Señalé, en la primera parte de este artículo, algunas ideas relacionadas con el sionismo que permiten visualizarlo como una ideología que constituye un peligro mortal, para el pueblo palestino en particular y los pueblos de Asia Occidental en general, sin dejar de tener en cuenta que la influencia de esta visión de mundo en su unión con el imperialismo constituye una amenaza global.
En la mencionada primera parte, daba cuenta de mi consideración de esta visión de mundo como una ideología racista, equiparable al apartheid sudafricano. Segundo, la manera desvergonzada e hipócrita, en que los detentadores de esta ideología y sus defensores argumentan, que la crítica al sionismo debe ser considerada antisemita como lo repiten constantemente los sionistas chilenos, que defienden Israel como su segunda patria pero aprovechan de criticar las candidaturas presidenciales de chilenos que son fuertes críticos del sionismo. Y, tercero, que para consolidar esta labor estratégica, exigen que los gobiernos y parlamentos del mundo tomen como propia la definición de antisemitismo establecida por la institución sionista denominada Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA por sus siglas en inglés)
El afianzar esta idea, a través de los grupos de presión que tiene el sionismo, tanto en Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, como en gobiernos aliados e instituciones manejadas por ellos – como es el caso de la Organización de Estados Americanos (OEA) por ejemplo – genera que el poder hegemónico, aquel que controla los medios de producción, medios de información en todas sus variantes, que domina los organismos internacionales, ya sea a través del dinero o el chantaje político; establezca qué es lo que se puede o no denunciar, criticar o definir como crímenes concretados por el régimen israelí, cuyo marco de acción está definido por esta visión y práctica de mundo llamada sionismo.
La IHRA y su lenguaje Exclusivo
Una ideología cuya labor de zapa, de control de los poderes políticos, económicos y comunicacionales y el trabajo desarrollado a través de la llamada Hasbara (5) enquista en nuestras sociedades no sólo visiones respecto a lo que se debe entender por sionismo, sino que negar toda posibilidad de criticarlo bajo la monserga de ser antisemita. O se acepta la realidad criminal de una entidad dotada de un marco ideológico profundamente racista o simplemente se pasa a constituir la legión de hombres, mujeres, instituciones, gobiernos y sociedades, que deberán soportar los ataques del aparato político, comunicacional y propagandístico del sionismo. No importa si los críticos son goyim o “judíos que odian a los judíos” en esta sibilina definición sionista, destinada a acallar las voces de denuncia que emanan desde sus propias comunidades.
La idea de la IHRA y su imposición del concepto de antisemita es “reforzar, impulsar y promover la educación, la memoria y la investigación en todo el mundo sobre el Holocausto, así como de mantener los compromisos de la Declaración de Estocolmo de 2000” Un holocausto, que sólo permite el ingreso como socio exclusivo de los creyentes judíos, pues nada se dice y nada se ha dicho en estos 75 años desde el fin de la segunda guerra mundial respecto a los 250 mil crímenes contra gitanos (llamados roma europeos en el caso de los asesinados en ese continente a manos del nacionalsocialismo) de un total de un millón seres humanos de este pueblo, que habitaban el viejo continente (6) y aún segregados y perseguidos hasta el día de hoy.
Los 20 millones de asesinatos cometidos contra los pueblos soviéticos (civiles), como resultado de una política de exterminio ya sea ejecutada en operaciones directas o indirectas de combate o la decretada política de aniquilación sistemática de la población de la ex URSS, mediante la operación Barbarroja. Sólo en prisioneros soviéticos, confinados en campos de concentración o fusilados en juicios sumarísimos el número de muertos se sitúan en tres millones. Civiles polacos no judíos 1.800.000. Civiles serbios, croatas, de Bosnia Herzegovina 320 mil asesinados. Personas con discapacidad física y mental 250 mil asesinados. Seres humanos considerados asociales: homosexuales y delincuentes reincidentes 100 mil.
Nada se dice a la hora de la conmemoración del llamado holocausto de los miles de prisioneros políticos de partidos de izquierda, masacrados en los campos de concentración del Tercer Reich, incluso antes que comenzará el proceso de exterminio de ciudadanos europeos de creencia judía. La realidad del uso del concepto, las obras creadas al efecto, la consolidación de crímenes sólo teniendo como víctimas a creyentes judíos ha creado una conmemoración de los crímenes del nacionalsocialismo definidos como holocausto, exclusivo y excluyente. Explicado en forma magistral por el intelectual estadounidense Norman Finkelstein en su libro “la Industria del Holocausto” cuyos padres fueron víctimas del nazismo y encerrados en los campos de concentración de Auschwitz y Majdanek y que sin embargo, producto de las críticas que hace Finkelstein del holocausto, para concretar la instauración de un modelo racista, antidemocrático y oportunista como el sionismo, ha sido calificado “como un judío que odia a los judíos”.
Un libro dramático donde Finkelstein, valiente, corajudo, aislado por su comunidad, analiza la explotación del sufrimiento de las víctimas del Holocausto. “Basándose en una gran cantidad de fuentes hasta ahora no estudiadas, Finkelstein descubre la doble extorsión a la que los grupos de presión judíos han sometido a Suiza y Alemania y a los legítimos reclamantes judíos del Holocausto y denuncia que los fondos de indemnización no han sido utilizados en su mayor parte para ayudar a los supervivientes del Holocausto, sino para mantener en funcionamiento “la industria del Holocausto”. Finkelstein sostiene que uno de los mayores peligros para la memoria de las víctimas del nazismo procede precisamente de aquellos que se erigen en sus guardianes” (7)
Imponer conceptos como los que pretende la IHRA, que en países como argentina y Uruguay han sido recogidos por el parlamento – no en forma vinculante pero si orientativa – son de un enorme peligro para la libertad de expresión, que se vería limitada en denunciar los crímenes de la entidad israelí y su ideología para no ser catalogados de antisemitas y con ellos levantar las crisis de conciencia de países como Alemania, Suiza o del padre putativo de Israel como es Estados Unidos. En Argentina, el lobby sionista, de enorme poder financiero, político; incrustado en el aparato judicial y los medios de información, lograron que el presidente Fernández, en junio pasado tomara como eje de la compresión del antisemitismo y posibles líneas de acción a la definición entregada por la organización sionista IHRA. Uruguay ya lo había hecho en enero del 2020. El sionismo y sus grupos de presión se mueven incansablemente, contando para ello con millonarios presupuestos de relaciones públicas. En Chile, por ejemplo, dedican parte de sus fondos a invitar a periodistas, parlamentarios, empresarios, miembros de las Fuerzas Armadas a tierras de la palestina ocupada y mostrarles las “maravillas” de una región, que hace 72 años ha vinculado su desarrollo al expolio general del pueblo palestino. De paso, el objetivo principal es lograr sus metas políticas, aún si ello conlleva actos de corrupción como aquellos que vinculan a empresas de armas israelíes con empresas vinculadas al ejército chileno, como lo ha certificado la Contraloría General de la República y conocido como milicogate por el tema facturas duplicadas.
El sionismo activa sus tentáculos por todos lados. Es así, por ejemplo, que el pasado 28 de agosto, en la ciudad de Santiago, la plana mayor del sionismo en chile se reunió con el canciller chileno, Andrés Allamand, para hacer una serie de exigencias como parte de orientaciones cuyo origen se encuentran en Israel. En específico y lo señalé en un artículo en el portal www.segundopaso.es que “los dirigentes chilenos judeo-sionistas solicitaron al gobierno presidido por el empresario Sebastián Piñera, que declare al Movimiento de Resistencia islámica de El Líbano (Hezbolá) como organización terrorista y en segundo lugar, sumarse a la declaración internacional de antisemitismo establecida por La Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA por sus siglas en inglés) que cuenta con el respaldo del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el más incondicional de los aliados de Washington e Israel, el converso uruguayo Luís Almagro”.
El doble rasero es increíble pues, la comunidad judeo-sionista le requirió a Allamand que Chile asuma la definición de antisemitismo de la IHRA que señala “el antisemitismo es una cierta percepción de los judíos, que puede expresarse como el odio a los judíos. Las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judías y/o a sus bienes, a las instituciones de las comunidades judías y a sus lugares de culto”. En forma oportunista la IHRA asimila lo que se entiende por semita y lo judío, a lo sionista, sin que la propia definición que se trata de imponer mencione este último concepto. Manipulación en su máxima expresión. El victimismo crónico que se mantiene ya por siete décadas. Es importante que la comunidad palestina en chile y los otros grupos de descendientes árabes de importancia en el país como sirios y libaneses, hagan un esfuerzo común por combatir esta tarea deleznable del sionismo.
Al constatar el trabajo de zapa, pero también el que públicamente realiza el sionismo para el logro de sus fines, me hace recordar al grupo International Jewish Anti-Zionist Network quienes en una declaración del 18 de julio de 2014 señalan que «El sionismo deshonra la persecución y el genocidio de los judíos europeos al usar su memoria para justificar y perpetuar el racismo y colonialismo europeos» El sionismo es racista. Demanda poder político, económico y legal para las personas y culturas judías y europeas por encima de los pueblos y las culturas autóctonas. El sionismo no sólo es racista sino antisemita. Respalda la imaginería antisemita europea y sexista del «judío diaspórico» afeminado y débil y contrapone a éste un «judío nuevo», violento y militarizado, que es un perpetrador y no una víctima de la violencia radicalizada.
Los sionistas diseminan el mito de que Israel es una democracia. En realidad, el Estado de Israel ha establecido e implementado prácticas y políticas internas de discriminación contra los judíos de ascendencia mizrahi (oriundos de Palestina), contra los judíos de «color» (provenientes principalmente de Etiopía y utilizados para expandir sus territorios con asentamientos ilegales) y además excluye y restringe a los palestinos. Por otro lado, el Estado de Israel, en colaboración con los Estados Unidos, socava cualquier movimiento árabe por la liberación y el cambio social. Otro grupo de judíos antisionistas como Neturei Karta (8) señala y denuncia lo ilegal la existencia de Israel, porque, según este grupo “sólo el Mesías puede establecer el reino del “pueblo elegido”, sólo Él pondrá fin al “período de exilio” en el que deben vivir los judíos. Y el Mesías judío no ha llegado
Una definición acertada que además se corrobora cuando profundizamos sobre las acciones de persecución que realiza el sionismo contra aquellos que critica, denuncian y exigen justicia por sus crímenes. Hace unos años atrás la entidad sionista de habla castellana Hatzad Hasheni, radicada en la palestina Histórica ocupada pero conformada por sionistas de origen latinoamericano sacaron a la luz pública el llamado proyecto centinela(9) Sostuve en mi artículo de denuncia a esta canallada persecutoria que “Al mejor estilo nacionalsocialista, pero ahora en un marco sionista entregan instrucciones, para que sus seguidores en forma anónima y cobarde delaten a vecinos, periodistas, políticos, todo aquel que a cualquiera le suene a antisemita, antisionista o antijudío en esta mezcolanza que su propaganda goebbeliana nos quiere sumergir.
El llamado de organizaciones como Hatzad Hasheni y sus videos destinados a delatar, están enfocados a engrandecer el nacionalsionismo, a amenazar a todo aquel que critique a la entidad sionista, a quienes se atreva a proponer el boicot, la desinversión y las sanciones contra un régimen criminal como el que dirige el corrupto primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. Los activistas del sionismo, sean aquellos que impulsan el tomar la definición del antisemitismo de la IHRA como Gabriel Zaliasnik, Gerardo Gorosdicher o aquellos como Gabriel Ben Tasgal, Gabriel Colodro, Hernán López y otros, que reciben cuantiosas sumas en su organización Hatzad Hasheni u otras vinculadas, concretando su propio sistema de represión. Llaman con sus proyectos centinela a pintar las paredes de sus enemigos, perseguirlos en sus trabajos, generar planes destinados a enmudecer sus voces. Llaman a noches de cristales rotos, a delatar y ojalá encerrar en campos de concentración a todo aquel «tipejo» «bestia» «animal» «impuros» como suelen definirlos, que ose enfrentarlos. Es la forma clásica de los totalitarismos de negar la condición de ser humano del otro.
Los asentamientos de Israel violan la Cuarta Convención de Ginebra, no sólo en el traslado de colonos para ocupar un territorio que no les pertenece, sino también la construcción de miles de viviendas en asentamientos enquistados en las mejores tierras de Cisjordania, dotados de recursos acuíferos y expulsando a la población nativa, demoliendo sus viviendas, destruyendo sus cultivos y ampliando el muro de segregación. Alrededor de 250 asentamientos sionistas han sido establecidos en Cisjordania y alrededor de Al Quds Este, desde la ocupación de la zona por la guerra del año 1967. 650 mil colonos destinados a hacer imposible la conformación del Estado palestino. Esta es la realidad que defienden los sionistas chilenos, tan dados a la defensa irrestricta de Israel “su segunda patria” como lo define el parlamentario democratacristiano Gabriel Silber. Esta es la realidad que los sionistas desean invisibilizar e impedir que denunciemos sus crímenes apelando a leyes mordaza bajo el eufemismo de ser denuncias antisemitas. Los crímenes de lesa humanidad, el exterminio de un pueblo como el palestino, la política racista no puede ser ocultada.
Pablo Jofré leal
Cedido para www.segundopaso.es
Notas:
5. Hasbara. Se deriva del verbo hebreo lehasbir, que suele traducirse como “Explicar” o “esclarecer”. Es el campo de trabajo destinado por el sionismo a maquillar y lavar la imagen de un régimen colonialista y ocupante del territorio palestino. La idea de este Hasbara, empelado como programa de propaganda es dar a conocer la versión israelí o más bien distorsionar, manipular y desinformar sobre lo que acontece tanto en palestina como en Asia occidental.
6.Después de la guerra, la discriminación contra los roma continuó cuando la República Federal de Alemania decidió que todas las medidas tomadas contra los roma antes de 1943 eran políticas legitimas del estado y los roma no tenían derecho a restitución. La encarcelación, la esterilización, y hasta la deportación fueron consideradas como políticas legitimas. Más, la policía criminal de Bavaria asumió los archivos de investigación de Robert Ritter, incluyendo su registro de los roma en Alemania. Ritter, el experto racial nazi sobre los roma, retuvo sus credenciales y volvió a su trabajo anterior en psicología de niños. Los esfuerzos para someter al Dr. Ritter a juicio por su complicidad en la matanza de los roma terminó con su suicidio en 1950. El canciller alemán Helmut Kohl reconoció el genocidio nazi contra los roma en 1982. Para ese momento, la mayoría de los roma que hubieran tenido derecho a la restitución bajo la ley alemana ya habían muerto.
7. https://www.akal.com/libro/la-industria-del-holocausto_34967/
8. https://www.nkusa.org/foreign_language/spanish/index.cfm
9. https://federacionpalestina.cl/antiguo/noticia.php?id=1745