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Gaza

El único remedio contra la ocupación es la Resistencia

Fuentes: Al-Ajbar (edición en lengua inglesa)

Traducción para Rebelión de Loles Oliván.

«Ni resistencia, ni negociaciones». Tal fue el eslogan del emir de Qatar durante su reciente visita a la Franja de Gaza. Lo utilizó para instar a los palestinos a la reconciliación. Fue como si les dijera: el campo de vuestra resistencia no resiste, y vuestro campo de la paz no está negociando, así que, ¿por qué no hacéis las paces?

El emir de Qatar no explicó por qué debe haber una reconciliación ni sobre qué. Tampoco vio por qué el campo de la paz no negocia -porque Israel es la parte que no quiere negociaciones ni paz. Y, ¿quién le ha dicho que el campo de la resistencia ha dejado de resistir? ¿Es porque Hamas pertenece a la Hermandad Musulmana y las prioridades actuales de la organización pariente no incluyen la resistencia? ¿Es eso lo que quiso decir?

Este eslogan incorrecto se produjo inmediatamente después de que estallasen las revoluciones árabes. Su objetivo era permitir que las fuerzas políticas ascendentes en los países árabes cuyos gobernantes fueron derrocados -como Egipto, Túnez y Libia- adopten políticas en consonancia con los valedores occidentales y árabes de las revoluciones. Quieren que esos nuevos poderes se limiten a los asuntos domésticos.

«Ni resistencia, ni negociaciones» significa que los palestinos deben actuar asumiendo que la ocupación está allí para quedarse y que no deben esperar ayuda alguna sólo porque se hayan producido las revoluciones. Un responsable del Golfo imaginaba en tono de burla lo que el presidente egipcio Muhammad Morsi le estaría diciendo al dirigente de Hamas Jaled Mishal: «Venga ya, hombre. Ni siquiera podemos darnos el lujo de limpiar las calles en Egipto. ¿Qué es lo que quieres? Renuncia. Alto el fuego y a confiar en el Señor».

El ministro libanés de Asuntos Exteriores Adnan Mansur parecía fuera de lugar en la reunión ministerial árabe de antes de ayer. Enfureció a los presentes por utilizar un lenguaje «pasado de moda» sobre boicots y resistencia. El lenguaje adecuado y en boga lo proporcionó el ministro de Relaciones Exteriores de Qatar que hizo una declaración de impotencia, diciendo a los palestinos: conocemos los límites de nuestra capacidad y determinación y nunca iremos a la guerra. Eso fue antes de que hiciera la obligada referencia a su apoyo a la firmeza de la Franja de Gaza.

«Ni resistencia, ni negociaciones». Esta frase no sólo se dice para justificar dicha impotencia sino también para enmarcar el objetivo real de las revoluciones árabes como el logro de un cambio de poder. En esta línea de pensamiento, el único problema de los egipcios era que Gamal Mubarak no llevase a cabo sus rituales religiosos ni se dejara crecer la barba. Un desastroso resultado inicial de las protestas populares de Egipto ha sido que se han instalado en el poder réplicas de los antiguos gobernantes del país aunque con barba. La camarilla ha sido sustituida por otra camarilla mientras la política económica sigue siendo la misma, las relaciones con Israel no han cambiado, y el papel del país como mediador entre el enemigo y el pueblo de Palestina ocupada no se ha modificado.

Los defensores del «ni resistencia, ni negociaciones» están desempeñando un sucio papel. Creen que la prioridad está en atender otras posibilidades. Dicen que no hay resistencia porque han elegido retirarse de la batalla, renegar de la resistencia y ceder a la realidad de la ocupación. Para defender su posición promueven divisiones religiosas y acusan a las fuerzas de la resistencia de que su objetivo no es la liberación.

Pero, ¿cómo cuadra la evaluación del ministro de Exteriores qatarí al respecto de que los árabes son impotentes para actuar respecto a Gaza con el hecho de que su Estado y otros del Golfo sí puedan hallar la determinación para suministrar a la oposición siria armas y apoyo mediático?

¿Cómo pueden decidir -y pretender que nosotros realmente nos lo creamos- que los palestinos no necesitan un similar apoyo y atención?

¿Qué impide a esos países seguir respaldando a la oposición siria y no hacer lo mismo con los palestinos?

¿Cómo gente con un historial de lucha -en especial los palestinos que residen en las cortes de los tomadores de decisiones del Golfo- puede justificar sus lazos con la santa alianza del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), Estados Unidos y la Europa colonial? ¿Cómo es posible que palestinos activos en instituciones académicas, científicas, mediáticas y diplomáticas controladas por los Estados del CCG puedan justificar ante sí mismos tal política?

Lo que está ocurriendo en Palestina da fe de una cosa: la ocupación perdura y continúa, y ello significa que la resistencia perdura y continúa. La resistencia ha venido demostrando hasta el momento sus habilidades y su capacidad para ejercer un mayor impacto en Israel.

La alternativa es la opción de ceder. No hay necesidad de ser oblicuo al respecto de esta posición porque no importa cómo se exprese equivale a lo mismo: la rendición.

 

Fuente original: http://english.al-akhbar.com/content/gaza-only-cure-occupation-resistance