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Elecciones

Fuentes: Escuela

Decía Robert Lembke que cuando los políticos comienzan a describir el color del viento es que estamos en elecciones. Nosotros, además de docentes, somos ciudadanos y lo que sucede en el país repercute en nuestras aulas. Por ello, no podemos estar ajenos a la realidad de una campaña electoral con casi todo decidido. Tampoco parece […]

Decía Robert Lembke que cuando los políticos comienzan a describir el color del viento es que estamos en elecciones. Nosotros, además de docentes, somos ciudadanos y lo que sucede en el país repercute en nuestras aulas. Por ello, no podemos estar ajenos a la realidad de una campaña electoral con casi todo decidido. Tampoco parece que vaya a haber sorpresas sobre la política posterior y sus resultados.

Aunque Rajoy sigue moviéndose en la ambigüedad y sin enseñar sus cartas, lo hacen por él sus presidentas autonómicas. Seguramente cargará las tintas, tras el 20-N, en la herencia recibida para ganar tiempo. Y preparará un brutal ajuste: bajada de salarios generalizada a través del debilitamiento de los convenios, menos impuestos al capital, privatizaciones y recorte del Estado de bienestar (educación, sanidad, etc.). La luz al final del túnel puede ser un tren que se acerca.

La crisis es muy profunda, hay 5 millones de parados, crecen las desigualdades sociales, los desahucios… Y las perspectivas son malas, según todos los organismos. El drama es que los trabajadores ni hemos creado la crisis ni tenemos nada importante que aportar a su solución. Para el economista Pedro Montes: «Nuestro país tiene unos pasivos brutos frente al exterior de 2,3 billones de euros y, por muchos que sean los sacrificios y esfuerzos de los trabajadores, esa enorme deuda no puede pagarse. Por muchas reformas laborales, precariedad laboral, retrocesos de pensiones, recortes presupuestarios y privatizaciones que se apliquen, no se eliminan los compromisos de la deuda existente, ni la falta de solvencia, ni las dificultades para obtener liquidez en los mercados internacionales. Grecia somos todos».

Las erróneas recetas neoliberales deprimirán la economía, dejarán hecho un solar el estado social -si no lo impedimos- y crearán poco empleo y de baja calidad. Creo que la crisis se llevará por delante al próximo presidente de Gobierno. Pero no consuela. Vienen tiempos oscuros y debe de ser infinita nuestra pasión por la luz, que diría El Quijote. A nosotros nos quedan algunas esperanzas: el posible cambio político en los países centrales de la UE, la indignación popular y la Escuela Pública.

Agustín Moreno es Profesor de Secundaria

Fuente: Revista ESCUELA Núm. 3.922 (1.590), 10 de noviembre 2011, p. 6.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.