El primer ministro libanés, Saad Hariri, anunció, tras cinco meses de impasse, la formación de un nuevo gobierno de unidad nacional que refleja el difícil equilibrio entre las fuerzas prooccidentales de la coalición 14 de Marzo y la oposición, liderada por Hizbulah. El nuevo Ejecutivo contará con 30 ministros, 15 de la coalición liderada por […]
El primer ministro libanés, Saad Hariri, anunció, tras cinco meses de impasse, la formación de un nuevo gobierno de unidad nacional que refleja el difícil equilibrio entre las fuerzas prooccidentales de la coalición 14 de Marzo y la oposición, liderada por Hizbulah.
El nuevo Ejecutivo contará con 30 ministros, 15 de la coalición liderada por Hariri, diez de la oposición y cinco «neutros», designados por el presidente, el cristiano maronita Michel Suleiman, quien tendrá un papel de árbitro habida cuenta de que ninguna facción dispondrá de poder de veto.
Hariri fue encargado para formar gobierno tras la corta victoria de la Coalición 14 de Marzo en las legislativas del 7 de junio.
Tras meses de infructuosas negociaciones, la mejora de las relaciones entre los principales apoyos de ambas partes, Arabia Saudí y Siria, han coadyuvado a desbrozar las dificultades
El gobierno de unidad nacional es una reivindicación de Hizbulah y de sus aliados, que rechazan que la coalición prooccidental se arrogue decisiones importantes como la cuestión del arsenal de Hizbulah.
Pesimismo
Muchos analistas aseguran que la unión de este nuevo ejecutivo es puramente formal y auguran que seguirá siendo, como en el pasado, escenario de disputas entre ambas corrientes.
La mayoría de ellos destacan el hecho de que Hariri habría accedido a las exigencias de Hizbulah sobre el reparto de carteras. El movimiento de resistencia chií no se ha reservado más que dos carteras, Agricultura y el Ministerio para la Reforma Administrativa.
No pocos destacan que la cesión tendría que ver con el temor a nuevos enfrentamientos armados como los que se registraron en mayo de 2008. El Gobierno de aquel entonces decidió arremeter contra la red de telecomunicaciones de Hizbulah, que respondió saliendo a las calles en una demostración de fuerza que encendió todas las alarmas en un país que no ha olvidado aún los quince años de guerra civil.
Que Hizbulah cuenta con una posición de poder en Líbano es algo fuera de discusión. Como lo es que la coalición de Hariri se ha convertido en correa de transmisión de las exigencias occidentales, que van de la mano con los intereses de Israel en la región.