Recojo aquellos trozos de la doliente narrativa de mi padre, un campesino palestino sobreviviente de AL-Nakba (1948). Hace 32 años me decía: le dimos al occidente cristianismo y nos devolvieron cruzadas, le dimos al occidente judaísmo y nos devolvieron sionismo, le dimos al occidente islam y nos devolvieron saudismo. Yo, bajo una influencia freudiana, creo […]
Recojo aquellos trozos de la doliente narrativa de mi padre, un campesino palestino sobreviviente de AL-Nakba (1948). Hace 32 años me decía: le dimos al occidente cristianismo y nos devolvieron cruzadas, le dimos al occidente judaísmo y nos devolvieron sionismo, le dimos al occidente islam y nos devolvieron saudismo.
Yo, bajo una influencia freudiana, creo que esa trilogía monoteísta de mi ancestro semita terminó siendo una fractura en la sexualidad humana. Eso es otro tema.
Ningún pueblo, milenario, conserva en su cronología histórica, la misma religión, la misma frontera, el mismo nombre e incluso no conserva la misma lengua. Pero sigue siendo la historia de los predecesores del pueblo de esa tierra y de no ser así es porque se trata de un memoricidio, culturicidio, epistemicidio, negacionismo, acompañado de invasiones y guerras imperiales, coloniales, mediáticas conduciendo a genocidios étnicos.
Retazos sueltos de la poesía del galileo, Mahmud Darwish, soy el hijo de la hebrea, soy el hijo de la biblia….escribe que soy árabe, la tierra, la madre de los comienzos, la madre de los finales, se llamaba Palestina se sigue llamando Palestina.
La trilogía monoteísta judío-cristiana-musulmana es un aporte religioso de la ancestral diversidad de lo que hoy es el maltratado gentilicio árabe, de la universalidad éthno árabe. Sería sano, justo, necesario y hasta urgente apelar a la Historia, a la historiografía, a la memoria histórica, al derecho histórico y a la cosmovisión histórica árabe, que contribuiría por una parte a descolonizar al mundo árabe (en especial a los acomplejados sectarios árabes, racistas, clasistas, eunucos del saber histórico) e ilustrar al mundo en general para no seguir en la trampa del sectarismo, que es un método de destrucción y dominación, y por otra parte, justamente revertir esa diversidad (que ha servido de sectarismo) en un fértil y fecundo mosaico, partiendo de su propio archivo histórico plural, e ir a su rescate como protector. La Historia es un tabú.
La alucinante propaganda eurosionista ha exitosamente reducido la universalidad árabe al solo islam, como sí el nacimiento de lo árabe viniese del islam, es decir en el siglo VII de la era cristiana, cuando en realidad lo árabe es mucho más antiguo que todo el monoteísmo judío-cristiano-musulmán e incluso dicha lengua semita es una de las más antiguas de la humanidad.
Sin atractiva abstracción para ilustrar la Historia, sin abstracción para no censurar y sobre todo para no falsificarla, especialmente como consecuencia de la imposición de un régimen colonial europeo en el Medio Oriente (Israel 1948) en la Palestina Histórica, no es en vano que no quede claro y no se siente que el judaísmo es un aporte religioso del pueblo árabe iraquí (Mesopotamia), el cristianismo un legado religioso del pueblo árabe sirio (aun conserva su antiguo nombre) y solo se tiene claro que el Islam nació en la Península arábiga (la hoy tiranía saudita).
La trilogía monoteísta judío-cristiana-musulmana no sólo es un aporte que viene de una misma área geográfica, El Levante (que no todo es árabe pero si nativos del área), sino que también proviene de una misma etnicidad, la semita (el ancestro árabe), y lo más importante a resaltar es que dicha trilogía, en su esencia, como doctrinas religiosas las tres descienden de una misma raíz y tronco.
El judaísmo es madre religión del cristianismo y madre religión del islam. La una es continuidad de la otra, la otra es complemento de esa continuidad. Es una simbiosis doctrinal. Las raíces cristiano-musulmán son judías. Las raíces del islam son judío-cristianas. Es por eso que también son conocidas como las religiones Abrahamicas y/o la gente del libro. La religión judía también tiene raíces en el politeísmo babilónico (Irak) y del politeísmo cananeo (Siria, Líbano, Palestina, Jordania). Puntualizo, cuando hablo de raíces me refiero a raíces religiosas, no étnicas.
El politeísmo, en grandes rasgos, fue la expresión e identidad religiosa de Europa y, naturalmente, su orgullo, orden y bienestar. La religión cristiana fue odiada en Europa, más de tres siglos de macabras persecuciones a los europeos que se convirtieron a dicha religión, religión que provenía de la etnicidad árabe. Igualmente otro grupo de europeos se adhirió a la religión judía, religión que también proviene de la ancestralidad árabe y estos europeos sufrieron sanguinarias persecuciones de sus propios hermanos europeos. El europeo politeísta asechó contra su propio hermano europeo por adherirse a la fe cristiana, luego se convierte al cristianismo y la otra secuencia es el asecho del europeo cristiano, contra su propio hermano europeo que abrazó la fe judía.
Hoy en Europa la fe judío-cristina, más allá de su secularismo, es su identidad religiosa, es su precedente y referente monoteísta. Europa no tiene su propio monoteísmo, su monoteísmo es árabe. La moraleja es ver cómo Europa pasó de ser anticristiana, antijudía y presenta al mundo árabe como los enemigos del judeo-cristianismo, cuando en realidad, dichas doctrinas son una herencia religiosa del mundo árabe. Lamentablemente muchos árabes cayeron en esta trampa colonial.
Ignorar o no percatarse que la trilogía monoteísta es un legado de lo que hoy es el gentilicio árabe (y digo árabe para no utilizar eufemismos), ya que el mismo se invisibiliza, se oculta y hasta se niega. Se dice que del Medio Oriente vienen las tres religiones y se hace ver que procede de un espacio geográfico mas no cultural, civilizatorio y étnico, donde lo árabe se mutila, se borra. Ahora, esto no es gratuito y es debido justamente a la imposición desde Europa del régimen colonial de Israel en el mundo árabe, exactamente en la Palestina Histórica, donde el movimiento eurosionista toma el contundente archivo religioso y a través de su fascínate narrativa se apropia de dicha Historia en la que hace ver al Judío europeo como un descendiente de las tierras semitas por el hecho de haberse convertido a la religión, judía. Aquí los valores del secularismo brillan por su ausencia.
Ahora, arrebatarle a los semitas, es decir a los árabes, el legado judío-cristiano, se debe a las particularidades del colonialismo, eurosionista, Israel 1948, que ante todo es un anacronismo colonial, y su diferencia con el clásico colonialismo es que el mismo no proviene de un pueblo sino de un movimiento (sionismo) que busca devenir en pueblo. Y es por esto que no sólo toma la tierra sino que también toma la Historia del Pueblo originario. En el clásico colonialismo el colonizador toma la tierra, sus recursos y la Historia del pueblo originario la destruye. Y es pertinente recordar al secularismo que los judíos no son un pueblo, al igual que los musulmanes, los cristianos, los ateos y los gays tampoco son pueblos.
Los cristianos europeos no solicitan derechos históricos en Palestina o derecho de retorno a Palestina. Los chinos musulmanes no solicitan derechos históricos en la Península arábiga (cuna del Islam).
Imaginémonos a la comunidad lésbica solicitar derechos históricos en la Isla griega de Lesbo, porque de allí proviene el vocablo lesbiana, y mi intensión no es el sarcasmo sino graficar cuan atroz es la idea de creer que el hecho de pertenecer a la religión judía le otorga un derecho étnico en Palestina. Cuando el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, un ario, manifiesta que él es el «Rey de Israel» o cuando expresa que «Estados Unidos e Italia están vinculados por una herencia cultural y política desde hace miles de años, desde la Antigua Roma». Nos escandalizamos ante esta grotesca ignorancia y penoso absurdo de un supremacista, pero lo peor es cuando lo absurdo se hace ver como realidad y condición, es el caso con el eurocentrismo sionista que ha logrado hacer creer y sentir hoy en el siglo XXI, so pena de los valores seculares y laicos, que un profesante de la religión judía desciende del pueblo semita cuando en realidad más del 80% de la población judía es Azkenazi, es decir el judío europeo, de raíz indoeuropea.
Un vulgar recordatorio a la ilustra secularidad occidental, lo que se expandieron en el mundo no fueron los cristianos, musulmanes y judíos, lo que se expandió en el mundo fueron las respectivas doctrinas religiosas que vienen del mundo árabe. Otro ejemplo, marcando las distancias, los marxistas no se expandieron en el mundo, fue la doctrina marxista la que se expandió.
Frente al déspota objetivo imperial y colonial de invisibilizar la universalidad árabe, en el caso específico de la trilogía monoteísta como acerbo religioso del mundo árabe es necesario que desde la mosaica y desde de la multitud árabe se restablezca un renacimiento que conlleve al rescate de su pasaje y archivo histórico, por ejemplo entre otras a través de una cosmovisión y cosmogonía.
El árabe es esa rica momia y fósil que tampoco se puede reducir a la trilogía monoteísta judío-cristiana-musulmana. Esto no es un chovinismo pan arabista sino un grito de sobrevivencia árabe frente a la barbarie imperial y al anacronismo colonial eurosionista que no sólo se limita a la Palestina Histórica sino que es un colonialismo expansionista. El gentilicio árabe está desapareciendo.
Las ideas y opiniones expresadas en esta artículo son las de los autores y no reflejan necesariamente el punto de vista de Al Mayadeen.
Fuente original: http://espanol.almayadeen.net/articles/main/1363030/el-monote%C3%ADsmo-jud%C3%ADo-cristiano-musulm%C3%A1n-es-una-herencia-%C3%A1rabe