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Yemen

Entre el espejismo y la nada

Fuentes: Rebelión

La situación en Yemen se aproxima a convertirse en un espejismo, en una tormenta de arena para el resto de la humanidad, la realidad es cada vez más difusa, borrosa y exasperante. La entente saudita iniciada el 18 de marzo, junto Kuwait, Bahréin, Emiratos Arabes, Sudán, Marruecos, Jordania, Egipto y Pakistán, y el visto bueno […]

La situación en Yemen se aproxima a convertirse en un espejismo, en una tormenta de arena para el resto de la humanidad, la realidad es cada vez más difusa, borrosa y exasperante.

La entente saudita iniciada el 18 de marzo, junto Kuwait, Bahréin, Emiratos Arabes, Sudán, Marruecos, Jordania, Egipto y Pakistán, y el visto bueno de Washington, Londres, París y Berlín, con el rimbombante nombre de «Operación Tormenta Decisiva», está pulverizado ciudades y pueblos, con una sola finalidad, la de reponer en su cargo al ex presidente Abdo Rabbo Mansour Hadi, quién había renunciado en enero último.

Desde finales del año pasado, la situación de Hadi se había hecho insostenible. Jaqueado no solo por el movimiento chií Houtíe, del sheik chií zaidi Abdul Malik al-Houthi, también conocidos como Ansar-Allah (Seguidores del Señor), sino también por los altos índices de corrupción, la desatención absoluta de grandes problemas de los sectores populares tantos sunitas como chiitas, sumado a las acciones cada vez más violentas de al-Qaeda para la Península Arábiga (AQPA) contra la población chií, la crisis terminó por convertirse en incontrolable.

El pueblo yemení, que poco tiempo antes había salido de letargo después de 22 años de la dictadura de Ali Abdullah Saleh, en el marco de las protestas de la Primavera Árabe en los comienzos del 2011, se encontraba preparado para salir a la calle a terminar con Hadi, a la sazón vicepresidente del antiguo dictador y que consiguió aferrase al poder tras maniobrar con Arabia Saudita y los Estados Unidos, cuestión que convenía sin duda tanto a Riad como a Washington ya que Hadi garantizaba un perfecto gatopardismo.

Finalmente, el poco consenso y con su propia torpeza, Hadi esmeriló su poder y la situación de pre-guerra civil lo obligó a renunciar el 22 de enero.

Hadi huyó de Yemen buscado asilo político en Arabia Saudita, pero el nuevo rey Salmán bin Abdulaziz tenía otros planes para su huésped y, como en un cuento de las Mil y una Noches, el presidente renunciante, en un abracadabra volvió a ser investido. Hadi no tuvo más remedio que obedecer a Salmán y aceptar su ayuda.

Es sabido lo poco afectos que son la familia Saud y el resto de las petro monarquías a escuchar los reclamos populares y como para darse un baño en salud y evitar ese «mal» ejemplo en su propio pueblo, se organizó rápidamente la alianza que desde entonces bombardea sin cesar al pueblo yemení.

Del cúmulo de naciones árabes que se habían alineado detrás del rey Salmán, solo los Emiratos Arabes han aportado aviones, hombres y artillería, el resto observa desinteresado desde el golfo de Adén y han aportado casi nada; solo Egipto y Jordania han dispuesto asesores militares en el terreno.

La efectividad de los F-16 ha servido para poner en estado de emergencia humanitaria a toda una nación, 25 millones de almas, cuyos hogares, lugares de trabajo, escuelas y hospitales han sido devastados por los aviones sauditas, que según algunas fuentes pilotan oficiales israelíes.

Las Naciones Unidas, siempre tan efectiva a la hora de contar muertos, dice que las víctimas son entre 4000 y 4500, poca información aporta sobre los heridos, pero sí esa cifra se aproxima mínimamente a la verdad, habría que considerar que el yemení es el pueblo más afortunado del mundo o quienes piloten los F-16 carecen de toda puntería.

También se habla de más de un millón de desplazados, una cifra tan incongruente como la de los muertos.

Según la fuente que se consulte, los intensos bombardeos han resquebrajado las defensas de Ansar-Allah que ya no solo se enfrentan en tierra con AQPA, sino también grupos enviados por Daesh o Estado Islámico y también tropas terrestres sauditas, emiratíes y yemeníes del vitaminizado presidente Hadi, que han ingresado al país por la frontera norte.

En las últimas semanas la tendencia de los primeros meses parece haberse revertido ya que las tropas del sheik Abdul Malik al-Houthi fueron obligadas a replegarse y abandonar muchas de las provincias, ciudades y pueblos que habían conquistado.

A finales de julio se creó un campamento a las afueras de Adén donde miles de soldados sauditas, emiratíes y cientos de miembros de al-Qaeda para la Península Arábiga fueron entrenados por oficiales egipcios y jordanos.

También en las últimas semanas se ha registrado el ingreso desde territorio saudita de varios batallones de tropa mecanizada saudíes junto a yemeníes que responden a Hadi, entrenados y equipados en Riad.

La ofensiva iniciada en julio conquistó Adén, el principal puerto del país y las provincias de Daleh, Lahj y Abyan. Este último sábado cayó también la provincia de Shabwa.

Y la provincia Hadramaut, al sureste del país, prácticamente un santuario de al-Qaeda, que los Houtíes habían conseguido limpiar.

Con los ataques Sauditas, al-Qaeda volvió a reposicionarse y ahora nuevamente están combatiendo contra las extenuadas tropas de Ansar-Allah. A pesar de ello los hombres del sheik todavía dominan la ciudad portuaria de Mukalla y la mayor parte de la provincia.

El Estado Islámico y AQPA están técnicamente en guerra entre ellos, pero de todos modos tienen un objetivo superior: derrotar a las fuerza chiitas para poder declarar en esa provincia un Estado Islámico.

Todo ese sector marítimo está bloqueado por buques de la alianza, que someten a las poblaciones a constantes bombardeos, lo que preanunciaría un desembarco de tropas en los próximos días.

Sin duda, los recientes acuerdos respeto al tema nuclear firmados entre Estados Unidos e Irán ata de manos a la República Islámica para poder intervenir abiertamente en el conflicto, por lo que las esperanzas houtíes son prácticamente nulas.

La embestida saudita y el fin de las posibilidades de establecer un gobierno chiita en Yemen, le daría a los vencedores un gran margen de maniobra y presión ante los Estados Unidos, para evitar más concesiones y acuerdos con Teherán.

Según otras fuentes, los bombardeos y los ataques terrestres no han conseguido el objetivo de impedir el avance de Ansar-Allah y afirman que las retiradas han sido para asegurar otros puntos más estratégicos.

El souvenir saudita

Es muy difícil que las fuerzas Houtíes puedan revertir la actual situación, la guerra solo provocará que nada cambie finalmente en Yemen, y que la destrucción y la muerte que han sembrado en estos cinco meses se convierta en un verdadero genocidio contra el pueblo chií, donde los muertos podrán ser contados por cientos de miles.

Oleadas de refugiados, tanto yemeníes como somalíes, han cruzado el estrecho de Bab-el-Mandeb y del Golfo de Adén hacia las regiones del norte del Cuerno de África, como Somalilandia y Puntlandia, tratando de evitar el conflicto que no se resuelve en el sur de Somalia donde los salafistas de al-Shaabab combaten contra el gobierno y las tropas de la Unión Africana.

La situación en el Cuerno de África es tan grave que han ingresado a Yemen más de 10000 migrantes desde que comenzaron los bombardeos. En cambio, unos 15000 yemeníes han alcanzado Yibuti desde marzo último.

Un nuevo ingrediente que cada vez toma más fuerza en la contienda es el movimiento separatistas Al hirak al Janubi (Movimiento del sur) que desde el año pasado está intentado su independencia rememorando la antigua Yemen del Sur, que se unió con el norte en 1990.

En el conflicto yemení siguen siendo muchos los bandos y muchos más los intereses, desde los ricos yacimientos petroleros, al estratégico paso de Bab-el-Mandeb, incluyendo la disputa por la hegemonía de la región entre los sauditas e Irán.

No importa cuáles sea los motivos ni el por qué, desde hace 5 meses el pequeño país del sur de la península arábiga se está convirtiendo en un puñado de arena, del que tras la tormenta no quedará nada.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.