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Los planes secretos de guerra y el mal del militarismo usamericano

El Plan Carmesí: la Guerra contra Canadá

Fuentes: CounterPunch

Traducido para Rebelión y Tlaxcala por Germán Leyens

Entre la Primera y la Segunda guerra mundial – es decir, entre 1918 y 1939, Usamérica desarrolló y aprobó como asuntos de política nacional tres importantes planes bélicos: un Plan de Guerra NARANJA contra Japón, un Plan de Guerra VERDE contra México, y un Plan de Guerra ROJO contra el Reino Unido. (La fuente más útil en este caso es el libro de R.A. Preston de 1977, «The Defence of the Undefended Border: Planning for War in North America, 1867-1939» [La defensa de la frontera indefensa: la planificación para la guerra en Norteamérica, 1867-1939]). Pero hubo también otros planes bélicos. El Plan Especial VIOLETA fue aprobado por el Consejo Conjunto del Ejército y la Armada en 1925 para intervenciones en Latinoamérica y el Caribe «a fin de anticiparse a acciones de otros países incluyendo la Liga de Naciones.» Hubo un Plan de Guerra BLANCO, iniciado en 1920, para reprimir la insurrección interna por parte de ciudadanos usamericanos, pero no fue desarrollado o aprobado.
 
Estos planes bélicos fueron todos desclasificados en 1974 y pueden ser adquiridos en los Archivos Nacionales de USA. Alemania, tuvo un código negro, pero jamás hubo un Plan de Guerra NEGRO. El Plan de Guerra ROJO fue el mayor de los planes de guerra, el más detallado, el más modificado, y el que vio más acción. El Plan presumía que una guerra con el Reino Unido comenzaría con una interferencia de USA en el comercio de la Comunidad Británica, «aunque pueden aducirse otras causas aproximadas para la guerra.» El Plan presumía que en una guerra con el Reino Unido la armada británica tomaría las Filipinas, Guam, Hawai y el Canal de Panamá. A cambio de estas pérdidas, USA invadiría y conquistaría Canadá.
 
Aunque ostensiblemente hecho para una guerra contra Gran Bretaña, el Plan ROJO carece casi por completo de planes para combatir a los británicos. El Plan se concentra en la conquista de Canadá, que tuvo el código CARMESÍ. La misión del ejército de USA, escrita en letras mayúscula, fue «LOGRAR EN ÚLTIMA INSTANCIA UN CONTROL TOTAL DE CARMESÍ.» El borrador de 1924 declaró que las «intenciones [de USA] son controlar perpetuamente todo el territorio CARMESÍ y ROJO obtenido… El gobierno del Dominio [de Canadá] será abolido.» El Plan de Guerra ROJO fue aprobado en marzo de 1930 a nivel de gabinete por los Secretarios de Guerra y de la Armada. No era un plan defensivo. USA comenzaría la guerra, y si Canadá declaraba su neutralidad, sería, a pesar de todo, invadido y ocupado.
 
En diciembre de 1930, el Agregado Naval de USA en Ottawa presentó un informe de espionaje sobre la falta de preparación de Canadá para la guerra al Consejo Conjunto: «Ya que Canadá no tenía la menor idea de que tuviera problemas con algún otro país, no se consideraba necesario mantener una fuerza aérea adecuada.» El enfoque de USA sobre una invasión de Canadá se aceleró durante los años treinta. Incluso en 1939, cuando comenzaba la Segunda Guerra Mundial y el mundo libre se movilizaba para combatir al fascismo, Preston describe cómo el Colegio de Guerra del Ejército de USA y el Colegio de Guerra Naval habían fijado como su prioridad de planificación la tarea de coordinar las fuerzas de tierra y mar para un proyecto intitulado «Fuerza Expedicionaria de Ultramar para Capturar Halifax de la Coalición Rojo-Carmesí.»
 
Por algún motivo no-explicado, The Washington Post y el periódico nacional de Canadá, The Globe and Mail, decidieron recientemente informar sobre el Plan de Guerra ROJO. El artículo de Peter Carlson del 30 de diciembre de 2005 en The Washington Post tuvo el título: «Ataque contra la Nevera.» El artículo del 31 de diciembre de 2005 de Shawn McCarthy en The Globe and Mail se intituló «Tomarían Halifax (y nosotros mataríamos a Kenny).» Ambos artículos fueron escritos con dosis de incredulidad, burla, y algunas risitas y carcajadas.
 
Pero es seguro que el Plan de Guerra ROJO no constituye una noticia, ni la re-re-información sobre re-re-redescubrimientos del Plan de Guerra ROJO. La primera información noticiosa sobre el Plan apareció en 1935, cuando la oficina impresora gubernamental que publicó «Bases de Defensa Aérea: Audiencias ante el Comité sobre Asuntos Militares, Cámara de Representantes, 74º Congreso»dio a conocer por error el presupuesto secreto del Congreso para tres bases aéreas camufladas para ataques sorpresivos contra Canadá a 19.000.0000 de dólares cada una. Informó al respecto el New York Times en su primera plana y volvió a informar el Toronto Globe con el título: ‘USA niega historia de aeropuertos’. El Plan ROJO de Guerra fue redescubierto y re-descrito en 1975 por el servicio noticioso Reuters, y el Globe and Mail re-re-informó al respecto como noticia en 1991 y de nuevo en 2005. La historia contiene lecciones, pero no son aprendidas mediante la incredulidad y risitas re-re-repetidas.
 
Si los planes de guerra de USA para la conquista de Canadá producen risa, es más bien un reflejo sobre los que se ríen, no sobre los planes de guerra. En su día, el Plan de Guerra ROJO no tenía el propósito de divertir. El borrador de 1928 señalaba que «hay que dejar bien en claro a Canadá que en una guerra sufriría terriblemente.» El borrador de 1930 declaraba que «grandes partes del territorio de CARMESÍ se convertirán en teatros de operaciones militares con el sufrimiento resultante para la población y una destrucción y devastación generalizada del país… «En octubre de 1934, el Secretario de Guerra y el Secretario de la Armada aprobaron una enmienda que autorizaba el bombardeo estratégico de Halifax, Montreal y Quebec City mediante «operaciones aéreas inmediatas en la mayor escala que sea practicable.» Una segunda enmienda también aprobada a nivel ministerial, instruía al Ejército de USA, en letras mayúscula: «QUE HAGA TODOS LOS PREPARATIVOS NECESARIOS PARA EL USO DE LA GUERRA QUÍMICA DESDE EL COMIENZO DE LA GUERRA. EL USO DE LA GUERRA QUÍMICA INCLUYENDO EL USO DE AGENTES TÓXICOS, ES AUTORIZADO DESDE EL INICIO DE LAS HOSTILIDADES… «
 
El uso de gas tóxico fue concebido como una acción humanitaria que llevaría a Canadá a rendirse rápidamente y ahorraría así vidas usamericanas. (Memorando del Comandante Carpender, A. S., & Colonel Krueger, W. (1934), al Consejo Conjunto, 17 de octubre de 1934, disponible en el Archivo Nacional de USA en documentos anexados al Plan de Guerra ROJO).
 
En marzo de 1935, el general Douglas MacArthur propuso una enmienda que convertía a Vancouver en un objetivo prioritario comparable a Halifax y Montreal. Fue aprobada en mayo de 1935, y en octubre de 1935, su hijo Douglas MacArthur Jr. comenzó su carrera de espía como vicecónsul en Vancouver. En agosto de 1935, USA realizó sus mayores maniobras militares de todos los tiempos, con más de 50.000 soldados que practicaron una invasión motorizada de Canadá, sobre la que informó, como era de esperar, el New York Times a través de su reportero militar, Hanson Baldwin.
 
¿Cuál es la mentalidad y la línea ilógica que conduce a altos profesionales militares, funcionarios ejecutivos del gabinete, y parlamentarios, a planificar y preparar una guerra contra un aliado y buen vecino? ¿Bases fronterizas secretas? ¿Ataques por sorpresa? ¿Bombardeo estratégico de ciudades pobladas? ¿Primer uso inmediato de gas tóxico? Y al mismo tiempo que planificaban esto para Canadá, no planificaban la guerra contra el fascismo alemán, una inmensa amenaza para Usamérica. Evidentemente, algo andaba mal en el pensamiento de numerosos tomadores de decisiones civiles y militares de alto nivel. Estos planes bélicos justifican un estudio apropiado, y no una burla desdeñosa, si Usamérica va a comprender y controlar algún día sus impulsos militares.
 
Por ejemplo, el Plan de Guerra VERDE, para la invasión de México, parece un reflejo del actual plan de invasión de Iraq por Usamérica. Las siguientes son citas directas del Plan de Guerra Mexicano aprobado por el Secretario de Guerra en agosto de 1909:
 
«Los campos petrolíferos de Tampico y Tuxpan son importantes no sólo para el comercio de Usamérica y del mundo, sino para el de México. Los campos son en gran parte de propiedad de intereses usamericanos y británicos y podrían sufrir grandes daños de parte de los mexicanos. Por lo tanto es importante que esos campos sean capturados de inmediato… «
 
«La primera regla para conquistar una nación es derrotar a su ejército. El ejército mexicano, si llega a aceptar la batalla, ciertamente lo hará para defender el corazón de su país. Y el corazón del país es la localidad de Ciudad de México… Un ataque contra Ciudad de México no sólo llevará al ejército mexicano a una batalla decisiva, sino que, si es exitoso, ofrecerá a Usamérica las instalaciones que requiere para reorganizar y reestablecer el gobierno.»
 
«El período de operaciones activas será breve, en comparación con el período de operaciones de guerrilla. El licenciamiento rápido de las tropas temporarias [usamericanas] es altamente deseable. Todos los que están bien compenetrados del carácter mexicano testimonian que cualquier cantidad de mexicanos pueden ser contratados para combatir contra cualquier otro y por cualquiera que les pague y alimente regularmente. El soldado mexicano será más barato y más eficiente contra el bandidaje que el usamericano, y el coste puede ser cobrado con más facilidad al gobierno mexicano.»
 
«Además, se puede establecer un Ejército que no será anti-usamericano y que podrá, durante muchos años en el futuro, ejercer sobre el gobierno mexicano una influencia favorable a Usamérica.»
 
Otras citas directas del borrador de 1927 del Plan de Guerra VERDE:
 
«El propósito militar de este Plan es el uso de las fuerzas armadas de Usamérica para derrocar el actualmente existente Gobierno Federal de México y controlar la Ciudad de México hasta que se haya establecido un gobierno satisfactorio para Usamérica.»
 
«… El propósito mencionado puede ser iniciado del mejor modo privando al actual Gobierno Federal de municiones de guerra de fuentes externas, a través de la interrupción de la llegada de ingresos en la medida de lo practicable, expulsándolo de la Ciudad de México y logrando su derrocamiento. Una amplia publicidad del objetivo de las operaciones militares podrá reducir la resistencia mexicana influenciando al pueblo mexicano para que apoye al nuevo Gobierno Federal.»
 
«Usamérica debe declarar un estado de guerra contra México y establecer un bloqueo, a fin de interrumpir el ingreso de municiones de guerra y el recibo de entradas. Si no se declara la existencia de un estado de guerra, las operaciones de bloqueo se limitarán a un ‘bloqueo pacífico’ tal como sea autorizado por el Presidente.»
 
Si se reemplaza la palabra «México» por «Iraq» y se cambian los nombres de las ciudades correspondientes, el plan de guerra se leerá como la actual estrategia militar de Usamérica en Iraq.
 
En ambos planes, el objetivo es obtener el control del petróleo de otra nación.
 
En ambos planes, la prioridad es la protección de las instalaciones de producción del petróleo contra posibles daños causados por las fuerzas nacionales de defensa.
 
En ambos planes, sanciones económicas y un bloqueo debilitarán a la nación antes de la invasión por USA.
 
En ambos planes, la autorización del Congreso para la guerra puede ser evadida mediante una orden presidencial y la distorsión de las palabras.
 
En ambos planes, la propaganda afirmará que la invasión es benévola, con la intención de liberar a la población de un mal gobierno.
 
En ambos planes, la guerra es considerada como rápida y fácil de ganar, contra un ejército nacional debilitado que defiende a un gobierno demasiado centralizado en la capital nacional.
 
En ambos planes, se desdeñan las capacidades militares y el valor de las fuerzas nacionales de defensa.
 
En ambos planes, Usamérica imagina que puede crear un nuevo gobierno en el país conquistado, que servirá los intereses de USA.
 
En ambos planes, un ejército nacional de milicias será contratado para evitar a bajo precio que soldados usamericanos se vean empantanados en una prolongada guerra de guerrillas.
 
En ambos planes, la nación conquistada pagará los costes de esa milicia nacional.
 
En ambos planes, se espera que ese ejército de milicias sea utilizado por USA para controlar al gobierno nacional durante años en el futuro.
 
El actual plan de USA para la invasión, la ocupación, y el continuo control de Iraq no es nuevo. Tiene casi 100 años.
 
Por lo tanto, el núcleo del militarismo que pone en peligro a USA y que nos lleva a la bancarrota, al desprestigio y al deshonor, no es nuevo. Las causas fundamentales de la guerra de Iraq no se pueden encontrar en la geopolítica contemporánea ni en las personalidades de la administración Bush, como lo piensan numerosos críticos de la guerra. Hay algo malo a un nivel mucho más profundo en la cultura política usamericana. El mal usamericano del militarismo se extiende durante decenios, a través de generaciones, y está tan profundamente arraigado en la mente usamericana que el ataque contra otra nación parece ser algo natural, la reacción espontánea preferida.
 
En realidad, USA es la nación menos amenazada del planeta. Su tamaño geográfico, demográfico y económico, y su ubicación le dan mucho más seguridad que a Rusia, Holanda, Hungría, Francia, Finlandia, o Iraq, o Irán. Esas naciones son fácilmente atacables desde varios lados, y así han sido atacadas a través de la historia moderna. Esas naciones tienen motivos para temer, pero en realidad temen menos que Usamérica. Por cierto, es imposible que fuerzas extranjeras invadan y ocupen a USA, incluso si USA tuviera las defensas más mínimas.
 
Pero los usamericanos se sienten más amenazados que la mayoría de la gente en el planeta. El presupuesto militar de USA excede ahora el de todas las demás naciones combinadas. USA es ahora la única nación con dos departamentos de defensa: uno para defender el interior y el otro para… ¿para hacer qué? ¿Para proyectar la «defensa» de Usamérica fuera de nuestras fronteras, dentro de otras naciones? Eso, normalmente, es llamado «agresión», ardides para obtener recursos económicos, por ejemplo, para aumentar el comercio o controlar el petróleo. Luego imaginamos que otros planifican que nos van a hacer lo que sabemos que planificamos para hacérselo a ellos, como la «Regla de Oro» al revés. Es una proyección psicopática clásica. Y sentimos miedo. Creemos que somos realistas y racionales porque nuestros planes y nuestras acciones corresponden al miedo que hemos imaginado. Esto se llama normalmente «neurosis» o «demencia». Nos lanzamos a un bucle hacia delante con nuestros propios planes belicosos proyectados sobre otros, imaginando que tienen planes belicosos similares en contra nuestra, causando miedo que justifica aún más nuestra beligerancia original. Así entramos a un ciclo en plena aceleración de beligerancia y miedo, uno alimentando al otro y convirtiendo «agresión» en «defensa». Imaginamos que los sandinistas nicaragüenses invadirían Texas. Imaginamos que un gobierno socialista en Grenada desestabilizaría el Hemisferio Occidental. Imaginamos que Iraq colocaría bombas nucleares en el metro de Nueva York. Son todas afirmaciones cómicas, pero muchos en Usamérica no se rieron. En lugar de hacerlo, atacamos a esas naciones.
 
En el testimonio ante el Congreso publicado por error en 1935 sobre la necesidad de nuevas bases aéreas para atacar Canadá, un experto militar explicó que Canadá tiene miles de lagos, y que cada uno de ellos es una base potencial para aviones flotantes. Pidió a los congresistas que imaginaran la espantosa visión de un cielo repleto de aviones flotantes con pilotos aficionados volando desde los bosques canadienses para bombardear Boston y Baltimore:
«… El Creador ha hecho innumerables bases de operación dentro de un radio de acción de este país en una vasta cantidad de áreas de aguas protegidas que se hallan en la profundidad de Canadá… desde las cuales aviones equipados con pontones podrían operar a su voluntad… No es necesario comenzar con una observación para saber lo que van a bombardear. Saben ahora lo que van a bombardear. Saben qué ferrocarril cruza cada río. Saben dónde se encuentra cada una de nuestras plantas eléctricas. Saben todo sobre nuestros sistemas de suministro de agua… Ahora están dispersados ampliamente en toda esta área. Nos es extremadamente difícil de averiguar, que nuestra propia fuerza aérea lo averigüe. Tenemos que cazarlos. Tenemos que descubrir dónde están antes de que podamos atacarlos.»
 
Nadie se rió de esto en las audiencias. En lugar de hacerlo, el congresista Wilcox felicitó al orador, el capitán H. L. George, por ser «un maestro extremadamente bueno», y el congresista Hill dijo: «Capitán, usted presentó lo que considero una declaración muy interesante, lúcida y clara.» Nadie preguntó al capitán George cómo sabía con tanta seguridad que Canadá o Gran Bretaña habían ubicado y seleccionado como objetivos puentes de ferrocarriles, refinerías de petróleo, plantas eléctricas y sistemas de agua usamericanos. En realidad, USA había ubicado y seleccionado como objetivos instalaciones semejantes en Canadá como parte del Plan de Guerra ROJO. Nos imaginamos que otros planean hacernos lo que sabemos que planificamos para hacérselo a ellos. La imaginación militar proyectada causa paranoia.
 
Sólo semanas antes de este testimonio, el Consejo Conjunto había enviado un equipo secreto de reconocimiento a las áreas silvestres de la Bahía de Hudson y de Labrador para buscar instalaciones ocultas de aviones flotadores canadienses. El congresista Kvale comentó: «Todo lo que nos interesa es la defensa. Predicad la construcción de vuestras bases sobre la defensa y no sobre la ofensiva;» y el capitán George respondió que «la mejor defensa contra un ataque aéreo es la ofensiva contra los sitios desde los que se origina un ataque aéreo.» Por lo tanto, incluso el ataque preventivo no es una idea nueva. El comité fue persuadido, y el 6 de junio, la Cámara aprobó asignaciones para nuevas bases aéreas. El 10 de agosto, la ley fue firmada oficialmente por el presidente Roosevelt.
 
Tal vez el mal del militarismo usamericano puede ser comprendido, diagnosticado, y en última instancia limitado o curado. Tal vez una coalición internacional de especialistas en ciencias sociales dispuestos a enfocar toda su atención en la historia y los procesos sociales y mentales del militarismo usamericano podrá comenzar a comprender cómo está arraigado en nuestra psique y cultura política. Una tal coalición debería incluir a historiadores, psicólogos, psiquíatras, estrategas militares, y antropólogos culturales. Considerando la gran cantidad de gente inocente que los usamericanos matamos cuando actuamos motivados por nuestra imaginación militarizada, considerando la inmensa cantidad de dinero que derrochamos construyendo armas y atacando a otras naciones porque nuestra imaginación nos atemoriza, debería ser una prioridad nacional comprender lo que ocurre, por qué actuamos como lo hacemos, y cómo podríamos dejar de hacerlo.
 
La neurosis colectiva es difícil de identificar en los contextos contemporáneos. Existen pocos puntos de referencia para la normalidad a través de los cuales podamos ver que nuestros temores son infundados. Pero en la retrospectiva histórica, es fácil ver cuán neuróticos fuimos en nuestra paranoia proyectada, y cuán equivocados. Los planes históricos de guerra de Usamérica ofrecen una rara oportunidad de lograr una perspectiva de la militarización de la mente usamericana. Deberíamos estudiarlos y tratar de aprender.
 
Floyd Rudmin enseña en el Departamento de Psicología de la Universidad de Troms, Noruega. Para contactos: [email protected]
 
 
 
http://www.counterpunch.org/rudmin02172006.html
 

Traducido del inglés al castellano por Germán Leyens, miembro del colectivo de traductores de Rebelión y asimismo de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística ([email protected]). Esta traducción es copyleft.