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Entrevista con Nicolas Hernández Guillén: «El diálogo con los jóvenes es capital»

Fuentes: La Jiribilla

Fue Motivos de son el poemario que lanzó a Guillén no solo a los primeros planos de la creación iberoamericana, sino – y sobre todo – al ojo mismo del huracán que en el ambiente cultural y político cubano de 1930, significaba la advertencia en clave popular de los procesos sociológicos raigales de la nación. […]

Fue Motivos de son el poemario que lanzó a Guillén no solo a los primeros planos de la creación iberoamericana, sino – y sobre todo – al ojo mismo del huracán que en el ambiente cultural y político cubano de 1930, significaba la advertencia en clave popular de los procesos sociológicos raigales de la nación. Aquel mulato de 27 años que nació cuando nació la República, sintetizaba y superaba así lo que se conoce como poesía negrista, con una poesía mulata que muchos advierten al final de una cadena de luces: Heredia-Martí-Guillén. Empieza uno donde termina el otro, escribió su mayor biógrafo: «es la poesía que tiene sus raíces de sueño en la misma parcela donde hunde las suyas de realidad el pueblo que germina y crece».

A 80 años de aquel increíble hallazgo formal y de contenido, la Fundación que lleva el nombre del poeta acogió por estos días el Séptimo Coloquio y Festival Internacional Nicolás Guillén: en esta ocasión, «un intercambio de ideas sobre diversidades y desigualdades en las distintas sociedades y, en general, del mundo, especialmente vistas en el pensamiento y la cultura, en diferentes épocas y circunstancias, con énfasis en la actualidad». Cinco días para polemizar, desde Cuba, con los motivos y las urgencias que aún seducen desde los sones de Guillén.

En las jornadas finales, el principal impulsor de esta convocatoria y Presidente de la Fundación, Nicolás Hernández Guillén, compartió con La Jiribilla algunas reflexiones.

Si en su momento constituyó un acontecimiento cultural inmenso, Motivos de son conserva hoy una vigencia atendible. Como el buen vino…

Me gusta mucho esa imagen; creo que fue un momento de extraordinario valor de Guillén, que lo condujo a la escritura y la publicación de aquellos ocho poemas. Pienso que se introdujo con una profundidad inmensa en temas sustanciales y raigales de la nación, relevantes no solo para una comprensión otra de la historia, sino para el futuro y el devenir del nuevo proyecto. Los comprendió con una lucidez tremenda y hay elementos que son como una suerte de invariantes a la hora de pensar la nación cubana, persistentes en esa actitud de Guillén y que conservan plena vigencia.

No digo con esto que la situación sea la misma, para nada. En mi discurso de apertura del Festival, me referí a que la Revolución trajo una distribución radical de las riquezas y creó la base objetiva, material, para reducir las desigualdades conjuntamente con el impacto que trajo en la conciencia social. La redujimos muchísimo, pero queda mucho por hacer no solo en la reducción de las desigualdades que Guillén denunció – primero las raciales, aunque rápidamente comprendió que se trataba de un proceso más general de desigualdades sociales – sino por defender la vigencia de esa actitud. Creo que las desigualdades están relacionadas con cosas muy básicas, que están actuando en el ser humano hace miles de años y por eso la reflexión en ese sentido es algo que debe acompañarnos constantemente. Si no, se corre el riesgo de que los procesos se estanquen o de que incluso se produzcan retroce

Por eso este evento, a partir de lo que Motivos… constituyó como llamado a apreciar la diversidad y a luchar contra las desigualdades, creyó oportuno ofrecerse como espacio de reflexión sobre este tema, sobre las diversidades y su persistencia en nuestro tiempo: en Cuba y el mundo. Diversidades en el mundo sobran, como se ha visto en las intervenciones que especialistas extranjeros han traído aquí. Creo que Cuba es uno de los países que más ha avanzado en relación con eso, aunque nos quede mucho por andar.

Tras 80 años de la aparición de ese volumen extraordinario, podría pensarse que ya se ha dicho todo…

Para nada. Los desarrollos que van teniendo lugar en las teorías culturológicas y literarias, encuentran cada vez más valores y trascendencia en esa declaración que fueron los Motivos de son. Uno se sigue asombrando así de ese joven que tuvo a los 27 años una lucidez increíble, capaz de decir tanto en tan poco. Fue una conmoción no solo en los medios literarios, sino una conmoción popular. Y un hecho artístico que ocasione una conmoción semejante, tiene que haber sido algo tremendo y para nada agotado aún.

Se han debatido aquí temas neurálgicos de la sociedad cubana actual, aun cuando se trata también de fenómenos con incidencia mundial. ¿Cuán necesario es encararlos desde dentro, en momentos que – como decía el ministro de Cultura, Abel Prieto, hace un momento – Cuba está siendo tan vigilada y su realidad tan tergiversada desde el exterior?

Me parece que se trata del mismo asunto: los intelectuales, académicos y el pueblo todo tienen que participar en la reflexión, en el pensamiento sobre los problemas que tenemos, las insuficiencias que tenemos y luego comprometernos con la transformación de aquello que no nos satisfaga y contradiga los más elevados valores de la Revolución Cubana, por los cuales hemos estado luchando durante 50 años. Esa es la misión que tenemos: ver la realidad con claridad, rigor y compromiso.

En estos días hemos debatido con esos principios y han estado con nosotros muchos extranjeros. De eso me alegro, pues uno de los ataques que nos hacen es que hay un pensamiento monolítico, uniforme. Quien estuvo aquí puede constatar lo contrario: tenemos defectos y los asumimos, pero los defectos reales son incomparables con la situación de quienes nos critican.

Decía Mayra Espina, en su intervención, que se observa hoy en Cuba el fortalecimiento de la capacidad propositiva y de implantación de agendas de debate de las instituciones culturales, académicas, de los intelectuales… En ese sentido, ¿qué líneas de interés mueven el trabajo de la Fundación Nicolás Guillén?

La Fundación ha desarrollado este evento, por ejemplo: una muestra de cómo entendemos el problema. Hemos invitado a discutir aquí a las personas que sabemos tienen un criterio más justo y riguroso sobre Cuba, más experto y con mayor capacidad para propiciar el debate. Con la Facultad de Artes y Letras hemos coordinado un Diplomado de Estudios sobre Cultura y Cuestión racial porque estoy convencido de que la facultad de actuar sobre la realidad está en el conocimiento. Y no basta con eso: hay que conocer, pero la actitud tiene que formarse también. Por eso la otra apuesta que hacemos es el trabajo en la comunidad porque es en las edades tempranas donde está la mayor capacidad para la actuación.

Precisamente, cuando el español Miguel Lorente se refería a la Fundación como «Fundición», en el sentido de su capacidad de convocatoria, pensaba yo en la participación en los paneles de jóvenes profesores de Letras y estudiantes de esa Facultad e incluso de especialidades de ciencias, acerca de la obra de Guillén, y las luces que sus temas nos aportan. ¿Cuán importante es hoy para Cuba y para el legado guilleniano el diálogo con los jóvenes?

Quiero agregar antes que esos jóvenes no solo están en los paneles, sino también en los trabajos comunitarios. Nuestra capacidad de influir en la formación de actitudes y valores en contra de las desigualdades sociales se amplía con la incorporación de ellos.

El diálogo con los jóvenes es capital. Creo que lo comprende todo el mundo, incluyendo la dirección del país. Tienen la posibilidad de continuar la obra, de desarrollar y mejorar lo que hemos estado construyendo. Les toca también la herencia guilleniana, en la propia Fundación y en la continuidad de esa obra. Les va a corresponder leerlo a la luz de su tiempo. Lo que hace falta no que leamos Motivos de son según lo que sucedía en 1930, sino a la luz de lo que nos sucede hoy día. Y para eso, los jóvenes tienen mejor vista.

 

http://www.lajiribilla.cu/2010/n465_04/465_11.html