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Esta es la venganza poética contra el silencio de los israelíes sobre la ocupación

Fuentes: Haaretz

Los dioses se están vengando poéticamente de las personas israelíes que continúan viviendo en paz y armonía, o con mera indiferencia, frente al despojo y la opresión del pueblo palestino, quienes han abrazado con entusiasmo las excusas relativas a la seguridad para justificar este estado de cosas. Ahora les han quitado la alfombra de debajo de los pies.

El reino de Judea y Samaria, como explicó el redactor jefe de Haaretz, Aluf Benn hace dos semanas, ha tomado el control de sus vidas cuando estaban seguros de que ese reino estaba en algún lugar allá, en otra parte, y ustedes aquí. El sagrado reino de los jóvenes judíos salvajes y matones les está dando la espalda tras vuestros años de servicio activo defendiéndolo y colaborando silenciosamente con él.

Ahora están en el punto de mira de este malvado gobierno, porque como cualquier contaminación ambiental que no conoce fronteras, el gobierno debe eliminar cualquier obstáculo para hacer realidad sus planes de purificar la Nación y el Suelo. Y no, no estoy regodéandome, porque estamos juntos en esto.

La venganza es particularmente poética teniendo en cuenta que uno de los principales objetivos es el poder judicial, cuyos funcionarios están siendo denigrados como izquierdistas e incluso traidoras. ¡Qué ingratas pueden ser la derecha israelí y el movimiento colonizador!

Después de todo, consideremos todo lo que la Corte Suprema y los jueces de tribunales inferiores, junto con una larga serie de fiscales y procuradores generales del Estado, han hecho para sostener las acciones criminales del Estado en sus sentencias, sus recomendaciones, su hacer la vista gorda, sus entusiastas defensas. Con sus sentencias y su certificado kosher han criado generaciones de israelíes que están seguros de que es completamente normal gobernar y tiranizar a otro pueblo privándolo de sus derechos más básicos.

La empresa de asentamiento colonial no habría prosperado como lo ha hecho sin todas sus doctas opiniones y “soluciones” jurídicas; y ahora se retuercen bajo la guillotina que ayudaron a construir. Duermen mal por las noches, pero no porque admitan que cultivaron las semillas del fascismo judío con sus propias manos.

Un poco de regodeo a costa de la casta judicial (y de la academia silenciosa) sería apropiado aquí, si no estuviéramos todos heridos, la población palestina sobre todo. En su acoso deliberado hacia ella, este gobierno malvado no es diferente de sus predecesores; sólo demuestra que las cosas siempre pueden ser peores.

Nosotros y nosotras, la pequeña y débil izquierda, gritamos advirtiéndoles hasta quedarnos afónicas: una nación que ocupa a otra no puede ser libre. Gritamos y advertimos, mientras ustedes seguían yendo a conciertos, bares y a la reserva militar. La ironía aburre por sí sola. La lista de israelíes que se beneficiaron del oxímoron llamado democracia sólo para las personas judías es larga, a pesar de que tenían los antecedentes familiares y todas las herramientas históricas necesarias para comprender que no existe tal cosa.

Los beneficios y gratificaciones de gobernar sobre el pueblo palestino les intoxicaron y adormecieron. Qué banal. Y ahora su complacencia y apoyo a esa opresión se está volviendo contra ustedes, lo mejor de la clase media y media-alta, o quienquiera que esté en camino de llegar allí: votantes de la centro-derecha (de los partidos de Yair Lapid y Benny Gantz), del Laborismo, del partido liberal Dash en todas sus encarnaciones históricas, de los partidos nacionalistas laicos que representan a antiguas víctimas de la opresión soviética.

Ahora han descubierto que el Santo Reich nunca puede saciarse. No es casualidad que los tres bulldozers pesados que impulsan la dictadura judía –Simcha Rothman, Bezalel Smotrich e Itamar Ben-Gvir– vivan todos en colonias ilegales. Ellos no inventaron el tipo de enfoque arrogante, engreído y agresivo al cual no podría importarle menos el derecho (internacional), la mayoría (palestina), la historia y la propiedad palestinas, o los valores fundamentales de la justicia (que una vez nos jactamos de que poseía el judaísmo).

El copyright de todo esto pertenece a las autoridades del Estado, a todos los dirigentes, burócratas e ideólogos del país. Pero el trío antes mencionado y sus judeosamarios perfeccionaron este engaño para sabotear cualquier posibilidad de que Israel renunciara a cualquier aspecto de su carácter fundacional de asentamiento colonial en aras de un futuro justo y decente para los dos pueblos. Ahora, de repente, están aterrorizados (con razón) por la agresividad arrogante de este bando.

La revuelta civil de la clase liberal-militarista de Israel es impresionante, aunque hasta ahora sólo haya cosechado fracasos. Estos fracasos no harán sino aumentar mientras los insurrectos, con enloquecedora coherencia, sigan ignorando las fuentes de inspiración y práctica de la actual dictadura judía.

Esta es su oportunidad de enderezar el rumbo.

No bloqueen las carreteras de Tel Aviv y Jerusalén, y no perturben la vida de las personas que aún no están convencidas de que la reforma judicial también les perjudicará. Ya han visto que no tiene ningún efecto sobre el Ministro de Justicia Yariv Levin o Rothman o los rottweilers del Foro Político Kohelet. No se enfoquen en los ultraortodoxos: sólo se unieron a la orgía de legislación tiránica en beneficio de sus electores y debido a la estrechez de miras de sus líderes; pero no son responsables de ello.

Líderes de la revuelta, crucen de a miles la imaginaria línea de separación y ayuden a escoltar a los agricultores y pastores palestinos y a protegerles de los pogromistas judíos que los atacan cada día en decenas de lugares. Antes de solicitar un pasaporte portugués o polaco y hacer las maletas, demuestren que aman a este lugar mediante una resistencia sostenida y concentrada que frustre los planes de este gobierno y su vanguardia kahanista de hacer otra Nakba; es decir, una guerra que permita expulsar a la mayoría o a toda la población palestina que queda entre el río y el mar.

Ustedes han demostrado su persistencia y su valentía en las protestas en la calle Kaplan en Tel Aviv y en la calle Balfour en Jerusalén. Ahora es el momento de demostrarlo donde de verdad les duela a los instigadores del golpe.

Publicado en Haaretz el 1/8/2023. Traducción: María Landi.