Recomiendo:
0

Los recortes se pagan

¡Es la precariedad, estúpidos!

Fuentes: Rebelión

Tras el tremendo varapalo que los votantes han atizado al PSOE en las urnas, sus dirigentes anuncian que se van a reunir para analizar las causas de esta debacle. ¿Acaso no lo sabían? Hay que ser bastante romo de mollera para ignorar el viejo adagio: el que al cielo escupe, en la cara le cae. […]

Tras el tremendo varapalo que los votantes han atizado al PSOE en las urnas, sus dirigentes anuncian que se van a reunir para analizar las causas de esta debacle. ¿Acaso no lo sabían? Hay que ser bastante romo de mollera para ignorar el viejo adagio: el que al cielo escupe, en la cara le cae. Y como salida a la crisis económica provocada por la delincuencia financiera, el PSOE eligió entregar astronómicas cantidades de dinero público a las sucursales bancarias donde anidan los delincuentes. Y viendo que el presupuesto no es de goma, el PSOE eligió recortar derechos a los ciudadanos. Ahora, éstos le han recordado que elección con elección se paga.

Los dirigentes del PSOE no quisieron, no pudieron o no supieron evitar cargar el coste de la crisis a las capas más débiles de la sociedad y no a quienes más contribuyeron a provocar la crisis. Ahora, más allá de la meliflua indignación, la ciudadanía realmente cabreada por los recortes que sienten en sus carnes le ha devuelto la factura al PSOE. Provocando una estrepitosa caída que, para aumentar la desgracia del país, ha teñido el mapa autonómico de azul gaviota, con el consiguiente peligro que, para los ya depauperados servicios públicos, lleva implícito el afán privatizador del Partido Popular.

Claro que estos comicios eran municipales y autonómicos, y desde estas administraciones no se han tomado esas medidas de ayuda a la banca. Pero no es menos cierto que los políticos que concurrían a ellas pertenecían a la misma «marca» de partido que las formaciones que se disputan el Gobierno central. Y en el caso del PSOE, los dirigentes regionales de los gobiernos autonómicos derrotados en las urnas pertenecen a la cúpula del partido que, desde el Gobierno central, ha recortado prestaciones básicas. ¿Por qué no se indignaron como es debido impidiendo a Rodríguez Zapatero llevar a cabo esos recortes? ¿Cómo permitieron la imperdonable precarización de las pensiones públicas? «No se entiende que se suprima el impuesto de patrimonio el año que se congelan las pensiones», acaba de señalar Jordi Sevilla, ex ministro de Administraciones Públicas.

Ahora se ha visto lo que ha sucedido en la comunidad de Castilla La Mancha, que pese a ser una de las que mejores prestaciones sociales otorga a su población, barrida por el huracán de castigo ha caído en manos derechistas. Pues, para los jubilados, especialmente para los más humildes, la pensión tiene un valor cuasi mítico, como antiguamente lo tenía el pan. Representa la subsistencia. «Díselo a Zapatero, que me ha quitado de la pensión 42 euros y eso no se lo perdono.» Era lo que explicaba un vecino de Horche (Guadalajara) a los periodistas.

Si no quieren hundirse definitivamente, hundiendo de paso las esperanzas de introducir un mínimo de justicia social en este país, los socialistas tienen ante sí la última ocasión para rectificar sus medidas más regresivas de cara a las próximas elecciones. No pudiendo ya ejercer la acción social desde las administraciones autonómicas, donde el PP agudizará el deterioro de los servicios públicos según viene demostrando en Madrid, el PSOE sólo puede actuar ya emprendiendo, en el tiempo que le queda de estar en el Gobierno central, una serie de medidas urgentes destinadas a paliar la situación de emergencia social que afecta a una gran parte de la sociedad española.

Sin embargo, Zapatero explicó en su comparecencia tras la derrota electoral que desea terminar la legislatura para llevar adelante esas reformas que los ciudadanos han rechazado de manera inequívoca en las urnas.

¿No quieres sopa? toma tres tazones llenos. ¿Hasta dónde puede llegar la locura de un dirigente? El economicismo se ha apoderado hoy del discurso político hasta crear la sensación de que fuera de lo que es definible en términos económicos no hay vida. ¡It’s the economy, stupid! Eso creen los que están bien instalados, y de hecho, el triunfo del PP es el triunfo de los mercados. Pero cuando una persona no llega a fin de mes con un ingreso precario -salarial, pensión o subsidio-, cuando se ve gansterilmente extorsionada por el banco que amenaza con ejecutar un embargo hipotecario, cuando ve cómo se marchita su juventud sin poder trazar un proyecto de vida, surge la ira.

¡Es la precariedad, estúpidos!

Blog del autor: http://carnetdeparo.blogspot.com/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.