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Empedrado de malas intenciones

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Traducido para Rebelión por Carlos Sanchis

La semana pasada, la corriente principal de organizaciones por la paz convocó una manifestación en apoyo al plan de desconexión de Ariel Sharon. Durante días dudé si unirme o no. La cuestión continúa molestándome, y las discusiones sobre este asunto continuarán, sobre todo debido a las cruciales votaciones que se mantendrán en la Knesset esta semana entrante.

Quizás la mejor manera de encontrar una respuesta es separar los pros y los contras.

Permítanme empezar por los contras.

No creo a Sharon. David Ben-Gurion, a quién le gustaba mucho le llamaba un mentiroso en serie. «Si Sharon se hubiera librado de sus defectos, como no decir la verdad… habría sido un jefe militar ejemplar,» Escribía Ben-Gurion en su diario el 29 de enero de 1960.

Desde hace un año está hablando sobre la desconexión, trabajando para la desconexión, moviendo cielo y tierra por la desconexión. Pero hasta este mismo momento, aparte de algunos movimientos administrativos, no ha hecho nada en absoluto que ponga en práctica el plan. Al contrario: estos días, están invirtiéndose millones para fortalecer la defensa de casas en Gush Katif, cuyos habitantes se supone que serán evacuados en cuestión de semanas.

¿Por qué darle crédito y prestarle apoyo ahora, antes de que la aplicación del plan siquiera haya empezado?

¿Significa esto que no llevará a cabo el plan?

Creo que él ya no puede retirarse. Su gran ego está ahora implicado en esta operación. Él ya ha dividido su partido, se ha convertido en un enemigo de los colonos y ha vuelto el sistema político entero al revés. Retrayéndose ahora del plan estrellaría su autoestima e imagen pública.

Retirarse de la retirada podría provocar la ira del presidente Bush. Sharon tiene sólo desprecio por los Goyim y piensa que engañarles es un deber nacional, pero él sabe que, en todos los aspectos, la seguridad nacional de Israel depende del apoyo ilimitado de los Estados Unidos.

Sólo un hecho de alcance mundial podría permitirle ahora salir del enredo, como una invasión norteamericana de Siria o Irán, o la caída de su gobierno.

¿Así, sí es probable que Sharon lleve a cabo la desconexión, por qué no apoyarle?

Porque pienso en el día después.

No me hago ilusiones sobre las intenciones de Sharon en cuanto a lo que a Cisjordania se refiere. Piensa anexionarse el 58% de ella y dejar a los palestinos en varios enclaves cada uno de los cuales estará rodeado por asentamientos e instalaciones militares. A lo sumo para satisfacer la demanda de Bush de «contigüidad», los enclaves serán conectados por puentes y túneles.

A excepción de su hijo Omri, el abogado Dov Weissglas es la persona más cercana a él. Cuando este hombre declaró que después de la desconexión, Sharon pondrían el proceso de paz «en formol», – excepcionalmente – dijo la verdad.

Apoyar a Sharon en este momento significa apoyar también este plan.

Pero eso implica el futuro. En la actualidad, lo qué cuenta es la operación de desconexión. ¿Por qué no apoyar a Sharon ahora, y empezar la lucha por el futuro el día siguiente?

¡Porque esto no es en absoluto una cuestión de futuro! Mientras esto está siendo escrito, Sharon continúa ahora construyendo el Muro de Separación que se anexiona el 7% de Cisjordania. Está llenando el área entre El Muro y la Línea Verde de nuevos asentamientos. La semana pasada, anunció que va a construir 3500 casas en Ma’aleh Adumim. Éste es el asentamiento más peligroso de Cisjordania porque la corta eficazmente en dos.

La ampliación de los asentamientos y de los puestos avanzados aun ahora sigue a un paso rápido en Cisjordania.

La semana pasada, la abogada Talia Sasson publicó su informe sobre los métodos usados para establecer los puestos avanzados en Cisjordania. La tarea le fue dada por el propio Sharon. Se recordará que Sharon le ha prometido a Bush desmantelar todos los asentamientos y puestos avanzados establecidos tras su llegada al poder en el 2001.

El informe de Sasson afirma que todos estos puestos avanzados (así como los precedentes) fueron establecidos ilegalmente, y que todos los ministerios del gobierno y las distintas secciones de las de la Organizaciones Sionistas cooperaron y quebrantaron la ley sin pestañear. ¿Que es lo qué pasó? Nada. Nadie fue acusado, todo va adelante como antes. El informe fue enterrado el día que nació.

Éstas son las razones para no darle apoyo a Sharon. Vayamos a las razones para apoyarlo.

El Dr. Samuel Johnson dijo que «el camino al Infierno está empedrado de buenas intenciones.» Pero lo contrario también puede ser cierto: el camino al cielo empedrado de malas intenciones.

Es posible que las malas intenciones de Sharon produzcan resultados positivos con los que él no soñó cuando anunció su plan. Fue concebido casi a propósito en orden de resolver algunos problemas del momento, sin pensar sobre los próximos pasos.

Sharon ni siquiera imaginó que su plan lo llevaría a enfrentarse a los colonos.

Él es un general, y su lógica es militar. Así es la lógica del plan de desconexión: Abandonar un esfuerzo secundario para reforzar el esfuerzo principal. Esto significa dejar algunos pequeños asentamientos, insignificantes en un remoto rincón del país para consolidar y fortalecer los importantes asentamientos de Cisjordania. Dejar un pedazo de desierto que constituye 6% de los territorios ocupados, habitado por un millón y cuarto de palestinos para anexionarse el 58% de Cisjordania. En estas áreas, como el valle del Jordán y el desierto de Judea, la población palestina está esparcida.

Él se asombró cuando los colonos no entendieron esta lógica. Tienen una predisposición mental diferente. Creen que desmantelando siquiera un solo asentamiento, siquiera uno por pequeño y remoto que fuera, proporcionará un precedente y empezará un proceso que serán incapaces de detener. Son agudamente conscientes del hecho de que la gran mayoría del público israelí está en su contra y que muchos los consideran una peste.

Los colonos son los protegidos de Sharon. No sólo el mismo planeó los asentamientos y cumplió un papel central en su establecimiento, sino que sus líderes también son sus amigos personales y visitantes regulares de su casa. Es por eso qué ellos lo consideran un traidor, mientras que él se siente traicionado por ellos.

Todo esto tiene un impacto en mi decisión, porque la oposición determinada de los colonos y sus aliados da un significado que no se tenía al empezar con la desconexión.

Estamos ahora al principio de una guerra civil. No podemos saber si se derramará o no sangre. Pero aun cuando no haya ningún muerto ni herido, esta guerra determinará el futuro de Israel.

Ésta será una lucha entre la mayoría que es mayormente seglar, liberal y democrática, contra una minoría fanática que es mayormente muy nacionalista, muy religiosa, mesiánica y, básicamente, antidemocrática, que prefiere los decretos de sus rabinos a las leyes de la Knesset. Los resultados no sólo decidirán si nos moveremos hacia paz con los palestinos y con el mundo árabe, sino también como será el carácter del propio Estado de Israel.

¿Quiere Sharon un estado seglar y democrático?

La pregunta es, por supuesto, absurda. Su perspectiva básica está desconcertada y confusa. Se parece a la de muchos israelíes: realmente seglares en su vida diaria pero convencidos de que la religión es necesaria. Él no es ciertamente ningún gran demócrata, pero cree que el estado debe ser democrático. Es un nacionalista extremo que se esfuerza por un estado judío homogéneo en todo el territorio entre la mar y el Jordán, pero ahora está comprometido por las circunstancias en actuar contra sus creencias. Los filósofos alemanes llaman a esto «la astucia de la razón.»

La pregunta no es lo que Sharon quiere y cree, sino cuales serán los resultados de sus acciones. Como parece ahora, contra su voluntad, y sin su intención, va hacia una decisión profunda.

Es, por supuesto, posible que todo esto no pase, que en el último momento, Sharon y los colonos hallen un compromiso, como de costumbre sucede en política. Nada está determinado de antemano. Pero una persona tiene que tomar su decisión en base a lo que puede esperarse razonablemente.

Al final, como he dicho, decidí unirme la manifestación. No para apoyar a Sharon, sino para fortalecer la lucha contra los colonos.

26.3.05