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El presente perdido de Palestina

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

La magia suspendida en el aire sobre el valle del Jordán

 

 

Es aquí en el desierto donde los antiguos profetas se volvieron locos. Hilaban las madejas de sus encuentros con Dios y creaban historias que calmaban los temores de los pueblos que estaban a merced de la naturaleza.

Si escudriña sus ojos puede imaginar a Juan el Bautista envuelto en pelo de camello, caminando hacia el río Jordán, seguido de un enjambre de langostas. Ahora las rutas cortan el paisaje, pero el misterio de la roca y el arbusto permanecen.  

La arteria principal a lo largo del eje norte-sur es derekh Gandi o Gandhi road [derekh es la palabra hebrea para camino -con todas las implicaciones místicas intactas- y que ahora se utilizan para describir la variedad de asfalto más mundano]. 

¿A qué Ghandi se refiere? Al Mahatma Gandhi solo en forma tangencial, porque el referente real es un hombre todo lo contrario de Gandhi, Rehavam «Gandhi» Zeevi. Líder del partido Moledet (Patria). Zeevi abogó por el traslado forzoso de los palestinos desde el valle del Jordán a otros países.  

Para Zeevi, asesinado por el Frente Popular para la Liberación de Palestina en 2001, los palestinos no tienen derecho a su tierra. Zeevi no sólo es recordado por este camino, sino también en la política del Estado de Israel.  

A lo largo del camino están los pueblos palestinos y las colonias israelíes divididos por cordones militares y campamentos. Aunque el Acuerdo de Oslo 1994 asignó el valle del Jordán para un futuro Estado palestino, que es parte de la zona C, el 93,4 % de la tierra está bajo control israelí.  

En esa tierra en la actualidad hay cerca de 40 colonias israelíes -consideradas ilegales según el derecho internacional- que utilizan el doble de la cantidad de tierra cultivable disponible para los palestinos.  

Rashid Sawafta de «Salvar el valle del Jordán» me dice que los israelíes prohíben a los palestinos utilizar alrededor del 85 % de la tierra. Los israelíes afirman que estas tierras son propiedad del Estado, terreno militar o reservas naturales.  

Los israelíes -con el pretexto del control militar- se han apoderado de las fuentes de agua. Esta es la razón del florecimiento de las colonias mientras la tierra palestina lucha por abastecer al pueblo.  

Los sueños de Zeevi para el valle del Jordán no son aislados. La semana pasada, en la camarilla de la Knesset de la tierra de Israel, el ministro de Educación Naftali Bennett clamó una vez más por la anexión de toda Cisjordania con el fértil valle del Jordán como premio.  

Es ampliamente conocido que los asentamientos en el valle del Jordán producen beneficios extraordinarios para Israel. Un estudio reciente realizado por Nur Arafeh, Samia al-Botmeh y Leila farsaj para al-Shabaka encontró que el 40 % de las exportaciones de dátiles de Israel proviene del valle del Jordán y la explotación de esta tierra reporta a Israel un ingreso anual de alrededor de 130 millones de dólares.  

Estos son los recursos robados a los palestinos bajo el Acuerdo de Oslo.  

En los últimos cinco años, de acuerdo con una investigación de Haaretz, las colonias recibieron 220 millones de dólares de donaciones privadas estadounidenses. Debido a que este dinero viene a través de organizaciones sin fines de lucro, el Gobierno de Estados Unidos permite que se deriven a Cisjordania sin cobrar impuestos, esto significa que el contribuyente estadounidense también está financiando los asentamientos.  

Respaldados por el Estado israelí y financiados por los subsidios estadounidenses, estos asentamientos han florecido en los Territorios Palestinos Ocupados.  

En Fasayal al-Fouqa, en el centro de «Salvar el Valle del Jordán», Rashid detalla las humillaciones en la vida cotidiana de los agricultores palestinos. Dado que Israel se niega a sancionar planes para las aldeas, los agricultores construyen ilegalmente. Estas casas son entonces rutinaria y brutalmente destruidas. 

Se arrancan las plantas, se desvía el agua, los sueños se rompen.  

He leído los informes sobre esta atrocidad y en alguno de ellos fui incapaz de concentrarme. Los hechos son importantes para construir el caso contra la ocupación, pero los detalles son abrumadores. La báscula de la justicia se volcó hace mucho tiempo. Mi mente ni siquiera puede digerir la información sobre decomisos en la aldea Fasayal o las demoliciones en al-Hadidiya. El hedor de la atrocidad está en todas partes.  

Cómo sobrevivir a la ocupación  

Más al sur, cerca de la legendaria ciudad de Jericó, se encuentra el hotel Oasis, anteriormente hotel Intercontinental, con un casino. El plan de ese hotel era atraer a los turistas israelíes que les habría gustado tener un Las Vegas en el desierto de Palestina.  

La Segunda Intifada acabó con este plan.  

Detrás del hotel hay una vasta extensión de tierra destinada al desarrollo de la puerta de Jericó, una parcela de 740 acres para la construcción de hoteles, villas de lujo, un parque acuático y un museo. Ahora el desierto amenaza con reclamar los planes de los inversores palestinos, encabezados por Inversiones PADCO, de Munib al-Masri.  

Esto está muy lejos de las preocupaciones de los agricultores de Fasayal y al-Hadidya.  

Es una fantasía neoliberal que nace de un fracaso -un casino- y amenaza otro. Hace unos años el presidente de PADCO, Samir Hulileh, dijo a la prensa: «No hay manera de saber cuándo va a terminar este conflicto y creemos que es imprescindible que la gente sobreviva al conflicto y al proceso hasta el final. La supervivencia no significa que apenas vivamos».  

En el otro extremo de Jericó hay un cartel que indica el tiempo de la Autoridad Palestina. Representa a una chica joven que sopla un diente de león.  

El subtítulo es fascinante «¿Es tu comida halal? (ritual N. dl T.), el robo de electricidad está prohibido (haram) por la ley de la sharia». No lejos de este cartel hay una pintura en una pared que representa a Yasser Arafat y Abu Jihad, este último con lágrimas negras corriendo por sus ojos.  

En 2013 el Centro de Estudios para el Desarrollo de la Universidad de Birzeit -junto con el ministerio de Planificación y Desarrollo Administrativo de la Autoridad Palestina- elaboró ​​un plan estratégico nacional para la zona C y para el Ghor (el extremo norte del valle del Jordán).  

El plan mostró que si los israelíes desocupan la zona C el potencial económico contributivo de la zona sería de al menos un tercio del actual PBI palestino (más de 3.000 millones de dólares en una economía de 10.000 millones). El documento, dice Raja Khalidi -un economista palestino desarrollista- «nunca fue adoptado oficialmente por la Autoridad Palestina, ni nunca revelado al pueblo que era ‘participe de su propiedad’, mientras que los donantes mansamente evitaban insistir en ver lo que insistentemente se les había solicitado».  

El plan, me dice Khalidi, «sigue profundamente enterrado en el ya desaparecido ministerio de Planificación». Ese ministerio fue absorbido por el de Hacienda.  

Mientras tanto en el Ghor a principios de diciembre los colonos israelíes lanzaron a sus perros cazadores sobre el joven Rami Daraghmeh de 18 años cuando cuidaba a sus ovejas que estaban pastando. Rami, principal proveedor de su familia, quedó gravemente herido en la pierna izquierda. Fue un ataque de rutina. Otro para la lista de Rashid.  

La evidencia de la resistencia está en la existencia de grupos como Save the Jordan Wall, Stop the Wall y los Comités Populares. Estos son legión, documentando las amenazas a la existencia de Palestina, la defensa de la casa y la familia.  

Su modalidad es defensiva. La actitud de los colonos ilegales sugiere que ellos lo saben. La historia, trágicamente, parece estar muy lejos de su lado.  

Las campañas de boicot contra la agricultura de los asentamientos abriría otra vía. La Unión Europea ha establecido directrices para las etiquetas que se colocan en los productos fabricados en los asentamientos.  

Seria como poner etiquetas que dijeran «hecho por el trabajo Infantil» o «diamantes de sangre». Lo ilegal tiene que considerarse ilegal, no es una opción. Pero es un comienzo.

 

Este artículo apareció originalmente en Al Araby.

Vijay Prashad es director de Estudios Internacionales en el Trinity College y editor de «Letters to Palestine» (Verso). Vive en Northampton. 

Fuente: http://www.counterpunch.org/2016/01/04/palestines-lost-present/

 

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.