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El «Sultán» neo-otomano

Fuentes: Rebelión

Recep Tayyip Erdogan, el actual presidente de Turquía, tiene que hacer frente a las acusaciones de la población turca de autoritarismo y por mantener un enfrentamiento armado contra el pueblo kurdo a la vez en una guerra civil interior y en la guerra civil siria. El líder político también está siendo objeto de duras críticas […]

Recep Tayyip Erdogan, el actual presidente de Turquía, tiene que hacer frente a las acusaciones de la población turca de autoritarismo y por mantener un enfrentamiento armado contra el pueblo kurdo a la vez en una guerra civil interior y en la guerra civil siria.

El líder político también está siendo objeto de duras críticas desde la comunidad internacional por los múltiples indicios de colaboración entre su gobierno y Daesh (autodenominado Estado Islámico) en ámbitos como el apoyo a los rebeldes yihadistas que actúan en territorio sirio y el tráfico de petróleo entre ambos países.

El perfil de líder «carismático» con el que Erdogan es calificado habitualmente denota connotaciones religiosas y familiares, incluso atributos divinos, según el sociólogo Max Weber. A pesar de que la Constitución turca establece un Estado laico el dirigente ha destacado en su trayectoria política por ser un ideólogo del Islam Político y de la doctrina neo-otomana.

La influencia de Turquía en los Balcanes es indudable, su líder ha llevado a cabo una diplomacia muy eficaz entre los países que surgieron tras la guerra de la antigua Yugoslavia. No fue casual que en 2010, finalizado dicho conflicto, fuese Erdogan quien encabezara el acto del aniversario de la Masacre de Srebrenica, ciudad donde murieron miles de personas de etnia bosnio musulmana y en el que estrecharon la mano los presidentes de las tres naciones beligerantes (Croacia, Serbia y Bosnia).

Ankara promueve una política exterior destinada a ampliar su influencia en los antiguos territorios del Imperio otomano en el Mediterráneo. Desde diversos medios de comunicación se ha hecho público un artículo de investigación en el que se analizan documentos de los servicios de inteligencia norteamericana y rusa, así como de diversos expertos donde se destaca como consecuencia de la islamización la probable unificación de Albania y Kosovo, países que cuentan con mayoría suní. Ambos forman parte de las rutas de los Balcanes donde las mafias controlan el negocio de los migrantes que atraviesan Europa.

Bilal Erdogan es el tercer hijo del dirigente turco, cursó estudios universitarios en EE.UU. y regresó a su país en 2006 como hombre de negocios convirtiéndose en copropietario del Grupo BMZ, una empresa familiar dedicada al transporte marítimo. Aunque el ha negado cualquier implicación en la exportación de petróleo procedente del Estado Islámico el ministerio de Defensa ruso ha presentado pruebas de la supuesta complicidad del Clan Erdogan.

Los intensos bombardeos por parte de la aviación rusa contra los convoyes del Califato que transportan petróleo robado de los yacimientos en Irak y Siria puso fin al considerable incremento del contrabando en Reyhanli, localidad situada en la frontera al oeste de Alepo y desde donde los convoyes se dirigen hacia el puerto turco de Ceyhan, una vez allí la compañía marítima de Bilal Erdogan embarca el hidrocarburo con destino a empresas petroleras japonesas.

El año pasado Bilal y su familia se asentaron en Italia, desplazando con ellos grandes sumas de dinero sin declarar del que se desconoce su origen por lo que la Fiscalia de Bolonia ha decidido abrir una investigación.

Estados Unidos y Rusia anunciaron recientemente un plan de paz con los rebeldes moderados sirios, la medida no incluye a organizaciones declaradas terroristas por la ONU como Daesh y el Frente al Nusra. Desde Washington se está discutiendo un «Plan B» que se aplicaría en caso de no respetarse el alto el fuego, una iniciativa que ya ha sido rechazada por Moscú. Es el propio Secretario de Estado, John Kerry, quien propone dividir el territorio sirio en 4 provincias de las cuales el gobierno del presidente Bashar al Assad solo controlaría una y la oposición moderada con la «ayuda» de Turquía estaría en posesión de la provincia de Idlib.

El paso fronterizo hacia la ciudad turca de Reyhanli, importante enclave para el contrabando de petróleo, forma parte de la Gobernación de Idlib, este territorio está ahora controlado por el Ejército Libre Sirio (ELS) excepto la frontera que continua en poder de los rebeldes extremistas del Frente al Nusra. La posesión definitiva de está provincia por los islamistas moderados del ELS y el gobierno de Ankara podría devenir en un paso permeable para el contrabando ilegal de crudo desde territorio del Daesh hacia el puerto turco de Ceyhan.

Erdogan consiguió por segunda ocasión la presidencia al alcanzar la victoria el conservador Partido de la Justicia y el Desarrollo en las elecciones legislativos en noviembre de 2015, tras forzar la repetición electoral que había tenido lugar en junio y donde su coalición había perdido la mayoría absoluta a favor de la entrada en el Parlamento del prokurdo Partido Democrático Popular.

El llamamiento del Consejo de Europa para que el mandatario inicie una descentralización del Estado no parece que vaya a tener ningún efecto, al contrario, su intención es convocar un plebiscito para abandonar el sistema parlamentario europeo y adoptar el sistema presidencialista habitual en el continente americano pero adaptado a Turquía. Desde el inicio de su presidencia en 2014 Erdogan ha estado realizando las funciones de primer ministro. Instalado en su Palacio Blanco, un lujoso complejo residencial situado en la capital Ankara, tiene la potestad de convocar cuando lo considera necesario al gabinete de gobierno, de hecho, el dirigente turco esta asesorado por 12 tecnócratas de su confianza, uno por cada departamento, que hacen la función de ministros en la sombra.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.