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El Gobierno de Israel no financia a los artistas que no son de su agrado

Fuentes: Libération

Traducido del francés para Rebelión por J. M.

La noticia anuncia que la nueva ministra de Cultura pone en cuestión los subsidios asignados a ciertos artistas que no están alineados con el Gobierno.

Artistas e intelectuales israelíes esperaban lo peor después del nombramiento en la cartera de cultura a la diputada de extrema derecha Miri Regev (Likud), exoficial del Thasal que del ejército israelí saltó a la política. De hecho no fueron decepcionados, ya que en su primera aparición oficial en Sderot, donde se inauguró este martes el festival anual de cine, y a quien sus enemigos la apodaron «la pescadera» por la dimensión de violencia que pueden alcanzar sus disputas, anunció que congelaría los fondos asignados «a todos los que deslegitimen a Israel y a su ejército». Y continuó: «Si estas personas quieren continuar su camino son libres, pero no con dinero público».

¿Se trata de una postura? Precisamente no, porque Miri Regev es una de las figuras del campo de los halcones. Y si bien no sabe nada del mundo de la cultura -lo admite fácilmente – tiene el hábito de hacer lo que dice. Ese mismo martes también anunció la congelación de las subvenciones concedidas a una compañía de teatro que tiene como artista principal a Norman Issa, un árabe israelí también conocido por la calidad de sus textos que se negó a presentarse en un asentamiento de Cisjordania.

La sanción está dirigida específicamente a Issa, ya que el ministerio de Cultura también ha decidido no apoyar a El Mina, teatro para niños que él y su mujer (judía) dirigen en Jaffa. «Este señor no está realmente por el diálogo y la convivencia, dispara Miri Regev. Si lo estuviera se presentaría también en nuestras comunidades de «Judea y Samaria» [colonias, nota de la redacción] que yo defiendo a fondo».

«Jean Marie Le Pen con falda»

Como Issa decenas de artistas e intelectuales israelíes denuncian en las redes sociales el «neojdanovismo» de la ministra. Otros recuerdan sus muchas posiciones populistas adoptadas y aquella famosa noche de mayo de 2012 en la cual lideraba una demostración hostil a la presencia de inmigrantes subsaharianos ilegales en el sur de Tel Aviv, «Esta gente es un cáncer que se desarrolla en nuestro país», dijo en ese momento. Estos comentarios la han llevado a pedir una disculpa, pero le ha quedado el mote de «Jean-Marie Le Pen con falda».

Miri Regev, no es un caso aislado en el Gobierno israelí. Un poco más discreto, Benjamin Netanyahu, que también ocupa la cartera de Comunicaciones, por ejemplo, intentó intervenir en el ritmo de la marcha de la sala de redacción de los canales de radiodifusión públicos, ya que a su entender son forzosamente «izquierdistas».

En cuanto al ministro de Educación, Naftali Bennett (Jewish Home), confirmó el martes que su departamento ya no subvenciona a las escuelas proyectos culturales que se consideren «contrarios a los intereses del país». Para confirmar la seriedad de sus palabras Bennett interrumpió el aporte de los fondos al grupo árabe-israelí «Al Midar» de  Haifa. Esta medida impidió la producción de la obra Temps parallèle, inspirada en la vida de Walid Dakka, preso palestino condenado a cadena perpetua por apuñalar a un soldado en 1984 que dibuja una alegoría de la fantasía de los presos que sueñan con formar una familia a pesar de todo.

Según Benett Temps parallèle no es más que un «llamado a asesinar y alienta el terrorismo». Por lo tanto es indudable que el Estado no va a invertir siquiera un shekel.

Nissim Behar es el corresponsal de Libération en Tel Aviv.

Fuente: http://www.liberation.fr/culture/2015/06/10/en-israel-le-gouvernement-ne-finance-pas-les-artistes-qui-ne-lui-plaisent-pas_1326843