El ministro de Defensa de Israel, Ehud Barak, pidió ayer a los soldados que tengan cualquier crítica, información o reservas sobre la conducta del Ejército que acudan directamente a él en lugar de contarlo a organizaciones independientes. Barak se refería así al informe publicado por la ONG Breaking the Silence (Rompiendo el Silencio) en el […]
El ministro de Defensa de Israel, Ehud Barak, pidió ayer a los soldados que tengan cualquier crítica, información o reservas sobre la conducta del Ejército que acudan directamente a él en lugar de contarlo a organizaciones independientes. Barak se refería así al informe publicado por la ONG Breaking the Silence (Rompiendo el Silencio) en el que, basándose en entrevistas realizadas a medio centenar de militares, se denuncia que en la última ofensiva contra la Franja de Gaza les dieron instrucciones de disparar antes de diferenciar entre civiles y combatientes. Ehud Barak, implícitamente, daba por buenos los testimonios y la denuncia, aunque se veía obligado a agregar, sin sombra de rubor, que su Ejército «es uno de los más éticos del mundo». Los testimonios son ciertamente demoledores y no hacen sino confirmar lo que otros muchos antes habían denunciado, tanto desde la propia Gaza como de boca de los observadores internacionales desplazados hasta la Franja.
De paso, echa abajo las mentiras que el Gobierno y el Ejército israelíes han mantenido siempre en torno a sus operaciones militares contra los palestinos. Israel sostuvo que hizo todo lo que estaba en su mano para proteger vidas inocentes en su última operación masiva contra Gaza. Las cifras de muertos (más de 1.400, la mayoría civiles) y de heridos, y la destrucción de la ciudad, obviamente, echaron por tierra ese argumento desde el primer día. Ahora, con los testimonios recogidos por la ONG israelí (que no es la primera vez que hace públicos relatos semejantes) sabemos, además, lo que también se intuía o, directamente, se había denunciado: existía una voluntad deliberada de destruir y de matar al mayor número posible de personas, sin distinguir entre combatientes o civiles -con el uso de fósforo blanco, por ejemplo-. El informe, que acusa también a Hamas de situar a sus tiradores en áreas densamente pobladas (algo difícil de eludir, por otra parte, en la superpoblada Gaza), es una lista de actos de brutalidad y masacres elaborada con los testimonios de 54 militares israelíes que participaron en la invasión. ¿Qué harán ahora EEUU y la inoperante ONU contra Israel?
http://www.gara.net/paperezkoa/20090716/147435/es/El-rostro-Israel