El dolor por la pérdida de nuestro líder sigue perforando las fibras palestinas castigadas desde aquel emir Feysal ib al-Hussein, del linaje hachemita-saudí, que firmó en Londres el ácido «Acuerdo Feysal-Weizman» (3/1/1919). Un tratado con el jefe de la Agencia Sionista, Chain Waizman, cediéndole una Palestina judía a cambio de la promesa de convertirlo en […]
El dolor por la pérdida de nuestro líder sigue perforando las fibras palestinas castigadas desde aquel emir Feysal ib al-Hussein, del linaje hachemita-saudí, que firmó en Londres el ácido «Acuerdo Feysal-Weizman» (3/1/1919). Un tratado con el jefe de la Agencia Sionista, Chain Waizman, cediéndole una Palestina judía a cambio de la promesa de convertirlo en el rey de los árabes, hasta llegar al juego sucio de la traición que llevaron al presidente del Estado de Palestina Yasser Arafat (Abu Ammar, en árabe padre de la construcción) a morir el 11/11/2004, mientras transcurría su cuarto año de cerco militar por la potencia ocupante israelí en su Mukata’a (Presidencia), en Ramallah ocupada.
Nadie ignoraba que Arafat sería asesinado por el premier Ariel Sharon y los líderes israelíes, entre ellos, el actual presidente Shimon Peres y el hoy ministro de Defensa Ehud Barack, por las hostiles incitaciones públicas en su contra. Abandonado por el mundo y los propios, la valentía de Arafat potenció la cobardía de Sharon. No se atrevió a asesinarlo militarmente y le impuso su ira de muerte lenta. Nadie hizo nada. Ni los jerarcas árabes, hoy en medio de revoluciones populares; ni desde el supuesto estrado de las naciones libres en la ONU; ni los Estados Unidos ni Europa, achispados con la ética de libertad y democracia, fueron capaz de poner fin al cerco de 4 años y la perversa apetencia sharoniana. Mucho menos fueron los esfuerzos de la Autoridad Nacional Palestina-ANP, mostrando rostros con ásperas máscaras de preocupación.
Sobran las evidencias para denunciar. Por un lado, Uri Dan, amigo de Sharon, en su libro «Ariel Sharon: Entretiens avec Uri Dan», aseguró que «el propio Sharon, le contó personalmente que había decidido dar muerte a Arafat, con el acuerdo del presidente George Bush (Jr) en abril de 2004». Mientras, el ruso Vladímir Sótnikov, del Instituto de Orientalismo, sin negar la autoría de los sionistas, le sumó: «Entre los organizadores del asesinato también se encuentran numerosos amigos jurados del entorno más cercano de Arafat».
En el juego sucio
El domingo 23/10/2011 los medios israelíes revelaron la recóndita reunión entre el entonces canciller de Sharon, Shimon Peres con Mahmoud Abbas en la que «discutieron el derrocamiento de Arafat». El diario israelí Yediot Ahranot, publicó parte del documento en la que «Abbas le dijo a Peres que al tener estos contactos secretos estaba poniendo su vida al límite». Según el documento, Abbas, «pidió a los israelíes de solicitar a EEUU financiar a la ANP cuando él sea elegido». Dando por cierto la muerte de Arafat. Base de estos documentos filtrados son parte del libro ‘Sharon, biografía de un líder’ por su hijo Gilad Sharon, resaltando que «los contactos secretos entre Abbas y Peres fueron a espalda de Yaser Arafat».
A la luz de los hechos, el fundador de Al-Fatah junto con Arafat y ex canciller Farouk Kaddoumi, exiliado en Túnez, denunció en Al Jazeera (16/7/2009), de contar con «documentos que demuestran que Mahmoud Abbas, estuvo involucrado en la conspiración para asesinar a Yasser Arafat». En una reciente entrevista con el diario londinense Al-Quds Al-Arabi, citada por el diario israelí The Jerusalem Post el 31/10/2012, Kaddoumi, aseguró: «La Autoridad Palestina y su presidente Mahmoud Abbas, no desean ningún tipo de resistencia contra Israel… Fatah fue debilitada para no regresar al camino de la lucha» e «increpó a Abbas de congelar sus sueldos por criticarlo». El malestar fue un anticipo de las posteriores declaraciones de Abbas en el canal 2 de la TV israelí (2/11/’12), ‘renunciando al regreso de los refugiados, a la resistencia y a los territorios palestinos de 1948’. Con soberbia abusiva, Abbas, aseguró: «Mientras esté en el poder no habrá una tercera Intifada contra Israel». Al ser consultado si quería vivir en Safed, (ciudad natal dentro del territorio palestino ocupado en 1948), respondió: «Visité Safed hace un tiempo atrás. Tengo el derecho de visitarla pero no a vivir. Para mí, Palestina son las fronteras del ’67, con Jerusalén Oriental como su capital. Las otras partes son de Israel». Escandaloso.
En el fragor de las denuncias el ex oficial de inteligencia palestino y miembro de la Comisión Palestina de Investigación de la muerte de Arafat, Fahmi Shabana, durante una entrevista con el periodista israelí Yoni Ben Manahim, publicada en el sitio Bet Reshet Israil, denunció que «Dos palestinos han participado en la muerte de Arafat, uno pertenecía a la fuerza de seguridad de Al-Fatah en la Franja de Gaza y el otro es un alto político que ayudó a encubrir el crimen… El liderazgo palestino tiene vasta información sobre la muerte de Yasser Arafat, que nunca va a publicar. El reciente Informe de Al-Jazeera complicará la carrera política del presidente Mahmoud Abbas» (15/7/’12). Aumentando la del vicepresidente del Comité Legislativo Palestino (Parlamento), Hassan Khreisheh y miembro de la Comisión, quien acusó en el periodico saudí ‘Al-Shark’, que «Algunos líderes de la ANP participaron en la muerte de Arafat causada por Polonio radioactivo. Órganos palestinos, árabes e internacionales obstaculizaron el trabajo de todas las comisiones creadas para investigar las causas de la muerte de Arafat con el fin de evitar la búsqueda de los responsables del asesinato de líder palestino» (6/7/’12).
La propia Souha, que durante los 11 días de agonía de su esposo en el Hospital Militar Percy de París, controló celosamente el acceso de las visitas de los funcionarios de la ANP, provocó conmoción con sus lacónicas palabras al acusar a tres de sus antiguos compañeros, entre ellos, a Mahmud Abas de «Tratar de heredar el poder y de enterrar en vida a Abu Ammar».
Actitudes huidizas, silencio, complot, traiciones, convivencia con el enemigo sionista, fue el juego sucio que permitió la impunidad. Los responsables israelíes y sus cómplices siguen libres. Al igual que aquellos que redactaron las 588 páginas de la historia clínica de la internación de Arafat en el Percy -sin determinar aparentemente los síntomas de su muerte- se ampararon en ‘leyes de privacidad’ para negar el informe a su esposa y solo fue entregado a su sobrino Nasser Al-Kuidwa por orden de la ANP, que lo archivaron sin que Souha tuviera acceso. Al-Kidwa, de representante ante la ONU, caló como canciller de la ANP (2005/06) con el desagrado del desplazado Kaddoumi, ambivalente, sostuvo que Arafat fue envenenado por Israel, mientras aseguraba que «no había pruebas tangibles», creando dudas como familiar de aceptar la exhumación del cuerpo del presidente para tomar las pruebas necesarias.
El velo del juego sucio lo quitó Al-Jazeera. Reavivando el espíritu de justicia en una investigación de nueve meses difundida el 3/7/2011, indicó que en un excautivo análisis biológico de los efectos personales de Arafat entregados por el Percy a Souha, el Instituto de Radiofísica del Hospital Universitario de Lausana, Suiza, descubrió «una cantidad anormal de substancia radioactiva de Polonio-210». La dosis de este elemento es un millón de veces más tóxico que el cianuro y sólo poseen la mortal sustancia Israel, Rusia y Estados Unidos, abriendo pruebas directas de la participación israelí. El portavoz del Instituto, Darcy Christen, confirmó: «El material encontrado en las pertenencias de Yasser Arafat, normalmente se produce en plantas nucleares, puesto que se extrae del uranio» (4/7/2012). Israel lo posee en su base nuclear de Dimona en el desierto de Beersheva. Por su parte, el Dr. Azza Agha, especialista en farmacología y toxicología, y decano de la Facultad de Farmacia en la Universidad de El Cairo, tras acceder al Informe, afirmó que «Todos los hechos científicos alcanzados por el Instituto, sobre las verdaderas causas de la muerte del presidente Arafat, son incuestionables».
Demonizada, con infundados hechos de corrupción, limitaciones para entrar a Palestina y sumergida en problemas financieros en Francia, que la obligaron mudarse a Malta con su hija Sahwa (17), la ANP no la desmoronó. Souha Tawil de Arafat, quebró el cerco impuesto a la muerte de su esposo: «El pueblo palestino tiene el derecho de saber sobre la muerte de su líder, que no fue natural» e inició un proceso legal en Francia.
Con su apoderado, el abogado Pierre-Oliver Sud, el 31/7/’12, Souha y Sahwa presentaron ante el Tribunal de Gran Instancia en Nanterre al oeste de París, una demanda para que se investigue la muerte de su esposo. Tras escuchar a mediados de septiembre a Souha, el Tribunal impulsó a los investigadores franceses a viajar el próximo 26 de noviembre a la ciudad de Ramallah, donde se encuentra la bóveda del presidente para tomar muestras de su cuerpo y verificar si su muerte se debió al Polonio-210 u otra sustancia toxica. El lunes 10/1/2011, el asesor de Abu Ammar, Bassam Abu Sharif, había denunciado en la Radio palestina Ma’an, que «La investigación llevada a cabo por expertos forenses británicos reveló que Arafat fue envenenado con ‘Talio’, una sustancia letal que no deja rastros mientras carcome los glóbulos rojos y no le permite su regeneración».
Bajo las fuertes presiones desde los medios de prensa y la calle palestina, Abbas, sobrepasado, se reunió a principio de julio con el presidente francés Francois Hollande, para solicitarle formar una comisión investigadora internacional a través del Consejo de Seguridad de la ONU y se mostró dispuesto a exhumar los restos del presidente, sin tomar en cuenta las peticiones de Souha ni reunirse con ella, complicando la etapa decisiva de la toma de muestras. Si bien, tanto la potencia ocupante israelí como la ANP, no le queda más que resignar la investigación, ambos tienen muy pocos deseos que esto prospere.
La dimensión oscura y ominosa del juego sucio en el envenenamiento del padre de la revolución y de la patria Yasser Arafat, se está desvaneciendo. Más tarde o más temprano la justicia alcanzará a los culpables. Al principal magnicida Sharon, le llegó desde el más allá. Un año después, el 4/1/2006 quedó postrado y en estado vegetativo. Casi como una paradoja, un día antes de aquel fatídico 11N/2004, el 10N/2010, Ariel Sharon, fue enviado a su casa en el Neguev, a esperar su muerte. Su médico Shlomo Noi, que lo atendió en el hospital Sheba de Tel Hashomer durante estos años, comentó «Lo envíanos a su casa porque no mostraba ningún indicio que pudiera salir del coma».
Suhail Hani Daher Akel fue el Primer Embajador del Estado de Palestina en la Argentina. – Fue el primer Representante de la OLP en la Argentina.
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