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El portavoz de EUPV-IU, Ignacio Blanco, afirma que la intervención y el rescate del País Valenciano son muy similares a los de Grecia

El País Valenciano, en colapso económico y político

Fuentes: Rebelión

Con unas tasas de paro entre el 27 y el 28% (tres puntos por encima de la media estatal); un índice de desempleo juvenil del 57%; el 25% de los desahucios del conjunto del estado (con sólo un 10% de la población total); la tercera autonomía en indicadores de endeudamiento público (tras Cataluña y Madrid) […]

Con unas tasas de paro entre el 27 y el 28% (tres puntos por encima de la media estatal); un índice de desempleo juvenil del 57%; el 25% de los desahucios del conjunto del estado (con sólo un 10% de la población total); la tercera autonomía en indicadores de endeudamiento público (tras Cataluña y Madrid) y la primera en pedir un rescate al gobierno central, el País Valenciano se encuentra en situación de colapso económico y político (diez imputados por casos de corrupción se sientan hoy en las bancadas del parlamento valenciano), a juicio del portavoz adjunto del EUPV-IU en las Cortes Valencianas, Ignacio Blanco. El País Valenciano ha sido sometido, además, a unos mecanismos de intervención, rescate y recortes económicos y sociales muy similares a los que padece Grecia, según el diputado.

En diciembre de 2011, ha recordado Ignacio Blanco, la Generalitat Valenciana aprobó las cuentas públicas para el año 2012. Pero sólo dos días después de la publicación de los presupuestos en el DOGV, ya se anunció un primer recorte de 1.000 millones de euros, después que el DeutscheBank rechazara la renegociación de un préstamo suscrito con la Generalitat; El Gobierno Valenciano solicitó entonces ayuda al Ministerio de Hacienda, que la proporcionó pero a cambio de un primer decreto de recortes. «Este fue el primer plan de intervención, cuya filosofía se puede equiparar al Memorandum griego; aquí los hombres de negro , nuestra particular Troika, son Rajoy, Montoro y Sáenz de Santamaría», ha explicado Blanco en un acto con militantes de EUPV-IU en el barrio de Benimaclet (Valencia).

En abril, el gobierno central anunció las condiciones para adherirse al plan del ICO para afrontar los pagos pendientes a proveedores; ello supuso en el caso del País Valenciano nuevos recortes, por ejemplo, en materia educativa: aumento de las horas lectivas para cada docente e incremento de las ratios de alumno por aula, entre otros. El Gobierno Valenciano, asimismo, aceleró el proceso de privatización de la sanidad pública. Recientemente, la petición de 4.500 millones de euros del fondo de liquidez autonómico, supondrá el tercer plan de intervención, ha explicado Ignacio Blanco. «Estos rescates, más bien secuestros , implican recortes muy duros en los presupuestos públicos, con el fin de, teóricamente, obtener financiación; sin embargo, los recortes no servirán para la recuperación económica, ni para algo que ha de ser secundario para la izquierda: la reducción de la deuda».

El colapso económico del Páis Valenciano se incubó hace unos 15 años. «En la época del boom en el conjunto del estado, el País Valenciano entraba en crisis, aunque no lo parecía porque había un escenario de crecimiento económico». Sin embargo, en la época de bonanza, las rentas salariales decayeron en comparación con las del resto del estado; se apostó por el monocultivo del ladrillo, la especulación inmobiliaria y la depredación del territorio, en un modelo muy vinculado a los grandes eventos y la corrupción (el expresidente del Gobierno Valenciano acabó dimitiendo por su responsabilidad en el caso Gürtel). Concluido el festín , volvió la realidad: entre 2008 y 2010, el País Valenciano fue, con Aragón y Canarias, la autonomía donde más decreció la actividad económica (en sólo dos años de crisis el PIB arrojó una caída del 5%).

Actualmente, en pleno colapso y con la economía intervenida, la lista de acreedores de la Generalitat se hace interminable: bancos, ayuntamientos, universidades, personas dependientes, proveedores, farmacias, asociaciones, contratistas de obra pública, entre otros muchos. «Sin embargo, ha subrayado el diputado autonómico de EUPV, aquí no cobran más que los bancos porque políticamente así se ha decidido; la lógica de los gobiernos es la siguiente: si no eres solvente, no te volverán a prestar dinero»; esta idea, que rige la actuación de los ejecutivos lleva, por ejemplo, a que los recursos del Fondo de Liquidez Autonómica se destinen a saldar las deudas con la banca. «Nos encontramos ante una dinámica enloquecida; pagamos únicamente a los bancos con el exclusivo fin de que nos sigan prestando capitales».

Además, ha subrayado Ignacio Blanco, «el problema es de ajustes y de deuda, pero realmente es la misma democracia la que está en serio peligro; al igual que ocurre en Grecia, el País Valenciano cuenta con un gobierno, el de Alberto Fabra, que se halla intervenido, como también lo está el de Rajoy por la Troika ; padecemos, por tanto, una doble intervención». Ante esta «terrible» situación, ¿Qué podemos hacer?, se ha preguntado Blanco. «Resulta imprescindible un cambio radical de la política económica, que incluya una reforma fiscal y reorientar el gasto público a la inversión productiva y las políticas sociales; pero esto hay que hacerlo a escala europea; son muy difíciles los cambios sin impugnar el modelo de Maastricht, que liberaliza los sectores productivos, desmantela los servicios sociales y provoca una gran desequilibrio de la correlación de fuerzas entre capital y trabajo».

Una posible alternativa pasa por la elaboración de Auditorías Ciudadanas de la Deuda y el impago de la misma, como ha planteado Siryza en Grecia o ha llevado a término el presidente Correa en Ecuador. Y, con este punto de partida, negociar. Sin embargo, «para ello hace falta una fuerza política que hoy no tenemos», ha explicado Ignacio Blanco. Además, frente a políticos como Hollande, «que al fin y al cabo también plantea recortes», Blanco ha citado como referentes válidos a Siryza (que con un 26% de los votos, a punto estuvo de vencer en las últimas elecciones griegas); el partido socialista holandés (muy alejado de las prácticas del PSOE), los dos partidos de la izquierda portuguesa (que alcanzan el 20% de los votos), el frente de izquierdas francés y, en América Latina, gobiernos como los de Venezuela, Bolivia y Ecuador, que han adoptado compromisos con los trabajadores al tiempo que se enfrentaban con el FMI y el Banco Mundial.

En el caso concreto del País Valenciano, «hoy se puede decir, que existe una respuesta social frente a la crisis y los recortes, algo que no existía hace dos o tres años; cuando entonces criticabas el disparatado modelo económico, te tildaban de aguafiestas ; y el PP revalidaba mayorías absolutas, una tras otra, desde 1995″. Ahora bien, «hay que ser realistas; algunas encuestas apuntan a que el PP pierde la mayoría absoluta en el País Valenciano, pero también señalan que UPyD logra diputados; el hecho de que el PP decaiga, no implica que se refuerce la izquierda alternativa». ¿Qué le ocurre al PP en el País Valenciano? Según el portavoz de EUPV, «hasta el momento tenían enfrente únicamente a los rojos ; pero ahora ven cómo en la calle protesta gente que simpatiza o vota al PP; en este sentido, los recortes en el sector público han perjudicado a mucha gente»; además, «la potencia electoral del PP valenciano no obedece tanto a adscripción ideológica (según las encuestas del CIS, la mayoría de los valencianos se ubican en el centro político y consideran al PP «muy de derechas») como a un discurso victimista y que genera identidad (la apelación a «los intereses de los valencianos»)».

Ante este panorama, y considerando la repolitización de buena parte de la sociedad a través de movimientos ciudadanos como el 15-M o el 25-S, Ignacio Blanco ha planteado los próximos retos para la izquierda alternativa: «Hemos de asumir que PP y PSOE son formaciones intercambiables, algo así como la Coca Cola y la Pepsi Cola. En política económica, fiscal y laboral existen muy pocas diferencias, y esto lo percibe ya buena parte de la población; en consecuencia, nuestro objetivo es ahora convertirnos en Siryza o en la Bolivia de Evo Morales; estamos dispuestos a ser mayoría (no quedarnos entre el 5 y el 10% como hasta ahora) y enfrentarnos a los poderosos, sea la patronal, la banca, la iglesia católica o la Troika; ahora bien, será muy difícil. Siryza tuvo que encarar tres grandes retos: que les dejaran ganar; resistir 10 días las amenazas de fuga de capitales y expulsión del euro; y afrontar seis meses de políticas de emergencia para mejorar la vida de la gente».

Por lo demás, en el estado español «vivimos una crisis de régimen, del bipartidismo coronado surgido de la transición; y para derrotarlo, hace falta la movilización popular, que culmine en un proceso destituyente, primero, y después constituyente; Esto significa la protesta en la calle y formular propuestas tanto en las instituciones como en los medios de comunicación; pero el enemigo no nos lo pondrá fácil». «La respuesta del poder hoy se basa en represión y la criminalización de las movilizaciones; y también en fragmentar a la clase trabajadora: antes de la crisis, se contraponía a españoles e inmigrantes; llegada la recesión, se calificaba de privilegiados a los trabajadores indefinidos, frente a los eventuales; los hicieron a todos precarios y se continuó con la criminalización de los funcionarios; también son privilegiados los sindicalistas, los parados -pues no quieren trabajar sino cobrar un subsidio- y ahora les toca el turno a los pensionistas», ha concluido Blanco.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.