documentos/recup_mem_hist.htm) intento de aproximación a la memoria histórica como instrumento político, tratando de analizar el «por qué» y el «para qué», hasta «La memoria: entre las urnas y la calle» (http://www.nodo50.org/foroporlamemoria/documentos/2005/fm_22122005b.htm y revista «Diagonal»), pasando por varias decenas de artículos, la elaboración teórica e ideológica del significado político de la memoria ha sido una constante en el Foro por la Memoria, tratando de unir acción y teoría. Leyendo algunos de estos artículos cualquiera puede darse cuenta de que las cuestiones políticas en la memoria histórica van muchísimo más allá de los planteamientos que tanto Javier Ruiz (Secretario Federal de Memoria Histórica), como José Antonio Moreno (autoproclamado presidente del Foro por la Memoria) indican, ni son nada nuevo en el Foro. Todas las cuestiones que plantea la memoria histórica, analizadas durante estos años, llevadas a la práctica en numerosas ocasiones y transformadas en seña de identidad del Foro por la Memoria, van mucho más allá de los planteamientos meramente institucionales esgrimidos por estos camaradas. (Al final del artículo enumero los artículos indicados, con sus enlaces para que el lector entienda un poco más de los contenidos, no solamente políticos, que afectan, o se ven afectados, por la recuperación de la memoria histórica.)

Tal como José Antonio Moreno manifiesta en Mundo Obrero, la memoria es una herramienta política, pero lo que él no entiende es que va mucho más allá de los planteamientos que esgrime. En eso estriban muchas de las diferencias entre los que hemos visto que el todo es mucho más que la suma de las partes y los que piensan que la memoria histórica, en cuanto a instrumento político, no sobrepasa lo meramente institucional y como mucho algunos aspectos ideológicos. La memoria, en cuanto herramienta política no solamente debe servir para el reconocimiento de la trayectoria política del antifranquismo en la lucha por las libertades, sino que es un instrumento para construir un movimiento popular antisistema, vinculando a familiares, especialistas y militantes. Tal como dice Marta Harnecker, en su libro «La izquierda en los umbrales del siglo XXI», la izquierda debe desarrollar el arte de construir movimientos sociales antisistema. En el artículo «¿Qué es la Memoria Histórica?» (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=2032) y revista «Pueblos» se hacía un análisis pormenorizado de lo que es la memoria histórica desde todos los puntos de vista, de forma integral, multidisciplinar, demostrando que ese todo es mucho más que la suma de las partes.

Pero la instrumentalización política va mucho más allá, al permitirnos apuntar grandes contradicciones en nuestra actual democracia. Sin ir más lejos, cuando hablamos de una democracia avanzada, de Derechos Humanos y de lucha contra la impunidad, y analizamos informes como el del Equipo Nizkor (http://www.nodo50.org/foroporlamemoria/documentos/2004/nizkor_abirl2004.htm), el de Amnistía Internacional (http://www.nodo50.org/foroporlamemoria/documentos/2005/ai_20072005r.htm) o el informe Joinet de la ONU (http://www.derechos.org/nizkor/doc/joinete.html), nos damos cuenta que estamos ante crímenes contra la humanidad que no han prescrito y que por tanto deben ser perseguidos judicialmente. La contradicción entre el espíritu de la transición y el respecto a la legislación internacional de Derechos Humanos es evidente.

Desde el punto de vista de la lucha de clases, también es un importante elemento de generación de contradicciones. ¿Qué clases sociales defendieron la II República? ¿Qué clases sociales propiciaron y se adhirieron el golpe militar fascista de 18 de julio de 1936? ¿Aumentaron los capitalistas españoles sus tasas de ganancia? ¿Dónde están los bienes incautados a los defensores de la II República? ¿Están el triunfo de los militares alzados y la represión relacionados con el incremento o acumulación de muchas fortunas actuales?… Las preguntas pueden continuar en este sentido. Es curioso que desde la Dirección Federal del PCE se olviden estas cuestiones ¿O es qué la deriva ideológica ha llegado a un punto en que se prefiere rescatar la memoria sin causar demasiadas contradicciones al sistema, de tal forma que los cambios que se produzcan sólo tengan, como mucho, un reflejo en el número de votos recibidos? ¿O tal vez es que se quiere seguir negando públicamente el nefasto papel jugado durante la transición? En el artículo «Recuperar la memoria es luchar por la III República» (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=14068 y http://www.nodo50.org/foroporlamemoria/documentos/2005/pedrenyo_14042005.htm) se apuntaban muchos de estas cuestiones.

Tampoco podemos decir que los que murieron defendiendo la II República lo hicieron por defender exclusivamente los valores republicanos, en muchos casos, la mayoría, defendían un sistema de libertades que propició una rica etapa histórica, tanto cultural, como política y socialmente. Hay que recordar que en este periodo, la política no se desarrollaba sólo en las instituciones, tal como se pretende hoy en día, sino que existía una enorme articulación social y política. Si José Antonio Moreno hubiese estado atento a los trabajos del Foro por la Memoria durante estos años, recordaría que la «Casa del Pueblo» de Otero de Herreros (todavía existente, aunque en manos de un particular) era aproximadamente como cuatro veces el ayuntamiento de la localidad (sigue siendo el mismo, aunque reformado), o que el presidente de la misma fue asesinado, mientras el alcalde sólo sufrió cárcel. No es el único lugar donde hemos corroborado estos hechos. Las casas del pueblo, centros obreros y los ateneos plagaban la geografía española. En ellos, se enseñaba a leer y escribir, se daban charlas y conferencias, se hacía teatro, se organizaban bailes y todo tipo de reuniones sociales. En definitiva, estamos hablando, no sólo de valores, sino de formas de organización y relación social que hoy no están vigentes, como consecuencia del triunfo del pensamiento único neoliberal y que, en este país es más acentuado por la derrota sufrida por el pueblo español ante el fascismo. Hasta tal punto ocurre así, que la propia izquierda española no entiende otra política que la que emana de las urnas. En «La excavación de Otero de Herreros (Segovia): memoria y lucha» (http://www.nodo50.org/foroporlamemoria/excavaciones/informe_politico_segovia.htm) se apuntaba a las organizaciones de base de la izquierda existentes durante la II República como referentes para las luchas actuales.

Pero políticamente, si estudiamos y analizamos muchos de los hechos acaecidos, vemos la importancia que el apoyo de las llamadas democracias occidentales, en particular del capitalismo internacional, tuvo para el triunfo de los franquistas. Multinacionales aún no desaparecidas (ATT, General Motors, Texas Oil Company, Shell), bancos británicos y norteamericanos apoyaron sin condiciones a Franco con el ánimo de terminar con la ilusión de todo un pueblo que veía en la II República el camino hacía su emancipación en todos los sentidos. En «Recuperando la memoria histórica. Construyendo izquierda» (http://www.rebelion.org/spain/jmpedreno031202.htm y http://www.nodo50.org/foroporlamemoria/documentos/recuperando_construyendo.htm) se unía en el tiempo, a través de la memoria, la lucha antiimperialista de la época con la de nuestros días.

Y por último, se abre abría un debate que puede estar en la base de estos intentos por parte de algunos miembros de la Dirección Federal del PCE para impedir que algunos sigamos trabajando. Hasta ahora, se ha esgrimido siempre que el germen de nuestra democracia se encontraba en los luchadores antifranquistas, sin embargo ¿Hasta que punto podemos decir que la democracia española actual enlaza con la de la II República, o que los luchadores antifranquistas son el germen de la misma? Analicemos la cuestión. La democracia actual (por llamarla así) no es el fruto de la lucha antifranquista, en la que las clases populares españolas fueron derrotadas, sino el resultado de una suma de intereses. El interés del capitalismo español, por un lado, que se desarrolló durante la dictadura franquista, por abrirse a los mercados internacionales, para lo que necesitaban un sistema político con una imagen más digerible a nivel internacional y, por otro, el de las cúpulas burocráticas dirigentes de los principales partidos de la oposición, que deseaban un sistema político que les permitiese integrarse en el aparato del estado posfranquista, no con el ánimo de iniciar transformaciones, sino con él ánimo de constituirse en una autentica casta de políticos profesionales mantenidos y enriquecidos por el sistema (basta ver la trayectoria de los políticos de la época hasta la fecha). De hecho, los luchadores antifranquistas fueron olvidados durante toda la transición, eran incómodos. Era más importante legitimar la operación de maquillaje del capitalismo español, y dejarse cooptar por él, que exigir justicia tal como se ha hecho en los últimos años al finalizar muchas dictaduras. Entrábamos en un sistema democrático que se saltaba «a la torera» los Derechos Humanos y la lucha contra la impunidad. Gracias a ello, unos pudieron ocupar sus sillones de concejal, diputado, etc. incluso muchos se hicieron ricos con los años integrándose muy cómodamente en el sistema existente, mientras otros, fueron condenados al olvido más absoluto porque mencionarlos representaba un ataque a los intereses de la partitocracia que se estaba construyendo. Por estos hechos -que podrían ampliarse más- no podemos decir que la lucha antifranquista esté en el germen de esta democracia; si esto fuera así, la democracia que tendríamos sería bien distinta, empezando por el monarca -presunto culpable de complicidad en crímenes contra la humanidad-, pasando por la constitución que tenemos y terminando por las relaciones de dominio existentes en la sociedad actual. Los luchadores antifranquistas son, sin embargo, el germen de la izquierda antisistema que se está construyendo en este país, muchas veces al margen de los partidos. Podemos verlo en la rebeldía juvenil que enarbola la bandera tricolor en las manifestaciones, en la izquierda que intenta articular y organizar al pueblo para la lucha, en las organizaciones y colectivos de base… Los luchadores antifranquistas son el germen de la democracia que vendrá, de esa III República que todos esperamos ver algún día. Son un referente para lucha, pero no para la corrupción imperante en nuestra sociedad, ni de una democracia controlada por los poderes económicos en la que los únicos valores existentes son los del dinero. De todos estos temas se hablaba en «Memoria Histórica y contrapoder» (http://www.nodo50.org/foroporlamemoria/documentos/2004/jmpedrenyo_26072004.htm).

Tampoco los planteamientos de una ley de memoria son nuevos. En marzo de 2004, el Foro por la Memoria lanzaba una serie de propuestas para solucionar de forma integral estos problemas. Al mismo tiempo se adhería al documento Nizkor y se reunía con Amnistía Internacional para facilitar información de primera mano con la que esta organización pudiera trabajar en su informe emitido el paso julio de 2005. En «Propuestas concretas de Foro por la Memoria respecto a la Memoria Histórica» (http://www.nodo50.org/foroporlamemoria/documentos/2004/fm_propuestasmh_sept2004.htm) se contenían todos los elementos de la ley de memoria histórica que la Dirección del PCE y José Antonio Moreno esgrimen en Mundo Obrero. Pero estas propuestas iban mucho más allá de los planteamientos que en la actualidad está haciendo la Dirección Federal del PCE. Nuestra batería de propuestas fue entregada al Gobierno Zapatero a través de Amnistía Internacional y después a la Comisión Interministerial.

Todas estas cuestiones hacen suponer que la aparición de José Antonio Moreno y Javier Ruiz en las páginas de Mundo Obrero con sus declaraciones, son una operación de imagen para intentar proyectar mediáticamente su imagen, poniendo en su boca cuestiones que no son nuevas, ni elaboradas por ellos, tal como se demuestra en este escrito.

* José Mª Pedreño es Presidente del Foro por la Memoria