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El Mercosur de la soja. La nueva burguesía biotecnológica que no reconoce fronteras

Fuentes: Ecoportal.net

Ultimamente hablamos menos que antes de la Argentina sojera o del Paraguay de la soja, y hablamos generalmente un poco más del MERCOSUR de la Soja. A la vez, como si volvieran a inspirarnos los viejos mitos de la Patria Grande, nos referimos frecuentemente a cómo construir espacios amplios de Resistencias al modelo que tengan […]

Ultimamente hablamos menos que antes de la Argentina sojera o del Paraguay de la soja, y hablamos generalmente un poco más del MERCOSUR de la Soja. A la vez, como si volvieran a inspirarnos los viejos mitos de la Patria Grande, nos referimos frecuentemente a cómo construir espacios amplios de Resistencias al modelo que tengan un alcance que vaya mucho más allá de nuestras propias fronteras. Es notable por otra parte, como Maggi, el gobernador de Matto Grosso y el más grande sojero de Brasil, entra en nuestro país y como Grobocopatel, el más grande sojero de la Argentina, viaja a Uruguay y seguramente también a Brasil y a Bolivia. Es como si nuestros respectivos países les hubieran quedado chicos. Hace poco estuvo Maggi en Rosario, en un Seminario privado con el Gobierno socialista del municipio. Pareciera que a esta nueva burguesía atada a las grandes corporaciones cierta izquierda urbana no le asusta ni preocupa, todo lo contrario, parecieran sentirse cómodos dividiendo territorios y roles con ellos. Aún más todavía, en un reciente artículo en Clarín, Grobo nos dice que no está seguro que el Capitalismo sea el mejor modelo para la Argentina…. Extraordinario comentario, en especial si se considera que proviene del más grande sojero de la Argentina, dueño de Carlos Casares y productor de centenares de miles de Hectáreas de transgénicos. El es en la Argentina el «Hombre» de las multinacionales granarias, expresa un orden neocolonial aggiornado a los discursos del presente, un discurso de época, al menos en el estilo argentino actual, es decir: entre progresista y cultor de las tecnologías de punta. No es Mauricio Macri, por supuesto, no es tampoco Amalita, que son estrellas que se apagan en el escenario corsario empresarial, es el nuevo liderazgo gestado por la Argentina profunda de los monocultivos de soja y de las cadenas de agronegocios. En algunos estamentos del gobierno se lo confunde con la Burguesía Nacional, y en cierta manera lo es, componente de una élite de poder asociada a las grandes multinacionales. También las empresas refieren al MERCOSUR de la Soja y existen publicidades que muestran un solo territorio manchado por la gran metástasis del desierto verde de la Soja y le llaman la República sojera o el MERCOSUR de la Soja. Yo últimamente y desde que estuve en Cancillería escuchando a un dirigente sindical uruguayo PIT CNT del FA que actualmente tiene la presidencia del MERCOSUR, he pensado mucho en este espacio fariseo que antes fue de Macri y de las automotrices y ahora es de los sojeros y biotecnólogos, un espacio sin alma, sin mística…. No pude dejar de recordar aquellos días en los años 60 en que viajábamos a la otra orilla conscientes que no salíamos del territorio propio, que los blancos y otros orientales eran como hermanos, que Methol Ferre, Don Luis Alberto de Herrera y tantos otros eran nuestros guías en la búsqueda de un pensamiento rioplatense que nos era común. Ahora en cambio, estamos disputando con los brasileños por el precio de los lavarropas y con Uruguay por la instalación de las papeleras… Es repugnante la pérdida de la memoria común y nuestra falta de grandeza para elevar las miras de la política regional. Pensar que Lavalleja cuando invadió en el siglo diecinueve cruzando el Río Uruguay, en su proclama se refería a los ARGENTINOS ORIENTALES. Muchos años después algún avisado le puso una comita tramposa al documento fundacional de la Resistencia y del Estado oriental, como que se trataba de los Argentinos por una parte y de los orientales por la otra, y de a poco fueron apareciendo los URUGUAYOS que, no se supo nunca bien qué cosa serían… en todo caso una identidad que la izquierda portuaria ayudaría luego a institucionalizar… Me parece que sería bueno que nosotros pongamos de nuevo la mirada del GRR, del Grupo de reflexión Rural, esa mirada del GRR que siempre te cambia el encaje como pensaba Carlos Castaneda, esa mirada del GRR que es como el Aleph, decía uno de los compañeros, una mirada que te abre un mundo, que te cambia las reglas del juego, que lo desnuda al Rey y lo muestra en pelotas… Una mirada que te cambia el código, te reordena el escenario, te eleva la mira del fusil, te pone en otro plano del pensamiento y deja a los que quieren discutir en el desafío de dejar de hacerlo o elevarse, y en verdad pienso que si no podemos seguir haciendo eso cada día, es mejor que nos callemos y no digamos nada, porque hay millones de hijos del sistema de embobamiento globalizado que pueden ocupar el espacio de los discursos vacíos. Es muy argentino, al menos propio de ciertos sectores medios un poco despistados, el actuar como tantos que no esperan a comprender los códigos y las costumbres de la casa a la que son invitados y entran como quejándose, che pero en este país de mierda se sube a los colectivos por atrás en vez de por adelante, en este país no encontrás un reloj que funcione decentemente, en este país nadie sabe comer… etc … sí, muy argentino… a mi cuando pienso en el MERCOSUR de los fariseos y me encuentro con los hermanos latinoamericanos, y cuando viajamos al Uruguay y hablamos por las radios y hacemos prensa tal como lo hacemos aquí, saben qué? me vienen unas ganas terribles de hablar de la Patria Grande, es como que siento que es lo que falta, que le metamos pólvora en el trasero al MERCOSUR de los mercaderes, que comencemos a recordar que hay otras propuestas más antiguas que, como el ABC del peronismo y antes aún las propuestas bolivarianas o sanmartinianas, tenían otros discursos, enamoraban… despertaban emociones y más todavía despertaban pasiones.

Vemos como el avance de las corporaciones sobre nuestro continente bajo el respaldo de la administración Bush se va acelerando y en muchos casos tiene características invasivas y de ocupación de territorios. Que en cada uno de nuestros países se manifiesta de diversas maneras y que para nosotros resulta un desafío el lograr describir cada situación particular a la vez que hallar el modelo común que al mostrarlo permita que se tome conciencia de que lo que se llama la Revolución Biotecnológica, agronegocios, cadenas agroalimentarias y dominio de los mercados respectivos, tecnologías de punta en agricultura, agricultura de precisión o satelital, cultivos genéticamente modificados o relaciones de patentamiento y regalías en semillas y particularmente en semillas transgénicas, y que todo eso refiere a un común esquema de dominio que necesitamos develar primero para que juntemos voluntad política de desmontarlo luego.

Observamos que existen situaciones en Latinoamérica que cobran perfiles más brutales como en el caso del Paraguay, que quizá muestra el rostro más desalmado del modelo. Que existen situaciones como las de Brasil donde la devastación de territorios es alucinante y donde a la vez los grandes movimientos campesinos aún carecen de conciencia sobre los riesgos de la negociación con los nuevos mercados certificados que les proponen las multinacionales, y que también existen situaciones de extrema cooptación ciudadana como en la Argentina donde el modelo de la soja no encuentra sino mínimas resistencias, donde el grueso de los indigentes no se niega a la ingesta de sojas y donde la clase política y los sectores progresistas ven en los desafíos que les propone la Biotecnología un relevo de sus antiguos mesianismos sociales y la posibilidad de constituir a través de estas prácticas un desarrollo científico propio y volver a tener una Burguesía Nacional capaz de aportar a nuevos modos de desarrollo y de generación de empleo.

La relación con Venezuela ejemplifica hoy los mecanismos perversos del progresismo. Venezuela nos envía fuel oil generosamente para satisfacer las necesidades del agro y nosotros le ofrecemos pagar la deuda con una exposición de maquinaria agrícola que se prepara actualmente en la localidad de Barina y que pondrá toda la producción argentina de «fierros», o sea de maquinaria agrícola, a disposición del mercado venezolano. ¿Quién organiza esta exposición llamada Expobarina en representación del Gobierno Argentino? Pues el Ingeniero Chepi, presidente del INTA, y Grobocopatel, presidente de Bioceres, una empresa que intenta por encima de un universo absolutamente patentado por las multinacionales, el desarrollo de una supuesta biotecnología nacional… ¿cuál es entonces la jugada? Casi una carambola a tres bandas: cuando Venezuela nos envía fuel oil se le posibilita a Repsol continuar con sus exportaciones de petróleo crudo hasta agotar nuestras reservas y en especial, se le permite mantener la disposición de no fabricar gasoil, cosa que siempre hiciera YPF, y que hiciera además, a un precio promocional para el trabajo agrario. Cuando nosotros le pagamos a Venezuela con maquinaria agrícola, en realidad le estamos vendiendo maquinaria de siembra directa, método de siembra harto difícil de adaptar para semillas que no sean genéticamente modificadas para tolerar ciertos herbicidas. De tal manera le estamos abriendo el camino a Monsanto en Venezuela para entrar con la soja transgénica que actualmente no está permitida en ese país… Dos bandas: los acuerdos benefician a Repsol y a Monsanto, cuál es la tercera banda? La tercera pertenece al universo del discurso progresista, un discurso que la relación con Chavez alienta y que permite fingir posiciones que conforman a vastos sectores de nuestra izquierda local y que ciegos a toda mirada profunda, continúan respaldando las actuales políticas.

No son hechos menores de manera alguna, ni sólo afectan nuestro propio destino como Pueblo. Estamos de acuerdo con Stella Calloni en que solamente las dificultades que enfrenta el Gobierno de Lula, su actual desconcierto y parálisis política de las relaciones con los países vecinos, permite comprender la traición del Gobierno Paraguayo a la posición común de los restantes países del MERCOSUR, al reconocer inmunidad a los soldados norteamericanos en su territorio y la posibilidad cierta de una base militar de los EEUU en Estigarribia, casi en el centro geográfico del MERCOSUR, y con imprevisible influencia sobre toda el área y sobre los acontecimientos políticos en la zona y muy especialmente importante influencia sobre las próximas elecciones bolivianas. Pero deberíamos considerar asimismo, que la política argentina tampoco hizo nada por evitarlo y que no fue como en el caso brasileño porque gravísimos hechos han puesto al gobierno en una situación de profunda crisis institucional, sino simplemente porque tanto el Canciller como el Vicecanciller están en campaña electoral, porque no son competentes para desempeñar sus cargos, porque han dejado Cancillería en piloto automático o sea en manos de la gente de Martín Redrado y porque una vez más carecemos de política exterior que vaya más allá del doble discurso y de las frases hechas.

Nuestras luchas implican y ya lo habrá advertido el oyente avisado, implican en verdad otra mirada y otras escalas de valores a los que el grueso de la clase política y la izquierda en la Argentina parecen impermeables, ya que ellos parten de paradigmas de escala y de exportación, paradigmas en que lo ambiental está ausente y en que el desarrollo local, la soberanía alimentaria, la calidad de vida, el empoderamiento que vendría a ser la recuperación de poder por parte del ciudadano, prácticamente no cuentan como valores o como propósitos destacables. Entonces y por ello mismo, es que creemos que: deberíamos ser capaces de poder mostrar a la gente del común, ese modelo globalizado de expansión y de dominio de las multinacionales, modelo que se inicia en los condicionamientos que nos imponen las enormes Deudas Externas que tenemos y en las presiones de los nuevos mercados globales y los convenios internacionales como el UPOV que rigen el manejo de nuestras semillas. Asimismo, deberíamos ser capaces de transmitir las similitudes de riesgos que determinan la pérdida del dominio sobre las semillas en el mundo campesino, de la ingesta de comida chatarra en las ciudades, y sobre todo ello, el nuevo poder de los agronegocios, de las cadenas agroalimentarias y del supermercadismo en cada uno de nuestros países. Si lo logramos, estaríamos asimismo logrando una mirada y un discurso que al menos y en la situación de las posiciones más obstinadas, hallará el respeto de ser atendido con preocupación. Creemos que estos logros son importantes para la Argentina, donde la mención de las diversas multinacionales que poseen el dominio del mercado exportador y de insumos, sus características e intercambios, son novedad en el pensamiento político, pero también serán importantes para nosotros mismos, que si conseguimos armar ese discurso con coherencia y sinergia podremos volverlo sobre nuestros diversos países con mejores resultados que los que hasta ahora hemos obtenido. En nuestros discursos laten, debemos confesarlo, ciertas palabras que vienen cargadas de significados, que nos emocionan cuando las pronunciamos. Son nuestras, nos dan identidad…. Son parte de un padre nuestro que nos pertenece. Comunidad, ecología, diversidad biológica, economía social y solidaria, soberanía alimentaria, justicia social, desarrollo local, ruralidad, retorno al campo, sustentabilidad.

Ellos, los que a nuestros propósitos de comunidad oponen sus propósitos de Dominio, han tratado últimamente de robarnos algunas de estas preciosas palabras sagradas que nos pertenecen. Yo recuerdo hace ya varios años cuando escuché con sorpresa como Chacho Alvarez usaba la palabra sustentabilidad como un término equivalente a un proceso de autovalimiento financiero… me pareció un pequeño crimen de alguien que todavía no había llegado a sorprendernos por su capacidad de frustrar ilusiones y dejar el tendal de gente en banda… Luego fue Maggi quien desde Brasil y junto con la WWF, el Fondo Internacional del osito Panda y el Banco Mundial, intentó apropiarse del mismo concepto de sustentabilidad…. Para ellos la sustentabilidad no sería sino una manera de asumir como Corporaciones, ciertas responsabilidades en el plano general e incorporar una cierta ética a nivel empresarial pero nunca a la escala del modelo… Ahora es Grobocopatel quien intenta en Clarín Rural apropiarse del concepto y nos dice que ese «poder del conocimiento» que nos promete quiere compartirlo con la sociedad, o sea con nosotros, porque un desarrollo sería sustentable sólo si es entre todos… Todos esos esfuerzos y maniobras de cortejo se deben a que pareciera que tenemos con nosotros a la chica más linda del barrio y parece que los sojeros se quieren enamorar… pero no pueden, no sólo porque la soja les aporta demasiados estrógenos y porque los agrotóxicos que usan a mansalva son disruptores hormonales y los desequilibran, sino sobre todo porque la sustentabilidad tiene que ver con la capacidad de un ecosistema de mantener y preservar su nivel productivo para las próximas generaciones y todos saben que la soja, más allá de las retenciones que permiten pagar los intereses de la deuda y los planes asistenciales, produce devastaciones de los suelos, deforestaciones masivas, contaminación de las napas, desempleo rural y emigración de los pueblos, hambre e indigencia.

Jorge Eduardo Rulli
Programa Horizonte Sur, Radio Nacional AM