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El naufragio de Israel

Fuentes: Rebelión

Si alguien hubiera querido perjudicar más a lo que quedó del pueblo judío después del genocidio sufrido, no hubiera podido idear algo peor que la creación de un Estado como el de Israel, haciéndole gendarme y matón de la zona. Así es que Israel no tiene futuro, es un artificio y sólo durará lo que […]

Si alguien hubiera querido perjudicar más a lo que quedó del pueblo judío después del genocidio sufrido, no hubiera podido idear algo peor que la creación de un Estado como el de Israel, haciéndole gendarme y matón de la zona. Así es que Israel no tiene futuro, es un artificio y sólo durará lo que dure la representación del guiñol puesto en escena por el Imperio.

No es posible construir un país por la fuerza bruta, y menos aún, mantenerlo. No se puede edificar una sociedad sobre el expolio de otro pueblo. Cuando el soporte legal y la razón de ser de una sociedad tienen una base ética y moral sin ética y moral, el resultado es, necesariamente, el caos, incluido su propio caos. Cuando se puede machacar al vecino y, además, se le debe machacar, ¿dónde poner el límite? ¿No se les volverá contra ellos mismos? La cuestión es que el entorno de Israel les es tan hostil -el que se han buscado- que ni tiempo tienen, ni han tenido, para enfrentarse entre ellos mismos, siendo consecuentes con su lógica y siguiendo las mismas directrices de su ética oficial y, en definitiva, de su propia base legal: de la ilegalidad de la propia razón e identidad en la que se fundamenta la creación y el posterior desarrollo israelí.

Los barcos piratas controlaban las vías marítimas importantes y los salteadores de caminos se ubicaban en los pasos clave y obligados; en lo que hoy han dado en denominar zonas geoestratégicas; y éste es el objeto y destino de Israel y, para eso, judíos de medio mundo han sido voluntariamente «deportados» a Palestina bajo el mandato y «protección» británica, de Estados Unidos, de la Unión Europea y de las propias Naciones Unidas por exigencia y necesidad de un capitalismo cada vez más salvaje, cuyo límite no parece tener límite, ni en los crímenes contra la humanidad, ni contra la degradación de la naturaleza y la del medio ambiente.

Cuando Oriente Medio deje de ser enclave geoestratégico o escaseen lo dólares -o desaparezcan- Israel también desaparecerá, repitiéndose lo de que Roma no paga traidores, pues el Imperio -EE UU- no mantiene graciosamente países títeres ni tampoco es ninguna ONG precisamente. Israel no es viable, es insostenible, más sin las cuantiosas subvenciones de EE UU, a las que han de sumarse los convenios comerciales y políticos de favor de la Unión Europea. Nada es gratuito, pues no todos los países de la zona son tan siervos e incondicionales como Jordania, Arabia Saudí, Qatar, etcétera, y ésta es la sencilla razón por la que Israel se convierte, y es tan necesario en la zona, como gendarme, como elemento desestabilizador y como matón; todo ello para mantener el Imperio, lo que convierte así a los voluntarios «deportados» en sionistas imperialistas o en imperialistas sionistas, que son responsables directos, en cualquier caso, pero no inocentes, en absoluto.