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Estados Unidos sordo a los gritos palestinos

Fuentes: The Electronic Intifada

Traducido para Rebelión y Tlaxcala por Nadia Hasan. Revisado por Caty R.

Los gritos lanzados desde Gaza por la niña palestina de 11 años Huda Abu Ghalia, parece que no han llegado a los oídos de los oficiales estadounidenses. Los padres de Huda y cinco de sus hermanos murieron asesinados ante sus ojos la semana pasada, cuando la artillería israelí irrumpió en la playa mientras la familia disfrutaba de un de picnic. Estados Unidos ha sido el único de los grandes poderes que no sólo se ha negado a condenar el incidente, sino que además lo describió como un acto de «auto-defensa». Después, el Primer Ministro Israelí Ehud Olmert calificó al ejército israelí como el «más moral» del mundo. Sin embargo, el informe 2006 de Amnistía Internacional critica el uso excesivo de fuerza de Israel: «Cerca de 190 palestinos [1], incluyendo a casi 50 niños, fueron asesinados por el ejército israelí en los territorios ocupados durante el año 2005. La mayoría murieron ilegalmente, en tiroteos imprudentes y deliberados, bombardeos y ataques aéreos en áreas residenciales densamente pobladas.

Después de varios años de opresión israelí, en Julio de 2005, 171 organizaciones palestinas de la sociedad civil iniciaron una campaña global llamando a boicotear, retirar las inversiones y promover sanciones (BDS) contra el apartheid israelí. Un número creciente de organizaciones internacionales ha respondido al llamado. El 22 de mayo, el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), que cuenta con 340 iglesias repartidas por casi 100 países, declaró que «Israel es el responsable de la crisis actual en Medio Oriente.» En 2005, el CMI estimuló a sus miembros a desvincularse de Israel. El 27 de mayo, la sección de Ontario de la Unión Canadiense de Trabajadores Públicos, la mayor unión en Canadá, votó en «apoyo a la campaña internacional de boicot, retirada de inversiones y sanciones» contra Israel. El 29 de mayo, los miembros de la Asociación Nacional de Profesores de Educación Superior, la mayor agrupación académica en Gran Bretaña, votó a favor del boicot para los conferenciantes e instituciones académicas israelíes que no hayan declarado públicamente su oposición a la política israelí en los territorios ocupados. En 2004, la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos (PCUSA) votó a favor de desvincularse de las compañías que apoyan la ocupación israelí. La decisión será ratificada esta semana en la Asamblea General de PCUSA en Alabama.

El laureado Arzobispo Desmond Tutu ha escrito: «los moradores de ayer de Sudáfrica pueden decirte acerca de la vida de hoy en los territorios ocupados… Si el apartheid termina, también la ocupación, pero las fuerzas morales y la presión internacional serán factores determinantes. Los actuales esfuerzos de retirada de las inversiones es el primero, ciertamente, pero no el único esfuerzo necesario en esta dirección.»

En Cisjordania, cada día veo, siento y palpo la segregación entre las comunidades palestina e israelí: en las carreteras, en los puestos de control y a través de los castigos colectivos contra los palestinos.
Cuando un hombre-bomba ataca a civiles israelíes, el ejército israelí generalmente arresta a sus familiares y arrasa su hogar en pocas horas sin permitir a la familia salvar sus posesiones.

En agosto de 2005, un colono judío disparó contra civiles en Shfamar, un pueblo israelí, asesinando a cuatro ciudadanos palestinos de Israel e hiriendo a otros 15. El agresor, Natan Zada, vive en el asentamiento cisjordano de Tapuah, cerca de mi pueblo. Sentí curiosidad por ver si las excavadoras demolían su casa y se arrestaba a su familia. No fue así. A las masacradas víctimas palestinas no se les reconoció como «víctimas de un acto terrorista» ya que las leyes israelíes reconocen sólo «víctimas del terrorismo palestino». El mes pasado la Corte Suprema Israelí aprobó una ley prohibiendo que los matrimonios entre palestinos de Cisjordania y Gaza con israelíes puedan vivir en Israel, asentando un apoyo judicial al apartheid.

En la región de Salfit, donde vivo, el gobierno de Estados Unidos ha financiado una nueva red de carreteras palestinas que separan completamente el tráfico palestino e israelí. Mientras mi pueblo lucha contra la escasez de agua, al otro lado de la carretera, en el asentamiento israelí de Ariel, construido en tierras palestinas, podemos ver verdes pastizales, regadíos y piscinas. De acuerdo con la organización de derechos humanos israelí B’Tselem, los palestinos tienen una asignación de 70 litros de agua diarios por persona, mientras que cada israelí consume 350 litros diarios.

Ronnie Kasrils, Ministro de Inteligencia de Sudáfrica, a quien Tutu califica como «un héroe judío del movimiento antiapartheid,» escribió en mayo en el Guardian de Reino Unido: «Ahora la crisis palestina es más dramática incluso que el apartheid, ya que son las víctimas quienes son castigadas.» Kasrils concluye señalando: «Hay que sancionar a Israel». Estoy completamente de acuerdo con Kasrils. Las sanciones son un método pacífico para combatir los actos racistas israelíes contra los palestinos en Israel y los territorios ocupados. Igual que el boicot impuesto contra el régimen del apartheid en Sudáfrica, que obligó a ese país a cambiar, es responsabilidad de la comunidad internacional boicotear a Israel para lograr la paz y la coexistencia pacífica en el Medio Oriente.

Nota del editor:

  1. El informe de Amnistía está en http://web.amnesty.org/report2006/isr-summary-eng#2. La Media Luna Palestina (versión en Medio Oriente de la Cruz Roja) comunicó que 255 palestinos fueron asesinados en el 2005.

Texto original en http://electronicintifada.net/v2/article4827.shtml

Nadia Hasan y Caty R. son miembros de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala (www.tlaxcala.es), la red de traductores por la diversidad lingüística.