Recomiendo:
0

El Lehendakari, solo en su laberinto

Fuentes: Rebelión

Ludwig Wittgenstein decía que la filosofía era enseñar a la mosca a salir del mosquitero, o de la botella, que no es lo mismo, pero es igual. Se trataba de no caer en las trampas que nos depara el uso equívoco del lenguaje. Aunque ahora pueda tratarse de verdad de la botella de vidrio, no […]

Ludwig Wittgenstein decía que la filosofía era enseñar a la mosca a salir del mosquitero, o de la botella, que no es lo mismo, pero es igual. Se trataba de no caer en las trampas que nos depara el uso equívoco del lenguaje. Aunque ahora pueda tratarse de verdad de la botella de vidrio, no rellena de vodka como en el conocido Yeltsin, pero sí del hidromiel que degusta el divino-divino López (como repetiría Alex, el protagonista de La naranja mecánica del verdaderamente divino Kubrick).

Las elecciones han pasado, y sobre ellas el actual inquilino de Ajuria Enea, Patxi López (cuando se encumbró en la secretaría general del PSE corría el chiste en el que los del PP decían ¿ Patxi ?, mientras los nacionalistas se preguntaban ¿López? Como si de un contra- golem se tratara, ya que, si aquél carecía de alma, el presente presentaba dos bien distintas). Las valoraciones del actual presidente del ejecutivo vasco, y a la vez secretario general del PSE, repartía culpas a diestro y siniestro: al presidente del gobierno de la nación (española) José Luis Rodríguez Zapatero, al PNV, al PP, y a Bildu . Todos aparecen como culpables de la debacle sufrida por el PSE que él dirige, y que tiene la responsabilidad de dirigir también a esa otra nación, la vasca, que carece del reconocimiento internacional de Estado. Patxi López es irresponsable, o lo que es lo mismo, no tiene responsabilidad alguna en lo que le ha sucedido a su propio feudo (el PSE), y se lava las manos, como Pilatos.

López, cual si de un alcohólico se tratara, se golpea una y otra vez contra el vidrio que encierra su hidromiel. Y como el alcohólico también, crea una realidad que le permita explicar sus actos, aquellos que no recuerda o no es capaz de recordar. De éste modo, su pacto contra natura con el PP a fin de arrebatar la lehendakaritza al PNV no ha tenido efecto alguno en el voto de castigo sufrido por sus acólitos. Su política identitaria (española), con la presencia de las FSE en Gernika el día de su jura ante el árbol de la villa bombardeada por las mismas fuerzas militares que ahora le encumbran, sus recortes a las ayudas al Euskara, su sometimiento a los dictados del PP, su falta de programa de gobierno, y un largo etcétera dejan de tener relevancia, pues la realidad ha sido recreada, y los culpables son los otros, no él ni su des-gobierno.

Pero, dos años después de acceder a la presidencia del Gobierno Vasco (con el apoyo explícito del PP e implícito de UPyD ), y tras habérsele advertido en las sucesivas encuestas, incluso maquilladas a su gusto, que sus conciudadanos se oponían a tal pacto, el PSE, y López a su cabeza, han hecho oídos sordos a la situación y han optado por una huída hacia delante. Y a la situación actual hemos llegado.

El conjunto de partidos y organizaciones que sustentan al actual Gobierno (o des-gobierno) vasco han perdido peso electoral, y no sólo por el efecto de la crisis, sino por su inoperancia e inutilidad. Hasta ahora, en la CAV (Comunidad Autónoma Vasca) se podía comprobar que los votos constitucionalistas (PSE+PP+ UPyD ) eran constantes, de manera que si uno lograba más, el otro, menos. El pasado domingo eso se ha roto. El PSE baja mucho, UPyD desaparece del mapa, y el PP no logra recuperar lo abandonado por otros. Se puede decir, sí, que se debe al efecto Bildu , que agrupa a colectivos privados del derecho a presentarse en anteriores elecciones y que optaron por la abstención, el voto nulo, u otras opciones minoritarias (como EB-IU o Aralar), pero no es bastante.

El caso es que lo que antes aparecía como una lucha entre las fuerzas nacionalistas frente a las constitucionalistas, favoreciendo a las primeras en un 6 a 4, el pasado domingo llegó al 6.5 contra el 3.5 ( Deia habla de un 3.2). Algo han hecho mal los del PSE. Pero eso no es todo.

Tras los resultados del 22-M el PP, primero, y el PSE, a continuación, han propuesto al PNV arrebatar cuantas cotas de poder puedan a la emergente Bildu en la CAV. La pregunta es ¿A cambio de qué?

Al PNV le gustaría ¿y a quién no? Hacerse con el mandato de las tres diputaciones forales, pero, en el caso nacionalista la cuestión no es baladí. No se trata sólo de hacerse con el bastón de mando, sino que, además, es el resquicio de poder que le ha dejado la entente PP-PSE, y la fortaleza desde la que los nacionalistas atosigan día sí y día también al Gobierno Vasco, toda vez que son ellas (las Diputaciones) las encargadas de repartir las recaudaciones y, por tanto, darle el dinero al propio Gobierno Vasco. Así, ¿quién puede pensar en que el PSE va a apoyar al PNV en las instituciones que se van a enfrentar al Gobierno que ostentan? Lógicamente el nacionalismo autodenominado como democrático (habrá que ir cambiando la terminología) va a reclamar por sus fueros o, lo que es lo mismo, la ruptura del pacto PSE-PP y acceder así a la lehendakaritza , algo a lo que los pactos suscritos entre las fuerzas estatalistas no pueden ceder. El PNV no puede contar con el voto sincero del PSE y PP para las Diputaciones en éstas circunstancias. Con lo que queda únicamente la entente PP-PSE por un lado, y las fuerzas abertzales o nacionalistas por el otro. Los frentes no los ha establecido el PNV, sino el PP y el PSE.

Egiguren ha terciado en el debate afirmando que el Gobierno Vasco debe cambiar radicalmente su política (de pacificación, presos, etc.) a fin de lograr pactos de estabilidad con el PNV, pero, eso sí, sin abandonar la lehendakaritza . El problema es ¿Cómo hacerlo si el PNV fue la lista mas votada en las elecciones al Parlamento Vasco? Una posibilidad sería reconocer al nacionalismo moderado su capacidad de integración, y por lo tanto su incapacidad en la gestión de Ajuria Enea, pero eso supondría romper la unidad de acción con el PP y mostrarse como lo que verdaderamente han sido: inútiles en el Gobierno de la Comunidad (CAV); otra posibilidad estribaría en proponer el adelanto de las elecciones autonómicas a fin de comprobar el peso específico de cada una de las fuerzas.

Supongamos por un momento que el PSE decida adelantar las elecciones al Parlamento Vasco para ceder de un modo no deshonroso el poder al PNV a cambio de que éste apoye las candidaturas forales y municipales opuestas a la representatividad de Bildu (coalición a todas luces legal hasta el momento).

Eso implicaría un acuerdo tácito entre el PNV, el PSE y PP (y UPyD si llega el caso) para desalojar a Bildu de, entre otras, la Diputación de Gipuzkoa y el ayuntamiento de Donostia . No es descabellado, pero las bases más nacionalistas, precisamente asentadas en el territorio várdulo, no lo entenderían a buen seguro, con lo que el trasvase de votos del PNV a Bildu sería por lo menos incierto.

Por otro lado, si el PNV, por acción o por omisión, deja a Bildu con la presidencia de la Diputación de Gipuzkoa , el PNV no se desgasta, y sí lo hace en éste territorio y en Bizkaia (del PNV) al Gobierno del PSE de López. La duda quedaría en Araba donde la lista más votada ha sido la del PP.

En Araba la situación cambia. El PP ha sido la lista más votada (PP, 16; PNV, 13; Bildu , 11; PSE, 9: EB-IU, 2). A día de hoy existen dudas de si el PNV puede lograr el escaño número 14 en detrimento del PSE, que se quedaría con 8. La decisi´n corresponde a los tribunales y, por lo tanto, no podemos desde aquí hacer ninguna valoración, pero si cae en el saco del PNV, y sabido es que Bildu le ha ofrecido su apoyo, PP+PSE no suman la mayoría absoluta que necesitan, y sí, en cambio, las fuerzas nacionalistas (PNV+ Bildu ) con ayuda o no de IU (2) que ya estuvieron en dicho gobierno.

Así pues, si las Diputaciones se escoran, como parece ser, al nacionalismo y hacia la izquierda, y la oposición al Gobierno Vasco se va a realizar desde dichas instancias, y si el PSE, limitado por sus pactos con el PP no puede concitar nuevos aliados… el Gobierno Vasco de Patxi López se encuentra en una gran encrucijada.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.