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El plan de 20 puntos de Trump para Gaza, un sello de legitimidad para la subyugación de Palestina por parte de Israel

Fuentes: Voces del Mundo [Foto: El plan de Trump para Gaza (véase abajo la leyenda)]

Tres semanas después de que Israel intentara asesinar a los principales negociadores de Hamás en una serie de ataques aéreos contra las oficinas del grupo en Doha, Catar, el presidente Donald Trump calificó el anuncio público de su plan de 20 puntos para poner fin a la guerra en Gaza como «potencialmente uno de los […]

Tres semanas después de que Israel intentara asesinar a los principales negociadores de Hamás en una serie de ataques aéreos contra las oficinas del grupo en Doha, Catar, el presidente Donald Trump calificó el anuncio público de su plan de 20 puntos para poner fin a la guerra en Gaza como «potencialmente uno de los mejores días de la civilización». El marco se redactó en coordinación con el principal asesor del primer ministro Benjamin Netanyahu, Ron Dermer, y fue impulsado por el enviado especial Steve Witkoff y el yerno de Trump, Jared Kushner. Varios Estados árabes y musulmanes también contribuyeron. No se consultó a ningún funcionario palestino de Hamás ni de ninguna otra facción, incluida la Autoridad Palestina reconocida internacionalmente, en la elaboración del plan.

La propuesta, que Netanyahu aceptó tras reunirse con Trump en la Casa Blanca el lunes, vincula el suministro de alimentos y otros productos básicos para la vida y la retirada de las fuerzas israelíes a la desmilitarización de Gaza e incluye varias lagunas que permitirían a Israel reanudar el genocidio. También impondría una autoridad extranjera en una Franja de Gaza desmilitarizada, respaldada por tropas árabes e internacionales, y permitiría al ejército israelí rodear indefinidamente el enclave manteniendo posiciones dentro del territorio de Gaza. El plan exige a Hamás que libere a todos los prisioneros israelíes retenidos en Gaza antes de que se libere a ningún palestino. Si bien la propuesta incluye una serie de concesiones aparentes a los países árabes y musulmanes a cambio de su respaldo, no menciona cómo se impediría a Israel violar el acuerdo. El plan también incluye una vaga mención a la posible «autodeterminación y condición de Estado» palestinos en el futuro, una vez que «avancen los nuevos desarrollos» en Gaza y se reforme la Autoridad Palestina.

«Si ambas partes aceptan esta propuesta, la guerra terminará inmediatamente», afirma el texto del acuerdo, publicado el lunes. «Las fuerzas israelíes se retirarán a la línea acordada para preparar la liberación de los rehenes. Durante este tiempo, se suspenderán todas las operaciones militares, incluidos los bombardeos aéreos y de artillería, y las líneas de combate permanecerán congeladas hasta que se cumplan las condiciones para la retirada completa por etapas».

En sus declaraciones en la Casa Blanca, Netanyahu afirmó su aceptación del acuerdo, pero dejó claro que Israel está dispuesto a reanudar el genocidio. «Si Hamás rechaza su plan, señor presidente, o si supuestamente lo aceptan y luego hacen todo lo posible para contrarrestarlo, entonces Israel terminará el trabajo por su cuenta», declaró. «Esto se puede hacer por las buenas o por las malas, pero se hará. Preferimos por las buenas, pero hay que hacerlo».

Trump también subrayó este punto. «Israel tendría todo mi apoyo para terminar el trabajo de destruir la amenaza de Hamás», dijo. «Pero espero que lleguemos a un acuerdo de paz, y si Hamás rechaza el acuerdo… Bibi, tendrás todo nuestro apoyo para hacer lo que tengas que hacer. Todo el mundo entiende que el resultado final debe ser la eliminación de cualquier peligro que se plantee en la región. Y el peligro lo causa Hamás».

Hoy martes, Trump reiteró esto y dijo que le daría a Hamás «unos tres o cuatro días» para responder. «Sólo estamos esperando a Hamás, y ver si Hamás lo va a hacer o no, y si no lo hace, será un final muy triste», dijo, y añadió que, si Hamás rechaza el acuerdo, «dejaría que Israel haga lo que tenga que hacer».

Hamás no recibió ningún detalle sobre la propuesta antes de que Trump y Netanyahu la revelaran en la Casa Blanca, según declaró un alto dirigente a Al Jazeera Mubasher. «Ningún palestino ha revisado este plan, y lo que se ha contado… representa una inclinación hacia la visión israelí, un enfoque cercano a lo que Netanyahu insistió y pidió, para continuar la guerra y la aniquilación. Ni más ni menos», declaró el alto dirigente de Hamás Mahmoud Mardawi inmediatamente después de la rueda de prensa de Trump y Netanyahu. «Exigen negociar el fin de esta guerra criminal a cambio de acabar con el derecho del pueblo palestino a su Estado y sus derechos sobre su tierra, su patria y sus lugares sagrados… Ningún palestino va a aceptar eso».

Mardawi dijo que Hamás y otras facciones palestinas tendrían que estudiar la propuesta, y añadió que «la posición oficial debe emitirse después de leer la propuesta y luego declarar nuestra posición y hacer enmiendas que se ajusten a nuestro derecho a la autodeterminación». La última vez que los líderes de Hamás se reunieron para discutir una propuesta estadounidense, el 9 de septiembre, Israel intentó asesinar a sus negociadores.

El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Qatar, Majed Al-Ansari, dijo hoy martes que Egipto y Qatar habían entregado el plan a Hamás y que, junto con funcionarios turcos, celebrarían una «reunión consultiva». Al-Ansari añadió: «Somos optimistas porque el plan de Trump es exhaustivo, y la delegación de Hamás lo está estudiando de forma responsable, y seguimos consultando con ellos».

Aunque Trump elogió su propio plan como una oportunidad histórica para la «paz eterna en Oriente Medio», la exclusión de todos los palestinos del proceso es una prolongación de décadas de dominio colonial occidental en la toma de decisiones sobre el futuro de Palestina. En el centro del plan de Trump se encuentra un ultimátum apenas velado a los palestinos: doblegarse ante Israel, renunciar al derecho a la resistencia armada y aceptar la subyugación indefinida por parte de actores extranjeros.

«Este plan es un intento malicioso de lograr por la vía política lo que la guerra de exterminio no pudo lograr sobre el terreno», afirmó Sami Al-Arian, destacado académico y activista palestino y director del Centro para el Islam y los Asuntos Globales de la Universidad Zaim de Estambul. «Esto incluye poner fin a la resistencia, retirar las armas, liberar a los cautivos israelíes sin que se produzca una retirada completa, mantener el control político, económico y de seguridad sobre Gaza e imponer la tutela internacional». Afirmó que el marco de Trump tiene como objetivo «perpetuar la narrativa israelí de que el desafío es una cuestión de seguridad relacionada con las necesidades de seguridad de Israel, y no el fin de la ocupación militar, el genocidio israelí, la limpieza étnica, los crímenes de guerra y la continuada agresión».

Al-Arian declaró a Drop Site: «Aquí no hay negociación. Hay un plan estadounidense que ha sido modificado por algunos puntos israelíes y posiblemente algunos puntos árabes. Y se le ha presentado a la resistencia como algo que hay que aceptar o rechazar».

En el período previo al anuncio, la administración Trump impulsó una narrativa familiar a los medios de comunicación afines, según la cual él presionó a un Netanyahu reacio a aceptar el acuerdo. En realidad, los funcionarios israelíes estuvieron profundamente involucrados en la elaboración de la propuesta hasta el momento en que la Casa Blanca publicó el texto.

En un discurso en vídeo en hebreo tras su encuentro con Trump, Netanyahu describió el plan como un golpe maestro para la agenda de Israel, afirmando que, en la práctica, otorgaba legitimidad árabe e internacional a sus planes genocidas. «Esta es una visita histórica. En lugar de que Hamás nos aislara, le hemos dado la vuelta a la tortilla y hemos aislado a Hamás. Ahora todo el mundo, incluido el mundo árabe y musulmán, está presionando a Hamás para que acepte las condiciones que hemos establecido junto con el presidente Trump: liberar a todos nuestros rehenes, tanto vivos como fallecidos, mientras las Fuerzas de Defensa de Israel permanecen en la mayor parte de la Franja», declaró Netanyahu. «¿Quién lo hubiera creído? Al fin y al cabo, la gente dice constantemente que las Fuerzas de Defensa de Israel deberían retirarse… Ni hablar, eso no va a suceder».

En anteriores negociaciones de «alto el fuego», cuando Hamás ha intentado proponer enmiendas o incluso aclarar la redacción de los borradores, Israel y Estados Unidos han denunciado a Hamás, acusándolo falsamente de rechazar la paz, y luego Israel ha intensificado el ataque militar contra Gaza. Israel, por su parte, da a entender al público que está de acuerdo con los borradores de los acuerdos, al tiempo que se asegura «documentos complementarios» de Trump y su predecesor, Joe Biden, que autorizan a Israel a reanudar la guerra si determina que el acuerdo ya no le conviene.

Y después de firmar el acuerdo de alto el fuego de enero de 2025, Israel lo violó repetidamente, atacando regularmente Gaza y, finalmente, haciendo saltar por los aires el acuerdo por completo tras la primera de las tres fases que se suponía que iba a tener. Netanyahu ha dejado claro que no sólo quiere la rendición de Hamás, sino también la aniquilación de toda la resistencia palestina en Gaza.

«Lo que se anunció en la rueda de prensa entre Trump y Netanyahu es un acuerdo entre Estados Unidos e Israel, una expresión de toda la posición de Israel y una receta para continuar la agresión contra el pueblo palestino», afirmó en un comunicado Ziyad al-Nakhalah, secretario general de la Yihad Islámica Palestina, el segundo grupo de resistencia armada más grande de Gaza. «Israel está tratando de imponer, a través de Estados Unidos, lo que no ha podido lograr mediante la guerra. Por lo tanto, consideramos que el anuncio estadounidense-israelí es una fórmula para encender la región».

Para elaborar este plan, Trump desplegó a su yerno, Kushner, con el fin de reforzar el apoyo de las naciones árabes antes del anuncio. Trump suele presentar a Kushner como el cerebro de los llamados acuerdos de «normalización» de los Acuerdos de Abraham con Israel. Kushner tiene amplios negocios en los países del Golfo y su empresa de inversiones, Affinity Partners, cuenta con el respaldo de miles de millones de dólares de Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y Catar.

Trump se jactó de contar con el respaldo total de todas las principales naciones árabes. «El nivel de apoyo que he recibido de las naciones de Oriente Medio y de los países vecinos de Israel ha sido increíble. Increíble. De todos y cada uno de ellos», dijo Trump, destacando a los líderes de Arabia Saudí, Catar y los Emiratos Árabes Unidos. «Estas son las personas con las que hemos estado tratando y que, de hecho, han participado mucho en esta negociación, dándonos ideas, cosas con las que pueden vivir, cosas con las que no pueden vivir».

El plan incluye varias condiciones que las naciones árabes exigieron y que sin duda fueron clave para conseguir su apoyo. «Por fin pueden darse las condiciones para una vía creíble hacia la autodeterminación y la creación de un Estado palestino, lo que reconocemos como la aspiración del pueblo palestino», afirma el plan. Los países árabes y musulmanes también abogaron sin duda por incluir una disposición según la cual Israel cesará su ofensiva militar e «Israel no ocupará ni se anexionará Gaza». Según el borrador, ningún palestino «será obligado a abandonar Gaza, y aquellos que deseen marcharse serán libres de hacerlo y de regresar. Animaremos a la gente a quedarse y les ofreceremos la oportunidad de construir una Gaza mejor».

Según informaron los medios de comunicación hebreos, un borrador filtrado anteriormente del plan de Trump incluía el compromiso de que Israel no se anexionaría Cisjordania. Ese término no aparece en el texto distribuido el lunes por la Casa Blanca.

No obstante, los ministros de Asuntos Exteriores de Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Pakistán, Turquía, Arabia Saudí, Catar y Egipto emitieron un comunicado en el que afirmaban que «acogen con satisfacción el liderazgo del presidente Donald J. Trump y sus sinceros esfuerzos por poner fin a la guerra en Gaza, y afirman su confianza en su capacidad para encontrar un camino hacia la paz».

Durante su aparición en Al Jazeera tras el anuncio del plan, Mardawi insistió repetidamente en la exclusión de los palestinos de la redacción del plan de Trump. «¿Cómo puede un Estado árabe negarse a permitir que el pueblo palestino, con todas sus fuerzas políticas actuales y de las últimas décadas, participe?», preguntó, rechazando la premisa. «En todo lo que se ha presentado no hay ninguna afirmación de los derechos del pueblo palestino». Añadió que Hamás «examinará la propuesta, la discutirá con las facciones, la modificará y consultará a los países —todos los países que estaban dispuestos y preparados entre los que se reunieron con Trump— y revisará sus posiciones».

Abu Ali Hassan, miembro del Comité Central General del Frente Popular para la Liberación de Palestina, denunció el plan por dar cobertura diplomática a la continuación de la agenda más amplia de Israel. «Trump dio al Estado ocupante tiempo suficiente para alcanzar sus objetivos, sin éxito. El plan es una maniobra política para lograr los objetivos militares de la guerra», declaró a la agencia de noticias palestina Sanad. El plan, afirmó, «es una expresión de una conspiración en la que participan partes internacionales y árabes para socavar los derechos del pueblo palestino y derrotar su resistencia».

Privatización y colonización de Gaza

El plan de Trump está plagado de ambigüedades, lagunas y propuestas que dejan múltiples vías para que Israel reanude su ataque genocida contra Gaza.

Según el plan, en un plazo de 72 horas tras el acuerdo, Hamás debe liberar a todos los prisioneros israelíes retenidos en Gaza. Se cree que hay 20 israelíes vivos y los cadáveres de 28 fallecidos que permanecen en la Franja. A cambio, Israel liberaría posteriormente a 250 palestinos condenados a cadena perpetua y a 1.700 palestinos de Gaza capturados después del 7 de octubre de 2023, incluidas todas las mujeres y los niños. Según el plan, los cadáveres de 15 palestinos serían devueltos a cambio de los restos de cada israelí fallecido retenido en Gaza.

El plan establece que se reanudarán las entregas de alimentos y otros productos básicos para la vida en Gaza en cantidades acordes con el acuerdo de alto el fuego de enero de 2025 que Israel abandonó unilateralmente. «La entrada de la distribución y la ayuda en la Franja de Gaza se llevará a cabo sin interferencias de las dos partes a través de las Naciones Unidas y sus agencias, y la Media Luna Roja, además de otras instituciones internacionales que no estén asociadas de ninguna manera con ninguna de las partes», dice, y añade que esto incluirá «la rehabilitación de las infraestructuras (agua, electricidad, alcantarillado), la rehabilitación de hospitales y panaderías, y la entrada del equipo necesario para retirar los escombros y abrir las carreteras». El plan también promete que el paso fronterizo de Rafah, situado en la frontera con Egipto, que en su día fue la única puerta de Gaza al mundo fuera del control israelí, se abriría en ambos sentidos según las normas establecidas en el acuerdo de alto el fuego de enero. Sin embargo, un mapa de las retiradas israelíes propuestas permitiría a las fuerzas israelíes permanecer desplegadas en el sur de Gaza, incluido el corredor Filadelfia que discurre a lo largo de la frontera con Egipto, hasta que una fuerza internacional cumpliera las normas aprobadas por Trump.

Gráfico: La Casa Blanca publicó el lunes un mapa en el que se muestra la retirada propuesta de las tropas israelíes como parte del plan de Trump para Gaza: línea azul: línea del control actual de las IDF; línea en amarillo: retirada inicial, liberación de rehenes; línea roja: segunda retirada: la Fuerzas Internacional de Estabilización se moviliza según las normas establecidas en el plan de Trump; rayado en azul: tercera retirada, zona tampón de seguridad.

Los mapas para una retirada israelí gradual propuesta son coherentes con los propuestos por Israel en julio —y rechazados por Hamás— con la condición añadida de que cualquier retirada de las tropas israelíes estará vinculada al desarme verificado de los grupos de resistencia palestinos. El plan establece que las fuerzas israelíes «entregarán progresivamente el territorio de Gaza que ocupan» a una fuerza de seguridad internacional, pero que las tropas israelíes mantendrán «una presencia de seguridad en el perímetro que permanecerá hasta que Gaza esté debidamente protegida de cualquier amenaza terrorista resurgente».

«La reanudación de la ayuda es extremadamente importante, dado que hay hambruna y escasez de alimentos», afirmó Al-Arian. «Pero creo que las cuestiones más espinosas serían el desarme y la retirada israelí. Estas podrían ser las dos cuestiones que pueden hacer que todo el acuerdo se desmorone».

El marco de Trump también establece que, si Hamás «retrasa o rechaza esta propuesta», la distribución de la ayuda sólo se llevará a cabo en las zonas bajo control israelí o en aquellas entregadas a la fuerza internacional tras el desarme de los palestinos de la zona.

El plan también contiene términos que Hamás ha definido explícitamente como «líneas rojas», concretamente la exigencia de privar a los palestinos de su derecho a la resistencia armada contra la ocupación israelí. «Todas las infraestructuras militares, terroristas y ofensivas, incluidos los túneles y las instalaciones de producción de armas, serán destruidas y no se reconstruirán», se afirma. «Se llevará a cabo un proceso de desmilitarización de Gaza bajo la supervisión de observadores independientes, que incluirá la inutilización permanente de las armas mediante un proceso acordado de desmantelamiento, con el apoyo de un programa de recompra y reintegración financiado internacionalmente, todo ello verificado por los observadores independientes».

Mardawi, el responsable de Hamás, dijo que Estados Unidos e Israel estaban llevando a cabo una campaña propagandística para reformular el derecho palestino a la autodefensa como justificación de la guerra genocida de Israel. «Confiscar estas armas sin un horizonte, sin una hoja de ruta, sin pasos que conduzcan al establecimiento del Estado palestino que el mundo reconoce es un intento de enterrar el consenso internacional —excepto por Estados Unidos y el rebelde Israel— sobre el reconocimiento del derecho del pueblo palestino a establecer su Estado», declaró a Al Jazeera. «Este impulso diplomático y político internacional —especialmente por parte de Europa, que solía apoyar, respaldar y proporcionar todo tipo de ayuda al Estado ocupante—, este reconocimiento y este cambio hacia la afirmación del derecho del pueblo palestino a establecer su Estado en su patria se está viendo socavado».

El plan de Trump establece que Estados Unidos colaborará con socios árabes e internacionales para crear «una Fuerza Internacional de Estabilización (ISF, por sus siglas en inglés) temporal que se desplegará inmediatamente en Gaza» con el fin de establecer «el control y la estabilidad». Además de garantizar la seguridad en Gaza, el plan establece que la ISF también «colaborará con Israel y Egipto para ayudar a proteger las zonas fronterizas, junto con las fuerzas policiales palestinas recién entrenadas». El concepto esbozado en el plan es que, a medida que la ISF tome el control de las zonas ocupadas por Israel, las fuerzas israelíes se retirarán. Pero todo el plan se basa en el desarme de las facciones palestinas en las zonas de las que el ejército israelí aceptaría retirarse. Establece que la retirada israelí se basaría «en normas, hitos y plazos vinculados a la desmilitarización… con el objetivo de lograr una Gaza segura que ya no suponga una amenaza para Israel, Egipto o sus ciudadanos».

«Creo que habrá grandes reservas por parte de todas las facciones palestinas, que no entregarán sus armas», dijo Al-Arian. «La gente tiene derecho a defenderse, sobre todo cuando se trata de un enemigo que no respeta ninguna ley, ninguna ley internacional, ninguna ley humanitaria en absoluto».

El lunes, en la Casa Blanca, Trump afirmó que había obtenido el compromiso de los países árabes y musulmanes «para desmilitarizar Gaza, y hacerlo rápidamente. Desmantelar la capacidad militar de Hamás y todas las demás organizaciones terroristas. Hacerlo de inmediato. Confiamos en que los países que he mencionado y otros se ocupen de Hamás».

Al-Arian se mostró escéptico sobre la posibilidad de que Israel aceptara realmente el despliegue de una fuerza extranjera, en particular una árabe. Pero incluso si eso ocurriera, expuso que no sería capaz de lograr el objetivo declarado de desarmar a las facciones de la resistencia palestina. «No van a traer tropas árabes e internacionales para luchar contra la resistencia. La resistencia no va a entregar voluntariamente sus armas», afirmó Al-Arian. «Lo que hace que los israelíes digan: «Si eso no ocurre, no nos retiraremos». Así que se acaba en un conflicto congelado que podría desmoronarse y volver al genocidio. Pero esta vez los estadounidenses dirán: ‘Lo intentamos, fracasamos’. Y entonces los israelíes tendrán vía libre para reanudar su genocidio».

Hamás ha dicho en repetidas ocasiones que cedería la autoridad gubernamental en Gaza a un comité tecnocrático independiente de palestinos. En varias ocasiones, Hamás propuso incluir el término en anteriores propuestas de alto el fuego, pero Estados Unidos e Israel lo eliminaron. El plan de Trump establece que «Hamás y otras facciones acuerdan no tener ningún papel en el gobierno de Gaza, ni directa, ni indirectamente, ni de ninguna otra forma». No aclara qué otras facciones son las que se verían afectadas por esta cláusula.

Si bien el plan de Trump establece que «Gaza será gobernada bajo el gobierno transitorio temporal de un comité palestino tecnocrático y apolítico», exige que sea supervisado por otra entidad de nueva creación que estaría dirigida por Trump y, según se informa, gestionada por el ex primer ministro británico Tony Blair. El documento hace referencia a la posible participación futura de la Autoridad Palestina, pero no ofrece ningún calendario.

Hossam Badran, miembro de la oficina política de Hamás, denunció la participación de Blair, un belicista impenitente que ha pasado sus años desde que dejó el cargo sacando provecho de su influencia ante dictadores y déspotas. «Podría llamarle ‘el hermano del diablo’, así es Tony Blair. No ha aportado nada bueno a la causa palestina, a los árabes ni a los musulmanes. Su papel criminal y destructivo desde la guerra de Iraq, en la que desempeñó un papel central tanto en la teoría como en la práctica, es bien conocido», declaró Badran a Al Jazeera Mubasher el domingo. «Tony Blair no es una figura bienvenida en la causa palestina y, por lo tanto, cualquier plan asociado a esta persona es un mal presagio para el pueblo palestino». Tras dimitir como primer ministro británico, Blair fue enviado oficial en el Cuarteto para Oriente Medio —formado por Estados Unidos, la ONU, la UE y Rusia— entre 2007 y 2015, y fue muy criticado por sus escasos logros.

Al-Arian dijo que, aunque Hamás ha aceptado no formar parte de un órgano de gobierno provisional para Gaza, Israel y Trump parecen estar tratando de privar de forma preventiva a los palestinos del derecho a elegir democráticamente a sus líderes. «Al final tendrá que haber algún tipo de transición democrática, elecciones democráticas en las que los habitantes de Gaza tengan derecho a gobernarse a sí mismos», afirmó. «No creo que ningún palestino esté de acuerdo con que una potencia extranjera los gobierne. Esa mentalidad imperialista y colonialista no es aceptable para ningún palestino».

El plan de Trump prevé el establecimiento de un «plan de desarrollo económico» que sería gestionado por un «grupo de expertos que han contribuido al nacimiento de algunas de las prósperas ciudades milagrosas modernas de Oriente Medio». El lenguaje es coherente con los elogios que Trump prodigó a los gobernantes de las naciones del Golfo cuando visitó Catar, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos en mayo. Aunque Trump no mencionó su amenaza, repetida en numerosas ocasiones, de convertir Gaza en una «Riviera de Oriente Medio» gestionada por Estados Unidos, el plan indica que ve enormes oportunidades de inversión privada en los escombros de Gaza.

Durante la rueda de prensa del lunes, Trump se dirigió a Dermer, el estratega jefe de Netanyahu, sentado en primera fila, con una divagación en la que se refirió a Gaza como el inmueble más bonito de la región y ofreció una historia sorprendentemente falsa de que Israel «se lo cedió» a los palestinos en 2005. «Ellos [Israel] dijeron: «Tomadlo. Esta es nuestra contribución a la paz»». Pero eso no funcionó. No funcionó. Fue lo contrario de la paz», dijo Trump. «Se retiraron, les dejaron quedarse con ella. Y nunca lo olvidé porque dije: «A mí, como agente inmobiliario, no me parece un buen trato». Renunciaron al océano, ¿verdad? Ron, renunciaron al océano. Dijeron: «¿Quién haría este trato?». Y aun así no funcionó. En realidad, fueron muy generosos. Y renunciaron a la que, en muchos sentidos, es la tierra más magnífica de Oriente Medio. Y dijeron: ‘Lo único que queremos ahora es la paz’. Esa petición no fue atendida».

«Cada vez que Trump hace algo, mete a alguien por la puerta trasera, ya sean sus hijos, su yerno o sus amigos, para que se lleven una parte del pastel», dijo Al-Arian. «Como ve que le va a entrar un montón de pasta, por eso metió a Tony Blair, porque es la forma en que va a poder controlar el dinero y lo que pasa en Gaza».

Aunque Trump y Netanyahu pueden seguir adelante con su intento de imponer este plan en Gaza, Hamás y la Yihad Islámica Palestina siguen reteniendo a casi 50 cautivos israelíes, vivos y muertos. Hamás sabe que esta es la única baza que tiene en cualquier negociación. «Lo único que Hamás puede rechazar realmente es la entrega de los cautivos», dijo Al-Arian. «Hamás no quiere que le quiten esta baza y acabar en otra guerra en la que no tenga ninguna ventaja». Si Netanyahu y Trump intentaran eludir por completo a Hamás y recuperar a los cautivos mediante la fuerza militar, es seguro que muchos, si no todos, morirían. El brazo armado de Hamás, las Brigadas Qassam, ha lanzado varias advertencias a Israel contra tales planes.

El plan de Trump establece que «una vez que todos los rehenes hayan sido liberados, los miembros de Hamás que se comprometan a la coexistencia pacífica y al desmantelamiento de sus armas recibirán amnistía. A los miembros de Hamás que deseen abandonar Gaza se les proporcionará un paso seguro a los países de acogida». Esta cláusula presenta a Hamás como un pequeño grupo de combatientes extranjeros, en lugar de un movimiento político que ha ganado elecciones democráticas, ha gobernado Gaza durante dos décadas y sigue gozando de un apoyo considerable en las encuestas públicas en toda Palestina.

Aunque la propuesta de Trump contiene algunos elementos que la resistencia palestina lleva mucho tiempo exigiendo, como el restablecimiento de los servicios básicos y la ayuda humanitaria, el intercambio de prisioneros y un marco, aunque profundamente sesgado a favor de Israel, para la retirada de las fuerzas de ocupación, Al-Arian afirma que estas condiciones no compensan las trampas que esconde el texto del plan.

«Es posible que consigamos la primera fase del plan. Lo que suceda con el resto del plan dependerá en gran medida de otras dinámicas, pero sobre todo de la administración Trump, que es sionista hasta la médula. Por lo tanto, no tengo muchas esperanzas de que esto se lleve a cabo», dijo Al-Arian. «Y lo que vendrá después será un renovado esfuerzo por establecer el Gran Israel, lo que también precipitará un mayor esfuerzo por resistir frente a ello. Eso significa que toda la región seguirá siendo inestable».

Foto: El yerno de Trump, J. Kushner

Liquidar las negociaciones

Algunas condiciones del plan parecen basarse en los términos de un plan de 13 puntos elaborado por Estados Unidos e Israel que Hamás aceptó el 18 de agosto. Israel nunca respondió formalmente a la aceptación por parte de Hamás del llamado marco Witkoff, que Estados Unidos calificó públicamente como el acuerdo que pondría fin a la guerra. En ese momento, Israel estaba ultimando los preparativos para una invasión terrestre sostenida de la ciudad de Gaza con el objetivo de expulsar a un millón de palestinos. El 20 de agosto, dos días después de que Hamás hiciera importantes concesiones y aceptara el plan Witkoff, Israel siguió adelante con su invasión de la ciudad de Gaza.

Mientras Israel intensificaba sus ataques aéreos y operaciones terrestres contra Gaza, Trump anunciaba de forma grandilocuente el 3 de septiembre que estaba haciendo una oferta final a Hamás. Ignorando el hecho de que Hamás ya había aceptado lo que Trump también había calificado como la última oportunidad para llegar a un acuerdo, Estados Unidos entregó a Hamás, a través de mediadores qataríes, un documento de 100 palabras en el que se pedía la liberación incondicional de todos los cautivos israelíes, vivos y muertos, en Gaza a cambio de un alto el fuego de 60 días y un compromiso poco claro de poner fin a la guerra. Cuando Estados Unidos inició comunicaciones secretas con Hamás, alegando que quería llegar a un acuerdo, el jefe del Estado Mayor del ejército israelí, Eyal Zamir, amenazó públicamente con asesinar a los líderes de Hamás fuera de Gaza si el grupo no se rendía.

Mientras los dirigentes de Hamás se reunían en Doha el 9 de septiembre para debatir cómo responder al documento de una página de Trump y a los mensajes que habían recibido a través de intermediarios, Israel llevó a cabo lo que denominó «Operación Día del Juicio», bombardeando las oficinas de Hamás y la residencia en Catar de su principal líder político y negociador, Khalil Al-Hayya. Aunque el ataque no logró matar a ningún líder de Hamás, los misiles israelíes se cobraron la vida del hijo de Al-Hayya y de cuatro miembros del personal administrativo de Hamás, así como de un guardia de seguridad qatarí. El ataque también hirió a la esposa de Al-Hayya, a su nuera y a algunos de sus nietos.

Catar es la sede del Mando Central de Estados Unidos, la principal instalación militar estratégica estadounidense en la región. Israel pudo llevar a cabo sus ataques sin encontrar ninguna resistencia aparente por parte de los sistemas de defensa aérea proporcionados por Estados Unidos en Catar, lo que plantea serias dudas sobre el alcance de la participación estadounidense en el ataque. Aunque la administración Trump afirmó que Israel sólo le alertó poco antes de los ataques aéreos israelíes e intentó advertir al líder de Catar, esta afirmación desafía el sentido común. Ningún país del mundo tiene un aparato militar y de inteligencia más extenso en la región que el que opera Estados Unidos.

Ya sea por diseño israelí o como resultado de una conspiración entre Estados Unidos e Israel, la serie de acontecimientos —entre los que destaca el sabotaje, con la complicidad de Estados Unidos, de otro acuerdo de alto el fuego— allanó el camino para semanas de matanzas indiscriminadas, desplazamientos forzados y destrucción masiva en el norte de Gaza.

Los líderes árabes se reunieron en Doha para celebrar una cumbre de emergencia el 15 de septiembre con el fin de debatir el bombardeo de Catar por parte de Israel. Al final, sólo emitieron una declaración enérgica y se negaron a emprender cualquier respuesta militar al ataque de Israel. Trump afirmó que no estaba contento con el bombardeo israelí de Catar y aseguró que no volvería a ocurrir. Sin embargo, dos fuentes diplomáticas árabes informaron a Drop Site de que, en su reciente visita a Catar, el secretario de Estado Marco Rubio comunicó a los funcionarios de Doha que Estados Unidos no podía ofrecer tal garantía mientras se permitiera a Hamás operar en Catar. Un portavoz del Departamento de Estado se negó a confirmar o desmentir la información facilitada por las fuentes a Drop Site.

Durante su reunión con Trump de ayer lunes, Netanyahu ofreció una disculpa al emir de Catar en una llamada telefónica realizada desde la Casa Blanca y prometió no volver a violar la soberanía catarí. Sin embargo, la disculpa se centró exclusivamente en el asesinato del guardia de seguridad catarí y no en el bombardeo de la oficina de Hamás con el objetivo de matar a su equipo negociador en medio de las negociaciones que Catar estaba mediando a petición de Estados Unidos.

El lunes, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Qatar emitió un comunicado en el que reconocía la disculpa de Netanyahu y afirmaba que reanudaría sus esfuerzos de mediación en apoyo del plan de Trump. Desde el intento de Israel de asesinar a los líderes externos de Hamás, varios de los altos dirigentes del grupo han permanecido recluidos en refugios seguros en Catar con acceso limitado a las comunicaciones. Aunque esto ha supuesto un reto para el grupo a la hora de mantener el contacto con los comandantes sobre el terreno en Gaza, algunas fuentes han informado a Drop Site de que han desarrollado métodos alternativos.

Mientras Hamás y otros grupos palestinos debaten su respuesta al plan de Trump, la última palabra no la tendrán los de Doha, sino los de Gaza.

«Esa propuesta llegará a los líderes en el exilio. La estudiarán y tomarán algunas decisiones. Estas decisiones también se consultarán con la gente sobre el terreno en Gaza. Al final, tendrán que escucharlos. Son ellos quienes controlan a los cautivos israelíes», dijo Al-Arian. «Ni siquiera importa lo que diga la gente fuera. Sólo será una opinión y esperan que esa opinión sea aceptada por la gente dentro de Gaza. Pero son los que lideran sobre el terreno en Gaza quienes tendrán que tomar esa decisión. Sin embargo, creo que, en general, Hamás y la resistencia han demostrado que tienen una disciplina tremenda, que son capaces de comunicarse y de tener una posición unificada».

Jeremy Scahill es periodista de Drop Site News y fue cofundador de The Intercept. Es reportero de investigación, corresponsal de guerra y autor de Dirty Wars: The World Is a Battlefield y Blackwater: The Rise of the World’s Most Powerful Mercenary Army. Ha informado desde Afganistán, Iraq, Somalia, Yemen, Nigeria, la antigua Yugoslavia y otros lugares del mundo. Jawa Ahmad es investigador de temas de Oriente Próximo en Drop Site News.

Texto en inglés: Drop Site News, traducido por Sinfo Fernández.

Fuente: https://vocesdelmundoes.com/2025/09/30/el-plan-de-20-puntos-de-trump-para-gaza-un-sello-de-legitimidad-para-la-subyugacion-de-palestina-por-parte-de-israel/