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El último show

Fuentes: Juventud Rebelde

La última de las campañas mediáticas contra Cuba se ha concentrado, básicamente, en dos ciudades específicas: Miami y Madrid. Los falangistas del Partido Popular (PP) de España y la escoria de la ultraderecha cubano-americana miamense son los que han montado el show anticubano en ambos lados del Atlántico. Ellos han puesto el escándalo y la […]

La última de las campañas mediáticas contra Cuba se ha concentrado, básicamente, en dos ciudades específicas: Miami y Madrid. Los falangistas del Partido Popular (PP) de España y la escoria de la ultraderecha cubano-americana miamense son los que han montado el show anticubano en ambos lados del Atlántico. Ellos han puesto el escándalo y la bulla; Washington, como siempre, ha puesto la plata.

Unos cuantos descarados de origen cubano, que aquí viven del cuento del anticomunismo, se fueron a Madrid a pasear por La Gran Vía, tomar vino en La Puerta del Sol e ir a un teatro a hablar mal de Cuba, alabando la famosa democracia representativa, esa que no representa a nadie, y la libertad de prensa, esa que no es más que la libertad de los dueños de los medios de comunicación para publicar lo que a ellos les conviene y les da la gana. Había que ver en la televisión de esta ciudad de Miami a los «patricios» locales en los pasillos del teatro madrileño compartiendo con los herederos de Francisco Franco. Había que verlos como estaban embobecidos oyendo las palabras del «caballerito» Aznar y las de la alcaldesa madrileña Esperanza Aguirre. A algunos de ellos, hasta les permitieron que echaran sus descarguitas anticubanas, para que por lo menos justificaran en algo su viajecito a Madrid.

El «caballerito», como hace tiempo lo bautizó Fidel, se afeitó el bigotico hitleriano que tenía hasta hace poco y ya no se parece a Hitler. Como la naturaleza no ha sido muy bondadosa con él, no sé ni describir a lo que ahora se parece. Unos años atrás, cuando salió de la presidencia del gobierno español, Aznar creó una organización a la cual llamó Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, conocida por la sigla FAES, que bien pudieran interpretarse con el mucho más simple de Falange Española, en vez de con tan pomposo nombre. Pues bien, como él era el que más decía en el PP, integró a cinco fundaciones de ese partido y creó la susodicha fundación.

Desde el primer día en que fue fundada, dicha organización se ha dedicado a pagarle viajes al ex presidente para que ande por el mundo propagando una muy organizada campaña contra Cuba. Contando con la complicidad de los más grandes medios de comunicaciones de España, Estados Unidos y América Latina, el personaje busca figuras como los ex presidentes de Perú, Uruguay y México, para de vez en cuando, crear uno de esos espectáculos como el que acaba de montar en la capital española. Por supuesto, que estos cuestan mucho dinero; decenas de miles, y en algunos casos, centenares de miles de dólares. Personalmente, tengo conocimiento de lo caros que son. Todo es de primera: asientos en los aviones, hoteles de cinco estrellas y restaurantes de cinco tenedores adornan el ambiente. Ninguno de esos antiguos mandatarios asiste a esos eventos si no es bajo esa condición. Quizá algunos mataperros de Miami viajen en segunda clase, pero lo de los restaurantes de cinco tenedores con el buen vino, eso sí no se los quita nadie. Ahí no se tranzan los «aguerridos patriotas» miamenses.

Para estos trajines, no hay que preocuparse por la plata, o sale de USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), o de la National Endowment for Democracy (Fundación Nacional para la Democracia) o directamente de los fondos que para estos menesteres tiene reservados la CIA. No creo que a ninguno de los grandes personajes que asisten a estos eventos les paguen algo extra por asistir. Estoy seguro que solo gastos de viajes. Ah, pero harina de otro costal son los asalariados de aquí de Miami y de otros países como Polonia, la República Checa, Uruguay, etc. Esos sí viven de ese cuento los trescientos sesenta y cinco días del año. Ese es su trabajo a tiempo completo: ir por el mundo viviendo la buena vida y hablando mal de Cuba. Esos sí cobran, y mucho.

Me imagino que esta campaña mediática contra Cuba no será la última. Hay mucho dinero por medio y muchos intereses que defender para que se acaben de una vez y para siempre. Mientras Cuba siga determinada en ser libre y soberana, las campañas mediáticas en su contra seguirán per sécula seculorum.

*El autor es periodista cubano radicado en Miami.

Fuente: http://www.juventudrebelde.cu/opinion/2010-05-20/el-ultimo-show/