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El limbo de Abbas

Fuentes: Al Ahram Weekly

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

En Cisjordania, el movimiento Fatah está teniendo que enfrentar una situación cada vez más apurada que se deriva de la percepción de su displicente posición vis-a-vis con los ataques israelíes contra la Franja de Gaza, que han sido calificados de genocidio por algunos.

El movimiento, que es la columna vertebral de la Autoridad Palestina (AP) apoyada por Estados Unidos, condenó desde el principio el masivo ataque relámpago israelí. Sin embargo, cierto número de importantes dirigentes de Fatah en Ramala han estado culpando también a Hamas y regodeándose con su calvario. Algunos dirigentes de Fatah se refirieron abiertamente a su disposición a «abrirle los brazos a Gaza en cualquier momento» si/cuando, Hamas fuera derrotado.

Al parecer, esos comentarios han tenido un efecto de boomerang sobre Fatah, provocando que muchos palestinos y árabes de a pie acusen a la AP de connivencia de hecho con Israel contra Hamas y de hacer planes para reconquistar por la fuerza la Franja de Gaza si los actuales ataques de Israel logran derrocar al régimen de Hamas.

Informes extendidos, aunque aún no confirmados, citan a «fuentes fiables» que señalan que cientos de milicianos de Fatah bajo el mando del anterior hombre fuerte de Gaza, Mohamed Dahlan, estarían preparándose para entrar en Gaza y reestablecer al gobierno de la AP si/cuando Israel venciera al régimen de Hamas. El mismo Dahlan, en una entrevista celebrada esta semana [*] con una revista alemana denunció a Hamas por incitar a Israel a desplegar su ofensiva contra la Franja.

Anteriormente, cierto número de dirigentes de Fatah, entre los que se encontraba Al- Tayeb Abdel-Rahim, un importante asesor del Presidente de la AP Mahmoud Abbas, declaró abiertamente, en las primeras cuarenta y ocho horas de la ofensiva israelí, su impaciencia por regresar a Gaza. Pero la feroz resistencia desplegada por Hamas y otras facciones palestinas frente a la invasión israelí parece haber apagado el entusiasmo inicial de Fatah para reclamar Gaza a corto plazo.

Esto no quiere decir que Fatah haya perdido la esperanza en que la devastación y caos sembrados en Gaza por el ejército israelí haga que la tarea del grupo de «liberar» el enclave costero de Hamas sea mucho más asequible. A principios de semana, el derechista diario israelí The Jerusalem Post, citaba las palabras de un oficial no identificado de Fatah en Ramala advirtiendo que «el fracaso a la hora de aplastar completamente a Hamas serviría para minar a Fatah y prepararía el camino para el colapso de los regímenes árabes moderados».

El oficial declaraba su esperanza en que los palestinos de la Franja de Gaza se levantaran contra Hamas cuando el ejército israelí pusiera fin a su ataque. Hasta el momento no parece haber señal alguna de que los habitantes de Gaza vayan a volverse contra Hamas a pesar de los intensos esfuerzos israelíes para influir y acelerar ese resultado.

Absolviendo a Israel de la responsabilidad del «holocausto» de Gaza, como la mayoría de los palestinos denominan la carnicería israelí, se citó al dirigente de Fatah diciendo que confiaba en que se tratara a los dirigentes de Hamas como «criminales de guerra» por causar la muerte de cientos de palestinos inocentes.

Comentarios como éste dañan muy gravemente la imagen pública de Fatah y llenan de lodo a sus dirigentes. Esta semana, un número de intelectuales palestinos tanto en casa como en el exterior hicieron un llamamiento a Fatah para que adoptara una posición clara en relación con los ataques israelíes. «Queremos que Fatah nos diga dónde es que se sitúa», dijo un escritor palestino que vive en El Cairo.

Hani Al-Masri, un importante escritor y columnista palestino, se manifestó en un tono similar: «No hay duda de que está cuestionándose la Autoridad Palestina y su legitimidad. ¿Va a tomar parte la AP en la protección del pueblo palestino en Gaza contra este ataque criminal? ¿O es que van a esperar al resultado de la guerra para decidirse?», se preguntaba Al-Masri.

Al-Masri advirtió al liderazgo de la AP-Fatah que si querían seguir teniendo alguna «relevancia» tras la guerra de Gaza, tendrían que «demostrar sus credenciales patrióticas» liberando a todos los prisioneros políticos, poniendo fin a su coordinación con Israel en el terreno de la seguridad, acabando con las inútiles conversaciones de paz y encabezando los esfuerzos políticos y diplomáticos para parar la agresión israelí contra Gaza. Además, Al-Masri fustigó a algunos dirigentes de Fatah y de la AP por culpar a Hamas de la campaña israelí, diciendo: «No es éste el momento de lanzar dardos contra Hamas y de reavivar las diferencias internas… todos sabemos que Israel no necesita de pretextos para asesinar palestinos».

De hecho, la frustración del pueblo palestino con la AP y Fatah ha sido probablemente intensa en todo momento debido a la creencia, ampliamente extendida, de que la AP ha conspirado contra Hamas. Las sospechas se han visto reforzadas por la represión, con mano dura por parte de las fuerzas de seguridad de la AP, de las protestas de solidaridad en Cisjordania. En Hebrón, los policías de la AP reprimieron violentamente las manifestaciones a favor de Gaza, golpeando a los manifestantes y arrestando a varios de ellos. De forma parecida, el personal de los servicios de seguridad de la AP impidió que los manifestantes ondearan las pancartas verdes islámicas de Hamas y suprimieron los eslóganes a favor de Hamas.

Así es, contrariamente a lo que cabía esperar, las reacciones de la AP a la carnicería en Gaza han sido mínimas y casi todas simbólicas. Algunos escritores palestinos han señalado que las posiciones adoptadas por países distantes, no todos ellos árabes, representaban actitudes mucho más dignas que las asumidas por la AP. Un oficial de Fatah dio a entender a Al-Ahram Weekly que el cada vez más discordante grupo se estaba poniendo entre la espada de la opinión pública palestina y la pared de los fríos cálculos políticos.

«Si permitimos que las masas tomen la calle, Hamas va a recuperarse aquí a toda velocidad. Por otra parte, si suprimimos las protestas, seremos acusados de ser agentes de Israel. Tenemos que quedarnos en el medio», dijo.

Esas justificaciones no lograron contener esta semana al intelectual palestino Bashir Nafie de hacer un llamamiento a Fatah para que se redima a sí mismo y salve su historial de lucha rompiendo sus vínculos con el gobierno de Fayyad. Abochornados por la sugerencia de que Fatah no está donde debería estar, algunos dirigentes de Fatah instaron al grupo a «corregir su orientación» y prepararse para volver a asumir la lucha directa contra la ocupación israelí.

Abbas Zaki, el representante de la Organización para la Liberación Palestina en el Líbano, dijo a los informadores la pasada semana que ya era hora de que Fatah volviera a las trincheras. «Fatah debe estar preparado para unirse a la batalla en cualquier momento», dijo.

La ambivalencia de Fatah con la masacre israelí contra Gaza se complica aún más porque la mayor parte de los palestinos interpreta de forma creciente que el proceso de paz con Israel es fraudulento y que al amparo de su rúbrica está liquidándose la causa palestina, con o sin el conocimiento del liderazgo palestino.

Mientras tanto, no se sabe cómo va abordar la AP el hecho de que ya se ha agotado el plazo, finalizado el 9 de enero, que Abbas tenía para estar en el poder. Hamas ha dejado ya de referirse a Abbas como «Presidente Abbas» y los portavoces y medios de Hamas se refieren a él simplemente como «Sr. Abbas».

El dirigente de la AP se enfrenta asimismo a otro problema en relación con las elecciones legislativas. Es probable que Hamas haya conseguido una popularidad considerable como resultado de la carnicería israelí contra Gaza, aunque es prematuro trazar conclusiones definitivas. Aparte de Hamas, con el proceso de paz con Israel en franca bancarrota, Abbas y sus seguidores van a tener que afrontar una ardua lucha.

Enlace con texto original:

http://weekly.ahram.org.eg/2009/930/re2.htm