Frente a las sistemáticas violaciones a los Derechos Humanos, crímenes de guerra, desacatos a la legalidad internacional, etc., que Israel lleva a cabo, tal como lo señalan los miles de informes de todos los organismos humanitarios del mundo, incluyendo organizaciones israelíes, Europa se ha conformado con condenar y reprochar estas atrocidades, pero nunca se ha […]
Frente a las sistemáticas violaciones a los Derechos Humanos, crímenes de guerra, desacatos a la legalidad internacional, etc., que Israel lleva a cabo, tal como lo señalan los miles de informes de todos los organismos humanitarios del mundo, incluyendo organizaciones israelíes, Europa se ha conformado con condenar y reprochar estas atrocidades, pero nunca se ha molestado en tomar medidas o acciones reales para detener los abusos. Es evidente que los intereses económicos y militares están por encima de los derechos humanos y la legalidad. Frente a los evidentes y flagrantes brutalidades, no les queda otra salida que deplorar, condenar y reprochar a sabiendas que estos lamentos son absolutamente inútiles y que Israel seguirá pisoteando el derecho humanitario. Discursos inútiles o tinta sobre papel que termina en los archivos y basureros. Tal vez el cinismo de aquellos que se autodenominan «libres y democráticos», es el principal escollo que enfrenta la paz y el cumplimiento de la legalidad internacional en el Medio Oriente.
En este sentido, Emmanuel Macron reciente elegido presidente de Francia, pareciera que seguirá con la política de los Derechos Humanos con calculadora en mano.
Durante la reciente visita a París del presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abbas, el presidente Macron insistió en la defensa de la solución de dos estados y condenó los asentamientos israelíes. En la rueda de prensa junto a Netanyahu, volvió a apoyar públicamente la necesidad imperante de dos estados paralelos con «fronteras seguras y reconocidas, y con Jerusalén como capital».
Durante la visita de Netanyahu a Paris, Macron pidió a Israel respetar los tratados internacionales, refiriéndose a las «construcciones de colonias» No obstante, Macron sabía perfectamente que su discurso es solo cumplimiento de un protocolo, ya que el mismo Netanyahu quien descalificó groseramente la resolución 2334 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, de diciembre de 2016, donde se reafirma que los asentamientos israelíes son ilegales y exige que se les ponga fin. También es el mismo Netanyahu quien rechazó y desautorizó la Conferencia Internacional de Paz convocada precisamente por Francia (15-01-2017) y donde asistieron unos 70 países.
El discurso inútil de Macron ha sido repetido por todos sus antecesores y por todos los líderes europeos. Todos ellos saben que Israel nunca escuchará estas palabras y peticiones y menos acatará la legalidad. Todo lo contrario, queda la sensación que las potencias militares y económicas, como el caso de Francia, están muy cómodos con esta situación y el caos generado por las permanentes campañas militares y represivas que Israel lleva a cabo, especialmente en contra de los palestinos.
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