Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Israel ha estado revocando sistemáticamente la ciudadanía de sus beduinos sin darles demasiadas explicaciones. ¿Es un presagio de lo que vendrá?
Unas mujeres beduinas recogen sus pertenencias de las ruinas de sus casas demolidas en el pueblo de Umm al-Hiran, desierto del Néguev, 18 de enero de 2017. (Hadas Parush / Flash90)
En la guerra implacable de Israel contra sus ciudadanos árabes hay pocas cosas de las que podamos sorprendernos. Sin embargo el artículo de Jack Khoury en Haaretz de hace unas semanas hizo precisamente eso. Khoury reveló que el ministerio del Interior israelí ha estado revocando la ciudadanía de cientos de beduinos en el Néguev. Los ciudadanos beduinos que se acercaban al Ministerio para tramitar algún procedimiento burocrático -como solicitar un nuevo pasaporte- se encontraban con un nuevo estatus: residente no ciudadano cuya presencia en el país depende ahora de la buena voluntad del régimen. Resulta que esto ha estado sucediendo durante años.
«He estado trabajando en esto durante casi dos años», dice la diputada Aida Touma-Sliman, de la Lista Conjunta. «He presentado muchas preguntas parlamentarias y he mantenido correspondencia con el ministerio del Interior, que afirma que esta política se aplicó a 2.600 personas, creo que es un número mucho mayor. Y creo que esta será una de las luchas centrales de la ciudadanía árabe en los próximos años».
En una audiencia celebrada por el Comité de Asuntos Internos y Medio Ambiente de la Knesset a petición de Touma-Sliman, los representantes del ministerio del Interior confirmaron la existencia de la siguiente política: cuando los ciudadanos beduinos acuden a las oficinas del ministerio, los empleados consultan el registro de sus padres y abuelos entre 1948 y 1952. Khoury explica el significado de estos años:
«Entre la fundación del Estado en 1948 y la promulgación de la Ley de Ciudadanía en 1952, muchos árabes no pudieron registrarse ante la autoridad de la población, ya que sus comunidades estaban gobernadas por una administración militar. Esto incluyó áreas en el Néguev que tenían una alta concentración de residentes beduinos después de 1948. En muchos casos, revisar los registros de los abuelos de un individuo implica mirar su ciudadanía durante el Mandato Británico, una época en que la ciudadanía israelí ni siquiera existía».
Las fichas de negociación en manos del Estado
Otra mujer beduina recoge sus pertenencias de las ruinas de su casa demolida en la aldea beduina de Umm al-Hiran, el 18 de enero de 2017. (Hadas Parush / Flash90)
El diputado de la Lista Conjunta Juma’a Azbarga, un beduino de la aldea de Lakiya en el Néguev, tiene problemas para entender el «error»: «Un empleado del ministerio del Interior no debería tener autoridad para revocar la ciudadanía de alguien. ¿Un error que afectó a 2.600 personas? Este es un error bien planificado. Esta es la política.
«Creo que esto es parte de un proceso soterrado», continúa Azbarga. «Quieren llegar lentamente a una masa crítica de personas sin ciudadanía para facilitar las cosas cuando vengan a transferirnos. El nombre del juego es demografía, los beduinos constituyen el 34 % de la población del Néguev. A los ojos del Estado eso es una amenaza».
«El Estado estableció una trama para el asentamiento beduino. No somos colonos, somos los nativos aquí. Así que presionan para obligar a los beduinos a trasladarse a zonas sin infraestructura ni fuentes de ingresos: una urbanización forzada y la «guetización» de una sociedad agraria. Tenemos suficiente tierra en el Néguev para todos. Los beduinos reclaman menos del 6 % de la tierra como suya, pero quieren concentrarnos en el 1,5 % del territorio. Para el Estado es ideología, para nosotros es una guerra de supervivencia».
Aida Touma-Sliman y Ayman Odeh hablan en el evento de lanzamiento en idioma hebreode la Lista Conjunta, el 11 de febrero.
Touma-Sliman está de acuerdo en que detrás de la política hay intenciones siniestras:
«Tengo la sensación de que están probando, de que se trata de una especie de globo sonda. De haber pasado inadvertido habrían ampliado la política a cantidades inaceptables. Es por eso que se están centrando en aldeas no reconocidas. El Estado dice que esta política ha afectado a 2.600 personas de las cuales 60 han sido revocadas. Eso es basura. Personalmente he conocido a más de 60. No todo el mundo es consciente de que su situación ha cambiado, e incluso aquellos que sí lo conocen y hacen una solicitud de ciudadanía no suelen obtenerla por una serie de razones como por ejemplo tener antecedentes penales, no saber el idioma, etc. La parte más flagrante es que según la ley israelí sólo el Tribunal Superior puede revocar la ciudadanía, incluso si se concede por error. En el Néguev, cada empleado de bajo nivel puede hacerlo.
«Las ramificaciones políticas pueden ser extremadamente peligrosas; un grupo de personas que son blanco de despojo, cuyas aldeas son blanco de demolición y cuya ciudadanía está siendo revocada. Esta puede ser una fuerte moneda de cambio para el Estado cuando se trata de un ‘acuerdo para el asentamiento de beduinos’, ya que debilitará la posición de los residentes».
La sospecha de que es una política en lugar de un error toma otro giro al considerar la extraña historia del cliente del abogado Fawzi Abu Taha, un joven de 19 años que fue al ministerio del Interior para obtener el pasaporte antes de su vuelo al extranjero donde iba a estudiar medicina. Como usted puede haber adivinado, allí le dijeron que no tenía la ciudadanía y que podía presentar una solicitud para obtenerla.
Un miembro de la familia Zanoun sentado en las ruinas de su casa unas horas después de ser demolida por la Administración de Tierras de Israel, en la aldea beduina no reconocida de Wadi Al Na’am, desierto del Négev, 18 de mayo de 2014. La familia de siete miembros vivía en la casa, demolida por construirla sin licencia. Wadi Al-Na’am es la mayor aldea no reconocida en Israel, con cerca de 13.000 habitantes, la mayoría desplazados internos. El pueblo no está conectado a la electricidad y sus habitantes están sujetos a la política de demolición de casas de Israel. (Keren Manor / Activestills)
«Le dijeron que declarara que estaba pidiendo el pasaporte para ir a estudiar para acelerar el proceso», dice Abu Taha. Resultó que al hacerlo de la manera sugerida condenó su petición al fracaso, ya que el deseo de estudiar en el extranjero no ayudó a demostrar su intención de hacer de Israel su lugar de residencia permanente. «Esta es la primera vez que oigo acerca de las intenciones para el futuro como una razón para negar la ciudadanía», dice Abu Taha. «Tal vez quieran evitar que se vaya del país mientras esté vivo», escribió en el alegato.
En la apelación Abu Taha incluyó declaraciones del joven y de miembros de su familia según las cuales no tienen intención de echar raíces en ningún otro lugar. Por otra parte, el joven dijo en el ministerio del Interior que ya no tiene intención de estudiar medicina en el extranjero y que todo lo que quiere es su ciudadanía. Pero el ministerio dio un paso más: ahora propone que se inscriba para estudiar en una universidad de Israel para probar que no está planeando -Dios no lo permita- ir a una universidad del extranjero. No sólo debe soportar un retraso de meses, sino que además tiene que pagar la matrícula para convencer al ministerio de que este joven beduino, que nació aquí como el resto de su familia, planea hacer de Israel su hogar permanente.
¿De dónde eres, querido ministro?
Salim Aldanfiri dice que esto no es nuevo. Aldanfiri, de 49 años, es de la aldea de Bir Hadaj, un pueblo beduino reconocido por el Estado pero que sufre de una infraestructura casi inexistente. Hace veinte años se dirigió al ministerio del Interior para obtener un pasaporte y quedó sin status.
«Esta historia ha estado sucediendo por más de 20 años. Cada vez que me dicen que envíe otra solicitud u otro documento y cada vez vuelven a negar mi petición, piden más documentos y pasan algunos meses más. Al final me di por vencido. Si quiero ir al extranjero lo haré con un documento laissez-passer.
A Salim Aldanfiri le revocaron su ciudadanía hace décadas. «No entiendo por qué el Estado nos trata como enemigos» (Maya Avis)
«Lo que está sucediendo ahora en el Néguev es espantoso. Creo que todos los beduinos deben preocuparse por los extremistas en el poder. Cuando la Autoridad de Desarrollo beduina entrega tierras agrícolas lo hace sólo a los ciudadanos del Estado. Si quieren expulsarnos será fácil hacerlo si no tenemos ciudadanía. En el pasado podíamos tener un diálogo con los ministros, pero ahora el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural Uri Ariel viene y me pregunta de dónde soy. Esto es una desgracia».
Traidores no deseados
El hecho de que Bir Hadaj sea una aldea reconocida no es garantía de justicia e igualdad. «Somos una comunidad agrícola reconocida, pero mientras las ciudades agrícolas judías reciben ocho acres para la construcción y 17 para la agricultura, nosotros apenas tenemos un acre para la construcción y la agricultura».
A lo largo de nuestra conversación, Salim se asegura de mencionar la lealtad beduina al Estado de Israel. Aquí ninguna de las tribus se ha opuesto al Estado. Mi padre ayudó a desmontar la infraestructura ferroviaria británica, todos mis hermanos sirvieron en el ejército, al igual que mis hijos. No entiendo por qué el Estado nos trata como enemigos». Saca una vieja tarjeta de membrecía mostrando que alguna vez perteneció a una organización que promovió el alistamiento beduino en el ejército israelí.
«Ahora no estamos aquí, ni allí», dice. «Dentro del Estado no somos ciudadanos, fuera nos consideran traidores. Estamos en el limbo. Los beduinos siempre creímos que debemos dar lo que el Estado necesita. Mi tribu, al-Azazma, nunca exigió el retorno a la tierra que el Estado nos quitó. Pero hoy está cambiando, el servicio al ejército se siente como vergonzoso. Si una vez pude convencer a ocho de cada diez jóvenes para que se alistasen, hoy apenas puedo encontrar uno».
«Todavía tengo la esperanza de que los judíos moderados despertarán y tomarán acción, porque no pueden seguir empujando a la gente hacia el limbo. Los jóvenes están regresando del ejército y encuentran un montón de arena donde su hogar se levantó una vez. Al final todo el mundo pagará el precio, eso va para nosotros y para el Estado».
Este post fue publicado originalmente en hebreo en Local Call. Léalo aquí.
Fuente: https://972mag.com/is-israel-turning-its-bedouin-citizens-into-a-stateless-people/129775/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.