Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
El juez supremo de Palestina, Taysir Al-Tamimi, ha denunciado lo que ha denominado como «los repetidos crímenes de las autoridades de la ocupación israelí contra todo que sea palestino, ya sean seres humanos, piedras o árboles». El juez hablaba así después de que los israelíes destruyeran docenas de olivos en la ciudad de Burin, al sur de Nablus, donde los árboles datan del período histórico romano. Al-Tamimi ha instado a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (UNFAO, por sus siglas en inglés) a «proteger la tierra agrícola de Palestina que está siendo arrasada y destruida para construir asentamientos ilegales». Instó a la Organización a proteger los olivos, que describe como la fuente histórica de sustento para decenas de miles de familias palestinas.
Terrorífica estación
La estación de la recogida de la aceituna es la más importante para un gran segmento de la sociedad palestina. La alegría que se experimenta con este motivo se ve a menudo amortiguada por el temor y la ansiedad a causa de los crecientes ataques contra los huertos de olivos por parte de los colonos que tratan de sabotear la cosecha.
El sufrimiento de los campesinos palestinos se ve exacerbado por las exigencias impuestas por el gobierno israelí, que restringe sus movimientos y les impide, mediante el muro del apartheid y los controles, llegar hasta sus campos. Los israelíes someten a los campesinos a largas y tediosas inspecciones y registros.
La temporada de la cosecha es normalmente una época de actividad frenética de los colonos, especialmente de los que viven cerca de los huertos de olivos que son de propiedad palestina. En una ocasión, una asociación extremista distribuyó un panfleto urgiendo a los colonos a cortar los olivos y atacar a los campesinos palestinos.
El mismo panfleto consideraba los olivos que crecen en los 900 kilómetros cuadrados de Cisjordania como un hecho que entra en contradicción con los derechos de los colonos a utilizar la tierra de lo que llaman Judea y Samaria.
Una economía basada en el olivo
Según un estudio dirigido por el Ministerio de Agricultura palestino, en 2007 se plantaron casi once millones de olivos, que cubrían en total una zona de 914 kilómetros cuadrados. Esto constituye alrededor del 45% del total de la tierra cultivada palestina y el 80% de las granjas frutícolas.
La mayor parte de los olivares se nutren del agua de lluvia, con excepción de 24 kilómetros cuadrados que cuentan con irrigación controlada en las provincias del sur y del Valle del Jordán. El estudio pone de manifiesto que los olivos constituyen más del 20% de la producción agrícola total.
Además, los olivos ocupan aproximadamente el 50% de la tierra cultivada en Cisjordania, con alrededor de diez millones de árboles en los alrededores de las ciudades cisjordanas. En Gaza, la zona cultivada alcanza un total de 26 kilómetros cuadrados, de los cuales alrededor del 20,5% son frutales.
Los olivos proporcionan la principal fuente de ingresos a 10.000 familias palestinas, produciendo alrededor de 153.000 toneladas de aceituna, con una tasa de productividad que alcanza los 174 kilos por cada 1.000 metros cuadrados. Se producen alrededor de 36.000 toneladas de aceite, de las cuales el 30% se consume a nivel local.
El ejército y los colonos destruyen los olivos
Según el Ministerio de Agricultura palestino «cada minuto, el ejército israelí y los colonos arrancan un olivo productivo en los territorios palestinos ocupados». En total, hasta el momento, se han arrancado un millón de árboles.
Según muchos informes oficiales, las autoridades israelíes, desde que surgió la primera Intifada a finales de 1987, han arrancado más de medio millón de árboles, de los que el 80% son olivos. La razón que suelen alegar es que los combatientes palestinos utilizan los árboles para esconderse; sin embargo, la experiencia muestra que el ejército israelí tampoco abandonó la táctica de arrancar árboles durante períodos relativamente estables.
Desde la firma de los Acuerdos de Oslo, se han destruido más de 22 kilómetros cuadrados de olivares. El argumento empleado por los israelíes ha sido la construcción de carreteras de circunvalación «al servicio de la paz». Se ha informado que los colonos roban la fruta y queman los árboles, rociándolos para ello con sustancias químicas.
Según estadísticas oficiales, el área total de tierra afectada por ese motivo ha alcanzado los 42 kilómetros cuadrados. Alrededor de 19 kilómetros cuadrados de tierra han quedado aislados tras el tristemente célebre muro israelí. El ejército, de forma escandalosa, ha clasificado unos 15 kilómetros cuadrados como «zonas peligrosas» debido a su proximidad con los ilegales asentamientos.
Se ha comprobado que la mayoría de los ataques de los colonos contra palestinos y sus granjas se producen cerca de las ciudades de Ramala y Nablus. Según el informe del Ministerio de Agricultura palestino, durante los primeros meses de 2007, los colonos prendieron fuego a 1.100 árboles. Los archivos oficiales de la Administración Civil israelí muestran que entre enero y junio de 2007 destruyeron 1.846 árboles. Los palestinos han cuestionado esa cifra porque afirman que no incluye muchos ataques que no quisieron registrar.
Arrancando árboles a lo largo del trazado del muro de separación
El muro de separación ha sido una de las causas principales de destrucción de un gran número de olivos. Es bien conocido que para la construcción del muro, que tendrá finalmente 460 kilómetros de largo, habrá que destruir la tierra agrícola fértil palestina.
Para construir el muro es preciso arrasar una franja de tierra de 200 metros de anchura; además se necesitan 50 metros más para construir carreteras sólo para colonos. El muro le que robado a los campesinos miles de acres de tierra agrícola, en su mayoría ocupados por olivares, especialmente en el norte de Cisjordania.
Esos campos -que están efectivamente «abandonados» ya que a sus propietarios no se les permite ir a trabajarlos- se convertirán en estériles, facilitando así que el gobierno y los colonos se apropien de ellos para construir más asentamientos. Los dueños de la tierra no tienen derecho a enfrentarse y resistir frente a las políticas de Israel que les roban sus medios de vida y la fuente de ingresos para sus familias.
La guerra y el bloqueo están afectando a los olivos de Gaza
El bloqueo impuesto contra la Franja de Gaza ha tenido un impacto negativo en la agricultura y la industria olivarera. La cosecha de aceituna y la producción de aceite de oliva fueron significativamente peores en Gaza en 2009 debido a la guerra y al bloqueo.
La producción de aceite de oliva en Gaza ha disminuido un 80% en 2009 comparada con la de años anteriores. Cuatro kilómetros cuadrados de huertos de olivos fueron completamente destruidos por la artillería pesada y las bombas utilizadas hace un año en la guerra. El embargo sobre las importaciones y exportaciones ha llevado al declive en los niveles de producción de aceitunas y aceite de oliva. Los propietarios de las prensadoras de aceituna se enfrentan a graves dificultades.
Según Mohammad Agha, el Ministro de Agricultura en el gobierno de Gaza, los israelíes arrasaron alrededor de 130 kilómetros cuadrados desde 1967 a 2005, en su mayoría de huertos de olivos. Agha dijo que los proyectiles y cohetes de fósforo blanco y otras armas químicas utilizadas en la reciente guerra habían tenido un efecto inmensamente perjudicial en el rendimiento del fruto.
El descenso en la producción de aceite de oliva ha hecho que los precios suban considerablemente este año. Los dueños de las prensadoras se enfrentan a dificultades aún mayores al tener que intentar conseguir piezas de repuesto, a menudo de contrabando a causa del asedio.
Según un alto funcionario del Ministerio de Agricultura, este año la Franja de Gaza ha producido 200 toneladas de aceite, frente a las 1.500 de años normales. El mismo funcionario manifestó que Gaza necesitaba unas 3.250 toneladas para poder satisfacer las necesidades del consumo doméstico.
Conclusión
Resulta patente que la extensión y alcance de la destrucción de olivares perpetrada por los israelíes está más allá de cualquier comprensión y no puede justificarse bajo circunstancia alguna. Sin embargo, la indiferencia internacional ante esta perversa devastación y violación flagrante de los derechos palestinos han animado al ejército israelí y a los colonos a seguir adelante con sus actividades devastadoras.
El arrancamiento de más de un millón de olivos constituye un atroz ataque contra el medio ambiente; un ataque que no ha recibido condena alguna por parte de la comunidad internacional, permitiendo que sus autores queden inmunes ante ese crimen.
Sería necesario adoptar las medidas siguientes:
- Que los gobiernos y organizaciones internacionales asumieran una postura seria y responsable para detener esta destrucción sin sentido, y por ello presionar al gobierno israelí para que pare los ataques de los colonos y les responsabilice de sus crímenes.
- Compensar a los campesinos palestinos por los daños causados por el deliberado arrancamiento de sus olivos.
- Proporcionar apoyo técnico y financiero a los campesinos palestinos para compensarles de las pérdidas de los árboles arrancados y proporcionarles garantías internacionales que les protejan de nuevos ataques.