De los más de cien mil empleados que tiene el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) en todo el mundo, uno de ellos está en Cuba y eso no gustó a Estados Unidos, que mantiene su presión sobre las empresas extranjeras que operan en el país caribeño. La Comisión del Mercado de Valores (SEC por sus […]
De los más de cien mil empleados que tiene el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) en todo el mundo, uno de ellos está en Cuba y eso no gustó a Estados Unidos, que mantiene su presión sobre las empresas extranjeras que operan en el país caribeño.
La Comisión del Mercado de Valores (SEC por sus siglas en inglés) pidió explicaciones al BBVA cuando la entidad bancaria declaró en su informe anual que tenía un trabajador en Cuba, país incluido en la lista de «patrocinadores del terrorismo» por parte del Departamento de Estado.
Washington reclamó a Javier Malagón, director financiero del BBVA, información sobre «el alcance y naturaleza de sus actividades pasadas, presentes y previstas» y la identificación de «cualquier contacto con las autoridades del país o con entidades controladas por el Gobierno».
En el propio informe anual la entidad financiera española reseña que la presencia en la isla no es significativa y reconoce la aplicación de estrictos controles contra el blanqueo de dinero y otras posibles operaciones financieras ilegales.
Desde 1995 el BBVA mantiene una oficina de representación en La Habana la cual cuenta con un empleado y le sirve para entrar en contacto con clientes no cubanos que tienen negocios en la isla.
BBVA participa en Aurea, operadora de un centro comercial en la que la empresa española es socio con un 49 por ciento mientras que el Estado cubano tiene el 51 por ciento a través de la Oficina del Historiador de la Ciudad de la Habana.
La relación con Aurea viene desde los tiempos de la empresa pública Argentaria y la sociedad mantiene unos activos por valor de unos 8,3 millones de euros, los cuales opera, como el resto de su actividad bancaria relacionada con la mayor de las Antillas, desde su oficina en París.
Fuente original: http://www.larepublica.es/spip.php?article24006