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El infierno de la familia Al Ghabeen

Fuentes: palestinalibre.org

«¡A casa, corred, todos a casa!». Un proyectil disparado por la artillería israelí, desviado de su objetivo, acababa de explosionar a sólo unos metros de la casa de la familia Al Ghabeen, en la localidad de Beit Lahiya, al norte de Gaza, y Mohamed, el padre de la chiquillería que jugaba en el patio, dio […]

«¡A casa, corred, todos a casa!». Un proyectil disparado por la artillería israelí, desviado de su objetivo, acababa de explosionar a sólo unos metros de la casa de la familia Al Ghabeen, en la localidad de Beit Lahiya, al norte de Gaza, y Mohamed, el padre de la chiquillería que jugaba en el patio, dio la orden equivocada sin saberlo, sin quererlo.

«¡A casa, corred, todos a casa!», gritaba con tanto miedo como sus pequeños creyendo que las paredes de su modesta vivienda serían suficientes para proteger a la familia de los bombardeos. Craso error.

Minutos después, otro proyectil caía en el desconchado hogar de la familia, acababa con la vida de Hadeel, de 8 años, y hería a tres de sus hermanos, de uno, tres y cuatro años de edad, y a su madre, Safiya, embarazada de 8 meses.

Y a otros nueve familiares, algunos de mayor consideración que otros, todos ellos refugiados en la casa, convertida en apenas unos segundos en un infierno del que no todos pudieron escapar. «¡A casa, corred, todos a casa!».

Palabras que resuenan todavía en la cabeza de Mohamed y de Safiya. Como también lo hacen las pronunciadas poco antes del entierro de Hadeel, ayer por la mañana, por el ministro israelí de Defensa, Saúl Mofaz: «Mientras no haya calma en Israel, no la habrá en Gaza».

Mofaz pidió perdón. Como también lo hicieron otros altos mandos militares. Todos ellos culparon a los milicianos palestinos que lanzan cohetes «Qassam» desde el norte de la Franja contra el sur de Israel, aunque el padre de Hadeel negara que durante el día de ayer se dispararan cohetes desde las proximidades de su casa.

La víspera, en cambio, el Ejército israelí había ordenado estrechar el margen de seguridad de los proyectiles, a menos de 100 metros de los lugares habitados, con mucho mayor riesgo para esos civiles como por desgracia a la postre se demostraría.

En los últimos días, Israel ha estrechado su cerco militar a Gaza, con un bombardeo muy duro por tierra, mar y aire sobre la Franja. Han caído más de 1.400 proyectiles en menos de una semana, mientras se han contado 17 personas muertas, entre ellos tres niños menores de 10 años, y decenas de heridos.

«Flecha del sur»

La operación, bautizada como «Flecha del sur», se mantendrá incluso durante la celebración de la Pascua judía, el Pésaj, en la que se conmemora el tránsito de los judíos de Egipto por el desierto hacia la libertad.

Tránsito muy duro también para los habitantes de la ciudad de Gaza, sobre todo los que viven y mueren en el norte de la Franja mediterránea, para aquellos que incluso se han enfrentado con los milicianos palestinos para evitar que lanzaran cohetes artesanales «Qassam».

Ya lo saben: «Mientras no haya calma en Israel, no la habrá en Gaza».